Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

17 ene 2019

José Antonio Marina

El filósofo y pedagogo José Antonio Marina ha desarrollado a lo largo de las últimas décadas una corriente de pensamiento que resume en su propuesta de “Pacto Educativo”. 
Propone una movilización de la sociedad civil, como compromiso que reúna a familias y escuelas a favor del alumnado, para reclamar a la clase política que cumpla con sus compromisos respecto a la juventud.
 Inclusión educativa, autonomía pedagógica, creatividad, motivación, talento y convivencia son algunos de los aspectos que desarrolla en libros como ‘Despertad al Diplodocus’, ‘El bosque pedagógico’, ‘Objetivo: generar talento’ o ‘La inteligencia que aprende’. José Antonio Marina, fundador de la Universidad de Padres, es también autor del ‘Libro Blanco de la Profesión Docente’, por encargo del Ministerio de Educación, donde abre el debate sobre las nuevas corrientes de innovación pedagógica. “España perdió el tren de la Ilustración, perdió el tren de la Industrialización.
 Si España pierde el tren del aprendizaje, nos convertimos en el bar de copas de Europa.
 Y yo, para mis alumnos, no lo quiero. 
De manera que hay que empezar a decirle a la sociedad:
 «Eh, que esto va en serio», y que podemos tener un problema de paro juvenil crónico gravísimo porque no estamos poniendo las medidas necesarias para atajarlo, y es un asunto de una gran injusticia social”, concluye Marina. 

La maldición que persigue a Liam Neeson

Un sobrino del actor muere por lesiones cerebrales cinco años después de sufrir una fuerte caída. 

A su esposa, la también actriz Natasha Richardson, le ocurrió lo mismo en 2009

El actor Liam Neeson, en Dublín en 2018.
El actor Liam Neeson, en Dublín en 2018.

Liam Neeson no ha empezado el año con buen pie. El actor, de 66 años, está de luto por la muerte de su sobrino, Ronan Sexton, que ha fallecido el pasado fin de semana debido a las lesiones cerebrales que le provocaron una caída en 2014.
 Sexton, que se dedicaba a la música y tenía 35 años, llevaba cinco en coma por haber caído de una cabina telefónica a la que se subió una noche de junio estando de fiesta con amigos y de la que resbaló cayendo unos cuatro metros hasta el suelo.

Sexton, el menor de los seis hijos de la hermana del actor, Bernadette, murió el pasado fin de semana acompañado de su familia en Cushendall, Irlanda del Norte. Según relatan algunos medios británicos como Daily Mail, el intérprete de películas como La lista de Schindler o Venganza, que vive en Estados Unidos, está desolado y regresa regularmente al Reino Unido para ver a su madre y a sus hermanas. 
Un duro golpe para Bernadette, la madre del fallecido, pues hace un par de años también perdió a su pareja, Harry Shannon.

 

Una tragedia que tampoco es desconocida para el actor, pues se produce diez años después de la muerte de su esposa, Natasha Richardson, quien falleció en 2009 por un traumatismo que le provocó una caída durante un accidente de esquí en Canadá. Richardson, hija de la célebre intérprete Vanessa Redgrave, falleció a los 45 años tras golpearse en la cabeza mientras esquiaba en la estación de Mont Tremblant, cerca de Quebec.
Liam Neeson y Natasha Richardson en 2008. 
Liam Neeson y Natasha Richardson en 2008.
Neeson estuvo junto a sus dos hijos, su suegra y su cuñada Joely Richardson cuando dos días después del accidente la familia decidió desconectar a la actriz de las máquinas que la mantenían con vida. 
El actor aseguró entonces que lo que aprendió en esos años fue “la importancia de la familia y los amigos”. 
Tiempo después reconoció también que la pérdida de quien fue su esposa durante 15 años le hizo mejor como profesional
 Además de en las películas, Neeson encontró en su familia política un gran refugio y, durante los años posteriores a la muerte de Richardson, su suegra, Vanessa Redgrave se trasladó a vivir a su casa de Nueva York para ayudarle con sus dos hijos, entonces adolescentes.

