Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

13 dic 2018

Somos Masako................................... Luz Sánchez-Mellado

El estrés y la ansiedad son los males más extendidos y menos clasistas del globo.

La Princesa Masako a su llegada al Palacio Imperial el día de su 55 cumpleaños.
La Princesa Masako a su llegada al Palacio Imperial el día de su 55 cumpleaños. The Yomiuri Shimbun via AP Images / GTRES
Estos días, entre la avalancha de catástrofes naturales, hecatombes políticas, apocalipsis tuiteros y chorradas variopintas que constituyen la oferta informativa, me ha conmovido una noticia. Masako Owada, princesa consorte de Japón, ha cumplido 55 años y ha confesado su miedo en vísperas de su acceso al trono junto a su marido, Naruhito, en sustitución de sus imperiales suegros. 
El mal de Masako no es nuevo. 
 Sufre “problemas de ajuste debido al estrés” desde 2006, cuando la salud mental de esta economista y diplomática de élite se quebró, supuestamente, por no concebir un varón en un país que no permite reinar a las mujeres.
 A pesar de sus progresos, la heredera no está repuesta, sus médicos advierten de que un exceso de expectativas sobre su figura podría revertir el proceso, y ella admite su vértigo.
Masako no me da pena.
 Podría renunciar, quedarse en palacio, decirle a Naruhito ahí te quedas.
 Pero, salvando los abismos, la entiendo. Me lo confirmaban hace nada los médicos de un centro de relax para millonarios. 
El estrés y la ansiedad son los males más extendidos y menos clasistas del globo.
 Lo padecen desde poderosos con miles de esbirros a desposeídos sin nada que echarse al coleto, igualados por el pánico a levantarse del lecho.
 Luego se levantan. Y cuadran balances, y sellan acuerdos, y cortan cabezas.
 O ponen lavadoras, o le limpian el orto al padre enfermo, o se las buscan para comer caliente.
 Pero todos, pobres y ricos, sienten que no pueden con su vida.
 Se me dirá que esto no es nuevo y que me estoy yendo por los cerros de Tokio para no meterme en charcos más cercanos y cenagosos. 
Vale. Pero entre la impostura de nuestros políticos y nuestra realeza —ay, esos Eméritos posando cual pareja feliz, o pareja a secas, para felicitarnos las Pascuas—, la confesión de Masako se antoja un destello de verdad en medio de las mentiras que nos venden y les compramos. 

 

La hija secreta de Clint Eastwood que fue dada en adopción

Laurie Murray tiene 64 años y contactó con el actor 30 años atrás. 

Nació de la relación del cineasta con una mujer que le ocultó el embarazo.

Clint Eastwood, durante la premiere de 'The Mule', el pasado lunes.   

Clint Eastwood, durante la premiere de 'The Mule', el pasado lunes. Getty Images

La familia que rodea a Clint Eastwood es de las más numerosas de Hollywood.

 Con siete hijos —de cinco madres diferentes—, todos inmersos en el mundo del entretenimiento, el actor y director de 88 años se ha asegurado un legado en la meca del cine más allá de sus trabajos.

 Kimber Lynn (54 años) es productora de cine, Kyle (50) es músico y actor, Scott (32) es actor, Kathryn (30) es actriz y guionista, y Francesca y Morgan, 25 y 22 años respectivamente, también han optado por la actuación.

  Sin embargo, el clan Eastwood tiene un octavo miembro que ha salido a la luz el pasado lunes: Laurie Murray.  

La existencia de Laurie fue revelada por primera vez por Patrick McGilligan, el biógrafo del artista.

 Según detalla en sus escritos, la maestra de 64 años fue el producto de una relación entre el actor estadounidense con una mujer que residía en Seattle, en el momento en el que Eastwood estaba comprometido con su primera esposa, Maggie Johnson. Cuando la relación terminó, la mujer —cuya identidad no ha sido revelada— se enteró que estaba embarazada y decidió dar el bebé en adopción. 

Pasaron más de 30 años hasta que Murray decidió buscar a sus padres biológicos. 

