Adalynn, Addy como la llamaban sus familiares y amigos,
tenía un cáncer cerebral que le fue diagnosticado en noviembre de 2016.
Una enfermedad que se ha ido comiendo la vida de la pequeña de cuatro
años y que ha llegado a su fin este mes de junio, según informan varios medios estadounidenses.
Ante tan dramático suceso, a su padre, Matt Sooter, le ha sorprendido
mucho el comportamiento de su otro hijo, Jackson, y su fortaleza para
acompañar a su hermana moribunda a tan corta edad.
“Esto es algo que un niño pequeño no debe hacer”,
publicó el hombre en Facebook el pasado 2 de junio junto a una foto de
los hermanos que ha conmovido a las redes sociales.
Addy murió al día
siguiente, el día 3, acompañada de su familia y en paz, según agregó
Sooter en otro post.
La pequeña padecía Glioma de tronco encefálico infantil (DIPG,
por sus siglas en inglés).
El término médico es una descripción
genérica que hace referencia a cualquier tumor de origen glial que surja
en el tronco encefálico, incluso el mesencéfalo, la protuberancia y el
bulbo raquídeo.
Desde el diagnóstico de la pequeña, el progenitor ya
había creado un grupo de Facebook “Hope for Addy Joy – Fighting DIPG” (Esperanza para Addy Joy - Luchando DIPG, por su traducción al español).
La imagen, que ha sido compartida cientos de veces, muestra
a Jackson despidiéndose de la niña, de pie con una mano en la frente de
su hermana y cogiéndola la otra cerca del pecho.
Junto a esta foto, el
padre escribió el siguiente mensaje: “Aquí mi hijo cogiendo la mano de
su compañera de juegos, de su mejor amiga, de su pequeña hermana. Esto
no debería ser así”, continúa el progenitor, “pero así es el mundo en el
que vivimos”.
La pequeña parece dormida en la fotografía.
“Los síntomas de Addy han progresado con mucha rapidez,
pero el día antes, de repente, se despertó con ganas de jugar”, escribía
el progenitor.
Hacía semanas que la pequeña no comía ni bebía, “parece
que el final está muy cerca”, relataba el padre con tristeza.
“Recen por
mi hijo, no quiere moverse del lado de su hermana y no le vamos a
echar. Recen por nosotros”, terminaba Sooter.
Mi hija se ha ido, pero sigue ayudando a otros.
Su tumor, su cerebro y
su médula han sido donados para que puedan ser estudiados y ayudar así a
otros niños que padezcan su misma enfermedad”.