Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

9 abr 2018

Un concursante de 'Pasapalabra' acierta 22 palabras del tirón en el 'rosco'

Sebástian dejó atónitos a todos.

TELECINCO 
 396.000 euros estaban en juego este miércoles en Pasapalabra (Telecinco) en la prueba final, el famoso rosco y los dos concursantes, Jorge y Sebástian —así lo escribe y lo pronuncia— se lanzaron a por el bote. El primero fue Jorge, que acertó cinco palabras seguidas.

No fue un mal inicio pero Sebástian dejó ese logro a la altura del betún: empezó a dar respuestas correctas y consiguió nada menos que 22 letras en verde.
 En la voz del presentador, Christian Gálvez, se iba notando la incredulidad a medida que leía los enunciados y en la del concursante, que el corazón le iba a mil por hora.
En cuanto Sebástian dijo 'Pasapalabra' al llegar a la letra uve, el público se lanzó a gritar de emoción y recibió una cerrada ovación. Puedes ver el momento aquí.
TELECINCO
"¿Quieres un lingotazo de algo?", le preguntó Gálvez desatando las risas en el plató. "Ya me calmaré", respondió el concursante, que tenía la respiración agitada.
"¡Esto voy a tardar en olvidarlo!", exclamó Sebástian.
 "¿Sabes qué pasa? Que ahora tengo que rellenar 15 minutos de programa que te has fundido así del tirón", bromeó el presentador. "¡Es que Pedro Piqueras está maquillándose todavía!", añadió en referencia al presentador de los informativos, el siguiente espacio en la parrilla de la cadena.
Aunque le quedaban nada más que tres letras, se le acabó resistiendo la zeta (Personaje de cómic creado por Garner Fox que es una maga hija de la hechicera Cindella, Zatanna), por lo que no se llevó el bote.  
Ese hombre es insoportable y veo que su rosco siempre resulta facil al contrario del otro.
Se la da de gracioso, todo son guiños y caras raras y cuenta cosas de su familia que no nos importa.....pongále u Rosco como a los demás y que se vaya a la silla azul y lo cierren con dos palabras "Broche" como le hicieron a Jorge.
Y Otra cosa ¿Por qué
Cristian Gálvez está siempre partido de risa con los incopetentes ayudantes que no dan una? Es necesario tantas carcajadas que le quita mérito al Concurso?
Es un Agravio comparativo con los demás concursantes, una pesadez, ya ni me acuerdo de él, desde que le costó sangre, sudor y Hacienda al que se llevó el mas de un millón de Euros.

 

La 'noticia' de 'El Mundo Today' sobre Cristina Cifuentes que se ha vuelto real

"Una vez más, la actualidad del mañana". 

 

8 abr 2018

María Félix, la cara más bella de la Época de Oro del cine mexicano

La actriz más temperamental y seductora, conocida también como ‘La Doña’ o ‘María Bonita’, es un mito viviente gracias al carácter indomable que demostró dentro y fuera de las pantallas.

María Félix
La actriz mexicana María Félix, en 1956. MAGNUM PHOTOS

 Fue un rostro impenetrable, cargado a partes iguales de belleza y personalidad. 

“Tanta y tan intensa es su hermosura, que duele”, la definió Jean Cocteau cuando la conoció en un rodaje en 1950.

 Alguien tan segura de sí misma como María Félix, nunca se sorprendió cuando le llegó el éxito, porque presumía de haber podido elegir el momento.

 Siempre supo decir “no” a Hollywood y jamás quedó satisfecha de los papeles que interpretó en casi medio centenar de películas. 

Tal era su desdén, que siempre argumentó para rechazar la llamada del cine americano que “siempre me ofrecían papeles de campesina india y yo no nací para llevar canastas”.

La vida de María Félix solo es posible de explicar a través de sus películas y de su gran personalidad y belleza, con personajes que parecieran hechos a medida y que interpretó en melodramas campesinos, temas revolucionarios, dramas urbanos y adaptaciones de novelas. 
“María Félix nació dos veces: sus padres la engendraron y ella, después, se inventó a sí misma”. 
Es una frase del Premio Nobel mexicano Octavio Paz que define la esencia de la que probablemente sea la actriz más importante de la historia del cine mexicano.
La diva y una de las figuras más importantes de la llamada Época de Oro del séptimo arte de México se llamaba en realidad María de los Ángeles Félix Güereña.
 Nació tal día como hoy de hace 108 años, un 8 de abril de 1914 en Álamos -en el estado de Sonora- y, como si lo hubiese planeado, murió el mismo día 88 años después.
 Conocida por el sobrenombre de ‘La Doña’ a partir de su personaje en el filme Doña Bárbara (1943), también es conocida como ‘María Bonita’ gracias a la canción compuesta exclusivamente para ella como regalo de bodas por el compositor Agustín Lara.
Su padre era descendiente de los indios yaqui y su madre tenía ascendencia española. 
Tuvo 15 hermanos, de los cuales murieron tres.
 De niña disfrutó con aficiones propias de los chicos, alejada de los juegos y conversaciones típicas femeninas.
 María se ejercitó como consumada jinete, subía a los árboles y, por encima de todo, admiró siempre a su hermano Pablo, hasta tal punto que sus padres los separaron por miedo a que la relación pasase de lo fraternal a lo incestuoso y lo enviaron a él a una academia militar. 
Nunca tuvo buena relación con sus hermanas, quizás por su diferencia física, ya que todas eran rubias por herencia materna, así como por el contraste de personalidad de María respecto a ellas. 

