Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

24 dic 2018

Lady Di compraba revistas eróticas para sus hijos

Paul Burrell, que fue su mayordomo personal, ha revelado que la princesa de Gales le enviaba a comprar este tipo de publicaciones para que sus hijos normalizaran su relación con el sexo y las mujeres.

 

Diana de Gales con sus hijos, los príncipes Guillermo y Enrique en un parque de atracciones en 1990.
Diana de Gales con sus hijos, los príncipes Guillermo y Enrique en un parque de atracciones en 1990. GtresOnline
 
La princesa Diana de Gales sigue generando noticias dos décadas después de su muerte porque cualquier detalle nuevo que se sepa de quién recibió el apodo de princesa del pueblo y reina de corazones sigue siendo noticia.
El goteo de anécdotas que guardan quienes vivieron cerca de la princesa continúa y los poseedores de estos pequeños secretos eligen el momento para ir dosificando las anécdotas que ellos vivieron en primera persona. 
En esta ocasión la nueva revelación parte del testimonio de Paul Burrell, quien fue mayordomo personal de la princesa. En el documental Serving the Royals: Inside the Firm (A servicio de la Familia Real: dentro de 'La Firma'), que se puede ver en Amazon Prime, Burrell afirma:
 "Diana me solía pedir que comprara revistas eróticas para sus hijos". 
Según manifiesta el mayordomo de Lady Di, que ya llevó aire fresco a la casa real británica en otros muchos aspectos, pretendía con este práctica que sus hijos, los príncipes Guillermo y Enrique, supieran como eran físicamente las mujeres. 
"Ella pensaba que era bueno que sus hijos vieran a otras damas", ha dicho Burrell.
Los hijos de la princesa de Gales tenían 15 y 12 años respectivamente cuando ella falleció en el coche en el que viajaba junto a Dodi Al al Fayed perseguidos por paparazis por las calles de París.
 Según su hablador mayordomo, ella quería que Guillermo y Enrique normalizaran y aprendieran sobre sexo desde una edad temprana y no se quedasen aislados en estos temas por su condición de nietos de la reina de Inglaterra. "Lady Di quería que sus hijos crecieran con una visión positiva del sexo opuesto, motivo por el que normalmente me encargaba ir al quiosco de prensa a realizar este tipo de compras".

Una nueva revelación que apoya la fama de que la princesa Diana tenía una mentalidad abierta y moderna que aplicaba con especial rigor a la hora de educar a sus hijos e intentar que fuesen jóvenes normales, similiares a otros de su edad a pesar de las peculiares condiciones que exigía su condición de descendencia del heredero del trono británico.
"Para mí y para Guillermo, ella fue simplemente la mejor madre, que aportaba aire fresco a todo lo que hacía", resumió el príncipe Enrique en un programa emitido con motivo del vigésimo aniversario de la muerte de la princesa.

 
 

Hollywood no deja morir el mito macabro de Sharon Tate

Una subasta, tres películas y un libro de fotografía devuelven a la actualidad a la actriz que murió hace casi medio siglo en uno de los más cruentos asesinatos de Hollywood