Neeson y Richardson se conocieron en 1993 en la obra de Broadway Anna Christie y fue amor a primera vista.
 Volvieron a coincidir un año después en el rodaje de Nell y contrajeron matrimonio.
 Antes de que la intérprete llegara a la vida del actor, sus conquistas eran de sobra conocidas. Neeson compartió la vida de Helen Mirren cuatro años tras conocerla en Excalibur (1981). 
También convivió con Julia Roberts otros dos años al coincidir en Satisfaction (1988) y entre su lista de amantes se cuentan nombres como Brooke Shields, Jennifer Grey o Barbra Streisand.
 Sin embargo, tras los 15 años de matrimonio y la muerte de Richardson, a Neeson no se le ha vuelto a conocer pareja oficial.
Y es que el actor ha admitido que aún no ha superado la pérdida de su esposa. En abril de 2017, aseguró que seguía siendo una lucha constante para él y sus dos hijos. 
"Te golpea como una ola. Simplemente tienes ese profundo sentimiento de inestabilidad. [...] Hay momentos que estoy en casa y cuando se abre la puerta todavía creo que la voy a escuchar a ella", dijo Neeson en una entrevista con RTE.


"La actriz se resbaló en una pista para principiantes, mientras recibía una lección de esquí. Iba acompañada de un instructor, que llamó a una patrulla, y, a pesar de que al principio no mostraba ninguna herida, fue inmovilizada por su seguridad. Solo una hora después empezó a sentirse mal", explicó entonces un portavoz de la pista de nieve. A petición de su marido, y para que los hijos estuvieran a su lado, un jet privado trasladó al matrimonio a Nueva York, al hospital Lennox Hill, donde su situación crítica empeoró a muerte cerebral. Allí, sus amigos y su familia pudieron despedirse de ella.

Cómo es morir, la vuelta de Carvalho....................... Carlos Zanón ......

Entrevista ficticia a Vázquez Montalbán.

Con motivo de la resurrección del detective Pepe Carvalho, su creador, el escritor Manuel Vázquez Montalbán, fallecido en 2003, accede a una entrevista exclusiva con Carlos Zanón, autor de la nueva novela. 

El muerto asegura que sigue escribiendo, ríe a menudo e incluso sigue la política.

manuel vazquez montalban

Con motivo de la resurrección del detective Pepe Carvalho, su creador, el escritor Manuel Vázquez Montalbán, fallecido en 2003, accede a una entrevista exclusiva con Carlos Zanón, autor de la nueva novela. 
El muerto asegura que sigue escribiendo, ríe a menudo e incluso sigue la política

CARLOS ZANÓN: Hola, soy yo.
—MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN: Lo sé.
—Era una forma de empezar.
—Imagino que tiene mejores maneras de hacerlo.
—¿Supongo que lo habrá leído?
—¿El qué? Ah, el libro.
—No le voy a preguntar si le ha gustado.
—¿No?
—No se ofenda, pero creo que eso no importa mucho. Me tenía que gustar a mí. Cuando uno escribe un libro, o lo hace suyo, o no escribe nada.
—Suena un pelín arrogante.

—No lo pretendía.
—Pero supongo que tiene razón. Lo ha escrito en primera persona.
—Sí, era una forma de mantener las distancias. ¿Usted nunca tuvo la tentación de escribirlo en primera persona? A veces hizo trampa. Utilizaba la tercera, pero era una primera tramposa.
—Sí, lo pensé a veces. Juan Marsé me insistía con eso.
 Pero ¿usted cree que esto le va a importar a alguien?
—Mientras escribía el libro me preguntaba si le gustaría la idea de que alguien manejara su personaje.
—Siempre son preferibles los mercados a los museos.
 ¿Se ha portado bien el chico?

—¿Con Carvalho…? Sí, supongo. A su manera asilvestrada, pero sí. Se me escapaba a veces y en unas era demasiado yo y en otras no conseguía reconocerle.
—Si le consuela, creo que eso siempre sucede con los personajes que son conscientes de sí mismos. Me hubiera molestado que se burlara de él.
—No lo he hecho, pero tampoco he derramado incienso. Tampoco sobre usted.
—Bien hecho. Para respetar a un escritor basta con no plagiarlo.

O impostar su voz y sus gestos. —Me han dicho que anda enamorado.
—Usted lo enamoró antes. Dos veces.
—Es verdad, pero nunca fue nada serio.
—Bueno, aquí tiene dudas. Se hace viejo y tiene miedo de haberse protegido demasiado.
—Casi me entran ganas de leerlo.
—Hágalo. Creo que sí me importa que lo lea y le guste.
—Lo abrí al azar y usted lo hacía volver al Despacho. Me entró un ataque de nostalgia, a todas luces inapropiada, lo reconozco.
 Uno ha de tener cuidado con la melancolía, especialmente si está muerto.
El escritor Manuel Vázquez Montalbán, en Barcelona en 1997.
El escritor Manuel Vázquez Montalbán, en Barcelona en 1997. Magnum Photos / Contacto

¿Cómo es aquello?