El paso del tiempo transformó la belleza natural de María Félix en hermosura y desde muy pronto su aspecto comenzó a llamar la atención allá por donde iba.
 Logró el título de reina de la belleza estudiantil en la Universidad de Guadalajara y a pesar de su juventud, a los 17 años se casó con Enrique Álvarez Alatorre, un vendedor de la firma de cosméticos Max Factor con quien tuvo a su único hijo, Enrique Álvarez Félix, que también después fue actor.

El amor no le duró mucho a lo largo de su vida a María, y acabo divorciándose de Enrique. 
Tras su separación, regresó a Guadalajara con su familia, siendo objeto de rumores debido a su condición de divorciada.
 Ante esta situación, decidió trasladarse a Ciudad de México con su hijo y empezar una nueva vida como recepcionista en la consulta de un cirujano plástico y viviendo en una casa de huéspedes.
 Un día, el padre de su hijo la visitó en la capital mexicana y se lo llevó a Guadalajara, negándose a devolvérselo.
 María le juró que algún día sería más influyente que él y se lo quitaría, algo que logró algunos años después con la ayuda de su segundo marido.
La diferencia entre la joven y la arrolladora María Félix y la diva en que se convirtió después fue que a la primera poco menos que la casaron a la fuerza para que pudiera emanciparse, y la segunda tuvo múltiples amantes y se casó tres veces más, con la fama de hablar en la vida real como lo hacían los personajes de sus películas y convirtiéndose en una especie de ‘mujer fatal’ para el público que la seguía.

Casi recién llegada a Ciudad de México, el director de cine Fernando Palacios le preguntó a María en plena calle que si le gustaría hacer cine
. Ella respondió de forma directa: “Si me da la gana, lo haré. Pero cuando yo quiera. 
Y será por la puerta grande”. Y, efectivamente, la puerta grande no tardó en abrirse, y en 1942 rodó El peñón de las ánimas al lado de Jorge Negrete, si bien el éxito le llegaría con Doña Bárbara, un personaje que, a partir de entonces, interpretaría delante y fuera de las cámaras: dura, altanera, dominante, desafiante y lo que se definía como hembra-macha por sus movimientos y forma de hablar. Basada en la novela de Rómulo Gallegos, en la que encarnaba a una mujer soberbia, temperamental y devorahombres. Fue su tercera película y, gracias a ella, María Félix se ganó el mote de ‘La Doña’ y su fama se disparó.
Con su estrellato cinematográfico despertó esa nueva María tan segura de lo que hacía y de lo que podía conseguir y empezó la sucesión de hombres en su vida. 
“Yo los escogí a todos. Por eso los podía dejar cuando quería. ¿Luchar por un hombre? ¡Hay tantos!”, 
 ironizaba con frecuenta para demostrar su seguridad. 
Se casó tres veces más, pero sus amores más sonados fueron los que mantuvo con Jorge Negrete y con el compositor Agustín Lara, quien hasta le compuso un himno.

Más tarde, por las películas como Enamorada, Río escondido y Doña Diabla, obtuvo el Premio Ariel como mejor actriz, y años después la Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas (AMACC) reconoció su carrera con un Ariel de Oro a su trayectoria.