Hollywood no deja morir el mito macabro de Sharon Tate
El próximo mes de enero Sharon Tate cumpliría 76 años pero el próximo mes de agosto pero hace casi cinco décadas la actriz murió víctima de uno de los asesinatos más cruentos que recuerda Hollywood.
 Y como ocurre con personajes convertidos en mito, a Tate no la dejan morir del todo.
 Así lo demuestran las tres películas, el libro y la subasta sus enseres de más personales que llegan para avivar la llama de esa estrella que Steve McQueen describió como la mujer más bella que jamás había conocido.
 Polanski no estaba con ella aquella noche.
 Tampoco Bruce Lee o Steve McQueen, de quienes años más tarde se supo que por distintas circunstancias faltaron en el último momento a aquella pequeña reunión de amigos a la que estaban invitados y que acabó en un baño de sangre. 
 Tate también había animado a ir a su casa de Benedict Canyon, donde ocurrieron los hechos, al fotógrafo británico Terry O’Neill al que acababa de conocer en Londres en una sesión fotográfica. Cansado a causa de un largo vuelo tampoco pudo ir y ese detalle salvó su vida y le ha servido ahora de inspiración para el libro de fotografías Terry O’Neill: Rare and Unseen.
 En él, el fotógrafo –que actualmente tiene 80 años– muestra imágenes, algunas inéditas, que tomó a la actriz a lo largo de su breve carrera. 
 Muchas de ellas captadas pocos días antes de su muerte.
Era esposa del realizador Roman Polanski cuando falleció un 9 de agosto de 1969 asesinada por miembros de la secta de Charles Manson
. Murió junto a otros cuatro amigos y embarazada de ocho meses y medio en una fatídica noche que sacudió para siempre no solo su vida y la de Polanski sino también la del mundo la cultura y la sociedad estadounidense de la época.
El director Roman Polanski y su esposa, la actriz Sharon Tate durante un día de compras en King's Road (Londres).
El director Roman Polanski y su esposa, la actriz Sharon Tate durante un día de compras en King's Road (Londres). Getty Images
El libro también incluye fotografías de otras estrellas como Audrey Hepburn, Elizabeth Taylor, Diana Ross, Elvis Presley, los Beatles o incluso la reina de Inglaterra.
 Pero como afirma el fotógrafo, el recuerdo de Tate es imborrable, alguien que puso rostro a la psicodelia de los años 60.
 O’Neill cita como ejemplo esa imagen en la que la actriz se está cubriendo los senos.
 Provocativa y a la vez virginal, el fotógrafo recuerda en su libro que la pose fue idea de Tate. 
“Yo no acostumbro a fotografiar desnudos pero dejo que quienes posan hagan lo que quieran”, recuerda ahora de aquella sesión.


Ese tipo de momentos son los que busca retratar Margot Robbie en su próxima película, Once Upon a Time in Hollywood (Érase una vez en Hollywood), el proyecto de Quentin Tarantino sobre este momento que convulsionó la meca del cine.
 La muerte de la actriz está contada a través de dos outsiders, papeles que interpretan Leonardo DiCaprio y Brad Pitt. 
La historia de dos vaqueros de la televisión que buscan cómo reciclarse en un Hollywood hippie.
 Pero las primeras imágenes que Robbie ha colgado en Instagram transformada en Sharon Tate devuelven la vida a la actriz de El valle de las muñecas.

La boda de Sharon Tate y Roman Polanski, celebrada el 20 de enero de 1968.
La boda de Sharon Tate y Roman Polanski, celebrada el 20 de enero de 1968. Getty Images
Es ella precisamente quien está detrás del tercer proyecto cinematográfico sobre la desaparecida actriz y que lleva por título su apellido: Tate. 
En este caso es Kate Bosworth quien se encarga de dar vida a la esposa de Polanski. 
Y es el marido de Bosworth, Michael Polish, quien dirige esta producción que ha jurado que “no explotará la muerte de Sharon Tate”.
 Sin embargo, al igual que las otras dos películas, Tate tiene previsto su estreno coincidiendo con el 50 aniversario de la muerte de la actriz. 
Aunque según Debra, la película se centrará en el último día en la vida de su hermana en lugar de hacerlo en su muerte. 
“Kate quiere capturar el corazón, los sentimientos y el comportamiento de Sharon”, ha afirmado Debra Tate.
Si en Once Upon a Time in Hollywood la intérprete brutalmente asesinada es vecina de los protagonistas del filme, en The Haunting of Sharon Tate su presencia se deja sentir hasta en el título, y en este caso está protagoniza por Hilary Duff.
Debra Tate, hermana de Sharon y responsable de velar por su legado, se ha quejado de que la actriz era mucho más que una víctima.
 Debra está cansada de que el nombre de su hermana se recuerde por la sangre vertida en lugar de por su talento o su belleza,
 “Esta gente extrapola situaciones horrendas y las hace todavía más gráficas sin ninguna consideración para los afectados”, manifestó este año a la prensa.
Mientras Robbie, Duff y Borsworth compiten por ofrecer el retrato más realista de Sharon Tate, otra puja acercó a sus admiradores momentos más tangibles de la estrella.
 El pasado 17 de noviembre la casa de subastas Julien’s Auctions, de Beverly Hills, sacó a la venta algunas de las prendas de moda de la actriz que han estado en poder de su familia durante casi cinco décadas.
 El objeto que se vendió más caro –alrededor de 50.000 euros–fue el minifaldero vestido de seda color marfil con el que Sharon Tate se casó en 1968 con Roman Polanski. 
 Pero hubo otras piezas subastadas, desde gafas de sol a un antifaz para dormir e incluso las pestañas postizas que usó la intérprete.
Su hermana dijo entonces que lo hacía después de haber sufrido tres robos y haber podido recuperar los objetos gracias a la policía. Y que el empujón definitivo para tomar esta decisión ocurrió después de ser diagnosticada de cáncer de mama:
 “Decidí que era mucho mejor devolver la colección a las personas que amaran y apreciaran estas cosas tanto como yo”. 
De una forma u otra, lo que demuestran tantas películas y acciones que tienen a Sharon Tate como protagonista, es que la actriz sigue muy viva en la macabra memoria de Hollywood.


