Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

17 abr 2019

C A L E N T A M I E N T O G L O B A L.......La antártida

“Casado en el tractor es un sopapo a la España rural”

 

El cabeza de lista del PNV por Bizkaia acepta "vengo a lo mío" como lema del partido en el Congreso y reconoce su querencia a los símiles campestres en el estrado..

El día de esta entrevista, Aitor Esteban (Bilbao, 1962) era el hombre del día.
 Acababa de aprobar, con el imprescindible voto del PNV, los decretos-ley de los llamados viernes sociales socialistas. 
Los mismos que había deplorado por electoralistas hasta ese momento, a cambio, supuestamente, de determinadas transferencias al País Vasco. Se le veía moderadamente satisfecho. 
Ya se lo dijo Esteban al expresiente Rajoy en su día: “Si bien me quieres, Mariano, da menos leña y más grano”, a lo que el aludido replicó: “Si quieres grano, Aitor, te dejaré mi tractor”.
 A cuenta de la anécdota, el pragmático Esteban posa encantado con uno de los dos de juguete que tiene como talismanes en su despacho. Menudo es su señoría.
Enhorabuena, está usted hoy en todos los informativos como el “hombre bueno” de Sánchez.
Bueno, es muy efímero todo. Mañana nadie se acordará de mí.
¿Ha sido una legislatura rara?
Rarísima. Todo va más rápido. 
Y hacen falta reflejos, ya lo creo.
Ustedes hicieron presidente a Sánchez. ¿Les ha salido rana?
Es complicado lidiar con todos los Gobiernos si eres minoría. 
Si tú cierras algo con alguien, se supone que tú vas a cumplir y el otro también. 
Madrid es diferente: tienes que estar todo el santo día con que me debes esto, diste tu palabra, yo he cumplido, cumple tú.
 Me ha pasado con Gobiernos de un color y de otro. Creo que tomamos la decisión oportuna.
 Era lo que nos demandaban nuestros votantes en ese momento. Y luego hemos sabido defender los acuerdos que había. 
Mi trabajo me cuesta.
Tanto en la moción de censura como en los decretazos no supimos su voto hasta última hora. ¿Es por darle suspense a la cosa?
No. La política es como el mus, o la vida: hay que saber jugar las cartas, medir los tiempos.
 Eso lo da la experiencia, no la mía, sino la de todo un grupo parlamentario que lleva 101 años en el Congreso. 
A veces nos sale bien, y otras mal, como a todo el mundo.

Aitor Esteban, número 1 del PNV por Bizkaia. / En vídeo: Entrevista al candidato del PNV.



¿El lema del PNV en el Congreso podría ser “barrer para casa”?
No. Es: “vengo a lo mío. a cumplir mi programa”.
 Me han elegido para algo. No vengo a echar unos gritos y me voy. ¿A qué vienen el PSOE y el PP? ¿Son beatíficos? Cada uno tiene un programa e intenta cumplirlo. 
 Intentamos no jorobar a nadie, dar estabilidad, hemos sido sensatos y muchas veces generosos con el Gobierno de España. 
Como en aprobar el techo de gasto sin nada a cambio.
La canaria Ana Oramas le ha sucedido en la consideración de mejor oradora para los periodistas parlamentarios. ¿Celoso?
No, hay que repartir la caridad.
 Además, hay muy buenos oradores [levanta un centímetro una ceja]. Igual por eso gané. En otros tiempos no hubiera ganado.
¿En el país de los ciegos el tuerto es el rey?
E-xac-to.
Son famosos sus zascas a los rivales políticos en el estrado. ¿Los ensaya?
No me gusta nada esa palabra. Normalmente, el que dice que ha hecho un zasca, solo lo piensa él, y además me parece hiriente. 
Se pueden decir las cosas rotunda, pero elegantemente.
Bueno, usted suele tirar por la vía campestre: botijos, tractores...
No sé por qué me salen esas cosas, pero sí. 
Mi madre es de un pueblo de Soria y yo vivo en un pueblo desde hace 30 años, pero soy muy de ciudad. 
Me lo tendré que mirar.
Al final, Mariano no le dejó el tractor, pero el que lo ha cogido en campaña ha sido Casado. Todo queda en el PP.
Lo de Casado en el tractor fue un sopapo a la España rural, a la ciudadanía de esas provincias que han sufrido la despoblación. 
No te ocupas durante todo el año y te montas en el tractor la víspera de la manifestación.
 Los grandes partidos tienen a España todo el día en la boca, pero no se preocupan de distribuir la riqueza. 
Tienen la idea de que el país es una finca que se dirige desde Madrid.
 Mira, otra vez me sale el campesino, será una vocación frustrada.
Viviendo tres días a la semana aquí, ¿ha hecho cuadrilla en Madrid?
No. Pero no me aburro. 
A veces me cabreo, y otras me lo paso bien. Anoche, por ejemplo, nos encontramos en la despedida del diputado Xuclá con Sandra Moneo, Adriana Lastra, y ahí nos liamos un buen rato tomando una cervecita.
Eso es casi un aquelarre.
Eso es la vida. Cada uno marca su posición.
 Lo que agradezco es que no haya teatro, porque algunos piensan que la política es eso, y no.
Todo tiene su puesta en escena, yo también las tengo, pero de ahí a tener que estar eternamente cabreado, va un mundo. 
Puedes llevarte bien con gente con otra ideología. La vida es mucho más que eso.
Usted que entiende, recomiéndeme un buen vasco en Madrid.
Según para qué. Antes estaba Zugaza en el Museo del Prado. Josu Jon Imaz es un tío muy majo.
 Y yo tampoco estoy mal.
Me refería a restaurantes.
De esos hay un montón.


