El alemán Peter Scholze, director del Instituto Max Planck de Matemáticas.Universidad de Bonn
Con 17 años tocaba el bajo en un grupo de rock, con 24 se convirtió
en el catedrático más joven de la historia de Alemania —tras estudiar la
carrera de Matemáticas en solo año y medio— y con 27 rechazó un premio
New Horizons para jóvenes matemáticos prometedores, dotado con 100.000
dólares. Hoy, con 30 años, Peter Scholze
es uno de los cuatro investigadores reconocidos con la medalla Fields,
considerada como un premio Nobel para matemáticos menores de 40 años. Los otros tres ganadores son el iraní Caucher Birkar, el australiano
Akshay Venkatesh y el italiano Alessi Fegalli. Los cuatro eran habituales en las quinielas de los premios. Scholze,
nacido en Dresde en 1987 y recién nombrado director del Instituto Max
Planck de Matemáticas, es el padre de una nueva clase de estructuras
geométricas, los espacios perfectoides, que han sido muy útiles en el
llamado Programa Langlands. Se trata de “una teoría fascinante que teje
una telaraña de sensacionales conexiones entre campos matemáticos que a
primera vista parecen encontrarse a años luz de distancia: álgebra,
geometría, teoría de números, análisis y física cuántica”, según
describe el ruso-estadounidense Edward Frenkel en su libro Amor y matemáticas. “Si vemos estos campos como continentes en el mundo oculto de las
matemáticas, el Programa Langlands constituiría el dispositivo
definitivo de teletransporte, capaz de llevarnos instantáneamente de uno
a otro, de ida y de vuelta”, añade Frenkel.
Scholze nunca ha explicado por qué rechazó el premio New Horizons y
sus 100.000 dólares, pero en algunos foros matemáticos se especula con
que, siendo ya uno de los mejores de su disciplina con 27 años, no veía
sentido a recibir un premio para investigadores prometedores. “Está
considerado como uno de los matemáticos más brillantes de su
generación”, ha explicado hoy en un comunicado José Ignacio Burgos,
investigador del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT). Los ganadores de la medalla Fields —que se entrega cada cuatro años—
se han dado a conocer en el Congreso Internacional de Matemáticos que se
ha inaugurado hoy en Río de Janeiro (Brasil). La iraní Maryam
Mirzakhani, fallecida el año pasado
a los 40 años, es la única mujer entre los más de medio centenar de
premiados desde 1936. Los cuatro varones galardonados en esta edición
comparten su precocidad. Akshay Venkatesh,
nacido en 1981 en Nueva Delhi (India) y criado en Australia, ganó con
solo 12 años una medalla en la Olimpiada Matemática Internacional. Con
13 años, empezó la carrera de Matemáticas y Física en la Universidad de
Australia Occidental. Con 20 años, acabó su doctorado en la Universidad
de Princeton, en EE UU. Y desde los 27 años es profesor en la
Universidad de Stanford.
Caucher Birkar nació en 1978 en Marivan, una región kurda de Irán, en
la frontera con Irak. Su especialidad es la geometría algebraica, un
mundo multidimensional en el que multitud de ecuaciones definen otra
multitud de formas, como las elipses y los llamados óvalos de Cassini,
según resume el congreso brasileño en un comunicado.
Birkar, tras estudiar Matemáticas en la Universidad de Teherán, emigró
al Reino Unido. Hoy, ya con la nacionalidad británica, es catedrático de
la Universidad de Cambridge. El cuarto galardonado es el italiano Alessio Figalli
(Roma, 1984). El matemático, hoy catedrático de la Escuela Politécnica
Federal de Zúrich, hizo su tesis doctoral en solo un año, bajo la
supervisión del francés Cédric Villani, una de las caras más conocidas
de las matemáticas mundiales gracias a su peculiar manera de vestir.
Figalli ha realizado “contribuciones fundamentales” a la llamada teoría
de regularidad del problema del transporte óptimo, según destaca el
ICMAT. “Esta cuestión consiste en distribuir recursos de forma que el
coste de un cierto proceso sea el menor posible . Por ejemplo, la
transmisión de oxígeno a las células, o la distribución de mercancías
entre un almacén central de una cadena y todos sus supermercados”,
detalla la institución.
A lo largo
de la historia, y con diversos enfoques (de la exaltación a la
cosificación), han sido muchos los artistas que se han inspirado en la
belleza del cuerpo del hombre.
