Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

24 abr 2019

Detenido un hombre tras denunciar su hijo de cinco años la desaparición de su madre y su hermano en Tenerife

 

El pequeño consiguió huir después de que el padre llevara a la familia a una cueva y les agrediera.

Un hombre ha sido detenido este miércoles en el municipio de Adeje (Tenerife) por la desaparición de su mujer y un hijo de ambos de 10 años, después de que el otro hijo, un niño de cinco años, consiguiera escapar y relatar los hechos.
 La mujer y los niños, de nacionalidad alemana, habían viajado a la isla la semana pasada para visitar al padre, también alemán, que se había establecido  ahí, según fuentes cercanas a la investigación.
Unos excursionistas encontraron este martes al pequeño en un sendero en la zona de Taucho, un monte al sur de Tenerife, lleno de tierra y llorando.
 No hablaba español, así que lo llevaron a la comandancia de la Guardia Civil en Las Américas. 
Según las fuentes citadas, el niño contó que su padre había llevado a la familia a una cueva y que les agredió. 
 El pequeño relató que vio mucha sangre y salió corriendo.

 

Posteriormente, la Guardia Civil localizó y detuvo al padre, que se encontraba durmiendo en el apartamento en el que reside.
 En el momento del arresto, el hombre se mostró muy violento y no quiso decir dónde está el resto de su familia, según fuentes cercanas al caso.
 Hay un amplio dispositivo para localizar a la mujer y al niño desaparecidos por tierra y aire, con dos helicópteros, en Ifoche, otra zona montañosa cercana al lugar donde fue hallado el niño, donde se cree que sucedieron los hechos por el rastreo efectuado al coche de alquiler. 
El juez también ha dictado una orden de entrada y registro del domicilio del detenido.
En lo que va de 2019, se han registrado 17 víctimas mortales por violencia machista; 992 desde que existen datos oficiales, en 2003. El teléfono de atención a las víctimas de violencia de género es el 016.
 No deja huella en la factura de teléfono, aunque sí es preciso borrarlo del registro de llamadas.

 

LIBROS RECOMENDADOS DE Juan José Millás



LIBROS RECOMENDADOS DE Juan José Millás

Libros que acompañan toda una vida, por Juan José Millás

La vida a ratos, la última novela de Juan José Millás, surgió como un experimento. 
Mientras daba forma a otros libros, además de su trabajo constante como articulista, el escritor valenciano comenzó un diario en el que el protagonista, muy cercano a él sin ser él, iba observando la realidad con ojos de extrañeza. 
Así, mirando a todo desde una perspectiva distinta, “como en una duermevela”, se fue fraguando una obra que continúa la tradición novelística de Millás manteniendo ese inconfundible sello que transforma lo cotidiano en inusual, lo banal en determinante. 
Pese a que se declara un “lector desordenado”, la experiencia vital de Millás está, por supuesto, plagada de obras que le han llevado hasta el autor que es hoy. 
Junto con la creación de La vida a ratos, y las obras en las que se inspiró para darle esa apariencia de diario (de La tentación del fracaso, de Ribeiro, a los diarios de Sandor Marai), recordó junto a nosotros su evolución como lector.

El descubrimiento casual de Cinco semanas en globo en una biblioteca pública cercana a su casa en la que se cobijaba del frío cuando jugaba en la calle le convirtió en lector.
 De allí pasó a las viejas ediciones de Aguilar, en las que
descubrió a Hemingway o Knut Hamsun.

 Sus años de universidad le llevaron a otros autores, especialmente de la literatura rusa y francesa del XIX, con especial hincapié en Dostoyevski. 


Finalmente, llegamos a las que considera las dos grandes obras del siglo XX, además de dos modelos de novela: Ulises y La metamorfosis.
 La segunda es, hasta hoy, una obra que le fascina y que le da una motivación: escribir novelas en
apariencia simples pero complejas en el fondo.

 Tanto como La vida a ratos.

La NASA detecta un posible terremoto en Marte por primera vez

Los científicos están aún examinando los datos obtenidos para intentar dilucidar la causa exacta de la señal.

