Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

27 dic 2018

GH VIP: Las crueles palabras de Suso tras su ruptura con Aurah

El finalista de 'GH VIP' no dudó en pronunciarse a través de Rafa Mora tras conocerse la confirmación de su ruptura con Aurah... 

aurah-suso d7f60d04 640x360. 'GH VIP'

'GH VIP'

Se conocían de antes pero el amor surgió en Guadalix. Suso y Aurah protagonizaban la pareja oficial de 'GH VIP' y saltaban todas las alarmas. ¿Podrían mantener lo suyo fuera de la casa?

Aurah Ruiz Sálvame. Aurah Ruiz

Aurah Ruiz

Muy afectada, era la propia Aurah la que anunciaba el triste final de su romance durante su última intervención en 'Sálvame'. "No sé qué ha pasado", se preguntaba extrañada.

 

Farah Diba, coleccionista de arte moderno............... María Contreras

Un libro muestra la faceta menos conocida de la viuda del sha de Persia después de 38 años en el exilio y una vida trágica donde ha sufrido el suicidio de dos de sus hijos.

Farah Diba, la viuda del sha Reza Palevi. Farah Diba, la viuda del sha Reza  

“Mientras escribo esto, han pasado 38 años desde que dejé Irán y mi vida como reina”.
 Así comienza el prólogo escrito por Farah Pahlavi (de soltera, Farah Diba) para Iran Modern: The Empress of Art, un carísimo libro de gran formato (845 euros) editado por Assouline en septiembre que documenta su faceta de coleccionista de arte. 
El volumen es una suerte de catálogo de la que está considerada la colección de arte moderno occidental más importante fuera de Europa y Estados Unidos.
 Valorada en unos 3.000 millones de euros y compuesta de alrededor de 200 obras de, entre otros, Picasso, Van Gogh, Bacon, Rothko, Monet, Renoir, Gauguin, Kandinsky, Miró, Magritte, Warhol o Pollock, la antigua Shahbanou (“emperatriz”) la adquirió en los años 70 –cuando Irán nadaba en dinero gracias al alza del precio del petróleo–, para llenar las salas del Museo de Arte Contemporáneo que inauguró en Teherán en 1977 y que fue una de sus grandes apuestas culturales.

El libro recoge relatos como el de la estancia de Andy Warhol en Teherán en 1976 (durante la que se alimentó básicamente de caviar) para hacerle un retrato a la glamurosa Farah. 
La serigrafía resultante, que ilustra la portada de Iran Modern, acabaría siendo rajada con un cuchillo pocos años después, cuando la revolución islámica liderada por Jomeini acabó con el sha depuesto y la monarquía abolida.
 La colección fue confinada en los sótanos del museo,
 y allí ha languidecido desde entonces, sin salir de Irán y sin que el mundo fuera consciente de su existencia excepto por una fugaz exposición celebrada en 2015.
Farah, sin embargo, no se ha olvidado de “sus” obras. Hasta el punto de que cuando se enteró de que en 1994 el museo había canjeado un De Kooning por un manuscrito persa del siglo XVI, les llamó para protestar haciéndose pasar por una estudiante de arte.
La portada del libro 'Iran Modern: The Empress of Art'.
La portada del libro 'Iran Modern: The Empress of Art'.
Farah Diba era hija de un capitán del ejército imperial, y conoció al sha Mohammad Reza Pahlavi en 1959 en París, donde ella, de 20 años, estudiaba Arquitectura, y él, de 40, andaba a la búsqueda de su tercera esposa después de divorciarse de la primera por haber tenido “solo” una hija y de repudiar a la segunda por no poder concebir.
 Se casaron en diciembre (ella, con un vestido de Saint Laurent para Dior y una tiara de Harry Winston que pesaba dos kilos), y diez meses después nació Reza Ciro, el ansiado varón, a quien le siguieron tres hijos más.
 En un gesto inédito, en 1967 Farah fue coronada emperatriz, y el sha fue aún más lejos al nombrarla regente en caso de que él muriera antes de que el príncipe heredero fuera mayor de edad.
La figura del sha fue tremendamente controvertida.
 La Revolución Blanca, su plan para modernizar Irán, logró importantes reformas culturales y sociales en ámbitos como los derechos de la mujer (lo que no le impidió declarar en una entrevista que “mujeres y hombres pueden ser iguales ante la ley, pero no en capacidades”).
Para otros, fue un gobernante autocrático que llegó al poder tras un golpe ejecutado por la CIA, y que era odiado por la brutalidad con la que su policía secreta, la Savak, reprimía a sus opositores. "Mi marido realmente quería traer democracia, pero cuando la gente no está educada ni alfabetizada, eso lleva tiempo”, declaró Farah hace unas semanas en The Sydney Morning Herald. Interior del libro 'Iran Modern: The Empress of Art'.