Hemos pedido a cuatro especialistas los
mejores ejemplos de desnudos artísticos masculinos: el historiador y
novelista Bruno Ruiz-Nicoli, especializado en la antigüedad clásica;
los
artistas Carmen González Castro y David Trullo, que desde una mirada
contemporánea suelen emplear el motivo del desnudo en su obra; y el
periodista cultural Ianko López.
'Marte' (hacia 1638), de Diego de Velázquez. Museo del Prado
'Hombre en el baño' (1884), de Gustave Caillebotte. Museo de Bellas Artes de Boston .
Los 20 mejores desnudos masculinos de la historia del arte
A lo largo
de la historia, y con diversos enfoques (de la exaltación a la
cosificación), han sido muchos los artistas que se han inspirado en la
belleza del cuerpo del hombre. Hemos pedido a cuatro especialistas los
mejores ejemplos de desnudos artísticos masculinos: el historiador y
novelista Bruno Ruiz-Nicoli, especializado en la antigüedad clásica; los
artistas Carmen González Castro y David Trullo, que desde una mirada
contemporánea suelen emplear el motivo del desnudo en su obra; y el
periodista cultural Ianko López. Este es el resultado
1'Marte' (hacia 1638), de Diego de Velázquez. Museo del Prado (Madrid) ¿Pero qué hace este hombre desnudo?
En un contexto tan puritano (de puertas para afuera) como la España del
Barroco, la mitología ofrecía una interesante coartada para representar
cuerpos desnudos. Así que Velázquez (Sevilla, 1599-Madrid, 1660), el
pintor real, representó al dios romano de la guerra para Felipe IV y la
obra se integró, junto a otras de Rubens con motivos similares, en la
decoración de uno de sus pabellones de caza. ¿Por qué es tan bueno?
Parece ser que Velázquez utilizó como modelo a un veterano de guerra, y
el realismo con el que lo retrató es lo que más llama la atención del
cuadro. No se trata solo de la increíble autenticidad de la carne, sino
de algo que va mucho más allá de lo que podría tocarse u olerse: la
melancolía del personaje rompe con la clásica rigidez y la idealización
con que se representaba a los dioses clásicos, y siglos después nos hace
pensar irremediablemente en el ocaso de un imperio basado en el poder
–ya herido de muerte– de las armas.
2'Hombre en el baño' (1884), de Gustave Caillebotte. Museo de Bellas Artes de Boston ¿Pero qué hace este hombre desnudo?
El especialista en historia del arte Bruno Ruiz-Nicoli destaca la
excepcionalidad de esta obra de Gustave Caillebotte (Francia,
1848-1894), realizada en un momento en el que por lo general se
representaba a mujeres en este tipo de actitudes: “Si la intimidad
femenina ha sido representada en el arte como espacio erotizado desde el
siglo XVIII, el aseo masculino se ha mantenido en un terreno marginal”.
¿Por qué es tan bueno? “Caillebotte burla el
tabú con un gesto enérgico. La figura ha salido de la bañera dejando un
rastro de humedad y seca con fuerza su espalda”, analiza Ruiz-Nicoli. El
vigor realista y la sensualidad del momento nos interpelan.
'Edipo y la Esfinge' (1802), de Jean-Auguste-Dominique Ingres. Museo del Louvre (París) 'San Juan Bautista' (Doria-Pamphilj) (1602), de Caravaggio. Galleria Doria-Pamphilij. Roma. 'Hércules Farnesio' (siglo IV a.C.), de Lisipo. Museo Arqueológico de Nápoles
Los 20 mejores desnudos masculinos de la historia del arte
A lo largo
de la historia, y con diversos enfoques (de la exaltación a la
cosificación), han sido muchos los artistas que se han inspirado en la
belleza del cuerpo del hombre. Hemos pedido a cuatro especialistas los
mejores ejemplos de desnudos artísticos masculinos: el historiador y
novelista Bruno Ruiz-Nicoli, especializado en la antigüedad clásica; los
artistas Carmen González Castro y David Trullo, que desde una mirada
contemporánea suelen emplear el motivo del desnudo en su obra; y el
periodista cultural Ianko López. Este es el resultado
1'Marte' (hacia 1638), de Diego de Velázquez. Museo del Prado (Madrid) ¿Pero qué hace este hombre desnudo?
