Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

12 jun 2018

El futuro de Cristina de Borbón y sus hijos, ligado al destino penitenciario de Urdangarin

La Infanta es una mujer rota que intenta preservar a sus hijos de la atención mediática.

Cristina de Borbón, hoy en Ginebra. FOTO: GTRES
 
Cristina de Borbón y Grecia cumple mañana miércoles 53 años, un aniversario marcado por el futuro de su marido, que ha sido condenado este martes por el Supremo a cinco años y 10 meses de cárcel
La infanta e Iñaki Urdangarin no se han dejado ver en público en las últimas semanas conocedores de que la sentencia estaba a punto de conocerse.
 En este tiempo de espera la pareja se ha refugiado en su familia, en especial en los Urdangarin que han visitado de manera regular a quien un día fue duque de Palma. 
 Incluso varios de ellos le acompañaron a correr el maratón de Ginebra el pasado 6 de mayo, la última vez en que pudo ser fotografiado.
El futuro de la vida familiar de los Urdangarin-Borbón estará, a partir de ahora, pendiente del destino penitenciario de Urdangarin. La fecha de su entrada en la cárcel y el posible recurso ante el Tribunal Constitucional establecerán el calendario a seguir.
La Infanta baraja, por un lado, quedarse en Ginebra donde trabaja para una fundación de Agá Khan- gran amigo del rey Juan Carlos- y donde estudian sus hijos menores y, por otro, instalarse en Portugal donde hay otra sede de su actual empleo y estar así más cerca de España.
 Esta opción sería más factible si Urdangarin ingresa en una cárcel de Extremadura.
 La otra posibilidad que se contempla es que vaya a una prisión de Ávila.
 La hermana menor del Rey también ha contemplado regresar a Madrid pero no parece que la capital sea un sitio en el que sus hijos puedan permanecer a salvo de la atención mediática.
Cristina de Borbón fue educada como hija de reyes en el más estricto protocolo de las casas reales que impide a sus miembros mostrar en público sus sentimientos.
 Esa contención le ha permitido guardar las apariencias desde que en 2010 comenzó la instrucción del caso Nóos.
 Un ejemplo: el día 8 de febrero de 2014 cuando fue a declarar por primera vez ante el juez Castro en un juzgado de Palma de Mallorca se bajó del coche con una gran sonrisa y dio la mano a todo aquel que se encontró en el camino, policías uniformados incluidos.
Todos se  sorprendieron por tanta afabilidad. 
Y es que la hija de don Juan Carlos y doña Sofía adoptó una actitud protocolaria para enfrentarse a uno de los días más difíciles de su vida.
 Esta misma táctica la siguió tiempo más tarde durante la celebración del juicio y en las contadas ocasiones en las que se ha dejado ver en público, una vez fue apartada de vida oficial de la familia del Rey.
Pero entre bambalinas Cristina de Borbón es una mujer rota y una madre preocupada por los daños colaterales que sufren sus cuatro hijos Juan, Pablo, Miguel e Irene, unos niños cuando Iñaki Urdangarin fue imputado, ahora unos adolescentes conscientes de los problemas de su padre con la justicia.
Ese afán de proteger a su familia llevó a Iñaki Urdangarin y a la infanta Cristina a instalarse en Ginebra tras un intento de retomar su vida en Barcelona.
 Llegaron a su casa de Pedralbes tras el inicial exilio en Washington intentando recuperar sus raíces pero pronto se dieron cuenta de que el cortafuegos que el palacio de La Zarzuela había puesto a su alrededor lo hacía imposible. 
También algún que otro incidente en el colegio de sus hijos y en el club de tenis al que acudían a recibir clases convenció al matrimonio de que lo mejor era buscar refugio en la neutral Ginebra.

