Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

23 feb 2019

Luna de nieve.......................................... Boris Izaguirre

Un candidato recién enamorado tiene más vigor que otro casado.

Carolina de Mónaco, con Karl Lagerfeld.
Carolina de Mónaco, con Karl Lagerfeld. CORDON PRESS
Al llegar a Barcelona nos recibe una luna de nieve o superluna
 Un curioso fenómeno en el que el satélite se ve mucho más brillante al coincidir su proximidad a la tierra con un eclipse total de luna.
 No sé por qué siento que cada vez estamos más lunáticos. 
Y todo nos afecta. 
A mí, en especial, la muerte de Karl Lagerfeld
Y a España, probablemente le afecte el romance entre Albert Rivera y la cantante Malú, desvelado por la revista Semana.
Para mí, Lagerfeld era lo más parecido a un superhéroe.
 Y además de los que no llevan capa, que como bien lo aseguraba la estilista Edna Marie en la película Los Increíbles, los superhéroes se dividen entre los que llevan capa y los que no. 
 Lagerfeld estaba en los segundos, defendiendo algo indefendible en su industria: hacerse mayor.
 Cuanto más longevo se hacía, más poder y dominio tenía sobre la moda.
 Fue esencial para ese negocio crear un personaje tan identificable como el símbolo de la Mercedes Benz o la doble c de Chanel, la casa que se convirtió en el motor de la industria de la moda.
 Todo eso lo hacía remoto y al mismo tiempo, increíblemente próximo, como las superlunas.
 Le conocí en el almuerzo posterior al Baile de la Rosa dedicado a La Movida, una idea que muchos creíamos había sido suya.
 Estaba junto a Pedro Almodóvar hablando animadamente en el lenguaje de los superhéroes.

Lagerfeld estaba preocupado esos días por una biografía no autorizada sobre él. 
Y la posibilidad en que se transformara en un filme. 
Al parecer le preguntó a Almodóvar quién podría sugerir para que le interpretase.
 El director se lo dijo al oído y Lagerfeld dio por zanjada la conversación.
 Durante el resto del almuerzo hice lo imposible por averiguarlo, pero él prefirió hablar de otras cosas. De su madre y de la estancia de sus padres en Venezuela
“Muy al principio del siglo pasado”, me dijo, y yo, grave error, le interrogué: “¿Fue usted con ellos?”. “¿Tan viejo me ve?”, soltó, con una amplia sonrisa que me desencajó.
Altibajos y sorpresas como la noticia de que Albert Rivera y Malú son pareja.
 En muchos chats aparecieron las palabras primera dama, algo con lo que en España tienes que ser más cuidadoso porque hay una reina.
 Es probable que Malú se fije más en Letizia de lo que hasta ahora habíamos pensado.
 Ambas gustan de esas pestañas cargadísimas y miradas superintensas. Son líderes de la comunicación que no se cortan un pelo.
 Profesionales y competitivas. 
No sabemos si Albert Rivera llegará a presidente tras estas elecciones, pero si Malú acompaña y resiste esta convocatoria, Albert tendrá ganas de más y, en efecto, ella podría ser primera dama pop del gobierno.
 E, iluminados por la superluna, podríamos imaginar ese retrato de los Reyes junto a Albert y Malú como síntesis de una nueva España.
Lagerfeld no es insustituible, porque siempre estará. 
Como afirmó Claudia Schiffer, es el Warhol de la moda.
 Aunque él mismo reconocía que la moda no puede considerarse arte. “No es arquitectura, sino sentido común. Un traje tiene que tener un cuello y extremidades. 
Es muy sencillo”.
 Una de sus frases, ahora que se recuerdan tantas de él, que más me gustaba.
 Igual que su amistad con Carolina de Mónaco, que algunos dicen que es para los nostálgicos.
 En un documental sobre su vida, en el que Lagerfeld aparecía en su apartamento de Montecarlo mientras un guardia de seguridad lo encerraba bajo siete llaves, comparó la amistad con “un péndulo, a veces arriba, otras abajo, pero siempre en movimiento”. 
Carolina, que tantas pérdidas ha tenido en su vida, suma otra más.
Malú, en un concierto en Madrid, el pasado diciembre. 
Malú, en un concierto en Madrid, el pasado diciembre.
Ahora se lleva más la esposa o novia mediática que antes. Recordemos, sin entrar en comparaciones, la etapa Sarkozy-Bruni en el Elíseo. 
O la pareja de Peña Nieto y La Gaviota, los expresidentes de México que, lamentablemente, anunciaron su divorcio apenas dejaron de serlo.
 Lo que funciona en el extranjero puede funcionar aquí, un candidato con novia vinculada al espectáculo. Aunque precisamente la idea original la hayan aportado Letizia, que fue presentadora del telediario, y el rey Felipe.
 Lo importante es que la noticia es conveniente para la campaña electoral.
 Un candidato recién enamorado tiene más vigor que otro casado. La popularidad de Malú da Oxígeno a un aspirante como Albert. Más todo eso que la fama favorece: brillo, proximidad, votos. 
Y, quizás, una luna de miel.