En un contexto tan puritano (de puertas para afuera) como la España del
Barroco, la mitología ofrecía una interesante coartada para representar
cuerpos desnudos. Así que Velázquez (Sevilla, 1599-Madrid, 1660), el
pintor real, representó al dios romano de la guerra para Felipe IV y la
obra se integró, junto a otras de Rubens con motivos similares, en la
decoración de uno de sus pabellones de caza. ¿Por qué es tan bueno?
Parece ser que Velázquez utilizó como modelo a un veterano de guerra, y
el realismo con el que lo retrató es lo que más llama la atención del
cuadro. No se trata solo de la increíble autenticidad de la carne, sino
de algo que va mucho más allá de lo que podría tocarse u olerse: la
melancolía del personaje rompe con la clásica rigidez y la idealización
con que se representaba a los dioses clásicos, y siglos después nos hace
pensar irremediablemente en el ocaso de un imperio basado en el poder
–ya herido de muerte– de las armas.
2'Hombre en el baño' (1884), de Gustave Caillebotte. Museo de Bellas Artes de Boston ¿Pero qué hace este hombre desnudo?
El especialista en historia del arte Bruno Ruiz-Nicoli destaca la
excepcionalidad de esta obra de Gustave Caillebotte (Francia,
1848-1894), realizada en un momento en el que por lo general se
representaba a mujeres en este tipo de actitudes: “Si la intimidad
femenina ha sido representada en el arte como espacio erotizado desde el
siglo XVIII, el aseo masculino se ha mantenido en un terreno marginal”.
¿Por qué es tan bueno? “Caillebotte burla el
tabú con un gesto enérgico. La figura ha salido de la bañera dejando un
rastro de humedad y seca con fuerza su espalda”, analiza Ruiz-Nicoli. El
vigor realista y la sensualidad del momento nos interpelan.
3'Edipo y la Esfinge' (1802), de Jean-Auguste-Dominique Ingres. Museo del Louvre (París) ¿Pero qué hace este hombre desnudo?
“Edipo se enfrenta desnudo a la Esfinge porque es un héroe y un hombre.
Los esqueletos que le rodean muestran las consecuencias que provocaría
un error al responder al acertijo. ¿Qué ser camina sobre cuatro patas,
sobre dos y sobre tres? Edipo responde inclinando su torso hacia el
monstruo en una afirmación de su propia identidad. Lo tienes ante ti,
parece decir”, explica Bruno Ruiz-Nicoli. ¿Por qué es tan bueno?
Jean-Auguste-Dominique Ingres (Francia, 1780-1867) es uno de los
pintores más excéntricos de la historia del arte. Clásico y anticlásico a
la vez, modernísimo y arcaico, ha desconcertado a muchos historiadores.
Sea como fuere, aquí nos fascina por la cualidad alabastrina de la piel
del protagonista, que parece invitarnos a tocarla.
4'The most beautiful part of a man’s body' (La parte más hermosa del cuerpo de un hombre) (1986), de Duane Michals ¿Pero qué hace este hombre desnudo?
Ah, esa parte del cuerpo masculino. “La parte más hermosa del cuerpo de
un hombre creo que está allí donde el torso se asienta”, ha dicho el
autor de esta obra, el fotógrafo Duane Michals (Pensilvania, Estados
Unidos, 1932). Y no es el único en pensarlo. ¿Por qué es tan bueno?
El especialista en historia del arte Bruno Ruiz-Nicoli nos recuerda que
Duane Michals hace explícita su opinión a través del texto y manifiesta
así lo que, a lo largo de la historia, permanecía codificado en la
propia obra: “Las líneas gemelas, de una gracia femenina, envuelven el
tronco, guiando los ojos hacia abajo, hacia su intersección, el punto de
placer.”
5'San Juan Bautista' (Doria-Pamphilj) (1602), de Caravaggio. Galleria Doria-Pamphilij. Roma. ¿Pero qué hace este hombre desnudo?
Caravaggio (Italia, 1571-1610) revolucionó la pintura religiosa tomando
como modelos a personas que encontraba en las calles, con lo que logró
un extra de realismo que supuso un avance respecto a los modos
manieristas inmediatamente anteriores. Y eso se transmite a los
desnudos, incluidos los de personajes de los Evangelios. ¿Por qué es tan bueno?
“La carga homoerótica que transmite el joven que representa a San Juan
Bautista radica en su realismo. El abrazo al carnero y el apoyo sobre la
piel de cabra enfatizan la sensualidad de la composición en espiral”,
analiza Bruno Ruiz-Nicoli.