La diosa arrodillada, Maclovia, La cucaracha, Tizoc, Camelia, La Valentina, La estrella vacía, Mesalina, La monja alférez, La mujer sin alma, French Cancan y La pasión desnuda fueron otras de sus películas más destacadas.
 En total, participó en 47 largometrajes entre México, España, Italia y Francia, pero nunca sucumbió a la llamada de Hollywood. 
Se alejó de los rodajes cinematográficos en 1970 y a partir de ese momento se dedicó a vivir de su leyenda acudiendo a estrenos, certámenes internacionales de cine y yendo a la televisión para hablar de sus recuerdos, mientras dedicaba unos meses del año a pasarlos en su casa de París, donde también tenía un establo de caballos de carreras.
Trabajó con los grandes directores de la época como Emilio ‘El Indio’ Fernández, Ismael Rodríguez, Roberto Gavaldón, Julio Bracho, Emilio Gómez Muriel, al igual que con extranjeros como Luis Buñuel, Jean Renoir, Luis César Amadori y Carmine Gallone, entre otros.
 En 1992, su hijo Enrique publicó un libro con las fotografías de María Félix y prologado por Octavio Paz. 
Ella misma escribió una autobiografía, Todas mis guerras, en 1993. Además de su carrera profesional, María siempre fue noticia.
 Su tercer marido, Jorge Negrete, murió de hepatitis 14 meses después de su matrimonio en 1952 y, a su regreso a México con sus restos, fue criticada por llevar pantalones. 
Su cuarto marido, un empresario suizo, Alex Berger, con quien se casó en 1956, murió en 1974.
 Con él quiso tener su segundo hijo “precisamente porque no me lo pidió”, explicó, pero sufrió un aborto.
María Félix fue modelo de pintura de muchos artistas famosos, entre ellos Jean Cocteau y Diego Rivera, uno de sus numerosos amantes, quien, tal vez como venganza, la retrató con un vestido transparente; también inspiró a muchos escritores, entre otros a Octavio Paz y Carlos Fuentes.
 Asimismo, fue vestida por los mejores diseñadores y, en 1984, fue nominada en Francia e Italia como una de las mujeres mejor vestidas del mundo. 
Ficción o realidad, se decía que hasta el rey Faruk de Egipto le habría ofrecido la corona de Nefertiti por una noche de amor.
María fue una coleccionista de porcelana, alfombras, joyas, plata, chales de cachemira, vestuario chino, libros y muebles antiguos. 
 La mañana del 8 de abril de 2002, el cantante Juan Gabriel, que al igual que Agustín Lara le había compuesto un himno, María de las María, la llamó por teléfono para felicitarla por su 88 cumpleaños. 
“La Doña todavía no se ha despertado”, le dijo el mayordomo, pero en realidad La Doña ya estaba muerta, el mismo día de su nacimiento, como si lo hubiese planeado para acrecentar su leyenda.
Meses después, cuando se supo que le había dejado todas sus propiedades y dinero a su joven asistente, Luis Martínez de Anda, y nada a sus hermanos, estos pidieron que se exhumara el cadáver “para comprobar que María no fue envenenada”. 
Este acto fue retransmitido en directo por la televisión aunque el resultado confirmó que “murió por una insuficiencia cardiaca”.

Sus familiares dejaron entonces de hacer ruido y el heredero comenzó a subastar los muebles, los cuadros, los vestidos y las joyas de la diva, siendo muchos de ellos comprados por sus seguidores.

El carácter indomable de María Félix, su altivez y su mirada retadora la encumbraron como una gran diva del cine mexicano. Quienes la conocieron defendieron siempre, sin embargo, su amabilidad y dulzura, y culparon su fama a los papeles que en realidad interpretaba en el cine.
 Lo que nadie puede negar es que la actriz desafió de manera continua las normas establecidas y evitó siempre ser encasillada en un cine que bordeaba de forma continua los estereotipos de la época.
Fue una mujer avanzada a su tiempo y que tuvo un comentario acertado cuando se le preguntaba de política.
 Es recordada también por su oposición al machismo, sus opiniones sobre el mundo del espectáculo, la moda, su rivalidad con Dolores del Río, sus joyas y sus hombres… porque en el fondo, María Félix continúa siendo noticia en todo el mundo.



 

Palabra de mujer.......................................Nerea Pérez de las Heras

Ellas, que la utilizan como herramienta de trabajo, reflexionan sobre su poder transformador.

Palabra de mujer
Àngels Barceló. Periodista, lleva más de 10 años al frente del programa Hora 25, de la Cadena Ser, al que llegó tras una larga etapa en informativos televisivos. Foto: Gianfranco Tripodo

“Hasta hace poco, expresiones y términos como trabjao doméstico, ‘mansplaining‘ o sonoridad no estaban en nuestro vocabulario.

 Estamos nombrando nuestra experiencia”. 

Lo dice la escritora, ensayista y editora Laura Freixas, que se ha pasado toda una vida pensando acerca de la presencia de las mujeres en la cultura, desentrañando las herramientas del patriarcado para silenciar nuestra voz y alzando la suya para hablar de sus vivencias.

 «El tema no es que queramos tener nuestra parte del pastel de la cultura, es que si no lo tenemos nuestras experiencias seguirán siendo silenciadas y por lo tanto no tendrán importancia.

 Llamar por su nombre al trabajo doméstico que no sea fruto de una manifestación de amor lo politiza y lo problematiza inmediatamente». 