Don Juan Carlos mientras fue Jefe del Estado se mantuvo alejado de su hija menor pero no descuidó a sus nietos a los que todavía paga sus estudios.
 También movió los hilos para que su amigo en Agá Khan empleara a Cristina en una de sus fundaciones en Ginebra. 
El sueldo que gana la Infanta es el único que técnicamente entra en el hogar de los Urdangarin.
 En estos años de exilio suizo, el matrimonio ha vivido aislado con sus cuatro hijos.
 Eso sí, de vez en cuando han recibido visitas de familiares y de un puñado de amigos fieles.
 Sus pasos han sido seguidos por un grupo de paparazis, instalados a las puertas de su casa, un piso alquilado en el centro de la ciudad. Urdangarin se ha dejado ver casi siempre montado en su bicicleta pero de su boca no ha salido ni una palabra durante la espera hasta la sentencia definitiva. 
El grado de tensión vivido solo se ha reflejado de cara al exterior en su pérdida de peso y en las canas de su pelo.
 En el caso de la hermana del Rey el grado de afectación ha sido mayor.
 El desánimo ha hecho temer por su salud y ha requerido ayuda médica.
Pero el estado de ánimo de la Infanta preocupa mucho a su familia. Por eso don Juan Carlos decidió acompañar el pasado enero a Ginebra a doña Sofía el día del 50 cumpleaños de Iñaki Urdangarin.
 Desde que estalló el caso Nóos, la Familia Real hace equilibrios en el alambre para compaginar las obligaciones que conlleva la Corona con sus sentimientos.
 Se vio por última vez hace solo una semanas cuando doña Cristina acudió a la misa funeral en memoria de su abuelo el conde de Barcelona en el 25 aniversario de su fallecimiento.
 Llegó a El Escorial acompañada de su prima Alexia de Grecia y se colocó en un banco situado a tal distancia que impedía a los fotógrafos captar una imagen en la que aparecieran ella en un extremo y los Reyes en otro.


En cualquier caso la intención de la Infanta es que sus hijos estén lo más protegidos posible. Por eso será ella la que viajará a la cárcel a visitar a su marido. Esa será su condena.

Todas las personas consultadas de su círculo más cercano aseguran que está "destrozada" y algunos hablan de depresión.
 La Infanta es una mujer de fuerte carácter y convicciones. Desde el primer minuto ha cerrado filas con su marido en una actitud que raya la cabezonería. 
Nunca ha admitido que su esposo haya tenido un comportamiento erróneo cuando hacía negocios con Diego Torres.
 Por ello ha desoído todos los consejos que su familia le ha dado. Por eso, también, cortó todos los vínculos con los asesores de La Zarzuela.
 Se enfrentó a su hermano que la desposeyó del título de duquesa de Palma y se niega a renunciar a sus derechos dinásticos.




 

El Supremo rebaja la condena a Urdangarin, pero no le libra de la cárcel

El alto tribunal impone al marido de la infanta una pena de cinco años y diez meses de prisión por prevaricación, malversación, tráfico de influencias, fraude y dos delitos fiscales.

Iñaki Urdangarin, en bicicleta por Ginebra el pasado 21 de febrero de 2017. En vídeo, las claves del caso Nóos.

Iñaki Urdangarin, exduque de Palma, marido de la infanta Cristina y cuñado del rey Felipe VI, ha sido condenado este martes por Sala Penal del Tribunal Supremo a una pena de cinco años y 10 meses de cárcel por los delitos de malversación, prevaricación, fraude a la administración, dos delitos fiscales y tráfico de influencias.
 La sentencia del Supremo rebaja en cinco meses la que le impuso la Audiencia de Palma el 17 de febrero de 2017, ya que el alto tribunal le ha absuelto del delito de falsedad en documento público cometido por funcionario al entender que no ha quedado probada su intervención. 
El alto tribunal también condena a cinco años y ocho meses a su exsocio Diego Torres por malversación, prevaricación y fraude a la administración y le absuelve de tráfico de influencias, blanqueo y falsedad (por los mismos motivos que a Urdangarin).