6'Hércules Farnesio' (siglo IV a.C.), de Lisipo. Museo Arqueológico de Nápoles ¿Pero qué hace este hombre desnudo?
En la antigua Grecia, el gimnasio (o “palestra”) formaba parte del día a
día de todo hombre con categoría de ciudadano. Y el semidiós Hércules o
Heracles, hijo de Zeus, era epítome del superhombre, lleno de arrojo y
vigor. “La desnudez era propia de los dioses, los héroes y los atletas”,
explica sobre esta obra de Lisipo (hacia 370 antes de Cristo-hacia 318
antes de Cristo) el especialista en historia del arte Bruno Ruiz-Nicoli.
¿Por qué es tan bueno? Para Ruiz-Nicoli, todo
radica en la originalidad del momento elegido por el artista: “Lisipo, a
quien se atribuye el original de esta obra, reflejó el cansancio de
Hércules tras finalizar sus doce trabajos. El reposo de su masiva
musculatura oculta la clave de la obra: las manzanas de las Hespérides
de su mano derecha”.
'Cristo muerto sostenido por un ángel' (1475-1476), de Antonello da Messina. Museo del Prado. 'David' (1501-1504), de Miguel Ángel. Galleria dell'Accademia, Florencia 'Torso Belvedere' (siglo I a.C.), Anónimo. Museos Vaticanos
Los 20 mejores desnudos masculinos de la historia del arte
A lo largo
de la historia, y con diversos enfoques (de la exaltación a la
cosificación), han sido muchos los artistas que se han inspirado en la
belleza del cuerpo del hombre. Hemos pedido a cuatro especialistas los
mejores ejemplos de desnudos artísticos masculinos: el historiador y
novelista Bruno Ruiz-Nicoli, especializado en la antigüedad clásica; los
artistas Carmen González Castro y David Trullo, que desde una mirada
contemporánea suelen emplear el motivo del desnudo en su obra; y el
periodista cultural Ianko López. Este es el resultado
1'Marte' (hacia 1638), de Diego de Velázquez. Museo del Prado (Madrid) ¿Pero qué hace este hombre desnudo?
En un contexto tan puritano (de puertas para afuera) como la España del
Barroco, la mitología ofrecía una interesante coartada para representar
cuerpos desnudos. Así que Velázquez (Sevilla, 1599-Madrid, 1660), el
pintor real, representó al dios romano de la guerra para Felipe IV y la
obra se integró, junto a otras de Rubens con motivos similares, en la
decoración de uno de sus pabellones de caza. ¿Por qué es tan bueno?
Parece ser que Velázquez utilizó como modelo a un veterano de guerra, y
el realismo con el que lo retrató es lo que más llama la atención del
cuadro. No se trata solo de la increíble autenticidad de la carne, sino
de algo que va mucho más allá de lo que podría tocarse u olerse: la
melancolía del personaje rompe con la clásica rigidez y la idealización
con que se representaba a los dioses clásicos, y siglos después nos hace
pensar irremediablemente en el ocaso de un imperio basado en el poder
–ya herido de muerte– de las armas.
2'Hombre en el baño' (1884), de Gustave Caillebotte. Museo de Bellas Artes de Boston ¿Pero qué hace este hombre desnudo?
El especialista en historia del arte Bruno Ruiz-Nicoli destaca la
excepcionalidad de esta obra de Gustave Caillebotte (Francia,
1848-1894), realizada en un momento en el que por lo general se
representaba a mujeres en este tipo de actitudes: “Si la intimidad
femenina ha sido representada en el arte como espacio erotizado desde el
siglo XVIII, el aseo masculino se ha mantenido en un terreno marginal”.
¿Por qué es tan bueno? “Caillebotte burla el
tabú con un gesto enérgico. La figura ha salido de la bañera dejando un
rastro de humedad y seca con fuerza su espalda”, analiza Ruiz-Nicoli. El
vigor realista y la sensualidad del momento nos interpelan.
3'Edipo y la Esfinge' (1802), de Jean-Auguste-Dominique Ingres. Museo del Louvre (París) ¿Pero qué hace este hombre desnudo?
“Edipo se enfrenta desnudo a la Esfinge porque es un héroe y un hombre.
