La madre
de Felipe VI comienza sus vacaciones de Semana Santa en Palma con un
concierto benéfico, a la espera de la misa de Pascua del próximo domingo.
Las vacaciones de Semana Santa ya han empezado para la Familia Real. La reina Letizia y sus hijas, Leonor y Sofía, están en Roma, donde viajaron el pasado viernes en un avión de línea regular. A ellas está previsto que se una estos días el rey Felipe VI y juntos
disfrutarán de esta escapada privada como máximo hasta el fin de semana,
cuando se celebre en Palma de Mallorca la tradicional misa de Pascua. Allí, en Palma, ya se encuentra la reina Sofía que acudió este lunes al concierto benéfico organizado por Proyecto Hombre en la capital balear. El próximo domingo asistirá junto a los Reyes y sus hijas a la
tradicional misa de Pascua, un encuentro que genera gran expectación
después del rifirrafe que protagonizaron el año pasado la madre y la esposa de Felipe VI
en el momento en el que posaban para los fotógrafos a la salida de la
catedral. Las imágenes de la reina Letizia intentando evitar una foto de
su suegra con sus hijas dieron la vuelta al mundo. La situación se
interpretó como un desencuentro y cuestionó la relación entre ambas. Tras esa escena llegaron otras en la que escenificaron una
complicidad con la que ambas intentaron acallar las noticias que
incidían en la tensión que existía entre ellas. Aconsejados por expertos
en imagen, pocos días después del desencuentro los Reyes y sus hijas acudieron a ver a don Juan Carlos
al hospital en el que había sido operado de una rodilla. Doña Letizia
hasta abrió la puerta del coche a su suegra, en un gesto inusual, y las
niñas dieron la mano a su abuela sin despegarse de ella un minuto. Luego
fueron al teatro juntas y este verano hasta visitaron las cuatro un mercado de pescado en Palma. Pero de puertas para dentro en el palacio de La Zarzuela pocas cosas
han cambiado. Doña Letizia marca las reglas en su casa y sus hijas ven a
sus abuelos paternos menos de lo que a ellos les gustaría, aunque viven
a escasos metros en el recinto de La Zarzuela. A diferencia de lo que
ocurre con los hijos de Elena y Cristina, que frecuentan bastante más a
los reyes eméritos. Mientras, doña Sofía hace vida con su hermana Irene y
don Juan Carlos viaja y se reúne con sus amigos. De hecho, la misa de
Pascua del año pasado supuso el regreso a esta cita del rey emérito, que no participaba en ella desde 2014, cuando se produjo el relevo en la Corona. No se sabe si este año asistirá de nuevo.
Se trata de un recital del Requiem de Mozart que ofrece la orquesta
Sinfónica balear y la Coral Universitat y al que la Reina acude cada año
como invitada de honor habitual. Sentada en primera fila junto a su
hermana la princesa Irene de Grecia y las autoridades correspondientes,
doña Sofía volvió a disfrutar de este espectáculo que llenó un año más
el aforo de la catedral mallorquina. Estos días doña Sofía también tiene
previsto visitar algunas instalaciones, como el Aquarium de Palma y,
como viene siendo habitual, presenciará algunas de las procesiones,
entre ellas la procesión del Sant Enterrament del Viernes Santo, como ocurrió el año pasado cuando acudió junto a su hermana.
Actores,
cantantes, políticos y otras celebridades muestran en las redes sociales
su dolor sobre el incidente en la catedral, icono de la cultura europea.
El gravísimo incendio que sufre la catedral de Notre Dame de París,
símbolo de la cultura europea, desde este lunes ha conmocionado al
mundo entero. Actores, cantantes, políticos y estrellas tanto francesas
como internacionales han lamentado en sus redes sociales el incidente.
