La policía descabeza en Málaga una violenta organización de gánsteres polacos dedicados a la trata de blancas.
Los hermanos Barwick, Leszek (26 años) y Aleksander (31) son unos
gánsteres tan conocidos en Estepona (Málaga) como en Gdynia (Polonia),
de donde provienen.
En la Costa del Sol por sus escarceos con el tráfico de marihuana y hachís; y en su país de origen por ser los cabecillas de una organización criminal polaca dedicada al tráfico de mujeres y la prostitución en varios países de Europa:
“Marcaban a sus mujeres como si fueran ganado”, asegura un agente polaco de la oficina central de investigación policial polaca (Centralne Biuro Sledcze Policji). “Propiedad de Pawel”, “Esclava del sr. Olek”, “Fiel a Leszek”, puede leerse en grandes tatuajes sobre sus piernas.
Leszel y Aleksander fueron detenidos el pasado 12 de marzo en Mijas (Málaga), junto a su “hombre de confianza y responsable del área de prostitución”, Mateusz A.W. (alias Pimpas), por agentes de los Grupos de Respuesta Especializada contra el Crimen Organizado (Greco) de la Brigada Central de Crimen Organizado, perteneciente a la Unidad de Delincuencia y Crimen Organizado (Udyco) Central y por agentes de Udyco-Costa del Sol.
Residentes en la ciudad de Gdansk, puerto y capital de la región polaca de Pomerania, al norte del país, funcionaban como una secta:
“Captaban a las mujeres en discotecas, pubs y gimnasios de ciudades limítrofes, principalmente Gdynia y Sopot”, señalan fuentes policiales polacas.
“Buscaban mujeres jóvenes con problemas económicos, las seducían con un trato amable e invitándolas a copas, después las convencían de que podían prestarles dinero si lo necesitaban o les pagaban una operación de aumento de pecho o una cirugía plástica. Una vez endeudadas, las convertían en sus esclavas y las obligaban a saldar su deuda prestando servicios sexuales”, relata el investigador polaco.
“Y no dudaban en hacer alarde de su violencia ante la más mínima resistencia”, señala.
Del mismo modo, y con similares técnicas de seducción, montaban “redes de protección”, es decir, captaban a hombres jóvenes en gimnasios y los convertían en obligados protectores de negocios, cuyos dueños se veían obligados a pagar una tasa por una supuesta protección nunca pedida, al más puro estilo de la mafia.
“Las autoridades polacas consideran a los detenidos muy activos en crimen especializado y violento, como eliminación de la competencia o protección de otros delincuentes empleando la violencia, siempre armados con cuchillos, machetes, hachas y bates”, señala un informe policial al que ha tenido acceso EL PAÍS. Otro informe de Europol señala, no obstante, que el tercero de los hermanos, Pawel Barwick (39 años), se encuentra aún en busca y captura con una orden internacional de detención, aunque el padre de los tres, y abogado de la organización, está ahora también en prisión en Polonia.
“El arresto de los principales jefes de este grupo supone un gran golpe para el crimen organizado polaco”, señala el investigador polaco que ha colaborado con los agentes españoles.
A los hermanos Leszek y Aleksander les sorprendieron con Pimpas en una vivienda de una urbanización de Mijas.
Controlaban una nave industrial con 2.533 plantas de marihuana en Casares y les fueron incautados 220 kilos de hachís que, según las mismas fuentes, iban a distribuir a Europa.
La investigación sobre su actividad había comenzado seis meses antes cuando los agentes de los Greco tuvieron conocimiento de sus “negocios” en Estepona.
Enseguida, miembros de Udyco-Estepona les identificaron porque “les habían seguido la pista antes”.
“En enero de 2017 prendieron fuego a un prostíbulo en Aalborg (Dinamarca) con una prostituta dentro, que murió abrasada junto con uno de los autores del incendio”, relatan fuentes de la investigación.
“Aquello fue su manera de imponerse a otros clanes de la zona tras huir de Polonia”, aseguran fuentes policiales.
La organización “criminal y armada” funciona desde 2009, esta formada por decenas de personas y ha prostituido a numerosas mujeres en su red de prostíbulos del norte de Polonia, ampliada a otros países europeos.
Ahora pretendían asentarse en la Costa del Sol.