Los esqueletos que le rodean muestran las consecuencias que provocaría
un error al responder al acertijo. ¿Qué ser camina sobre cuatro patas,
sobre dos y sobre tres? Edipo responde inclinando su torso hacia el
monstruo en una afirmación de su propia identidad. Lo tienes ante ti,
parece decir”, explica Bruno Ruiz-Nicoli. ¿Por qué es tan bueno?
Jean-Auguste-Dominique Ingres (Francia, 1780-1867) es uno de los
pintores más excéntricos de la historia del arte. Clásico y anticlásico a
la vez, modernísimo y arcaico, ha desconcertado a muchos historiadores.
Sea como fuere, aquí nos fascina por la cualidad alabastrina de la piel
del protagonista, que parece invitarnos a tocarla.
4'The most beautiful part of a man’s body' (La parte más hermosa del cuerpo de un hombre) (1986), de Duane Michals ¿Pero qué hace este hombre desnudo?
Ah, esa parte del cuerpo masculino. “La parte más hermosa del cuerpo de
un hombre creo que está allí donde el torso se asienta”, ha dicho el
autor de esta obra, el fotógrafo Duane Michals (Pensilvania, Estados
Unidos, 1932). Y no es el único en pensarlo. ¿Por qué es tan bueno?
El especialista en historia del arte Bruno Ruiz-Nicoli nos recuerda que
Duane Michals hace explícita su opinión a través del texto y manifiesta
así lo que, a lo largo de la historia, permanecía codificado en la
propia obra: “Las líneas gemelas, de una gracia femenina, envuelven el
tronco, guiando los ojos hacia abajo, hacia su intersección, el punto de
placer.”
5'San Juan Bautista' (Doria-Pamphilj) (1602), de Caravaggio. Galleria Doria-Pamphilij. Roma. ¿Pero qué hace este hombre desnudo?
Caravaggio (Italia, 1571-1610) revolucionó la pintura religiosa tomando
como modelos a personas que encontraba en las calles, con lo que logró
un extra de realismo que supuso un avance respecto a los modos
manieristas inmediatamente anteriores. Y eso se transmite a los
desnudos, incluidos los de personajes de los Evangelios. ¿Por qué es tan bueno?
“La carga homoerótica que transmite el joven que representa a San Juan
Bautista radica en su realismo. El abrazo al carnero y el apoyo sobre la
piel de cabra enfatizan la sensualidad de la composición en espiral”,
analiza Bruno Ruiz-Nicoli.
6'Hércules Farnesio' (siglo IV a.C.), de Lisipo. Museo Arqueológico de Nápoles ¿Pero qué hace este hombre desnudo?
En la antigua Grecia, el gimnasio (o “palestra”) formaba parte del día a
día de todo hombre con categoría de ciudadano. Y el semidiós Hércules o
Heracles, hijo de Zeus, era epítome del superhombre, lleno de arrojo y
vigor. “La desnudez era propia de los dioses, los héroes y los atletas”,
explica sobre esta obra de Lisipo (hacia 370 antes de Cristo-hacia 318
antes de Cristo) el especialista en historia del arte Bruno Ruiz-Nicoli.
¿Por qué es tan bueno? Para Ruiz-Nicoli, todo
radica en la originalidad del momento elegido por el artista: “Lisipo, a
quien se atribuye el original de esta obra, reflejó el cansancio de
Hércules tras finalizar sus doce trabajos. El reposo de su masiva
musculatura oculta la clave de la obra: las manzanas de las Hespérides
de su mano derecha”.
7'Cristo muerto sostenido por un ángel' (1475-1476), de Antonello da Messina. Museo del Prado. ¿Pero qué hace este hombre desnudo?
Cristo siempre ha sido representado ligero de ropa durante su Pasión, y
el 'quattrocento' italiano no supuso una excepción a esto, como
demuestra esta obra de Antonello da Messina (Italia, 1430-1479). Sobre
todo cuando se trata de mostrar en toda su crudeza las terribles heridas
abiertas en la carne del mesías cristiano. ¿Por qué es tan bueno?
“El cuerpo del Cristo muerto sostenido por un ángel es de una belleza
difícil de describir. El hijo de Dios todopoderoso, al que seguían miles
sobre la tierra, ahora ha perdido su alma y solo queda su carcasa, su
cuerpo, lánguido, inflamado, su cuello nacarado y el pecho marmóreo. Sin
atributos, bastaría tapar su herida en el costado y omitir la presencia
de la calavera que asoma tras él para encontrar una imagen ambivalente
en una escena de sensualidad inusitada”, explica la artista Carmen
González Castro.
