Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

9 dic 2018

Ella votó a quien quiso...................................... Elvira Lindo.

Él no entendía que su mujer revelara un criterio propio.

Parlamentarias de UCD en la legislatura constituyente (1977-1979).
Parlamentarias de UCD en la legislatura constituyente (1977-1979).
No recuerdo qué hacía yo aquel 6 de diciembre de 1978 cuando se ratificó en referéndum la Constitución Española. 
Si el país comenzaba una nueva etapa histórica, yo trataba de sobrevivir a una hecatombe privada: la muerte de mi madre.
 A mi madre le dio tiempo a votar un año antes en las primeras elecciones democráticas.
 Recuerdo, esto sí vivamente, ese camino desde casa hasta el colegio electoral. Lo hice con ella. Hoy considero aquel día, el más importante de mi educación cívica.
 Mis padres habían discutido sobre el partido al que querían votar. Más bien era mi padre el que, siempre mandón y avasallador, le explicaba a mi madre cuál debía de ser la papeleta elegida.
Él no entendía que su mujer revelara de pronto un criterio propio, y recuerdo que durante muchos días tuvimos que asistir en la comida a monólogos de mi progenitor que pretendía reconducir la opinión de la esposa descarriada.
 Mi madre no estaba en absoluto desinformada: el gran consuelo de su enfermedad fue la lectura, y la recordamos en el sofá, con sus gafas redondas, leyéndose el periódico de principio a fin.
 Era la suya una decisión meditada y tozuda. Ella, que tanto había cedido, o que se había casado para ceder, ahora decía no: se atrevía a desafiar al empecinado marido .

Los dos votaron a la izquierda, pero a distintos partidos. Hicieron un viaje largo, porque no provenían de ella. 
Pero el hecho de vivir en un barrio periférico de clase trabajadora y percibir, con miedo y con curiosidad, las consignas que llevaban a casa los hijos adolescentes alumbró un camino jamás transitado por ellos.
 Se dejaron transformar por el ambiente, seducir por los hijos. Ahora es cuando entiendo el enorme valor de sus decisiones.
 Y vienen hacia mí, como chispazos, imágenes que la memoria parecía haber perdido, pero que mi madurez recupera: el terror a que el atentado contra los abogados laboralistas de Atocha devolviera al país a la dictadura; la consideración que el Partido Comunista se granjeó en aquel entierro de elocuente silencio, la alegría de la legalización del PCE, que legalizaba (sobre todo) a los hijos militantes.
 Cuánto miedo tuvieron que experimentar y también cuánta emoción al saberse de pronto partícipes del cambio.
En todas estas celebraciones en torno a la Constitución se habla de los padres de esta norma suprema (poco de las mujeres que contribuyeron a ella, como aquí escribió Mariola Urrea) y las imágenes suelen enfocar a los diputados de entonces, a los de ahora, a los expresidentes y al presidente, pero no se incide en algo que nos haría entender mejor la evolución del país: la actitud de un pueblo que viniendo del régimen franquista, bajo el que transcurrió gran parte de su vida, respondió con tan ejemplar serenidad a unos días de vértigo.
 ¿Se puede medir la distancia entre el silencio que había dominado su existencia y el derecho a expresar al fin su voluntad? Es imposible que nos hagamos una idea.
 Miramos con condescendencia el pasado, nos pensamos más audaces, mejor informados. 
Pero cada vez que aparecen imágenes sobre el pueblo llano manifestándose o haciendo cola para votar en aquellos 1977-1978, yo anhelo un largo reportaje: quiero ver a esa gente, deseo observar cómo vestía, cómo se expresaba; encontrar entre todos ellos a mi madre, conmigo a su lado. 
Ser testigo de nuevo de ese pequeño acto de rebeldía memorable que tanto me marcó personal y políticamente.
 Ella votó a quien quiso.

 

Los historiadores de arte, contra la exposición sobre Leonardo comisariada por Christian Gálvez




Un grupo de catedráticos critica el “intrusismo” del presentador, artífice de la muestra en Madrid sobre el genio renacentista.

Christian Gálvez, comisario de la exposición sobre Leonardo en el Palacio de las Alhajas. En vídeo, una muestra de la exposición.
La propuesta de Christian Gálvez en torno a la figura de Leonardo da Vinci, una muestra en el Palacio de las Alhajas, en Madrid, titulada Los rostros del genio, acompañada de un conjunto de piezas expuestas en la zona de tránsito de la Biblioteca Nacional (BNE), como preludio a la exposición de los Códices Madrid I y Madrid II del genio renacentista, ha provocado una denuncia de intrusismo profesional contra el popular presentador del programa de televisión Pasapalabra. 
 La queja la firma el Comité Español de Historia del Arte (CEHA), entidad que agrupa a más de 500 catedráticos de la materia. En el comunicado, del pasado jueves, los expertos censuran la complicidad en el proyecto de Ana Santos, directora de la BNE, bajo cuyo paraguas institucional se ha organizado la doble exposición.
La declaración de los catedráticos responde a las quejas recibidas por varios asociados, entre ellos el profesor Benito Navarrete, de la Universidad de Alcalá de Henares. 
Escuchadas las inquietudes y vista la doble exposición, la asociación ha decidido “denunciar por intrusismo profesional” a Gálvez, quien, “apoyándose en una popularidad televisiva y en sus conocimientos sobre la figura de Leonardo traducidos en obras de ficción con, a veces, dudosas bases histórico-documentales, le han permitido situarse en referente sociológico sin ningún aval de carácter científico”, dicen en su nota. 
Reconocen la capacidad mediática de Gálvez, “a la que se unen las diversas fundaciones, empresas e instituciones y sus lógicos intereses comerciales y de imagen”, pero lamentan en el texto que “se ha difundido una imagen de gran exposición que no se corresponde con la realidad”. 