—La muerte va a días y depende de con quién coincidas. No cambia tanto en realidad de cuando estás vivo. Los de las buenas obras y los de las malas andamos mezclados. 
Yo, al menos, no me sorprendí con eso, pero hay gente que se lo toma a la tremenda.
 Creo, con toda sinceridad, que es mejor así. Es como estar en una fiesta. 
Lo peor es que no te puedes ir de ella si te aburres.
 Pero dejémoslo, a ver, dígame, ¿le ha hecho comer bien?
—Sigue cocinando bien.
—Ésa no es una respuesta a la pregunta.
—Lo sé. A veces él le añoraba. Yo lo notaba.

—Fueron muchos años y 24 libros según las últimas estadísticas.
—Al menos la primera línea la ha leído.
—Y la cita. Juan Gelman: gran poeta. 
¿Me añoraba? No sé si Carvalho me quería mucho.
 A veces parecía muy enfadado conmigo. En ocasiones se quejaba del exceso de ironía que volcaba en él, del rito de quemar libros y de condenarle a seguir investigaciones indignas.
—Conozco sus quejas.
 Vi su obra de teatro hace un tiempo en Sant Cugat. Carvalho quería librarse de su autor mientras guisaba con todo cariño una pata de cordero.

—Vaya, se sigue representando.
 Nunca lo hubiera dicho. ¿Sigue recibiendo encargos de huelebraguetas? Al menos para sus clientes, la crisis ha pasado y ahora Carvalho debería vivir un poco mejor.
—Difícil respuesta. Ha sido lo bastante listo como para rodearse de cierta eficacia.
 Ya sabe, trabajo colaborativo, horizontal. 
 Puro siglo XXI.
—Alcanzo a imaginarlo.
—Por lo demás, rezuma gestos suyos. Es el mismo siendo otro. Ése era mi intento. ¿Sabe…? Usted y yo nos conocimos en persona. No se acordará…
—En efecto. No me acuerdo. 
Pero ¿por qué no nos tuteamos? Si es por la edad y usted sigue cumpliendo años, en poco tiempo será más viejo que yo.
—Me cuesta el tuteo. Como a Biscúter con Carvalho. Pero no, no es por la edad, sino por los galones.
 Yo creo en esas cosas.
—Enternecedora su vis castrense.
—Le decía que usted y yo ya nos conocíamos. Cuando saqué mi primer libro de poemas, El sabor de tu boca borracha, quise que me lo presentara. 
Llamé a la redacción de El País de Barcelona. Contacté con usted y me citó en el Velódromo, en la calle de Muntaner…

—El Velódromo… Casi lo había olvidado. ¿Acabé presentando su libro?
—No, pero estuvo muy amable. Yo quería hablar de los Carvalho y usted sólo me preguntaba de poesía.
 De lo que escribíamos la gente joven, a quiénes leíamos.

—Ahora a Carvalho le gusta abiertamente Charles Aznavour.
—Aznavour está por aquí, pero aún no nos hemos visto. Andará buscando a la Moreau.
 Sé que el librero, Camarasa, anduvo con él. Pero no hay prisa. Ya sabe, la eternidad y esas cosas.
—Mientras estaba escribiendo la novela pensaba en qué podía preguntarle si tuviera ocasión, pero la verdad es que acercarse mucho a Vázquez Montalbán intimida. 
Tiene algo de totémico.
—No, por Tutatis.
—Hay que perderle un poco el miedo; si no, no hay manera. Y no escuchar a los carvalhianos para poder hacer algo con lo suyo.
—Pero tendría que preguntarme algo. Si fuera al revés, yo tendría mil preguntas.
—¿Quién le presentó al final?
—Un amigo. Cuando acabó el acto vino Manolo García. Era, es un cantante. ¿Le suena El Último de la Fila?
—La música moderna fue algo que no quise permitirme.
 Por lealtad a las radios de los patios de luces, a los franceses y a Brigitte Bardot.
—El Velódromo… Casi lo había olvidado. ¿Acabé presentando su libro?
 Y no escuchar a los carvalhianos para poder hacer algo con lo suyo.
—Pero tendría que preguntarme algo. Si fuera al revés, yo tendría mil preguntas.
—Usted era periodista.
—¿Usted no lo es?
—No. Espere… En algún momento ¿tuvo celos del personaje? En el sentido de que se comiera sus otros libros.
—Celos, no. A veces estorbaba, claro.
 El impacto de Carvalho eclipsaba algunas de mis otras obras, obvio, pero yo hacía todo lo que podía.
 Además, él servía para que nadie —si no era de forma maliciosa— olvidara que escribía esas otras obras. Libros diferentes que sin Carvalho me hubiera costado más publicar o no hubieran llegado a tantas personas. 
Yo tengo una pregunta para usted: ¿por qué aceptó seguir con Carvalho? ¿Por dinero?