8'David' (1501-1504), de Miguel Ángel. Galleria dell'Accademia, Florencia ¿Pero qué hace este hombre desnudo?
Miguel Ángel (Italia, 1475-1564) aplicó al héroe bíblico el mismo
patrón formal que los antiguos griegos y romanos utilizaron para sus
mitos y guerreros. Pese a su juventud (contaba solo 26 años cuando
comenzó a esculpirlo), pretendía ser reconocido por este trabajo como el
mejor artista de su tiempo, y desde luego la prueba infalible del paso
del tiempo ha decidido a su favor. ¿Por qué es tan bueno?
Al natural impresiona hasta lo indecible, pese a las multitudes que
siempre la rodean. La terribilità, esa cualidad única de las esculturas
de Miguel Ángel que convierte a sus figuras en titanes de fuerza
sobrehumana, se materializa en esa mano surcada de venas que David apoya
en su cadera. Hoy en día, ¿quién no ha utilizado la comparación con el
David de Miguel Ángel para señalar la máxima expresión de la belleza del
cuerpo masculino?
9'Joven desnudo junto al mar' (1835-1836), de Hippolyte Flandrin. Museo del Louvre (París) ¿Pero qué hace este hombre desnudo?
Discípulo de Ingres, el pintor neoclásico Hippolyte Flandrin (Francia,
1809- Italia, 1864) fue becado para estudiar durante cinco años en la
Academia Francesa de Roma, lo que le obligaba a enviar de vez en cuando
algún trabajo que demostrara que sus habilidades progresaban
adecuadamente. Aquí utiliza el cuerpo masculino como excusa para un
alarde de dibujo que en lo formal es pura academia. Pero hay mucho más
en él. ¿Por qué es tan bueno? Lo explica la
especialista Carmen González Castro: “Es especialmente bello por lo
enigmático de la situación que describe. No queda claro si algo ha
sucedido o está a punto de suceder, pero en cualquier caso el desenlace
queda fuera de campo. Su postura de introspección y la vista de su
perfil en ese fuerte claroscuro que vela el pecho y el rostro lo
convierten en un icono atemporal”.
10'Torso Belvedere' (siglo I a.C.), Anónimo. Museos Vaticanos ¿Pero qué hace este hombre desnudo?
Se cree que la pieza que hoy se conserva es una copia romana de un
original anterior. Dada su naturaleza fragmentaria, no está claro a
quién representa, aunque se ha hablado de que podría tratarse de
Hércules o Ajax, dos clásicos héroes griegos: de ahí su impresionante
musculatura. ¿Por qué es tan bueno? Es el
desnudo clásico masculino por antonomasia, por no tener rostro ni apenas
extremidades. Su influencia en el arte del Renacimiento y el Barroco
fue enorme: solo hay que mirar la obra de Miguel Ángel para
comprenderlo.
11'Thomas E. McKeller' (1917-1920), de John Singer Sargent. Museo de Bellas Artes de Boston ¿Pero qué hace este hombre desnudo?
Thomas E. McKeller era botones del Hotel Copley Plaza de Boston cuando
conoció a John Singer Sargent (Italia, 1856-1925) en uno de sus
ascensores en 1916. Y posó para él en varios estudios. Curiosamente,
este retrato permaneció oculto hasta la muerte del artista. ¿Por qué es tan bueno?
“Combina su particular estilo 'grandeur' de retrato con un engañoso
aspecto 'academia', y tanto el modelo como la pose resultan
inquietantes: la frontalidad que expone el sexo de un afroamericano en
1920 es toda una declaración”, explica el artista David Trullo.
12'Milón de Crotona' (1671-1682), de Pierre Puget. Museo del Louvre (París) ¿Pero qué hace este hombre desnudo?
Milón de Crotona era un mítico atleta del siglo VI a.C., originario de
Magna Grecia (el actual sur de Italia). Mucho después, en el Barroco
francés, el artista Pierre Puget (Francia, 1620-1694) lo tomó como tema
de una de sus esculturas en mármol, aportando a su figura un elemento
conceptual muy de la época: el paso del tiempo y lo efímero de las
glorias terrenales. ¿Por qué es tan bueno? “El
cuerpo hercúleo de Milón de Crotona contiene una carga poderosísima de
erotismo”, indica la artista Carmen González Castro. Y añade: “Su brazo
se ha quedado atrapado en el tronco de un árbol y eso lo mantiene
indefenso ante el ataque del león. Como Prometeo, o un Ecce Homo atado a
la columna, experimenta el dolor. Y en ese llegar al extremo del
sufrimiento físico hay algo que remite primitivamente al placer,
cerrando el clásico binomio dolor-placer como formas indistinguibles”.