Vídeo del posible terremoto.
La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) ha anunciado que el módulo espacial InSight, que aterrizó en Marte el pasado mes de noviembre, ha detectado indicios del primer "aparente" seísmo registrado en el planeta rojo. La "débil señal sísmica" fue detectada por la Estructura Interna de Experimentos Sísmicos de la sonda el pasado 6 de abril, después de "128 días marcianos" en el planeta, informó la NASA en un comunicado.
"Este es el primer temblor registrado que aparenta proceder del interior del planeta, frente a otros causados por fuerzas que se encuentran sobre su superficie, como el viento", agrega la nota.
 Los científicos están aún examinando los datos obtenidos para intentar dilucidar "la causa exacta" de la señal.

El sismómetro instalado en el InSight fue colocado en la superficie de Marte el pasado 19 de diciembre y desde entonces ha reconocido otros tres temblores, aunque "más pequeños" y de "origen aún más ambiguo" que el detectado el pasado 6 de abril.
 "Hasta ahora, habíamos estado recopilando sonidos de fondo, pero esto supone oficialmente un primer paso en un nuevo campo: la sismología marciana", celebró el investigador principal del proyecto InSight, Bruce Banerdt, citado en el comunicado.
Brandt comparó esta investigación con la realizada por los astronautas de las misiones Apolo, que notificaron miles de seísmos en la Luna entre los años 1969 y 1977. 
El InSight se posó el 26 de noviembre en una zona plana de Marte conocida como Elysium Planitia, un área considerada por los expertos como relativamente segura para un aterrizaje sin incidentes.
A diferencia de otras misiones de la NASA protagonizadas por robots que se desplazaban sobre Marte, este módulo espacial lleva a cabo su misión desde un punto fijo. 
El objetivo de este proyecto -que está previsto que dure dos años- es estudiar específicamente el interior y la composición del planeta rojo.
Para llegar hasta "el corazón" de Marte, el InSight cuenta, entre otros instrumentos, con un sismógrafo y una sonda que pueden medir la actividad y la temperatura internas del planeta, respectivamente.

 

23 abr 2019

Lección de humildad y erudición de Ida Vitale


La poeta uruguaya recoge el Premio Cervantes con un homenaje a las influencias de su infancia.

Ida Vitale tras recibir el premio Cervantes.
Ida Vitale tras recibir el premio Cervantes. AFP
Un final improvisado lo dijo todo.
 Ida Vitale (Montevideo, 1923) había finalizado su discurso. Acalló los aplausos con un gesto.
 “Querría hacerme perdonar la audacia de venir aquí, a este lugar, y meterme a hablar de Cervantes”.
 Solo después descendió las escaleras del púlpito laico del Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, donde esta mañana ha recibido el Premio Cervantes 2018 de manos del rey Felipe VI. 
Había dicho lo que no estaba escrito y quería decir, una de esas “cosas absurdas y desacomodadas” que le salen del alma, como los besos que envió con la mano al público al recoger el premio y al Rey tras escuchar su discurso.
Incluso en un ceremonia protocolaria, ensayada ya en más de 40 ocasiones desde que se concedió por primera vez en 1976, afloró esa naturaleza híbrida de la poeta uruguaya, tan dotada para la erudición como para la espontaneidad. 
“Ahora seres benévolos y palpables movieron las piezas de un superior ajedrez, situándolas en posición favorable y acá estoy, agradecida, emocionada”, señaló ante un auditorio con escasa presencia política, a excepción de la vicepresidenta Carmen Calvo y el ministro de Cultura, José Guirao.

Confesó Vitale que, pese a su escepticismo, mantiene cierta confianza infantil en las coincidencias. 
Estos días, mientras el discurso rondaba por su cabeza, escuchó en dos ocasiones por casualidad Pompa y circunstancia, de Elgar, cuya pertinencia hoy habría quedado fuera de duda.
 También que al reordenar su biblioteca en Montevideo descubrió un apego a prueba de mudanzas y exilios por el Quijote, cuyas ediciones repetidas la acompañan aunque escasee el espacio.
 Un libro en el que ha depositado, como un pensamiento mágico, la capacidad “de precipitar hacia mí la buena voluntad del azar”.
 