"Laurie estaba muy interesada en descubrir quienes eran sus padres, por lo que contrató a alguien para que la ayudara", cuenta una fuente cercana a la familia a The Daily Mail. Cuando Murray se enteró que su progenitor era Clint Eastwood, una de las grandes estrellas de Hollywood, lo fue a buscar. 

Según detalla el diario británico, Eastwood no sabía de la existencia de Laurie, pero no dudó ni un minuto en recibirla y crear así una cercana relación de padre e hija. 

 "Obviamente fue un gran shock para Laurie, pero creo que Clint fue muy receptivo hacia ella y hacia su situación", añade la fuente. 

 

A partir de entonces la maestra ha compartido vacaciones, bodas y todo tipo de eventos familiares con el actor.
 De hecho, la identidad de su padre no era ningún secreto en su círculo interno. "Siempre nos preguntamos por qué no era algo de conocimiento público. [Incluso] él la llevó a los Oscar junto a su madre y su esposa Dina, cuando estuvo nominado por Mystic River [2004]", desvela la misma persona. 
El secretismo público fue quebrado el pasado lunes cuando el director la presentó ante las cámaras durante la premiere de su última película, The mule.
 En el evento también estuvieron presentes sus otros siete hijos, quienes no perdieron la oportunidad de retratar el momento con una foto de grupo. 
"Los 8 juntos. Como amo a mis hermanos y hermanas", escribió Francesa en su cuenta de Instagram.
 "No estoy segura si alguna vez hicimos una foto de los 8 juntos, pero aquí está", publicó Alison junto al hashtag #eastwoods


Hay pocos detalles que se conocen hasta ahora sobre la 'nueva' integrante de la familia.
 Según cuenta el periódico británico estudió en la Universidad de Washington tras lo cual pasó a enseñar en una escuela primaria privada.
 Lleva casada varias décadas con Lowell Thomas Murray III, con quien comparte dos hijos: Lowell Thomas IV y Kelsey. 
 "Él ha sido un gran padre para mi mamá y es maravilloso conmigo y con mi familia cada vez que nos vemos", cuenta Lowell Thomas IV. 
De hecho, la relación entre abuelo y nietos es tan fluida que ambos celebraron sus respectivos matrimonios en propiedades del actor. 
Y si bien Laurie tiene a su padre biológico en su vida por varios años ya, algo ha cambiado a partir del lunes.
 Desde ese día, la madre de dos hijos que vive en los suburbios de Washington, pasó a ser Laurie Eastwood —como ella misma se presentó a los medios—, la hija de una de las mayores leyendas de Hollywood, y la nueva integrante del clan familiar.

Vestidos de Lady Di acabaron en una tienda de segunda mano por 200 libras

La compradora anónima de uno de los trajes descubrió el origen de la prenda cuando vió un documental sobre la princesa de Gales. 

El traje se acaba de subastar por 150.000 libras.

Diana de Gales durante una visita oficial a Canadá en 1983.
Diana de Gales durante una visita oficial a Canadá en 1983.

 Puede resultar pura ficción pero dado lo que ha ocurrido uno puede llegar a imaginar a personas del entorno familiar de la princesa Diana de Gales diciendo después de su muerte: “Limpiad todo y haced lo que queráis con sus vestidos”. 

Sus hijos eran demasiado pequeños entonces para tomar este tipo de decisiones y, como han llegado a manifestar muchos años después de aquellos funerales que impactaron a medio mundo, la desaparición de su madre les dejó sumidos en un estado se shock en el que los armarios de Lady Di no estaban con seguridad entre sus prioridades.

El caso es que algunos de los vestidos de la princesa, incluidos modelos que utilizó en cenas de gala de visitas oficiales, acabaron en una tienda de segunda mano de Hereford, una localidad inglesa situada a 26 kilómetros de la frontera de Gales.

 El descubrimiento se ha hecho público tras conocer la historia de cómo había llegado uno de los trajes de fiesta de la princesa Diana a la sala de subastas Kerry Taylor, una noticia divulgada por el sitio web ITV News.