En la Costa del Sol por sus escarceos con el tráfico de marihuana y hachís; y en su país de origen por ser los cabecillas de una organización criminal polaca dedicada al tráfico de mujeres y la prostitución en varios países de Europa:
“Marcaban a sus mujeres como si fueran ganado”, asegura un agente polaco de la oficina central de investigación policial polaca (Centralne Biuro Sledcze Policji). “Propiedad de Pawel”, “Esclava del sr. Olek”, “Fiel a Leszek”, puede leerse en grandes tatuajes sobre sus piernas.
Leszel y Aleksander fueron detenidos el pasado 12 de marzo en Mijas (Málaga), junto a su “hombre de confianza y responsable del área de prostitución”, Mateusz A.W. (alias Pimpas), por agentes de los Grupos de Respuesta Especializada contra el Crimen Organizado (Greco) de la Brigada Central de Crimen Organizado, perteneciente a la Unidad de Delincuencia y Crimen Organizado (Udyco) Central y por agentes de Udyco-Costa del Sol.
Residentes en la ciudad de Gdansk, puerto y capital de la región polaca de Pomerania, al norte del país, funcionaban como una secta:
“Captaban a las mujeres en discotecas, pubs y gimnasios de ciudades limítrofes, principalmente Gdynia y Sopot”, señalan fuentes policiales polacas.
“Buscaban mujeres jóvenes con problemas económicos, las seducían con un trato amable e invitándolas a copas, después las convencían de que podían prestarles dinero si lo necesitaban o les pagaban una operación de aumento de pecho o una cirugía plástica. Una vez endeudadas, las convertían en sus esclavas y las obligaban a saldar su deuda prestando servicios sexuales”, relata el investigador polaco.
“Y no dudaban en hacer alarde de su violencia ante la más mínima resistencia”, señala.
Del mismo modo, y con similares técnicas de seducción, montaban “redes de protección”, es decir, captaban a hombres jóvenes en gimnasios y los convertían en obligados protectores de negocios, cuyos dueños se veían obligados a pagar una tasa por una supuesta protección nunca pedida, al más puro estilo de la mafia.
“Las autoridades polacas consideran a los detenidos muy activos en crimen especializado y violento, como eliminación de la competencia o protección de otros delincuentes empleando la violencia, siempre armados con cuchillos, machetes, hachas y bates”, señala un informe policial al que ha tenido acceso EL PAÍS. Otro informe de Europol señala, no obstante, que el tercero de los hermanos, Pawel Barwick (39 años), se encuentra aún en busca y captura con una orden internacional de detención, aunque el padre de los tres, y abogado de la organización, está ahora también en prisión en Polonia.
“El arresto de los principales jefes de este grupo supone un gran golpe para el crimen organizado polaco”, señala el investigador polaco que ha colaborado con los agentes españoles.
A los hermanos Leszek y Aleksander les sorprendieron con Pimpas en una vivienda de una urbanización de Mijas.
Controlaban una nave industrial con 2.533 plantas de marihuana en Casares y les fueron incautados 220 kilos de hachís que, según las mismas fuentes, iban a distribuir a Europa.
La investigación sobre su actividad había comenzado seis meses antes cuando los agentes de los Greco tuvieron conocimiento de sus “negocios” en Estepona.
Enseguida, miembros de Udyco-Estepona les identificaron porque “les habían seguido la pista antes”.
Un prostíbulo incendiado
El cruce de sus datos con los ficheros de Europol puso en alerta a la policía polaca, que les seguía los pasos por una acusación de asesinato, además de por tráfico de drogas, trata con fines de explotación sexual y blanqueo de capitales:“En enero de 2017 prendieron fuego a un prostíbulo en Aalborg (Dinamarca) con una prostituta dentro, que murió abrasada junto con uno de los autores del incendio”, relatan fuentes de la investigación.
“Aquello fue su manera de imponerse a otros clanes de la zona tras huir de Polonia”, aseguran fuentes policiales.
La organización “criminal y armada” funciona desde 2009, esta formada por decenas de personas y ha prostituido a numerosas mujeres en su red de prostíbulos del norte de Polonia, ampliada a otros países europeos.
Ahora pretendían asentarse en la Costa del Sol.