'Martirio de San Felipe' (1639), de José de Ribera. Museo del Prado. 'El efebo de Kritios' (480 a.C.). Anónimo. Museo de la Acrópolis (Atenas) 'Abel' (1842), de Giovanni Dupré. Museo del Hermitage (San Petersburgo) 'Caín' (1902), de Wilhelm Von Gloeden
El escritor colombiano publica una humorística recopilación de historias de amor raras y legendarias.
setanta
Bogotano de 194, Daniel Samper Pizano
es periodista, escritor y futbolero.
Sin perder el sentido del humor,
también es miembro de la Academia Colombiana de la lengua.
Acaba de
publicar Camas yfamas
(Aguilar), una recopilación de “las más raras y genuinas historias de
amor”, ya sea la de Lucrecia Borgia con Pietro Bembo o la del futbolista
Slatan Ibrahimovic consigo mismo.
¿Se puede estar enamorado y conservar el sentido del humor? Barbazul y Enrique VIII lo intentaron y el fracaso fue estrepitoso.
¿Quién es el Slatan Ibrahimovic de la cultura en español? En estos tiempos, Arturo Pérez-Reverte.
¿Hay más egos en la Academia Española o en la Colombiana? En la Colombiana no hay egos, sino “como diga sumercé”.
¿Cuál ha sido la mejor pareja del mundial de Rusia? La TV OLED 4 y el VAR.
La serie
del joven cirujano con el síndrome de Savant ha hecho que Telecinco se
marque el gran éxito del verano post-Mundial con esta historia
almibarada asentada en una televisión amable.
En vídeo, tráiler de 'The Good Doctor'.
Las principales cadenas españolas en abierto han decidido que las
series extranjeras son para el verano, época de menor consumo televisivo
y de correr menos riesgos en la parrilla. En general, esta falta de
cariño de los canales por esas series se corresponde con un escaso
entusiasmo de unos espectadores que cuentan con una oferta cada vez
mayor de posibilidades para acceder a ellas antes y en mejores
condiciones. Pero en ocasiones surgen excepciones. The Good Doctor está siendo una. La
serie del joven cirujano con el síndrome de Savant ha hecho que
Telecinco se marque el gran éxito del verano post-Mundial. Arrancó el 16
de julio con datos de espectaculares: en su segundo capítulo superó los
3,5 millones de espectadores y un 25,5% de cuota de pantalla. La
segunda semana incluso subió. En vista de esto, Telecinco, que lo estaba
haciendo demasiado bien y algo tenía que hacer para estropearlo,
decidió que es mejor estirar este éxito inesperado y este lunes ha
emitido solo un capítulo de estreno y otro repetido. Aun así, las cifras
volvieron a ser buenas (19,7% y 21,3%). Habrá que ver qué harán cuando
acabe agosto y llegue la parrilla otoñal. The Good Doctor
no solo ha sido un éxito en Telecinco. Es una de las series más vistas
en el canal de pago AXN, que ya emitió su primera temporada durante el
curso televisivo (ahora la está reponiendo y en otoño estrenará la
segunda entrega), y también fue un éxito en Estados Unidos. Freddie
Highmore (el Charlie de Charlie y la fábrica de chocolate de Tim Burton y el Norman Bates de Bates Motel)
protagoniza esta historia azucarada que busca llegar al corazón de los
espectadores y arrancarles una lagrimita. Lejos de la mala leche de House (ambas comparten responsable, David Shore), huye del antihéroe para asentarse en una televisión más amable. El éxito de The Good Doctor no solo deja como lección el hecho
de que, sí, al público español de las cadenas en abierto le gusta las
series extranjeras. También nos recuerda lo lejos que estamos a veces
ciertos ámbitos seriéfilos de los gustos del público general. Entre los títulos más vistos en EE UU en 2017 abundaron historias de
policías, médicos y abogados como NCIS, Blue Bloods, NCIS: Nueva Orleans, Anatomía de Grey, Bull o la propia The Good Doctor, además de The Big Bang Theory. En las cadenas en abierto, los clásicos siguen mandando.