 

¿Cómo llegamos a casa anoche?....................... PATRICIO PRON

Sarah Hepola en ‘Lagunas’ y Mary Karr en ‘Iluminada’ recurren a sus experiencias personales para narrar el elevado coste que supone para una mujer el alcoholismo.

Sarah Hepola, en una fiesta universitaria. 
Sarah Hepola, en una fiesta universitaria.
Me he bebido 18 whiskys: creo que es el récord”, afirmó Dylan Thomas: naturalmente, fueron sus últimas palabras. 
“Los escritores beben. Es lo que hacemos”, sostiene, por su parte, la escritora estadounidense Sarah Hepola, quien (sin embargo) también cita a Stephen King, cuyas adicciones lo atormentaron durante décadas: “La idea de que el esfuerzo creativo y las sustancias psicotrópicas van de la mano es uno de los mayores mitos de nuestra época, tanto a nivel sofisticado como en la cultura popular”.
Aunque el mito persiste (en buena medida debido a Hollywood), varias autoras han abordado recientemente el tema desde una perspectiva desmitificadora.
 Por ejemplo, la argentina María Moreno, en su espléndida memoria etílica Black Out (Literatura Random House, 2016),

y la británica Olivia Laing, en el menos satisfactorio El viaje a Echo Spring.

 Por qué beben los escritores (Ático de los Libros, 2016), un ensayo en el que abordaba el tema a través de algunas biografías (Scott Fitzgerald, Heming­way, Tennessee Williams, John Berryman, Cheever, Raymond Carver) y de su propia historia de consumo y rehabilitación; su testimonio guardaba vínculos con el que atraviesa las mejores (y más desgarradoras) historias de Lucia Berlin, por ejemplo las de Manual para mujeres de la limpieza (Alfaguara, 2016).

Karr usa un sentido del humor que hace más llevaderos la adicción de sus padres, un intento de suicidio o la internación psiquiátrica
No de forma accesoria, todos estos libros fueron escritos por mujeres: como recuerda Hepola, “en 2013 un informe de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades declaró que el consumo excesivo de alcohol suponía un ‘peligroso problema de salud’ para las mujeres entre los 18 y los 34 años” en Estados Unidos, al tiempo que, en ese país, “casi 14 millones de mujeres se corren una media de tres juergas al mes, con seis copas en cada una”. 
Hepola comenzó a contribuir a estas estadísticas a los siete años de edad, cuando empezó a beberse los restos de cerveza de sus padres: cuatro años más tarde tenía su primera borrachera y poco después ya estaba perfectamente cualificada para dar el salto a la universidad, donde las juergas en su apartamento de estudiante adquirirían el preocupante apodo de “arrasadas”.


¿Cómo llegamos a casa anoche?
“Con los años, empecé a depender de los amigos para obtener la información más básica”, escribe.
 “¿Cómo llegamos a casa anoche? ¿Tienes idea de lo que le pasó a mis vaqueros? ¿Por qué hay un perrito caliente empanado en mi cama?”.
 Las “lagunas” producidas por su consumo de alcohol aumentaron con éste al hilo de los primeros trabajos en periódicos y su descubrimiento de que la bebida parecía estimular su capacidad de escribir. 
“Mis amigas se me acercaban con cautela los domingos”, recuerda, “intentaban sonar despreocupadas, como si fuéramos a cotillear sobre chicos y esmalte de uñas, pero las siguientes siete palabras eran como agujas clavadas en la piel. ‘¿Te acuerdas de lo que hiciste anoche?”.
 A largo de casi toda su vida adulta, la respuesta fue negativa.
“A finales de la década del dos mil, las heroínas torpes y borrachas formaban parte habitual de nuestra narrativa”, recuerda Hepola.
 “El diario de Bridget Jones parecía un árbol con miles de ramas. Carrie Bradshaw era un auténtico imperio mediático. 
Chelsea Handler estaba creando una astuta marca comercial haciendo el papel de mujer mucho más bebedora y alocada de lo que realmente era”.