 

La aplaudida reflexión de Jordi Évole sobre el reproche de Serrat a un espectador

El presentador de 'Salvados' defiende al cantautor, que contestó a un hombre que le exigió que cantara en catalán.




El cantautor catalán Joan Manuel Serrat ha protagonizado una de las imágenes del fin de semana con su respuesta a un espectador que le recriminó, en pleno concierto en Barcelona, que no cantara en catalán.
"Mire, siempre hay alguien que viene despistado a un espectáculo", dijo el cantante, que pidió al público que no aplaudiera durante su respuesta y prosiguió:
"Perdonen, todos vamos despistados a muchos sitios, el despiste es general, es decir, que no aplaudan.

Siempre hay alguien que viene un poco distraído y no sabe exactamente dónde se mete.

Esto es un espectáculo, como le he dicho, señor, que se llama Mediterráneo Da Capo, en el cual, de entrada, estoy repasando las canciones de un disco escrito en el año 1971, titulado Mediterráneo, y que integra 10 canciones, todas en castellano.

Y las estoy haciendo una detrás de otra.
Entiendo que usted no lo entienda. No entender esto, realmente, en los tiempos que corren, sería realmente soberbio por parte de nadie. Pero déjeme hacer, el espectáculo va así. No es por saber que estoy en Barcelona, lo sé seguramente desde antes que usted. Y desde antes que usted estoy trabajando por esta ciudad y por hacer cosas.

Y, por tanto, le pido que me deje hacer mi espectáculo tal y como está diseñado.

Le aseguro que es la primera vez que este espectáculo, yendo por el mundo, encuentra a alguien que dice esto. Se lo digo para que se pueda sentirse orgulloso. Muchas gracias".

La respuesta de Serrat ha sido muy comentada en las redes sociales. En Twitter, el periodista y presentador del programa Salvados de LaSexta, Jordi Évole, ha alabado al cantautor y ha realizado la siguiente reflexión sobre la necesidad de escuchar sus palabras:
"Dos minutos de Serrat. 
Tomar cada 8 horas para combatir la intolerancia. Venga de donde venga", ha escrito Évole en un tuit que acumula en pocas horas casi 2.000 retuits y casi 5.000 'me gusta'.

 

23 dic 2018

¿Mentirijillas piadosas? ¿Complicidad general? Verdades y mentiras de la Navidad

mentiras navidad
Hacia los siete años afloran en los niños las suspicacias respecto a la procedencia de los regalos navideños. ¿Qué hacer? Quizá intentar que la verdad salga a la luz después de formularles preguntas, implicándolos en la revelación del secreto.