El Supremo, además, mantiene la responsabilidad de partícipes a título lucrativo de la infanta Cristina y de Ana María Tejeiro (esposa de Torres) por delitos de malversación y fraude a la administración, pero el alto tribunal ha anulado la responsabilidad de ambas en los delitos contra la Hacienda Pública.
 Este cambio implica que la cuantía que debe abonar la infanta se reduce de los 265.088 euros impuestos por la Audiencia de Palma a 136.950 euros.
Respecto al resto de condenados, el Supremo confirma en todo lo demás el fallo la Audiencia, incluida la condena de tres años y ocho meses al expresidente balear Jaume Matas.
La condena del alto tribunal no implica necesariamente el encarcelamiento inmediato de Urdangarin, aunque el marido de la infanta Cristina tendrá muy difícil eludir el ingreso en prisión.
 La Audiencia de Palma, que es a la que le corresponde ejecutar la sentencia, puede decretar directamente el encarcelamiento del cuñado del Rey.
 Pero la defensa de Urdangarin puede a su vez pedir el indulto o recurrir en amparo al Constitucional y solicitar a la Audiencia de Palma que deje en suspenso el ingreso en prisión hasta que el tribunal decida si admite a trámite el recurso, lo que puede demorarse varios meses.

Si la Audiencia acepta la petición, el marido de la Infanta podrá permanecer en libertad este tiempo. 
Una vez que el Constitucional decida sobre la admisión del recurso se pueden dar tres situaciones: que no lo admita, lo que abocará a Urdangarin a la cárcel de forma inmediata; que lo admita y acepte que el marido de la infanta siga en libertad hasta que los magistrados decidan sobre el fondo del asunto (lo que puede tardar años) o que lo admita pero ordene el encarcelamiento de Urdangarin mientras se dictamina sobre su recurso.
 Como criterio general, el Constitucional ordena el encarcelamiento mientras dictamina sobre los recursos de amparo cuando la condena supera los cinco años de prisión. 
La condena del cuñado del Rey supera en diez meses este límite.
La sección segunda de la Audiencia Provincial de Palma condenó a Urdangarin a seis años y tres meses de cárcel por delitos de malversación, prevaricación, fraude a la administración, tráfico de influencias y varios delitos fiscales por la organización de los Illes Balears Forum de 2005 y 2006. 
Su socio al frente del Instituto Nóos, el empresario Diego Torres, fue sentenciado a ocho años y medio de prisión al añadirle el tribunal el delito de blanqueo de capitales, mientras que el expresidente de Baleares y exministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, fue condenado a tres años de prisión.
Urdangarin recurrió las penas impuestas ante el Tribunal Supremo y pidió la absolución alegando que actuó como un mediador sin conocimientos de derecho administrativo. 
El Supremo ha rechazado sus argumentos (salvo en lo relativo al delito de falsedad), y confirma que cometió los delitos de malversación, tráfico de influencias, prevaricación, fraude a la Administración y dos contra la Hacienda Pública.
 Sobre la malversación, el tribunal destaca que no puede cuestionarse la naturaleza pública de los fondos sustraídos, que la sentencia cuantifica en 445.000 euros, pagados a Nóos pese a que los servicios a los que obedecían esos pagos no se habían llevado a cabo.
 Según los jueces, Urdangarín tuvo una implicación en la malversación (pago indebido) que encajaría en dos formas de participación: tanto la inducción al delito como la cooperación necesaria. 