Sin embargo, resulta evidente que las desigualdades económicas y de clase auspiciadas por su régimen fueron el caldo de cultivo que alimentó la revuelta.

 Los historiadores apuntan especialmente a la polémica celebración en 1971 del 2.500 aniversario del imperio persa; unos fastos en Persépolis más allá de la opulencia (Lanvin diseño los uniformes, Maxim's trajo desde París la comida, se importaron 50.000 pájaros de Europa…) que costaron millones de dólares y agitaron aún más el descontento popular. 

En enero de 1979 esa bomba de relojería acabó explotando y, ante la revolución inminente, el sha y la Shahbanou partieron rumbo a Egipto para no volver. Además de títulos, riqueza y privilegios, al marcharse dejaron en Irán casi todas sus posesiones personales, según ha afirmado siempre Farah. Condenados a muerte in absentia, empezó para ellos un peregrinaje que los llevó a Marruecos, Bahamas, México, Panamá, Egipto de nuevo (donde el sha murió de linfoma en 1980) y, finalmente, Estados Unidos, donde vive Reza Ciro y Farah pasa largas temporadas cuando no está en París. 

La colección de arte que la emperatriz no ha vuelto a ver simboliza un tiempo y un lugar al que ni ella ni su hijo mayor han renunciado aún (de hecho, Reza se autoproclamó sha en 1981). 

Farah, que cumplió 80 años en octubre, tiene página web oficial y una cuenta de Instagram donde ejerce de abuela orgullosa de sus cuatro nietas.

 También acude a citas de la realeza, como las bodas de Federico de Dinamarca o Alberto de Mónaco o el 80 cumpleaños de la reina Sofía.

 Pero, sobre todo, no pierde de vista su país, y hace un año publicó un comunicado en el que apoyaba las protestas contra el gobierno y aseguraba que “la gente de Irán, como el mítico fénix, renacerá de sus cenizas”. 

Media vida en el exilio y el suicidio de dos de sus hijos

Farah Diba perdió a su padre con 9 años y a su marido con 41, pero el futuro le reservaba dos golpes aún más devastadores.
 En 2001 su hija pequeña, Leila, se suicidó en un hotel de Londres tras ingerir una mezcla de cocaína y barbitúricos; tenía solo 31 años.
 Una década después, su hijo Alí Reza, que sufría depresión, también se quitó la vida en su residencia de Boston, dejando una hija póstuma.
 En una entrevista reciente con el semanal alemán Der Spiegel, la emperatriz apuntaba al exilio como posible detonante:
 “La gente gritaba en la calle cosas como '¡abajo el sah!', y nosotros nos mudábamos de un sitio a otro.
 De muy pequeños vieron tantas cosas negativas en la televisión y los periódicos...”. En un reportaje en Interview en 2014, un amigo de la familia lo resumía así: 

“Los niños fueron arrojados de sus jaulas de oro a la jungla, y no pudieron sobrevivir”.

 

26 dic 2018

EXCLUSIVA Todas las fotos de cómo quedó la casa de Kiko Hernández tras el robo

La vivienda en la que el colaborador de 'Sálvame' guarda sus enseres personales ha sido atacada. 

Te mostramos cómo quedó la propiedad tras el robo y qué se llevaron los ladrones. 

 

Kiko Hernández en 'Sálvame'
Telecinco
 
Kiko Hernández no encuentra explicación al reciente robo en su casa. Hace unos días, una de sus propiedades, una vivienda de tres plantas que el colaborador de 'Sálvame' adquirió hace unos años y cuyo terreno unió a 'Villa Chatín', sufrió un extraño robo por el que le sustrayeron material privado muy sensible suyo y de muchos famosos. 
"Me quedé atónito. No daba crédito. Porque la otra la tengo alquilada, pero en ésta tenía un montón de enseres personales. La parte del sótano la tenía como almacén de mis cosas de un montón de mudanzas, todo empaquetado en cajas para ir trayéndomelas a mi vivienda. 
Al principio me quedé en shock pero, poco a poco fui pensando “¡Madre mía como me falte esto!” nos explicó, en exclusiva. 
 