LA ATMÓSFERA de la Navidad, con su olor a mazapán, sus villancicos en bucle y su aire festivo, aviva la fantasía de todos, pero en especial la de los niños.
 Las calles iluminadas, los árboles adornados y las atiborradas cabalgatas contribuyen a dar verosimilitud a los relatos que rodean esta celebración; unas narraciones, por otra parte, que desafían flagrantemente las leyes de la física.
 Así, los adultos se confabulan para que los pequeños crean que, en una sola noche, los Reyes Magos logran repartir toneladas de regalos casa por casa, con un portentoso don de la ubicuidad, subidos a unos vehículos en absoluto supersónicos, pero muy ecológicos: los camellos. 
Estas fiestas, tan significativas y cargadas de nostalgia, conjugan tradiciones de varias culturas, tanto paganas como religiosas, y se han ido adaptando a las necesidades de cada generación para pervivir.
 Como otros mitos culturales, su verdad más esencial radica en el mensaje que transmiten, llámese generosidad, empatía o solidaridad, en el caso navideño.
Aunque consideramos que mentir es algo reprobable, la complicidad general con la que se camufla la identidad de los magos de Oriente no cuenta con grandes detractores.
 Se acepta como una mentirijilla sin más que, si bien no deja de ser una falsedad, está pintada, al fin y al cabo, con los colores del amor hogareño. 
Además, es inofensiva, y el niño, tarde o temprano, descubrirá el tinglado por sí solo. 
Por lo tanto, hasta que llegue el momento en que la venda se les caiga de los ojos, ¿qué tiene de malo prolongar ese “círculo mágico de la Navidad” del que hablaba Dickens? 
Todos los años, J. R. R. Tolkien escribía cartas a sus hijos haciéndose pasar por Papá Noel, cumpliendo así con una tradición familiar que se extendió a lo largo de más de dos décadas.
 En ellas, les contaba sus experiencias del año anterior en tierras nevadas, así como los preparativos para la entrega de los regalos: “Menos mal que no marcan la misma hora todos los relojes del mundo; si no, no sé cómo me las arreglaría; pero, en Navidad, cuando mi magia es más potente, puedo llenar hasta mil calcetines por minuto”. 

Las mentiras son un elemento esencial de la comunicación humana. Algunas de ellas nos definen mejor como individuos y sociedad que nuestros denodados esfuerzos por decir la verdad.
 Da lo mismo cómo las etiquetemos para eludir su mala reputación: “inexactitudes terminológicas”, “distorsiones estratégicas”, “mentiras piadosas”, etcétera.
 Acabamos recurriendo a ellas para evitar el dolor ajeno y el propio, sortear situaciones incómodas o alcanzar un objetivo, por ejemplo. Y aunque en la educación se inculca el concepto de la honradez, en el día a día las mentiras viajan libremente con las alas del lenguaje. Al hablar, seleccionamos, omitimos y buscamos la versión que más nos satisfaga. George Steiner hablaba del poder creador de las mentiras.
 De ahí surge también la literatura, con títulos memorables como el clásico de estas fechas,La canción de Navidad, de Dickens, en el que un viejo misántropo de nombre Scrooge, después de pasar revista a su vida, excesivamente marcada por la codicia, se convierte de la noche a la mañana, tocado por el espíritu navideño, en un hombre bueno y sabio.
¿Mentirijillas piadosas? ¿Complicidad general? Verdades y mentiras de la Navidad
La exactitud y la veracidad no son siempre virtudes a las que demos prioridad cuando hablamos con un niño.
  Dado que son impresionables, evitamos utilizar un lenguaje demasiado directo y desnudo con ellos. 
Aun así, las mentiras desempeñan un papel primordial en el desarrollo infantil, pues, gracias a ellas, los niños exploran sus límites y su autonomía.
 A partir de los tres años, ya atribuyen pensamientos e intenciones a las personas de su entorno. 
 Cuando se sienten engañados, después de haberles asegurado que un jarabe no sabía mal, o que nuestro destino quedaba a la vuelta de la esquina, aunque todavía faltaba la mitad del trayecto, se enfadan, como es natural, pero al final entienden que deben desarrollar su paciencia y capacidad de aguante.
 También ellos van incorporando las mentiras a su repertorio comunicativo como para confirmar ese dicho según el cual aquellos que no mienten nunca maduran. 
Hacia los siete años afloran en los niños las primeras suspicacias respecto a la misteriosa procedencia de los regalos navideños.
 ¿Qué hacer? ¿Obviar sus recelos o confesar el artificio? Los progenitores se enfrentan a ese dilema.
 ¿Cuál es la mejor táctica, pues, ante el temido interrogante de si los padres son los Reyes?
Quizá evitar responder con un sí o un no.
 Es decir, recurrir al método socrático y que la verdad salga a la luz después de formularles preguntas nosotros a su vez, implicándolos así de forma activa en la revelación del secreto, apoyándonos en sus deducciones. 
A partir de sus sospechas, averiguaremos qué están preparados para oír.  

Marta Rebón es traductora, fotógrafa y crítica literaria.