 

 

Malú y la pandilla de amigos músicos de Albert Rivera

El líder de Ciudadanos frecuenta un grupo de artistas al que pertenecen, además de la cantante, Pablo Alborán, Pablo López, Alejandro Sanz, Orozco y Bustamante.

La cantante Malú y el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera.
La cantante Malú y el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera.

 

El extravagante legado de Karl Lagerfeld

La incógnita sobre su herencia, la carta de despedida de su gata 'Choupette' en Instagram y la aparición de algunos detractores del icónico diseñador.

El diseñador Karl Lagerfeld, en París, en 2010.
El diseñador Karl Lagerfeld, en París, en 2010. REUTERS
Que la muerte de Karl Lagerfeld, el káiser de la moda, iba a marcar un antes y un después en la industria y, por tanto, en gran parte de la sociedad, era un hecho objetivo.
 Lo que no era tanto de esperar han sido algunos de los extravagantes acontecimientos que se han sucedido a raíz de que el icónico diseñador alemán de la casa Chanel y Fendi falleciera el pasado martes 19 de febrero a los 85 años en París.
El primero tiene como protagonista la adorada gata de Lagerfeld, Choupette. 
 El modisto convirtió a su mascota en un auténtico icono en las redes sociales y suena entre las quinielas como una de las principales herederas de su fortuna.
 La minina, que cuenta con más de 240.000 seguidores en Instagram y más de 51.000 fans en Twitter, se ha quedado huérfana y no ha dudado en rendirle un sentido homenaje al artista a través de sus redes sociales. 
“Gracias a todos por las palabras de condolencias. Con el corazón no solo roto sino también helado comienzo ahora mi duelo.
 Rezo porque todas vuestras palabras me ayuden y me hagan mejor este futuro sin mi papá”, ha escrito junto a una foto donde aparece la gata con un velo negro en la cabeza.
Choupette, que ha llegado a ganar tres millones de euros en un año por dos trabajos publicitarios, tiene dos niñeras, siempre viaja en primera clase y tiene su propio libro, Choupette: The Private life of a High-Flying Fashion Cat, de 128 páginas, en el que se detalla cuán consentida es. 
Ahora huérfana de padre, a la gata no le faltará de nada, pues Lagerfeld se encargó de dejar todo atado en vida.
 “Ella tiene su propia fortuna, es una heredera. […] Si algo me pasa las personas que cuidan de ella no estarán en la miseria.
 Choupette es una chica rica”, aseguró Karl Lagerfeld en 2015 en el programa Le Divan de Marc-Olivier Fogiel. 
Unas declaraciones que se rescatan ahora con las dudas sobre quién heredará el rico patrimonio del diseñador. 