Los ladrones entraron por una ventana tras arrancar la reja que la protegía.
 Después, probaron un manojo de llaves que había en la casa para intentar salir por la puerta. Según ha explicado el colaborador, la Policía le dijo que había sido un 'robo raro'. 
"Comprobaron que había cosas de mucho valor que no se habían llevado. Por ejemplo, al lado de la puerta de la entrada tenía una caja de vino de una marca muy valiosa. 
O unos altavoces de última tecnología valorados en 600 euros. 
Así te podría enumerar mil cosas, electrodomésticos, equipos de música… cosas que valen bastante dinero y que pueden venderse fácilmente. 
En cambio sí que se han llevado cosas personales mías como discos duros, cámaras de fotos, una cámara de video desfasada del 2004, tarjetas de memorias, cds con fotografías…  
Ahí tenía yo documentación de mi trabajo, mis viajes, mis fiestas familiares…. Todo eso se lo han llevado" dijo.
 


Irina Shayk, perfeccionismo para una mujer hecha a sí misma

La modelo rusa, que estuvo a punto de ser pianista, contaba con 40 euros semanales en sus primeros años de carrera. Ahora su caché anual suma 65 millones.

Irina Shayk en la inauguración de Porcelanosa en Castellón el 14 de diciembre de 2018.
Irina Shayk en la inauguración de Porcelanosa en Castellón el 14 de diciembre de 2018. GTRES

 

Con Irina Shayk (Yemanzhelinsk, Rusia, 1986) se cumple aquello del veni, vidi, vici.
 La top model rusa lo ha demostrado en uno de los últimos eventos públicos en los que ha participado en España, como imagen de la firma Porcelanosa.
 En Castellón ha amadrinado su nueva tienda, la tercera de la que es musa tras las de Nueva York y Londres. 2.000 metros cuadrados de glamour.
 Ese mismo por el que el grupo cerámico la reclama y que ella identifica con “la personalidad y la inteligencia”. 
Aquí ha desfilado de nuevo por la alfombra roja. Un escenario común. Pero insiste: 
“Fuera de ella soy una persona normal”.
Ha hecho del carisma su bandera.
 Su fortín para blindarse de las inseguridades y complejos que le asaltaron en el pasado.
 Su tez morena, sus labios gruesos, el hecho de ser zurda o su forma de vestir fueron objeto de burla y acoso en el colegio, y alimentaron sus inseguridades.
 Sus complejos. Llegó a decir tras su ruptura con el futbolista Cristiano Ronaldo en 2015 después de un lustro de relación que una mujer se siente fea “cuando tiene al hombre equivocado a su lado”. Apeló también entonces a la falta de honestidad como otro de los posibles motivos del desenlace.
Pero Shayk parece haber dejado atrás esa inseguridad. 
Más de una década en el mundo de la moda —“un trabajo que amo y que me deja haber estado al lado de leyendas como Riccardo Tisci, Donatella Versace, [los fotógrafos] Mert y Marcus o Luigi Miano”— han contribuido a forjar una base vital sólida. 
Trabajo, constancia y nuevos retos.
 “Soy Capricornio y una perfeccionista. Nunca me detengo, siempre intento ir a por el mejor resultado posible.
 Me encanta desafiarme. Me he hecho a mí misma”, explica en una entrevista a EL PAÍS
Y tanto. 
Admira a quien, como ella, construye “literalmente de la nada” y a golpe de dedicación un proyecto exitoso.

