Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

13 jun 2018

La ruina como una de las bellas artes...................... Javier Montes

Un bosque colosal de bloques de mármol de Carrara sin desbastar es el plato fuerte de la exposición de Danh Vo en Burdeos.

Danh Vo, retratado en su exposición en el CAPC de Burdeos.
Danh Vo, retratado en su exposición en el CAPC de Burdeos.
Danh Vo se pronuncia Yan Vo.
 Podría parecer un detalle banal, pero nada resulta serlo en su obra o incluso en su vida. 
En ambas se funden los cálculos y las carambolas, y se puede decir que su carrera brillante empezó a despuntar justo por culpa de esa diferencia fonética.
Vo nació cerca de Saigón en 1975, cuando EE UU se retiraba de Vietnam.
 Poco después su familia huyó en un bote de madera y acabó rescatada por un carguero y refugiada en Dinamarca, donde pasó la infancia y estudió Bellas Artes.
 En 2006, aún titubeante como artista, un anciano se le acercó tras dar una charla en California y le saludó pronunciando bien su nombre.
 El sonido justo en el momento exacto dio el tono a una amistad íntima que cambió su vida. 
El hombre se llamaba Joseph Carrier, veterano de Vietnam y fotógrafo aficionado. 
Le propuso acompañarle como intérprete a un viaje a su país natal, que Vo no había vuelto a pisar.
 Aquella visita le sirvió para recolectar imágenes, impresiones y objetos procedentes de un pasado traumático y reprimido largo tiempo en la mitología familiar.
 También le llevó a “apropiarse”, en el mejor sentido, de las fotografías y de las memorias de Carrier, que usó en su primera individual importante, en 2007 en Berlín.
Algunas de esas fotos pueden verse dentro del proyecto que acaba de inau­gurar en el CAPC de Burdeos, comisariado por María Inés Rodríguez. 
Vo lleva 10 años de triunfos encadenados: ha fichado por galerías poderosas como Chantal Crousel, Marian Goodman y Kurimanzutto, y esta misma semana White Cube anunciaba su fichaje; ha representado a Dinamarca en la Bienal de Venecia de 2015; ha expuesto en centros de referencia como el Reina Sofía, el Walker Art Center o el Stedelijk, y acaba de clausurar un primer balance de madurez con una retrospectiva que ocupó la rampa más ilustre del mundo, en el Guggenheim de Nueva York.
Retrato de Danh Vo.
Retrato de Danh Vo.
Su trabajo en la gran nave del CAPC es una consistente exploración de nuevas escalas y tanteos formales.
 El plato fuerte es un bosque colosal de bloques de mármol de Carrara sin desbastar, con aire de yacimiento del pasado o ruina futura
. Aquí volvemos a adivinar conexiones entre escalas y medidas dispares del tiempo y del espacio: de lo geológico a lo geopolítico, de lo titánico a lo frágilmente humano.
 Pero el éxito no aminora la exigencia de un trabajo complejo y difícil de etiquetar
. Vo ha dicho que no busca la “comunicación de masas”. 
Su arte individualiza al espectador y se dirige a cada uno pronunciando bien su nombre.
Así que no, el nombre no es algo banal, y me lo recuerdo justo antes de saludarle en Burdeos para charlar sobre su proyecto.
 Vo es menudo, pero no endeble, y tan afable como firme. 
De lejos, empequeñecido por los bloques de mármol gigantescos, parece un adolescente. 
De cerca luce las finas patas de gallo de quien sonríe mucho y afina mucho una mirada que se fija en todo y matiza la sonrisa: no debe tomarse, avisa, como un cheque en blanco.
 Su nombre, al menos, creo que lo pronuncio bien.