Preguntada ayer por este diario, Santos se negó a pronunciarse sobre el texto.
 Dijo que no lo había leído y que solo lo hará cuando la queja sea oficial. “Nadie me lo ha mandado ni lo he visto publicado”, explicó.
La parte de la que es autor intelectual Gálvez se expone en el Palacio de las Alhajas, y propone una revisión de “Leonardo en vaqueros”, según dijo el presentador el día de la presentación, el pasado 28 de noviembre.
 Con afán didáctico, sitúa su figura con recursos audiovisuales, maquetas y experiencias de realidad aumentada. 
El intrusismo es para los historiadores doble. Galvez “ni es experto reconocido científicamente en la figura de Leonardo ni en la cultura de su época”.
 “Tampoco es”, añaden, “profesional en lo que se refiere a la curaduría [sic] de exposiciones”.
Nada tienen los historiadores que oponer al trabajo de Elisa Ruiz, catedrática de Paleografía y gran experta en la obra manuscrita del artista florentino, que se responsabiliza de la instalación de los dos Códices y de su entorno histórico.
 Sí critican, en cambio, que la BNE se asocie al proyecto. “En esta ocasión, creemos que se han buscado unos malos compañeros de viaje, los cuales han diluido el trabajo que se viene haciendo con todo rigor en la Biblioteca Nacional”.
La directora de la BNE valoró el día de la inauguración en el Palacio de las Alhajas, propiedad de Montemadrid, que "las instituciones se unan para proyectos de este calibre". 
También declinó pronunciarse sobre la propuesta de Gálvez, porque no la "había visto".
 Ayer dijo que aún no había sacado tiempo para ello.
 “Lo que puedo decir es que me parece positivo que si 30.000 personas, por ejemplo, prefieren ver esta exposición en lugar de irse a ver espectáculos llenos de agresividad, todo habrá valido la pena.” 
Y añade el dato de que desde que se abrió la muestra de los Códices, las visitas han aumentado un 400% en la BNE".
El 27 de noviembre, Santos, ante las quejas de Navarrete y otros profesores, contestó por escrito al presidente del CEHA, Rafael López Guzmán: “En la BNE, se van a exponer los Códices Madrid y la comisaria de la exposición es la profesora Elisa Ruiz, cuyo prestigio y calidad académica queda fuera de duda. 
En la parte de la escalera, zona no destinada a exposiciones, sino espacio de tránsito de personas, se han colocado algunas reproducciones de gran tamaño de máquinas y objetos, réplica de las contenidas en los Códices”.
 Y añadía: “De la selección de estas reproducciones se ha hecho cargo el señor Gálvez, al igual que altruistamente ha financiado todos los gastos de la exposición. 
Por lo tanto, la afirmación del señor Navarrete falta a la verdad y está basada en una entrevista [en El Mundo a Gálvez], sin haberse molestado en contrastar la información”.

 

Para que nos encierren..................................Juan José Millás............

Juan José MillásPara que nos encierren 




TROPIEZA UNO con esta foto nada más despertarse de la siesta, todavía sin saber si se encuentra aquí o allí, y por un momento cree que la han sacado de su álbum familiar, cuando pertenece a un inglés que tiene hijos y nueras y nietos y una esposa:
 lo que reúne, en fin, la mayoría de la gente al alcanzar determinada edad.
 En eso se parece asombrosamente todo el mundo.
 La confusión se debe a que a este hombre nos lo hemos encontrado hasta en la sopa. 
Lo hemos visto hacerse mayor fotograma a fotograma, que es como repasamos la vida segundos antes de morir, y al cabo de los años parece como de la familia.
 No de la familia de aquí al lado, de la de los primos que viven en Valladolid o en Badajoz, sino de la familia lejana. 
Nos referimos a ese pariente del que se habla en las cenas de Navidad, que emigró de niño o se fugó de joven y un día se manifiesta en las cabeceras de los telediarios porque ha llegado a vicepresidente del país en el que fue a caer.
 El señor de la foto ha conseguido convertirse en Carlos de Inglaterra, ocupación de la que se puede vivir sin preocupaciones de ningún tipo a costa del contribuyente. 
Se trata de un individuo sin gracia, algo turbio (se declaró a su actual mujer asegurándole que le gustaría ser su tampax), cuya existencia ni nos va ni nos viene.
 Pero observa uno esta imagen que acaba de salir en el periódico y descubre que le tiene algo de ese cariño mecánico e involuntario que genera el roce.
 Vamos, que en el fondo de tu corazón te alegras de que le vaya bien.
 La pregunta es si estamos o no estamos como para que nos encierren. 