Con Irina Shayk (Yemanzhelinsk, Rusia, 1986) se cumple aquello del veni, vidi, vici. La top model rusa lo ha demostrado en uno de los últimos eventos públicos en los que ha participado en España, como imagen de la firma Porcelanosa. En Castellón ha amadrinado su nueva tienda, la tercera de la que es musa tras las de Nueva York y Londres. 2.000 metros cuadrados de glamour. Ese mismo por el que el grupo cerámico la reclama y que ella identifica con “la personalidad y la inteligencia”. Aquí ha desfilado de nuevo por la alfombra roja. Un escenario común. Pero insiste: “Fuera de ella soy una persona normal”.
Ha hecho del carisma su bandera. Su fortín para blindarse de las inseguridades y complejos que le asaltaron en el pasado. Su tez morena, sus labios gruesos, el hecho de ser zurda o su forma de vestir fueron objeto de burla y acoso en el colegio, y alimentaron sus inseguridades. Sus complejos. Llegó a decir tras su ruptura con el futbolista Cristiano Ronaldo en 2015 después de un lustro de relación que una mujer se siente fea “cuando tiene al hombre equivocado a su lado”. Apeló también entonces a la falta de honestidad como otro de los posibles motivos del desenlace.
Pero Shayk parece haber dejado atrás esa inseguridad. Más de una década en el mundo de la moda —“un trabajo que amo y que me deja haber estado al lado de leyendas como Riccardo Tisci, Donatella Versace, [los fotógrafos] Mert y Marcus o Luigi Miano”— han contribuido a forjar una base vital sólida. Trabajo, constancia y nuevos retos. “Soy Capricornio y una perfeccionista. Nunca me detengo, siempre intento ir a por el mejor resultado posible. Me encanta desafiarme. Me he hecho a mí misma”, explica en una entrevista a EL PAÍS. Y tanto. Admira a quien, como ella, construye “literalmente de la nada” y a golpe de dedicación un proyecto exitoso.
Ella lo es. Llegó a vivir con 40 euros a la semana en sus primeros años como modelo. Ahora factura 65 millones de euros en un año entre contratos publicitarios y pasarela. Sobre ésta saltó casi de rebote, después de que su hermana mayor, Tatiana, le rompiera un dedo y no pudiera presentarse a los exámenes de piano. “Me alegré”. Iba para pianista, como su madre. “Lo odiaba”. Así que probó suerte en París como modelo, en plena adolescencia, para echar una mano en casa tras la muerte de su padre.

Ella lo es. 
Llegó a vivir con 40 euros a la semana en sus primeros años como modelo. Ahora factura 65 millones de euros en un año entre contratos publicitarios y pasarela.
 Sobre ésta saltó casi de rebote, después de que su hermana mayor, Tatiana, le rompiera un dedo y no pudiera presentarse a los exámenes de piano. 
“Me alegré”. Iba para pianista, como su madre. “Lo odiaba”.
 Así que probó suerte en París como modelo, en plena adolescencia, para echar una mano en casa tras la muerte de su padre.
Tanto en lo profesional como en lo personal, recorre el camino que ha elegido.
 “Con las personas leales que me rodean, con familiares a quienes amo, con amigos que son honestos, sinceros y en quienes confío. Ellos son mi presente y serán mi futuro”, responde.
 Aquí, en este grupo de leales, se cuelan su actual pareja, el actor estadounidense Bradley Cooper, y su hija Lea de Seine, de casi dos años, con quienes vive en Nueva York.
 Con ellos ha vuelto al anonimato selectivo y elegido. 
Lejos de la proyección mediática que vivió junto al astro del fútbol en Madrid. Confirmó su embarazo sin palabras, desfilando por primera vez para Victoria’s Secret en 2016.
 Shayk es una musa, aunque advierte: “No me considero un icono. Soy una mujer como cualquier otra que trabaja constantemente para ser una mejor persona”.
 Su filón publicitario es incuestionable.
 Hay quien dice que es ya el relevo de toda una diva del mundillo como Isabel Presyler. La modelo evita el tema.
 “Es una maravillosa mujer. Dulce, increíblemente elegante y encantadora, inteligente y carismática. Es una de las mujeres más glamurosas que he conocido”, afirma sobre Preysler.
 Porque una mujer con glamour es, repite, una mujer “inteligente, con carisma y personalidad
Fuerte y femenina al mismo tiempo. Una mujer que no sigue la moda, sino que crea su propio estilo, un estilo único”.


El glamour, incide, va más allá de lo estético. 
“Puedo sentirme glamurosa incluso con vaqueros y camiseta”. También, por supuesto, con el vestido de terciopelo negro y brillantes de Fendi valorado en más de 4.000 euros que eligió para su última puesta en escena en España.

Irina Shayk reivindica la normalidad, pero sobre la alfombra roja evoca mucho más que eso. 
Y marca tendencia, aunque rehúse de ello en sus respuestas. 
Las pruebas: sus 11 millones de seguidores en Instagram. Y las probables cientos de cartas que viajarán esta Navidad rumbo a Oriente con el aterciopelado vestido de la firma italiana encabezando la lista de deseos.