Aunque en Francia, donde residía Lagerfeld, no es legal que los animales hereden la fortuna de sus dueños, los medios franceses no descartan que el modisto haya dejado parte de su herencia precisamente a aquellos que se encargan de los cuidados de la que él siempre ha considerado su hija o “el centro de mi mundo”, como reconoció en otra entrevista con la revista The Cut en 2015.
Otra anécdota, no tan amorosa, que ha dejado la muerte del diseñador ha sido la protagonizada por la actriz británica Jameela Jamil en sus redes sociales. 
Mientras estrellas y celebridades del mundo del cine y de la moda han publicado su sentido homenaje hacia Lagerfeld en sus redes, la también presentadora de televisión ha marcado la diferencia con un mensaje totalmente diferente. 
“Un misógino despiadado y gordofóbico no debería ser elevado a santo en Internet”, ha escrito Jamil en Twitter en relación a un artículo que denuncia las numerosas salidas de todo que ha tenido a lo largo de este tiempo el káiser de la moda, quien llegó a llamar vulgar a Meryl Streep, gorda a Adele y de la hermana de la duquesa de Cambridge, Pippa Middleton, dijo que era tan fea que “solo debería enseñar la espalda”.
El tuit de Jamil ha provocado un gran debate en la red social, al que ha entrado Cara Delavigne en defensa del modisto.
 “No era un santo, era un ser humano que como todos cometió errores, pero todos deberíamos tener la oportunidad de ser perdonados”, escribió Delavigne comenzando una conversación entre ambas.
 “Hacerlo una vez como una broma y luego disculparse es una cosa, hacerlo una y otra vez a pesar de la protesta pública es de mala persona.
 Lamento hablar mal de alguien que amas”, dijo Jamil, a lo que Delavigne respondió: “Estoy de acuerdo, pero por favor no lo llames mala persona, simplemente no es justo.
 Tendríamos que estar hablando de personas vivas, como los que gobiernan y hacen sufrir”.
Jamil zanjó la conversación poniendo a la propia modelo como ejemplo: “Cara, sus palabras crueles no fueron dirigidas hacia ti…no puedes sentir el dolor de su mal comportamiento. 
Nunca es un buen momento para hablar de esto. Pero tanta gloria para alguien que hizo daño con frecuencia…Lo siento”.
Pero Jamil no ha sido la única que ha marcado la diferencia.
 PETA, la asociación de Personas por la Ética en el Trato de los Animales también ha sido criticada y acusada de celebrar la muerte del modisto en las redes sociales. 
“Karl Lagerfeld se ha ido y su paso marca el final de una era en la que el pelaje y las pieles exóticas eran codiciadas. 
PETA envía sus condolencias a los seres queridos de nuestro antiguo enemigo”, publicó el Twitter oficial de PETA.
Dejando a un lado las menciones –buenas o malas– que Lagerfeld ha recibido a través de las redes sociales, hay que destacar también cómo la obsesión por el control del divo de la moda ha llegado incluso hasta su muerte.
 Igual que tenía su vida y sus pasos absolutamente cuadriculados, Lagerfeld dejó organizada también su muerte. 
Él ya había decidido que no se celebrarían homenajes en su honor, según confirmó este miércoles un portavoz de Chanel, por lo que no habrá una ceremonia de despedida oficial.


Jamil zanjó la conversación poniendo a la propia modelo como ejemplo: “Cara, sus palabras crueles no fueron dirigidas hacia ti…no puedes sentir el dolor de su mal comportamiento. Nunca es un buen momento para hablar de esto. Pero tanta gloria para alguien que hizo daño con frecuencia…Lo siento”.
El altar improvisado en homenaje a Karl Lagerfeld a las puertas de la tienda de Chanel en París 
El altar improvisado en homenaje a Karl Lagerfeld a las puertas de la tienda de Chanel en París Getty Images
Y aunque en vida sí tenía todo atado, no ha podido ser así en muerte, pues, pese a su deseo de no querer exequias lacrimógenas ni grandilocuentes, el modisto ha tenido sus particulares tributos en la Semana de la Moda de Milán, que se celebra estos días, por parte de los primeros desfiles a cargo de Benetton y Gucci.