“Sí, el nombre propio es el primer ready-made de cada uno”, dice con ironía. 
Y es buen pie para hablar de lo que hace, porque me parece que el interés de su obra nace de su forma de re-cargar el aura física y simbólica de la obra de arte en plena era de lo virtual y donde menos se espera: en el corazón conceptual del ready-made de estirpe duchampiana.
 Quizá practica una especie de pos-­ready-made cuando expone obras de otros, objetos encontrados, antigüedades o hallazgos en eBay: transfigura los objetos cotidianos al conectarlos con la historia universal y la memoria personal.
“Duchamp es inagotable. ¿Has visto lo suyo en el Museo de Filadelfia?
 No sólo sus piezas, sino su instalación de las obras de Brancusi: nunca ha lucido mejor.
 El Duchamp que no hace arte o que transforma en arte actividades secundarias, el Duchamp interiorista, chamarilero, comisario, editor, empresario, marchante, publicista, me interesa muchísimo”.
 Entonces, ¿las obras de Brancusi se convierten también, un poco, en Filadelfia, en obras de Duchamp?:
 “Sin duda. Comisariar es también una forma de hacer arte, tal como yo lo entiendo.
 Mi trabajo cristaliza, en realidad, durante la instalación.
 De eso trata: de cómo se relacionan las ideas encarnadas en objetos, qué pasa cuando se confrontan”.
Bloque de mármol de Carrara con una fotografía, obra expuesta en Burdeos. 
Bloque de mármol de Carrara con una fotografía, obra expuesta en Burdeos.
Me acuerdo de que su galerista Marian Goodman lo ha definido como un artista de la tribu de los “cazadores-recolectores”.
 Y de la colectiva que comisarió en la Fundación Pinault durante la Bienal de Venecia de 2015.
 Y me viene a la mente el mandamiento que E. M. Forster proponía a escritores y artistas, “Only connect” (“Basta conectar”): “Sí, desde luego.
 Conectar tiempos y espacios lejanos, causas y consecuencias, conectar las cosas con su propio pasado, dar voz a lo que parecía mudo”.
Lo hizo cuando compró y expuso las viejas arañas del salón del hotel Majestic de París donde se firmaron en 1973 los acuerdos de paz que sellaron su destino, a miles de kilómetros.
 O cuando colgó como tapicerías los terciopelos raídos de las vitrinas de los Museos Vaticanos, que conservan las siluetas de las custodias y crucifijos que en su día mostraron.
 “Aquí, con estos bloques de mármol sacados de Carrara, retrocedo más aún en el tiempo: nos conectan con la escultura de Miguel Ángel y la tradición occidental, claro, pero también con un tiempo geológico, que fue anterior y sobrevivirá a la historia y el arte”.
Le señalo un diminuto islote de musgo aún verde y preso en una veta del mármol, y le pregunto si lo ha dejado a propósito, si no seremos nosotros como ese musgo, una huella viva que no durará. Vo me mira, sonríe aún más a conciencia, y toda su amabilidad le sirve para no dar su brazo a torcer, ni siquiera por cortesía:
 “Bueno, quizá lo sea para ti… si tú lo ves así.
 Por mi parte, cuando tengo una idea demasiado buena, demasiado obvia, la descarto. 
Tiendo a huir cuando tratan de encasillarme, salgo disparado en sentido contrario…”. Y luego, sin mirar atrás, propone que salgamos de la nave inmensa, que se va llenando de invitados y prensa, para fumar en la calle un último cigarrillo. 



 

Dulceida cierra su cuenta de Twitter tras su última polémica

La bloguera ha sido tildada de hipócrita por haber defendido la belleza "sin complejos" y elegir para presentar su colección de baño a cinco 'influencers' con cuerpos esbeltos.