En ese sentido, el alto tribunal recuerda que la Audiencia de Palma subraya cómo en el ejercicio 2006, "la ascendencia" de Urdangarin "procura nuevamente la adopción de la decisión verbal y unilateral de contratar a la Asociación Instituto Nóos para la celebración de una segunda cumbre en Baleares". 
El Supremo también considera cometido el tráfico de influencias del artículo 429 del Código Penal, que en la redacción que estaba vigente cuando se cometieron los hechos, castigaba al “particular que influyere en un funcionario público o autoridad prevaliéndose de cualquier situación derivada de su relación personal con este o con otro funcionario público o autoridad para conseguir una resolución que le pueda generar, directa o indirectamente, un beneficio económico para sí o para un tercero”.
"Situación de privilegio"
Según los magistrados, Urdangarin disfrutaba de una "situación de privilegio" como "consecuencia de su matrimonio con una hija de quien era entonces jefe del Estado", lo que le sirvió para mover la voluntad tanto de José Luis Ballester (el exdirector de Deporte de Palma, amigo del marido de la Infanta) como de Jaume Matas para obtener la contratación con el Instituto Nóos y celebrar la cumbre de 2005.
 Esta situación privilegiada fue determinante además, según el Supremo, para que esta contratación se llevase a cabo "orillando toda concurrencia, y los condicionantes que podrían derivarse de una tramitación ajustada a la legalidad”.
“Es de destacar que el logro del influjo ejercido desde el trampolín de su privilegiada posición no se limita a la contratación, sino también y particularmente a la exclusión de toda concurrencia posible obviando las condiciones, presupuestos y proyectos que otras empresas podían ofrecer mejorando las fijadas casi unilateralmente por el recurrente y su socio”, concluye el alto tribunal.
Los magistrados llaman también la atención sobre la “voluntariosa, y disciplinada actitud de acatamiento a todas las propuestas" de Urdangarin y Torres por parte de Matas "aceptando precios, imponiendo decisiones y sin reparar en obstáculos burocráticos o rémoras de reglas administrativas".
 Esta situación, señala el tribunal, "pone bien a las claras de manifiesto que se produjo ese sutil pero patente y efectivo sometimiento" ante la posición del marido de la Infanta, actitud que éste "buscó y provocó deliberadamente amparado en su notoria condición, combinada y reforzada por su amistad con José Luis Ballester".
 La sentencia solo anula a Urdangarin y Torres la condena por el delito de falsedad por el que les condenó la Audiencia en combinación con delitos de malversación de fondos públicos y prevaricación.
 Los magistrados no consideran probada la intervención de ninguno de los dos en la documentación falsa elaborada por los funcionarios para justificar los contratos.
 Esta decisión del tribunal es la que implica la rebaja en cinco meses en la pena impuesta a Urdangarin, ya que los magistrados han aplicado además la atenuante de reparación del daño que observó la Audiencia de Palma al haber consignado antes del juicio fondos suficientes para hacer frente a todas las responsabilidades civiles e indemnizaciones que se le habían atribuido.
Respecto a la responsabilidad civil de la infanta Cristina, la Sala mantiene su responsabilidad como partícipes a título lucrativo en los delitos de malversación de caudales públicos y de fraude a la Administración cometidos por su marido, lo que asciende a 136.950 euros.
 Sin embargo, el alto tribunal anula la indemnización de 128.138 euros impuesta a la hermana del Rey como partícipes a título lucrativo del delito contra la Hacienda Pública por el que la Audiencia de Palma sí le condenó.
 La consecuencia de esta decisión es que Urdangarin deberá asumir en su totalidad el pago de lo defraudado por los delitos fiscales. Ambos habían consignado ya una fianza ante la Audiencia de Palma, a la que ahora le corresponde hacer la liquidación con la condena firme impuesta por el Supremo.

La infanta no había recurrido la sentencia de la Audiencia de Palma, pero se ha beneficiado del recurso presentado por la esposa de Diego Torres, al que el tribunal ha dado la razón. 
Según los magistrados, no existen precedentes de que se haya aplicado la responsabilidad civil a título lucrativo en un delito fiscal. 
Según la Sala, la responsabilidad civil recogida en el artículo 122 del Código Penal se aplica solo a los delitos de enriquecimiento: aquellos que producen beneficios económicos directamente, que aumentan el patrimonio del autor y, eventualmente, el de terceros beneficiarios, pero no comprende delitos que consisten en un impago, como sería este caso.
 En este sentido, afirma el tribunal, quien elude el pago de tributos “consigue retener lo que ya tenía” y no hay efectos procedentes de ese delito, por lo que “no se puede participar de lo generado por un delito que no reporta directamente bienes sino que evita una disminución del patrimonio”.