 En concreto se trata de un vestido blanco que Lady Di utilizó en 1986 durante el banquete organizado por Issa vin Salman Al Khalifa, el emir de Bahréin, durante una gira que realizaron los entonces herederos británicos por Oriente Medio.

 La leyenda cuenta que durante ese encuentro la princesa llegó a preguntarle al emir cuál sería su reacción si su hijo se casara con una británica alta y rubia.

 Y que él contestó diplomáticamente: “Estaría muy celoso”. 

El caso es que el vestido llegó a la tienda de segunda mano en algún momento y años después una compradora de quien se desconoce su nombre lo adquirió por unas 200 libras (algo más de 222 euros).
 Lo quería para el baile de Saint-Hubert pero cuando se dio cuenta de que era demasiado grande para ella lo relegó al fondo de su armario hasta que años después ve un documental sobre Diana Spencer y se da cuenta de quién era la propietaria original de la prenda olvidada en su guardarropa.
 El traje finalmente acabó en la casa de subastas que lo compró por 2.280 libras (unos 2.500 euros) y que lo ha vendido recientemente por 155.000 libras (más de 172.000 euros).
Los príncipes de Gales durante el banquete ofrecido en Barhéin en el que Lady Di lleva el vestido que ahora ha sido subastado.
Los príncipes de Gales durante el banquete ofrecido en Barhéin en el que Lady Di lleva el vestido que ahora ha sido subastado. Getty Images
La casa de subastas ha desvelado que el vestido llegó a la tienda de segunda mano a través el ama de llaves de una amiga cercana de la princesa Diana y que saben que la misma persona dejo otros vestidos diseñados por Bruce Oldfield para ella.
 Según el portavoz de la casa de subastas, hay más personas de la pequeña ciudad inglesa de Hereford que “tienen en sus armarios otros vestidos de la princesa Diana y no lo saben.
 Pequeños tesoros escondidos en los armarios que pueden significar una sorpresa económica si se ofrecen al mejor postor.
Al menos el desarrollo de la historia hace suponer que puede que fuera la misma princesa quien regalara algunas de las prendas de su armario a sus amistades después de usarlas.

El año ‘horribilis’ de las Campos.................Maite Nieto

La presentadora y sus dos hijas viven sus momentos más bajos con la reaparición del cáncer de Terelu y el ocaso profesional de la matriarca.

María Teresa Campos, con su hijas Carmen y Terelu.
María Teresa Campos, con su hijas Carmen y Terelu. GTRES

 

Cuando en marzo de 2017 Telecinco canceló Qué tiempo tan feliz, el programa que presentaba cada fin de semana María Teresa Campos desde hacía ocho años, parecía que había llegado el gran cataclismo a la vida de una presentadora acostumbrada a tener a sus pies a la audiencia y a las cadenas de televisión por las que había pasado.
 Sin embargo, la sucesión de adversidades solo acababa de empezar.
En mayo, la periodista sufrió un ictus mientras su pareja, Edmundo Bigote Arrocet participaba como concursante en Supervivientes, un reality de la misma cadena que dio por finalizado su programa, pero con la que había firmado un contrato de larga duración que, según un comunicado de Mediaset, “permitirá a la periodista seguir vinculada al grupo con nuevos proyectos”.
Teresa Campos superó el ictus sin que le dejara secuelas, su hija Terelu anunciaba en mayo que estaba curada del cáncer que padecía y Carmen Borrego abandonaba definitivamente el anonimato de un trabajo tras las cámaras para convertirse en otro personaje más de la cadena en la que trabajan las tres y que se empeñó en convertir sus vidas personales en carne de reality.
  Así nació Las Campos, madre e hijas abriendo las puertas de su intimidad para enseñar cómo vivían, cómo discutían, quién trabajaba en su casa y con qué cara se levantaban por las mañanas. El año 2017 acabó con una reunión en la casa materna a la que convocaron a periodistas de todos los medios para presentar nuevas entregas de Las Campos, que las situaban en distintos escenarios del mundo, el primero, Nueva York. 
El nuevo programa que Teresa Campos quedaba aparcado en favor del intento de convertirlas en las Kardashian españolas.
Terelu Campos, con su madre, llegando al hospital donde fue operada.
Terelu Campos, con su madre, llegando al hospital donde fue operada. GTRESONLINE
La audiencia siguió respondiendo al morbo de ver a madre e hijas en acción, pero muchos profesionales comenzaron a preguntarse a qué se debía que el trío se aviniera a exponer su intimidad si podían seguir viviendo de sus respectivas profesiones. 
Volvieron a arreciar los comentarios sobre sospechas que siempre habían estado ahí, pero nunca se han concretado: la matriarca tira de sus hijas y sin ella sus trabajos y su nivel de vida pende de un hilo.
 La periodista dijo entonces que lo hacía para divertirse.
 La semana pasada, su hija Carmen Borrego confesó en una entrevista publicada en Semana que "se ha arrepentido de hacerlo". Y añadió "Si algo se ha ganado mi madre durante tantos años es el respeto".
 Y sobre Las Campos, arreciaron las críticas e incluso la mofa.