 

¿De qué hablan los balcones?............................. Juan Cruz

Donde hubo bombonas y trastos o ropa tendida ahora se dirimen ansiedades propias del patriotismo.

Plaza de Isabel II, en el barrio de Ópera.
Plaza de Isabel II, en el barrio de Ópera.
 Antonio Muñoz Molina escribía lo que escuchó decir al pasar por la Plaza de Colón cuando la manifestación de las banderas: “Qué asco se ve que le da a algunos la bandera de España”.
Sentado en el único sitio de Madrid donde podía ver el amarillo, en medio de la cúpula del hotel Palace, Jorge Luis Borges dijo hace años: “¿No tendrán algo más concreto de que hablar que de las banderas?”
Las banderas fueron enseña obligatoria en las manifestaciones de la Plaza de Oriente.
 Atraídas de nuevo a la vida nacional y concentradas en torno a la enorme bandera de la Plaza de Colón, han sido unidas ahora por Pablo Casado y el Partido Popular con los balcones que otrora sirvieron para albergar bombonas.
 “La España de los balcones”.
En el Palacio de Oriente, desde donde arengaba Franco ante miles de banderas, no ha tenido eco el llamamiento. 
En sus balcones están los viejos aparatos de aire acondicionado; donde vivió el muy republicano José Bergamín no hay ni un banderín. Solo está la enseña nacional detrás del antiguo balcón de Franco. Un silencio oscuro y de piedra.
Ese balcón, además, cuenta un residente que es historiador de la arquitectura, Juan-Miguel Hernández de León, “es un balcón lateral, como de okupa”. 
Franco era ahí “inquilino de la parte de atrás”.

En el sur de Madrid los balcones son tendederos. Los balcones, dice el arquitecto, “son para asomarse y ser vistos”, como Franco, pero hay otros tipos de balcones, donde hay más espacio “para asomar lo que estorba”.
En la época de las banderas y los balcones de Franco era un riesgo asomarse si las manifestaciones no eran del régimen.
 Las banderas eran obligatorias, “y ahora en los balcones se intenta imponer este diálogo tenso: quién pone las banderas, quién no las pone”.
Hay recuerdos que dan escalofrío.
 Rosa y Mercedes, que llevan el Café del Real, tienen memoria de los aquelarres llenos de banderas de Ópera. 
Y Visi Henche, que lleva el quiosco que su padre abrió en 1969, tiene memoria de aquellos hombretones “vestidos de banderas”. “Ahora vuelven”, se escucha al lado.
 “Da miedo”.
Donde se decía que estaban los restos de Cervantes hay una placidez de pueblo.
 Enrique viene cada día a alimentar gorriones. Los tiene contados. También sabe que de 2000 a esta fecha han sido masacrados veinticinco millones de pájaros en España
. Se lo cuenta al escritor y cineasta Gonzalo Suárez, que vive al lado.
 Dice Gonzalo, sobre los balcones: “Pregúntale a mi gato, Manitú, que sale a contar pajaritos y a pelear con las urracas”.
A su lado, el balcón de Juan-Miguel exhibe un geranio rojo.
 Junto al monumento a Lope de Vega una inscripción prohíbe “hacer aguas bajo la multa correspondiente”. 
Enrique se queda allí “dándole el desayuno a los gorriones”. Éstos, dice, andan ahora huyendo de las urracas. “Lo sabe Manitú”, dice Gonzalo.
Sobre el bar en el que hablamos, el Café del Real, en la Plaza de Ópera, los balcones son reacios a acoger banderas. 
Hay, como antiguamente, bombonas, trastos, una bicicleta. Por algún lado está la bandera del arco iris, y ante una española se alza, grisácea, una bandera francesa.