Protagonista de una intensa vida social en las últimas décadas del siglo XX, estaba retirada en su casa palacio de Madrid desde que falleció su marido, el exembajador Mike Stilianopoulos.
Esperanza Ridruejo, más conocida como Pitita Ridruejo
ha fallecido la mañana de este lunes en su domicilio de Madrid a los 88
años de edad según ha informado su familia, que también ha indicado que
será enterrada este martes en Soria, donde nació el 17 de diciembre de
1930.
La aristócrata, que se convirtió en una de las grandes damas de la sociedad española durante décadas, estudió en el colegio de la Asunción de Madrid y posteriormente cursó Literatura inglesa en Belmont, Gran Bretaña, y en la Universidad de Ginebra.
Contrajo matrimonio con el diplomático filipino de ascendencia griega Mike Stilianopoulos el 24 de junio de 1957, y los padrinos de su boda fueron los condes de Barcelona, padres de Juan Carlos I. El matrimonio, que permaneció unido hasta la muerte de Stilianopoulos en noviembre de 2016, vivió durante varios años en Filipinas y después regresaron a España en 1959.
Pitita y Stilianopoulos tuvieron tres hijos Ana que nació en 1964, Carlos, en 1966 y Claudia en 1973.
Pitita Ridruejo adoptó la nacionalidad de su marido pero siempre ha
estado unida a España.
En 1973 su marido fue nombrado embajador de Filipinas en España y durante esa etapa llegaron a acompañar a los entonces príncipes, Juan Carlos y Sofía, durante su viaje por Filipinas. Enamorada del arte en todas sus facetas, experimentó con muchas de ellas.
Comenzó a pintar cuando el trabajo de su marido la llevó a Roma en 1967 y durante esa época consiguió que su producción protagonizara varias exposiciones en la capital italiana.
También hizo sus pinitos en el mundo de la televisión y protagonizó dos películas para la televisión alemana en 1970.
Llegó a estar en contacto con el director italiano Federico Fellini, quien en 1971 le hizo una pruebas para poder participar en uno de sus proyectos, aunque un nuevo traslado de su marido la obligó a abandonar la idea.
Durante su etapa en Londres desarrolló una intensa actividad social y entró en contacto con el mundo de la moda, al mismo tiempo que comenzaba a interesarse por las filosofías orientales y se metió de lleno a estudiar parapsicología, historia de las religiones y filosofías orientales.
En 1983 el matrimonio Stilianopoulos decidió abandonar la carrera diplomática e instalarse definitivamente en España.
Desde entonces vivieron a caballo entre Madrid y Marbella y la pareja, pero especialmente ella, era una de las figuras claves de los miembros de la jet-set de la época, protagonistas de las crónicas sociales y personajes que nunca faltaban en las fiestas más sonadas de aquellos años, cuando la localidad andaluza reunía a lo más granado de la sociedad internacional durante el verano.
Pitita Ridruejo, era una mujer discreta y elegante, que recibió numerosos premios como el Premio Paride, el del diario Pueblo y varios del periódico ABC, según apunta la agencia EFE.
Pero también fue muy conocida a finales de los años ochenta cuando habló abiertamente de que tenía apariciones marianas. Precisamente su veneración a la Virgen la llevó a estudiar en profundidad sus apariciones por todo el mundo y presumía de haber visitado "todos los lugares en los que se ha visto a la Virgen.
Sus conocimientos sobre el tema la llevó a ofrecer conferencias por todo el mundo y ha escribir el libro La Virgen María y sus apariciones.
Toda la actividad que caracterizó su vida quedó totalmente reducida cuando falleció su marido:
"Para mí lo era absolutamente todo, mi media mitad, mi todo, el hombre más importante de mi vida", dijo después de su muerte.
Le despidió con mantilla y de riguroso luto y después se refugió en su casa palacio del centro de Madrid donde ha fallecido esta misma mañana.
La aristócrata, que se convirtió en una de las grandes damas de la sociedad española durante décadas, estudió en el colegio de la Asunción de Madrid y posteriormente cursó Literatura inglesa en Belmont, Gran Bretaña, y en la Universidad de Ginebra.
Contrajo matrimonio con el diplomático filipino de ascendencia griega Mike Stilianopoulos el 24 de junio de 1957, y los padrinos de su boda fueron los condes de Barcelona, padres de Juan Carlos I. El matrimonio, que permaneció unido hasta la muerte de Stilianopoulos en noviembre de 2016, vivió durante varios años en Filipinas y después regresaron a España en 1959.
Pitita y Stilianopoulos tuvieron tres hijos Ana que nació en 1964, Carlos, en 1966 y Claudia en 1973.
En 1973 su marido fue nombrado embajador de Filipinas en España y durante esa etapa llegaron a acompañar a los entonces príncipes, Juan Carlos y Sofía, durante su viaje por Filipinas. Enamorada del arte en todas sus facetas, experimentó con muchas de ellas.
Comenzó a pintar cuando el trabajo de su marido la llevó a Roma en 1967 y durante esa época consiguió que su producción protagonizara varias exposiciones en la capital italiana.
También hizo sus pinitos en el mundo de la televisión y protagonizó dos películas para la televisión alemana en 1970.
Llegó a estar en contacto con el director italiano Federico Fellini, quien en 1971 le hizo una pruebas para poder participar en uno de sus proyectos, aunque un nuevo traslado de su marido la obligó a abandonar la idea.
Durante su etapa en Londres desarrolló una intensa actividad social y entró en contacto con el mundo de la moda, al mismo tiempo que comenzaba a interesarse por las filosofías orientales y se metió de lleno a estudiar parapsicología, historia de las religiones y filosofías orientales.
En 1983 el matrimonio Stilianopoulos decidió abandonar la carrera diplomática e instalarse definitivamente en España.
Desde entonces vivieron a caballo entre Madrid y Marbella y la pareja, pero especialmente ella, era una de las figuras claves de los miembros de la jet-set de la época, protagonistas de las crónicas sociales y personajes que nunca faltaban en las fiestas más sonadas de aquellos años, cuando la localidad andaluza reunía a lo más granado de la sociedad internacional durante el verano.
Pitita Ridruejo, era una mujer discreta y elegante, que recibió numerosos premios como el Premio Paride, el del diario Pueblo y varios del periódico ABC, según apunta la agencia EFE.
Pero también fue muy conocida a finales de los años ochenta cuando habló abiertamente de que tenía apariciones marianas. Precisamente su veneración a la Virgen la llevó a estudiar en profundidad sus apariciones por todo el mundo y presumía de haber visitado "todos los lugares en los que se ha visto a la Virgen.
Sus conocimientos sobre el tema la llevó a ofrecer conferencias por todo el mundo y ha escribir el libro La Virgen María y sus apariciones.
Toda la actividad que caracterizó su vida quedó totalmente reducida cuando falleció su marido:
"Para mí lo era absolutamente todo, mi media mitad, mi todo, el hombre más importante de mi vida", dijo después de su muerte.
Le despidió con mantilla y de riguroso luto y después se refugió en su casa palacio del centro de Madrid donde ha fallecido esta misma mañana.