2018 ha superado las expectativas del clan Campos y no precisamente para bien.
 Teresa Campos no ha conseguido un programa propio con el que volver a la televisión y no parece que haya planes para que se materialice algún proyecto.
 La edad no perdona y los espectadores reclaman sangre nueva que consumen a ritmo desmesurado. 
Terelu Campos y Carmen Borrego, pasada la pasión televisiva por ver su vida pasar, prácticamente se limitan a aparecer como colaboradoras en Sálvame y los programas satélite de los que se nutre (léase realities diversos de la cadena amiga de la familia).
Y si el clavo de no tener un programa con el que despedirse de sus seguidores se ha hundido profundamente en el ánimo de la matriarca, nada ha afectado más al ánimo de la familia que la reaparición del cáncer en la vida de Terelu. 
 En pocos meses se ha sometido a tres intervenciones quirúrgicas. Primero para extirpar el nuevo tumor de mamá que apareció por sorpresa cuando daba la enfermedad por olvidada; después para realizarse una doble mastectomía preventiva y más tarde para solucionar complicaciones causadas por esta intervención.
 El rostro de la hija mayor de la presentadora refleja todo el dolor y sufrimiento que está pasando durante estos meses, y su larga ausencia de la televisión ha aumentado el interés por conocer cualquier detalle sobre la evolución de su enfermedad y sobre el estado de ánimo tanto de ella como de su madre y su hermana.

A todo esto se han sumado dos nuevos frentes: la casa en la que María Teresa Campos invirtió gran parte de sus ahorros y que ahora quiere vender, sin éxito, para conseguir dinero en efectivo, y la traición de María, la empleada de hogar que llevaba trabajando 15 años en su casa, que la ha denunciado por despido improcedente, y que espera su oportunidad para vender al mejor postor los secretos de la familia. 
 Sobre este conflicto María Teresa Campos ha sido muy explícita. Según su versión, María a quien consideraba de su total confianza, se marchó de vacaciones y no volvió. 
La denuncia ha sido la guinda de un conflicto que no entienden: “Es lo más grande que podía pasarme”, dijo la presentadora a la revista Diez Minutos, “Por ella habría puesto las manos en el fuego”. 
Respecto a venta de la casa, parece que la operación se frustró en el último momento.
 Un contratiempo importante a tenor de las noticias que apuntan a que la periodista y presentadora ya ha alquilado otro chalé, mucho más pequeño, y quiere reducir sus gastos para sanear su economía y no tener que hacer uso de su patrimonio ante la proximidad del final del contrato que firmó en 2017 con Mediaset.
En cualquier caso, nada es comparable con el caos sentimental en el que ha caído la familia a causa de la enfermedad de Terelu Campos. “He llegado a pensar que mi hermana perdía el conocimiento de dolor”. “La soledad de mi hermana, con lo que tiene encima, me desgarra”. “He visto llorar a mi madre sin consuelo cuando bajaban a mi hermana al quirófano”. 
Son algunas de las frases de la entrevista que concedió Carmen Borrego a la revista Semana, que desvelan el bajo momento por el que están pasando.