Ida Vitale tras recibir el premio Cervantes.
Ida Vitale tras recibir el premio Cervantes. AFP


. El Quijote llegó a la vida de la niña Ida Vitale mediante las baldosas de una pileta que reproducía molinos y jinetes y donde bebía agua en el patio de su colegio
. Ante académicos y demás popes de la lengua, confesó que aún hoy prefiere la versión ilustrada que le regalaron en la adolescencia a los ocho volúmenes de los Clásicos Castellanos.
 Luego hizo lecturas tardías y parciales, a menudo con la intención de encontrar “una aprovechable aplicación a un tema importante en ese momento para mí, en busca de alguna iluminación necesaria o por recordar con suma precisión la felicidad de mi primer encuentro con aquellas páginas”.

Toda la admiración por el “maravilloso mundo cervantino” culminó, sin embargo, en una disensión que da cuenta de la humildad de la poeta: 
 “Con todo lo que las afirmaciones de don Quijote, prudente y aun sabio, me reclaman de acatamiento, para terminar debo disculparle una afirmación que como suya, podría ser aceptada sin más ‘que no hay poeta que no sea arrogante y piense de sí que es el mayor poeta del mundo’. No es mi caso, puedo asegurarlo”.
Junto a la protocolaria loa al Quijote, la poeta se detuvo especialmente sobre las influencias de su niñez, ya fuesen lecturas, familiares o profesoras. 
En aquellos días de la infancia en los que devoraba obras como Los tres mosqueteros le pidieron que leyera el poema Cima, de Gabriela Mistral: “La hora de la tarde, / la que pone su sangre en las montañas”.
 El ministro de Cultura, José Guirao, recordó esta mañana esa piedra fundacional de su vocación:
 “No alcanza a entenderlo. Sin embargo, ese supuesto ‘error pedagógico’ a su vez le impone un misterio. 
 Se trata del misterio de la verdadera poesía que en su desciframiento nunca queda del todo revelada al plantear otros misterios continuados”.
 


En su discurso, el Rey evocó algunas figuras esenciales en la carrera de Ida Vitale como el escritor José Bergamín, su profesor en la Facultad de Humanidades y Ciencias en Montevideo a finales de los cuarenta; o Juan Ramón Jiménez, al que ella considera el mejor poeta de España del siglo XX. 
“Lo que no podían sospechar los maestros complementarios de Ida Vitale es que ella también se vería obligada a trasterrarse décadas después con su marido, el poeta Enrique Fierro”, 
recordó el monarca, en alusión al exilio de una década que ambos pasaron en México durante la dictadura en Uruguay.
La biografía de Ida Vitale está repleta de varias vidas.
 En 2018 emprendió una nueva: decidió regresar al origen al tiempo que el mundo de las letras se atropellaba en reconocimientos. 
Hizo las maletas en Texas, donde había residido tres decenios con su marido, Enrique Fierro, hasta que falleció, y se instaló en Montevideo mientras la distinguían con el Premio Internacional de la Feria del Libro de Guadalajara y el Cervantes.
Y los premios son importantes. 
También para esa señora culta, vitalista y bienhumorada llamada Ida Vitale.
 “Es elegante decir que los premios no significan nada pero, caramba, ¡si todos sabemos que reina la idea de que los premios 'hacen a los escritores!”, escribió en 2012 en un artículo en Letras Libres.
 Hablaba entonces de Nicanor Parra y recordaba que ella también había pertenecido a “una secta adicta, participativa y detractora” que aguardaba por el Cervantes para el poeta chileno.
Un día Vitale y Parra estuvieron a punto de matarse en un coche. Viajaban de Valparaíso a Santiago de Chile, acompañados también por Enrique Fierro, en un Volkswagen conducido por el chileno por una carretera de montaña que zigzagueaba entre abismos. 
“En una curva dimos casi de narices con un camión detenido .
Por un milagro no había quedado el auto bajo el trasero inmenso del vehículo que ocupaba buena parte del estrecho camino”.
Pero no ocurrió. 
 En 2011 el antipoeta ganó el Cervantes y, siete años después, lo hizo Vitale, la quinta mujer en lograrlo, la única superviviente de aquel coche que serpenteaba entre abismos chilenos.
 El milagro, el azar, la vida o lo que sea decidió ignorar el verso con el que la uruguaya cierra su poema Reconozco que se me caen las lágrimas: “El futuro no es tuyo”.