Dulceida Twitter
Dulceida desfila por Ze Garcia, en la pasarela catalana 080, en Barcelona en febrero.
La bloguera e influencer Aída Domènech Pascual, conocida como Dulceida, ha decidido cerrar su cuenta de Twitter después de que estallara una polémica en redes a raíz de la publicación de una fotografía con la que presentaba su nueva colección de ropa de baño.
 En la imagen, tomada en Ibiza, la catalana está acompañada de otras cinco influencers, todas muy delgadas.
 Hace unas semanas, Dulceida había participado en un vídeo a favor de la diversidad de los cuerpos y de la belleza "sin complejos". 
Por ello, la elección de estas modelos para presentar su colección ha desatado las críticas de cientos de usuarios, que han reprochado a la diseñadora la ausencia de variedad de tallas. 
"Dulceida está harta de las críticas feroces y gratuitas. 
Twitter se ha convertido en una red social de odio profundo, en la que la gente se permite insultar y vejar sin revelar su identidad", ha señalado una fuente cercana a la influencer catalana, en declaraciones recogidas por la revista Divinity. 
 "La gota que ha colmado el vaso ha sido el ataque masivo de críticas a las tallas de su última colección, cuando ella solo ha querido hacer algo con amigas", explica esta fuente.
 La bloguera no ha dado ninguna explicación sobre los motivos que la han llevado a cerrar la red social. 
"No ha querido hacer ningún comunicado. 
 Su mánager le preguntó si quería hacer uno, pero Dulceida decidió que no y que cerraba [su perfil] sin más", ha agregado esta fuente.
La foto ha provocado las críticas de los usuarios porque han comparado esta imagen con un vídeo que la influencer publicó en sus redes sociales y en el que aparecía junto a mujeres con cuerpos y pesos muy distintos.
 En esa ocasión, la catalana hizo un alegato por las mujeres "sin complejos". 
Ahora, tras haber presentado su colección, ha sido tildada de hipócrita.
 Junto a ella, posaban para la fotografía las influencers Madame de Rosa, María Pombo, Teresa Andrés Gonzalvo, Laura Escanes y Marta Lozano, todas ellas de cuerpos esbeltos.
 No es la primera vez que una publicación de Dulceida genera polémica en las redes sociales.
 El pasado abril, la influencer publicó fotografías de su viaje a Ciudad del Cabo (África del Sur) en las que se ve a su pareja tomando un baño.
 En esas fechas, la ciudad estaba inmersa en una gran sequía y ha sido una de las primeras urbes del mundo en quedarse sin agua.   

 

Angelina Jolie, en peligro de perder la custodia de sus hijos si pone vetos a Brad Pitt

Un juez advierte a la actriz que debe facilitar el acceso del actor a sus seis niños.

Angelina Jolie en un acto de ACNUR en Bruselas, el 31 de enero de 2018.
Angelina Jolie en un acto de ACNUR en Bruselas, el 31 de enero de 2018. GTRESONLINE.
 
La batalla por la custodia entre Brad Pitt y Angelina Jolie acaba de recrudecerse. 
Un juez ha ordenado nuevas restricciones a la actriz sobre cómo ejerce la custodia de sus seis hijos intentando controlar la relación que mantienen con el actor. 
Jolie solicitó el divorcio de Pitt el 19 de septiembre de 2016.
 La pareja tiene seis hijos: Maddox, 16, Pax, 14, Zahara, 13, Shiloh, 12 y Vivienne y Knox, de 9.
De acuerdo con documentos judiciales obtenidos por People, Jolie podría estar en peligro de perder la custodia de sus hijos si ella no toma medidas para mejorar la relación con su padre. 
El juez que lleva el divorcio advierte en la documentación del caso, que lleva abierto más de un año y medio, que "es importante que cada uno de [los seis] niños tenga una relación sana y fuerte con su padre y su madre", y que Jolie debe permitir que Pitt cuide de esa relación.
Expertos en estos casos aseguran que "es extremadamente raro" ver a una corte intervenir de esta manera, aunque normalmente lo hace después de una evaluación exhaustiva y para evitar que los niños sean separados de uno de sus padres .
El juez también describió los pasos específicos que debe tomar Jolie para ayudar a Pitt a tener acceso a su relación con los niños, incluido un horario de visitas de verano detallado y un acceso telefónico fácil entre Pitt y cada uno de sus hijos, sin supervisión ni interferencia de su madre. De acuerdo con los documentos de la corte, los niños tienen que seguir viendo a su terapeuta con Pitt.