Pero la estadounidense Mary Karr (que pertenece a una generación anterior) no se benefició de ese clima de liberalidad y supuesto empoderamiento femenino porque sus inicios en el alcoholismo fueron muy anteriores: tuvieron lugar en el marco de un hogar familiar en el que, sostiene, “mi madre se caía y se meaba encima, mi padre se liaba a puñetazos y bebía hasta caer redondo.
 (¿Quién sino un borracho, me pregunto con la perspectiva del tiempo, podía estar solo en su porche y aun así meterse en broncas?)”.
Hepola: “Cuando los hombres se ponen ciegos, hacen cosas; cuando las mujeres se ponen ciegas se las hacen a ellas”
Karr dedica Iluminada a su hijo adolescente; es un gesto patético en una o dos acepciones del término, pero su relato tiene una singular ligereza y un sentido del humor que hacen más llevaderos asuntos como la adicción de sus padres y la falta de estímulos en su infancia y adolescencia (“Toda chica que se propusiera ser poeta estaba condenada a convertirse […] en una vulgar prostituta”, recuerda), así como su ingreso a la universidad (agresión sexual incluida), el fracaso de su matrimonio y las diferencias de clase entre ella y su familia política, además de sus dificultades económicas, un intento de suicidio, la internación psiquiátrica y su larga lucha por recuperar la cordura y algo parecido a una sobriedad feliz.
¿Cómo llegamos a casa anoche?
Ambas historias presentan similitudes, aunque también algunas diferencias: Karr es una destacable estilista, pero quizá se detiene en exceso en los aspectos más dolorosos y devastadores de la adicción, mientras que Hepola (habituada a la exigencia periodística de tomar del cuello al lector y no soltarlo) comienza su historia con una anécdota potente y no abusa del dramatismo; 
Karr no extrapola, mientras que Hepola apunta al carácter universal de su historia: como sostiene acertadamente, el alcoholismo es a menudo una solución (inadecuada y dañina, pero solución al fin) a los imperativos depositados en las mujeres, en especial en las profesionales.
 “La bebida me daba permiso para hacer y ser lo que quisiera”, recuerda; pero esa licencia, que tan raras veces se otorga a las mujeres, no carece de un importante precio a pagar; entre otras cosas porque “cuando los hombres se ponen ciegos, hacen cosas; cuando las mujeres se ponen ciegas, se las hacen a ellas”. 
Estos dos libros son el testimonio de todo lo que puede costarle a una mujer en nuestra sociedad “convertir la vida en algo que no necesite beber para soportar”, como afirma Hepola.

 Lagunas. Sarah Hepola. Traducción de Enrique Alda. Pepitas de Calabaza, 2019. 255 páginas. 22,80 euros.

 

16 abr 2019

Noam Chomsky consigue el Premio Fronteras del Conocimiento

 

El lingüista y filósofo es el primer galardonado en el apartado de Ciencias Sociales y Humanidades.

El lingüista y filósofo, Noam Chomsky. En vídeo, Noam Chomsky galardonado con el premio Fronteras del Conocimiento por sus estudios sobre el lenguaje humano.
Los Premios Fronteras del Conocimiento, que otorga la Fundación BBVA han estrenado su apartado de Ciencias Sociales y Humanidades con Noam Chomsky (Filadelfia, 1928).
 Sus estudios fundamentales sobre el lenguaje y su figura como pensador global a través de dicha disciplina le han hecho merecedor de un galardón dotado con 400.000 euros.
La propuesta de su candidatura vino de manos del filólogo y miembro de la Real Academia Española (RAE), Ignacio Bosque: “Era un candidato natural a este premio. 
No sólo por ser el pensador más citado de la actualidad, por su contribución a las humanidades. 
Ha contribuido a cambiar los estudios sobre el lenguaje de manera radical”, cree Bosque.
Los grandes avances de la humanidad vienen al hacerse preguntas nuevas sobre hechos cotidianos, sostiene el académico. 
“En este sentido, Chomsky quiso saber, por ejemplo, por qué los niños aprenden tan rápido idiomas o por qué los seres humanos adquirimos conciencia de nuevos nombres y significados.
 Hasta entonces de habían dado respuestas toscas sobre estos asuntos.
 Creíamos que se lograba por imitación. De ser así, esa capacidad la podían ejercitar las máquinas y ya.
 Pero Chomsky nos descubrió que el atributo del lenguaje era propio de los seres humanos, que encajaba en esa norma común de nuestra especie.
 Que más allá de ser un hecho social se trataba de una capacidad cognitiva”
El jurado destaca precisamente eso en el acta presentada este martes en la sede madrileña de la Fundación BBVA:
 “El lingüista estadounidense transformó el estudio de la mente humana y de los sistemas cognitivos que la conforman con sus investigaciones seminales sobre la estructura de la gramática que subyace a todas las lenguas habladas”, reza el dictamen. 
“En sus trabajos pioneros desde finales de los 50 hasta los 80, Chomsky reveló cómo la adquisición del lenguaje depende de la facultad innata de la mente humana, que permite comprender y generar oraciones basadas en los principios formales de la gramática universal”.

Su extensa obra ha abierto nuevas líneas de investigación en múltiples campos de las humanidades y las ciencias, desde la lingüística teórica, la psicolingüística y la ciencia cognitiva, hasta la filosofía del lenguaje y de la mente y la psicología en muy diversas orientaciones. El acta resalta que gracias a sus contribuciones, “Chomsky logró que el producto cognitivo más distintivo de la humanidad fuera comprensible tanto desde una perspectiva científica como desde la humanística”.