A Isadora Duncan.............................Irene Gracia

Bailaba como si cada actuación fuese la última, parecía de otra galaxia. La autora glosa la figura de una artista única que vivió al límite.
ADIOS, AMIGOS míos, me voy a la gloria”.
Con palabras así de alegres y lapidarias te despediste de este mundo antes de subir a aquel Bugatti en el paseo de los Ingleses.
 Iba a ser tu último viaje, y daba la impresión de que tu corazón ya lo sabía.
Cierro los ojos y veo tu rostro lleno de luz, tus ­cabellos sueltos, tus pies desnudos, la túnica que ­apenas vela tu cuerpo, tus brazos acariciando los astros, tu cabeza inclinada hacia atrás como las bacantes de los frisos griegos…
Te conocí en la infancia gracias a una película.
 Al día siguiente me sentía otra: quería ser el cofre de tu memoria, quería dedicar mi vida al arte.
 Después leí tu autobiografía, y cruzando las fronteras del espacio y el tiempo te acompañé en el sepelio de tus hijos Deirdre y Patrick, que cayeron en manos de las ondinas carnívoras del Sena por el descuido del chófer que conducía el automóvil en el que viajaban.
Los accidentes trágicos fueron el negro sol de tu vida. 
Y tú, que habías heredado el saber de las pitonisas griegas, te adelantaste a su fin con más de un presagio. Tu ardor tenía siempre un fondo amargo, pero solo tú lo sabías y lo expresabas en tu danza.
Cuando bailabas, la vida y la muerte seguían tus pasos como dos hermanas siamesas y malvadas, vincu­ladas a la noche y al agua. 
Tú misma contabas que de niña las olas fueron tus maestras y yo te creo. 
Llevabas siempre contigo un aliento que te sobrepasaba y que expandía hasta el límite de lo posible tus deseos.
 Desgarraste el velo de Maya de la danza y te atreviste a bailar como nadie había bailado hasta entonces. 
Eras el odre de la ligereza y la magnificencia.
 Eras la generosidad suprema y tu cabeza estaba llena de estrellas danzarinas.
Los periodistas te llamaban ninfa, pero tú decías que eras la hija de Dioniso, el dios de la dicha a profusión pero también de la tragedia. Por eso las desdichas se fueron sucediendo en tu existencia a la par que las alegrías, y fuiste la inspiración de muchos artistas que contigo aprendieron a ser más libres, más audaces, más verdaderos.
Cuentan que salías al escenario como una vestal escapando de un templo en llamas, que tus bailes eran rituales sagrados que transmitían todas las emociones, y erizaban la piel del cuerpo y la piel del alma: el público lloraba de dicha, y los que aspiraban a ridiculizarte cambiaban su propósito al mirarte y temblaban ante la epifanía del arte.
Bailabas como si cada actuación fuese la última, con una energía titánica. 
Parecías de otra galaxia. Tu tercer hijo nació en tiempos de guerra y no vivió lo suficiente para tener nombre. 
Un día profetizaste: “¡Las máquinas han sido mis enemigos, mataron a mis tres hijos… Tal vez un día una máquina me mate!”. Una vez más, no erraste en tu vaticinio. 
 Daba la impresión de que tenías acceso al Libro de la Vida. Viajaste a Grecia, para beber el saber antiguo y predecir la danza del futuro.
 Viajaste a Rusia para vivir desde dentro la revolución y bailar en medio del fragor.
 Las aguas y las máquinas marcaron tu destino.
 Tu padre se ahogó en el naufragio de un barco.
 El Sena se bebió la vida de tus hijos.
 Tu esposo, el poeta Sergei Esenin, se ahorcó colgándose de la tubería de un hotel de Leningrado, tras escribir un poema con su sangre. 
Y tú, querida mía, falleciste frente al mar de tus anhelos, pero bien sabes que nunca mueren del todo los que sobrepasaron el límite de sus propios deseos.
 Tu restes dans mon cœur à jamais, ma sœur. 
Leí este texto o Columna porqué me llamó la atención que se dijera algo sobre Isadora Duncán,, conocida para mi en la película que interpretaba Vanessa Redgrave. Creo que una mujer que nos hizo vibrar a muchas mujeres jóvenes por el ansia de cambio que exhalaba. Con Reds y Warren Beaty que le faltaba mucho para convertirse en una momia. salía contenta y pensando entonces que el cambio social y político llegaba al mundo y a España tb, porque nunca imaginé que pasara lo que está pasando ahora en España. Nunca Pensé que una Isadora Duncan nos bailara , y menos ante el panaroma actual con la Derecha expandida como un fantasma.