El régimen de visitas de los niños sigue siendo temporal. Así, la actriz tiene la custodia completa de sus hijos, a los que Brad Pitt puede ver una vez a la semana, al principio bajo supervisión (a la que no se sabe si sigue sometido todavía).
 Además, todos han acudido a terapia, tanto por separado como en familia.
 El actor sigue luchando por la custodia compartida, que es su principal prioridad, pero los términos de esta negociación se están llevando en secreto y ni siquiera se sabe si está cerca de sellarse un acuerdo final y oficial.
Ellos mismos lo anunciaron en el único comunicado conjunto que han emitido hasta la fecha: 
“Hemos firmado un acuerdo para preservar los derechos de privacidad de nuestros hijos y nuestra familia manteniendo todos los documentos legales confidenciales y contratando a un juez privado para que tome las decisiones legales necesarias y para facilitar la resolución de lo que queda pendiente”.
 La declaración conjunta llegaba poco después de que un juez negara a Pitt una audiencia de emergencia en la que pretendía solicitar que se trataran de forma confidencial todos los documentos y los procedimientos relativos al divorcio y de acusar a su expareja de exponer la vida de sus hijos.
En cualquier caso, parece que los hijos de la expareja se han posicionado con la actriz.
 En plena gira de promoción de su nueva película como directora, Angelina Jolie se ha llevado a todos sus hijos y ha posado con ellos en los photocalls de Camboya, Nueva York o Toronto.
 Es más, el mayor, Maddox, ha hablado por primera vez con una revista. “Mi madre es una maravilla” dijo a People, donde también contó su trabajo como productor en la cinta (en la que también participa su hermano Pax). Posados y declaraciones en las que no han salido ni una vez de su boca las palabras “mi padre” o el nombre de Brad Pitt.
 Quizá en su vuelta al foco mediático, después de que incluso fuera señalada por muchos como la culpable de la ruptura, haya tenido algo que ver Judy Smith, una famosa gestora de crisis que contrató en febrero de 2016..

 

 

De repente... un éxito literario insospechado................ Laura Fernández

Promoción personalizada, azar y un poco de ayuda de críticos, redes sociales y libreros.

 Así logran los editores convertir obras de calidad en fenómenos de ventas.

De repente... un éxito literario insospechado 
EL PAÍS
Hubo una época, dice Julián Rodríguez, editor de Periférica y de éxitos como Tú no eres como otras madres, de Angelika Schrobsdorff, y La librería ambulante, de Christopher Morley, en que la compra de libros era una compra por impulso. 
Está hablando de los años previos a la crisis, cuando la figura del prescriptor había desaparecido. 
Y cuando habla del prescriptor se refiere al librero, pero también al editor, el primer apasionado por el libro que acaba de llegar a librerías.
 Pero, partiendo del hecho de que toda editorial publica libros que considera indispensables, ¿por qué solo algunos acaban cruzando la barrera y se convierten en un éxito, en muchos casos, del todo inesperado?
 Inesperado porque forman parte de un barco, la editorial en cuestión, en el que viajan otros que, como él, esperan ser rescatados por el mayor número de lectores posibles, y a veces no lo hacen. ¿Qué se esconde detrás de esos libros que, inesperadamente, sí funcionan? 
A veces no es más que una carta, o un puñado de ellas.
 Cartas como las que estos días escribe Rodríguez.
 Para poder cruzar los dedos, primero hay que apostar.
“Si supiéramos cómo funciona, no estaríamos aquí, estaríamos en un bonito yate en las Bahamas”, dice Enrique Redel, editor de Impedimenta. Aunque Jan Martí, de Blackie Books, dice que, en parte, lo sabes.
 “Notas un feeling especial con los libros que funcionan. Sabes que algo pasará. A veces no pasa, pero a veces sí.
 Lo que nunca pasa es que un libro por el que no sientes ese algo especial, funcione”, dice. Jan notó ese feeling con el primer libro de James Rhodes, y con el primer caballo de batalla de su sello: Cosas que los nietos deberían saber, de Mark Oliver Everett, líder y cerebro de Eels, que nunca fue un súper ventas como músico en España, pero sí como escritor. 