Eusebio Poncela interpreta a Pepe Carvalho en la serie de televisión homónima de 1986.
Eusebio Poncela interpreta a Pepe Carvalho en la serie de televisión homónima de 1986.
—No, aunque conste que no me parece un mal motivo que te paguen mucho y bien por tu oficio.
 Simplemente me lo propusieron y me hizo ilusión. 
´Era como si te ofrecen escribir un Spiderman. Algo así.
 No intelectualicé mucho más mis deseos. 
Recordé a un amigo de L’Hospitalet pasándome Los mares del Sur o Los pájaros de Bangkok como te pasabas casetes grabados o tebeos. Pura cultura popular.
  También los cuentos de Cortázar o El amor en los tiempos del cólera.
—Cada vez me pica más la curiosidad. Venga, dígame al menos de qué va el libro.
—Tendrá que leerlo. Le puedo explicar el primer argumento que no utilicé.
—Vaya como mal menor.
—Carvalho mata a su autor en el aeropuerto de Bang­kok. Fuster sospecha y va atosigando al investigador hasta que éste confiesa que lo tenía planeado, pero no fue él quien lo ejecutó. Creía que casi nunca reías.
 Ya ves, me río y todo. No hubiera estado mal. De muerto, sólo te apetece leer ciencia-ficción.
 Ya sabes: libros de economía, sociología y avistamientos alienígenas.
 Cuando queremos pasarlo bien leemos Vidas de Santos.
 El libro que escribió Aznar de sí mismo era muy divertido. Algunos nos reímos mucho por aquí.
—De la serie, ¿qué novela le gustaba más?
Asesinato en el Comité Central. No hay nada como matar a Carrillo.

—¡Herejía! Zanón, empieza usted a caerme bien.
—Me admira cómo parecía usted comprender la realidad en su globalidad.
—Soy un escritor más intuitivo de lo que algunos creyeron. Una novela tiene la obligación de entretener. 
Pero también debe señalar la injusticia, el dolor que no se ve. Luego cada cual que saque sus conclusiones.
—Por eso me gusta mucho Quinteto de Buenos Aires. Con esa novela me imaginaba a alguien, un púgil campeón, que regresa para demostrar y demostrarse quién es. 
He estado a punto de ponerle a Elvis como ejemplo.
—Conténgase. 
A mí también me gusta especialmente Quinteto. En Argentina, por esos años, la injusticia dolía nada más pisabas las calles de Buenos Aires o hablabas con la gente. 
La novela debe señalar la injusticia, el dolor que no se ve, sea o no negra. Luego cada cual que saque sus conclusiones.

—Me admira cómo parecía usted comprender la realidad en su globalidad. Como si tuviera tres o cuatro llaves maestras que le permitían abrir cualquier puerta.
—Había mucho de intuición. Soy un escritor mucho más intuitivo de lo que algunos creyeron. 
No me habrá hecho una novela intelectualoide y plomiza, ¿no? Una novela tiene la obligación de entretener. La novela negra, más si cabe.
 Y denunciar al sistema que siempre es el culpable como dijo alguno de los americanos.


—Ése era el perfume Carvalho desde mi punto de vista. Conocimiento y decepción.
—Conocimiento y decepción, efectivamente.
 Placer, soledad y algunas chicas, mejor heterodoxas, con las que cruzarse algún día. Son los elementos que permanecen en todos los libros que he escrito desde entonces.
—¿Qué quiere decir? ¿Sigue escribiendo desde allí?
—Claro. No soy el único. 
Tendrías que ver a Balzac o a Jack Kerouac. En algo hay que matar el tiempo. En fin, deberíamos dejarlo por hoy. 
Está por aquí Bertolucci y anda un poco despistado con los trámites de admisión. Mi italiano de películas de arte y ensayo puede serle de ayuda y es viejo camarada.

 

16 ene 2019

La búsqueda de Julen: no hay respiro en Totalán

 



Vecinos de Totalán (Málaga) se concentran este miércoles en apoyo de los familiares de Julen.rn
Vecinos de Totalán (Málaga) se concentran este miércoles en apoyo de los familiares de Julen.