Alejandro Sanz, Miguel Bosé, David Bisbal, David Guetta, Marion
Cotillard o Cher son algunas de estas celebridades que han mostrado su
dolor compartiendo con sus miles de seguidores mensajes e imágenes de la
catedral. "Como tantas otras personas estoy en shock y tengo una gran
tristeza al ver a la hermosa Notre Dame envuelta en el humo. Te quiero
París", ha escrito la actriz Salma Hayek antes de hacerse público que su
marido, el magnate Francois-Henri Pinault, donará 100 millones de euros para la reconstrucción de la catedral. La presentadora española y esposa de Iker Casillas, Sara Carbonero,
ha compartido una imagen más privada de una de sus últimas visitas a
París y ha escrito: "Casi seis años de esta foto. Estaba embarazada de
siete meses. Prefiero recordarte así". "Desolado. Qué catástrofe. La
cultura, el arte, siglos de belleza... Notre Dame... Mi móvil está lleno
de fotos de mil paseos, con amigos, solo, desde la isla o desde la
ventana de Shakespeare & co. Ahora la veo arder y lloro. Qué dolor.
Los que me conocen saben cuánto me gustas, París", ha escrito en su Instagram el periodista Màxim Huerta, gran amante de la capital francesa.
No es la primera vez que el afán de mantener un aspecto juvenil ha
provocado que más de uno, hombre o mujer, se haya pasado de frenada con
el bisturí y haya convertido su rostro en un ejemplo de lo que no se
debe hacer según se van cumpliendo años. Un caso extremo es el del actor
Mickey Rourke. Convertido en un auténtico icono de hombre atractivo y seductor después de protagonizar la película Nueve semanas y media
en 1986 junto a Kim Basinger, en los noventa comenzó su imparable
transformación física y las últimas imágenes del rostro del actor han
llegado al paroxismo.
Es Mickey Rourke pero nadie lo diría. Y eso ha sido motivo de
innumerables chanzas y memes en las redes sociales que no dan crédito a
lo que la cirugía estética ha hecho en el rostro de este actor que
actualmente tiene 66 años. El intérprete siempre ha alegado que su afición a pasar por el quirófano
se debe a su pasión por el boxeo: “Me rompí la nariz dos veces, así que
me realizaron cinco operaciones y otra más por una rotura del pómulo”,
explicó en 2009 al periódico Daily Mail. Aunque se haya
esforzado por explicar que la mayoría de las intervenciones fueron para
reparar las lesiones ocasionadas por el boxeo, los resultados de las
mismas le han forzado a dar más justificaciones. Según ha explicado
Rourke, el problema fue que la primera vez que pasó por el quirófano
acudió “al tipo equivocado" para volver a recomponer su cara.
El
intérprete, pareja de la actriz fallecida en 2009, quiere deshacerse de
un retrato de Warhol valorado en 20 millones de dólares para evitar que
se lo queden sus vástagos.
Con su codiciada y rubia melena al viento, labios rojos y ojos muy verdes. Así fue como el más celebrado artista pop, Andy Warhol, retrató a la icónica Farrah Fawcett, actriz conocida por su papel en la serie Los Ángeles de Charlie. El pintor la dibujó en dos cuadros gemelos: uno, propiedad de la
Universidad de Texas por expreso deseo de la actriz; otro, que permanece
colgado en la casa de quien fue su pareja durante casi tres décadas de
forma intermitente, Ryan O'Neal. Sin embargo, el actor ahora busca
deshacerse de esa obra por la que tanto luchó en su día. El motivo: que
ninguno de sus cuatro hijos lo herede. "Ryan O'Neal quiere desprenderse discretamente del cuadro de quien
fue su pareja, Farrah Fawcett. Inicialmente, pedía 20 millones de
dólares [17,7 millones de euros], pero ahora ha decidido bajar el precio
hasta los 18 millones [16 millones, en euros]", explica una fuente
conocedora de la cuestión en exclusiva al portal Page Six.
Según esta misma persona, O'Neal podría seguir bajando el precio,
"dejándolo marchar por menos". Junto a la obra se adjunta la
documentación que la acredita, así como una carta de un tasador
independiente que afirma que su valor está entre los 21 y los 24
millones de dólares (entre 18,5 y 21,2 millones de euros al cambio
actual). Es difícil entender que el protagonista de Love Story se
deshaga voluntariamente de algo que tanto amó y cuya creación él mismo
impulsó. Fue él, según ha contado, quien presentó a Andy Warhol y Farrah
Fawcett y quien provocó sus reuniones y que la obra se llevara a cabo. Por ello, en agradecimiento, el artista le regaló otra copia de ese
mismo cuadro, que lleva desde 1980, cuando lo pintó, colgado sobre su
cama (para no poco disgusto de algunas de sus amantes).