Jorge Herralde, veterano editor de Anagrama, recuerda un caso concreto que hace pensar que detrás de ese feeling especial hay, en muchos casos, una casualidad.
 “Nuestro caso más sonado fue Bella del Señor de Albert Cohen. 
El libro se había publicado en Francia en mayo del 68, y pese a ello, se las había arreglado para tener éxito.
 Mucho tiempo después, en 1987, lo publicamos nosotros. Recuerdo que Gimferrer dijo que era la clase de libro que solo podía gustar a gente como nosotros.
 Lo publicamos con temor, porque tenía casi 800 páginas y era de un autor que no podía viajar porque casi tenía 100 años.
 Quiso la casualidad que saliera justo antes de la Feria de Madrid, y que Rafael Conte, entonces crítico estrella de este diario, le dedicara una página al completo, diciendo que era una de las grandes novelas del siglo.
 Yo estaba con Lali, mi mujer, en la Feria, y no podíamos creérnoslo.
 De repente, todo el mundo quería leerlo”, cuenta. 

Aquello convirtió Bella del Señor en, dice, “un clásico perenne” que, por cierto, acaba de ser reeditado, por el 50 aniversario, en la colección Otra Vuelta de Tuerca, con epílogo de Sara Mesa. 
En su caso, el éxito inesperado fue fruto de la casualidad, pero a veces lo es del trabajo duro. 
Julián Rodríguez asegura que sus mayores éxitos, entre los que se cuenta El club de los mentirosos, de Mary Karr, en coedición con Errata Naturae, se han trabajado desde abajo.
 “Lo presentamos en librerías de manera cercana e insistente”, dice. ¿Y cómo se hace eso? 
“Visitamos 100 librerías de toda la península.
 Alquilamos un coche y viajamos con el distribuidor local en cada una de las provincias para presentar el libro, dos meses antes del lanzamiento”, contesta.
 En su momento, Tú no eres como otras madres fue también uno de los libros estrellas del año y de La librería ambulante se han vendido más de 20.000 ejemplares sólo en España.
 “El prescriptor ha vuelto a ser hoy un elemento indispensable”, considera Rodríguez.
 ¿Y quién es el prescriptor? “El suplemento literario, la red social, y el librero”, responde.
Angelika Schrobsdorff.
Angelika Schrobsdorff. Getty Images

El trabajo del prescriptor

El caso de Redel y Stella Gibbons, de los más de 30.000 ejemplares que se vendieron antes de que saliera una sola reseña, es otro buen ejemplo del viejo trabajo del prescriptor editorial. 
Un boca oreja que inicia el propio editor. 
“En el caso de La hija de Robert Poste lo que ocurrió es que me enamoré del libro, y me moría de ganas de que todo el mundo se enamorara de él.
 Lo recomendé casi librero a librero, me esmeré muchísimo en comunicar lo que me apasionaba.
 Les decía: ‘Este libro te va a decir algo que no te han dicho aún’.
 Y funcionó.
 Si vendes algo con honestidad, algo que es realmente bueno, con la pasión y la energía necesaria, el lector te creerá”, apunta.
 Como Jan Martí, Redel cree que hay algo, “una serie de intangibles”, que te dice que el libro es “muy bueno”.
 Le ha ocurrido lo mismo con La librería, de Penelope Fitzgerald, y con Mircea Cartarescu.
María Fasce lo notó cuando leyó a Lucia Berlin. 
Aquello podía ser algo grande, y lo fue. 
Estos días, Rodríguez envía a redacciones de toda España La vida en tiempo de paz, de Francesco Pecoraro, el proyecto más ambicioso de su editorial hasta la fecha.
 En algunos casos incluye una de las citadas cartas manuscritas, una carta en la que pide al periodista que le preste especial atención porque es algo grande. 
Sí, en época de redes sociales, los editores aún escriben cartas.
 Y cruzan los dedos para que funcionen.