 

11 jun 2018

Los 50 días más angustiosos de Tita Thyssen

¿Será el ministro Màxim Huerta la gran esperanza de Carmen Cervera? Apenas quedan 50 días (31 de julio) para que el acuerdo de Estado con la colección Thyssen expire,

 Foto:  Tita Thyssen, en una imagen de archivo. (Gtres)

Tita Thyssen, en una imagen de archivo. (Gtres)
 
El pasado 6 de junio fue un día complicado para Tita Cervera.
 Y esta vez no es por un tema familiar. La baronesa Thyssen tuvo la inaguración de la exposición de 'Víctor Vasarely.
 El nacimiento del Op Art’. Una muestra que recupera la obra de este artista húngaro, precursor del conocido como ‘arte óptico’. 
Junto a su hijo, Borja; la esposa de este, Blanca Cuesta, y la embajadora de Hungría en nuestro país, Enikő Győri, la baronesa presentaba esta nueva muestra, que podrá visitarse hasta el nueve de septiembre en el Museo Thyssen-Bornemisza.
Por la tarde, la coleccionista acudió a la cena benéfica que organizaban Bertín Osborne y su mujer, Fabiola, en su chalet de la urbanización La Florida, donde recibían a un centenar de invitados, como ya contó este medio
Los que coincidieron con la aristócrata en ese evento cuentan que la exmiss estaba muy cansada y abatida y que le quita el sueño el tema de la renovación del acuerdo del ministerio con la colección Thyssen, hecho que comentó con los asistentes a la cena.
 El Gobierno saliente de Mariano Rajoy tenía 'pensado' un acuerdo de 10 años con Carmen Thyssen sobre la cesión de su colección personal al Museo Thyssen Bornemisza, una negociación que, como aseguró el entonces ministro de Educación, Cultura y Deporte, Ínigo Méndez de Vigo, en una entrevista con EFE, "no es fácil".
 Y es que aunque la baronesa insiste en que su colección está valorada en más de 1.000 millones de euros, según datos publicados en el BOE, las 429 obras prestadas tienen un valor económico de algo más de 462 millones de euros.
Baronessa Thyssen, Carmen Cervera con su nuera Blanca Cuesta y su hijo Borja Thyssen, en una foto reciente. (Gtres)
Baronessa Thyssen, Carmen Cervera con su nuera Blanca Cuesta y su hijo Borja Thyssen, en una foto reciente. (Gtres)

El ministro aseguraba entonces que están "trabajando con buena armonía" sobre las nuevas condiciones de cesión de la colección privada de la baronesa al Estado, que tanto el ministerio como los abogados de Carmen Thyssen prorrogaron el pasado 12 de julio hasta el 31 de julio de 2018, que es la fecha de la última prórroga.
Y no hay nada firmado.
 Los nervios de Tita, que vive ahora las mieles de la armonía familiar, están más que justificados, ya que apenas quedan 50 días para que finalice el plazo.
 De hecho, últimamente mantiene un perfil bajo y no celebró por todo lo alto su 75 aniversario, ya que ella se encarga de comunicar siempre que puede que necesita liquidez.Más de una vez la baronesa ha confesado haberse arrepentido de haber dejado pasar el alquiler que le ofreció Ángeles González-Sinde.
 Con Carmen Calvo fue la única vez que se hizo una oferta de compra en firme de la colección. 
 Y eso está en la memoria de la baronesa. Ella misma ha declarado recientemente: "Tenemos una gran amistad. Ella entendió muy bien mi colección.
 Sabe de arte como ningún otro ministro de Cultura", dijo la baronesa.
Baronesa Thyssen y Carmen Calvo. (EFE)
Baronesa Thyssen y Carmen Calvo. (EFE)
De hecho, cuando se supo el nombramiento de Calvo, 'La Vanguardia' recoge la alegría de la madre de Borja Thyssen que entonces remarcó que la nueva vicepresidenta "siempre comprendió" el valor de la colección que la baronesa cedió gratuitamente al Estado en 2002.
 Esperemos que funcione la conexión entre las dos Cármenes, la Thyssen y la Calvo, y la baronesa descanse y se renueve el acuerdo.
 ¿Será Calvo la ministra que consiga devolver el sueño a la baronesa?


 

La maleta influencer de Sara Carbonero para la playa: 860 euros y cinco looks


Foto de La maleta influencer de Sara Carbonero para la playa: 860 euros y cinco looks