Su aprecio por esa polaroid coloreada es tal que O'Neal no dudó en ir a juicio por ella,
afirmando entonces que jamás lo vendería. "Yo le hablo, le hablo a
ella. Es su presencia. Su presencia en mi vida, en la vida de nuestro
hijos", afirmó entonces, en 2013. Dicho
juicio fue el momento de mayor exposición de la obra. O'Neal y Fawcett
mantuvieron una relación intermitente que se prolongó de 1979 a 1997 y,
después, de 2001 a 2009. Tras sus rupturas, la actriz sacó a su eterna
pareja de su testamento y decidió que su retrato de Warhol fuera a parar
a la Universidad de Texas, a la que ella misma asistió en los años
sesenta. Con la muerte de Fawcett, en junio de 2009, su deseo se cumplió. Pero, tras
la emisión de un programa de O'Neal en su casa de Malibú con su hija
Tatum en 2011, los responsables del centro descubrieron que había otro
cuadro prácticamente igual en la habitación del actor y lo reclamaron. Entonces arrancó un mediático juicio por el que, finalmente, el actor
pudo quedarse con su copia. "No hay duda de que las últimas
voluntades de Fawcett nombraban a la Universidad como la única
beneficiaria de sus obras de arte y tenemos la responsabilidad de
cumplir sus deseos", expresó el centro entonces. Finalmente, cada parte
se quedó con una copia. Los 16 millones que O'Neal podría llegar a embolsarse por su venta serían un motivo nada desdeñable para deshacerse del warhol. Sin embargo, parece que el primero y principal es la mala relación del
intérprete con sus cuatro retoños, nacidos de tres relaciones
distintas: Tatum O'Neal y Griffin O'Neal (hijos de la actriz
Joanna Moore), Patrick O'Neal (hijo de Leigh Taylor Young) y Redmond
O'Neal (que tuvo con Fawcett en 1985).
La relación de Ryan O'Neal con sus vástagos ha sido, cuanto menos, atípica. Dos son los más mediáticos. Por un lado Tatum, actriz, ganadora de un Oscar con solo 11 años por Luna de papel y exesposa del extenista John McEnroe. Por el otro, Redmond, de 33 años y en la cárcel desde mayo de 2018 por dos intentos de asesinato tras un largo historial de drogas y violencia que le llevaron incluso a vivir en la calle. "Las
drogas no han sido el problema sino el trauma psicológico de mi vida
entera, mis experiencias vitales son lo que más me han afectado", contó
en enero, poco antes de su mediático juicio. En 2007, el actor tuvo una pelea con su hijo Griffin con armas de por
medio por el que fue detenido y tuvo que pagar 50.000 dólares de
fianza. El propio Griffin describió a su padre en algunas entrevistas
como un "narcisista psicópata". En 2008, fue detenido junto su hijo Redmond (cuando este tenía 23 años) por posesión de drogas.
Entre otras de sus anécdotas, una que él mismo contó: ante 500
personas, en el funeral de Farrah Fawcett (con quien estuvo a punto de
casarse al final de sus días, como él contó en televisión cinco días
antes de que ella muriera) intentó ligar con su propia hija, Tatum. "Acababa
de poner el ataúd en el coche fúnebre y estaba viendo cómo se alejaba
cuando se me acercó una hermosa mujer rubia", contó en una entrevista,
afirmando que él quería "ser divertido con una sueca desconocida". "Y resultó que era mi hija. ¡Es tan lamentable!", relató. Él mismo se
definió a sí mismo como progenitor: "Creo que yo no
tendría que haber sido padre, no hay más que echar un vistazo a lo que
he conseguido: o están en la cárcel, o deberían estarlo".