Las voces de las mujeres comienzan a ser audibles, emiten discursos políticos, relatos de ficción, denuncias, canciones, alegatos.

 Seis mujeres que, como Freixas, usan la palabra para expresarse artísticamente, cambiar el mundo, trabajar, ayudar a formarse una opinión o denunciar la injusticia, reflexionan sobre el estado de nuestra voz, cómo la estamos usando hoy y el modo en que estamos cambiando incluso el lenguaje para visibilizar nuestra experiencia.

 La de la mitad del mundo se incorpora al gran discurso, poco a poco, por fin.

 

Laura Casielles.Poeta y periodista. Autora, entre otros, de Breve historia de algunas cosas (2017) y Las señales que hacemos en los mapas (2014). A la derecha,  Julieta Valero.
Poeta y coordinadora de la Fundación Centro de Poesía José Hierro. Autorade Que concierne (2016) y Autoría (2010). Foto: Gianfranco Tripodo

La poeta Julieta Valero recuerda haber tenido una fuerte relación con el lenguaje desde que era una niña, una relación sinestésica, las palabras olían, sabían, tenían el poder de colocarla en diferentes lugares y a la palabra decidió dedicar su vida. 
En sus escritos habla de maternidad, política, justicia, memoria histórica, desarraigo, guerra.
 Ella no cree que exista una manera de usarlas propia de las mujeres.
 «Creo que la complejidad de los individuos, que incluye su género pero lo trasciende, hace que eso sea reduccionista.
 Lo que sí es cierto es que a las mujeres nos han educado para expresar lo personal e íntimo, a los hombres para inhibirlo. 
Eso es una tragedia para todos».
Para liberarnos de los casilleros de los roles de género, que también afectan a cómo se entiende lo que decimos, está el feminismo, claro. 
 Para Valero es un movimiento inapelable, la revolución más importante de la humanidad y considera que el papel del lenguaje aquí es capital.
 «Si no somos autocríticos con nuestra manera de expresarnos, si no empezamos a dejar de considerar lo neutro positivo masculino y lo lateralizado femenino no cambiaremos nada». 

Soleil.Mitad femenina del dúo elec trónico Reiko, formado en Londres junto a  Igor, creadores del hit Spinning Over You. Foto: Gianfranco Tripodo

Lo que quiere modificar Soleil, la mitad femenina del grupo Reiko, responsable del hit Spinning Over You, es cómo se ve y se entiende la música electrónica y lo quiere hacer con su voz, cantando y hablando de su trabajo.

 Su voz, comparada con la de las divas de la canción francesa, dice que es lo que más la define, casi una extremidad más, su manera de comunicarse con el mundo y expresarse.

 «Tenemos que sacarlo todo en canciones, libros, películas… Lo que me gustaría aportar a este discurso general es respeto por el trabajo y la creatividad que acompaña a la música electrónica, no por ser algo lúdico es frívolo». 

Ella tiene raza creativa, su abuela era hija de Muñoz Seca y cree que los referentes, más si están dentro de casa, importan todo. 

 «Mi abuela inventaba villancicos para nosotros, escribía, tuvo la oportunidad de expandirse creativamente en un momento en el que no era lo normal y la recuerdo con admiración». 

Los números cantan.

 Son mayoría en las formaciones académicas culturales (alrededor de un 65% y un 58% dependiendo del nivel de estudios), pero minoría en las actividades que se derivan de estos estudios (un 39%, según los últimos datos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de 2014).

 Las cifras en las reales academias y en los premios literarios son raquíticas.

 Respecto al cine, no hay más que recordar los discursos de la última gala de los Goya: más mujeres.

Laura Freixas explica que durante una etapa que le duró años, a través de la asociación Clásicas y Modernas, se dedicó a «contar mujeres»: un 7% en libros de texto, ninguna en este certamen de poesía, una en aquel congreso, cero en esta antología y esta otra… 

«Ahora estoy más en entender qué es lo que nos dificulta el acceso a la creación cultural y plantear qué aportan que no estaba.

 Esto me ha abierto las puertas a un corpus cultural desconocido.

 No se trata de añadir nombres, el punto de vista que aportamos es distinto. 

Con los años me he dado cuenta de que los datos son el síntoma, el problema es que el imaginario cultural se ha creado alrededor de los hombres, de sus experiencias y valores.

 Se nos presenta al artista como un genio creador, el que domina el discurso, para el que la familia es secundaria o inexistente y eso es completamente contradictorio con los valores que la sociedad asigna a las mujeres.

 Las que quieran ser creadoras de cultura van a entrar en una contradicción entre el rol de artista y el rol de mujer y entre lo que son sus experiencias y lo que la cultura considera experiencias relevantes».

 La solución al dilema es seguir, no callar, no dar un paso atrás y engrosar las filas de las que relatan el mundo.

 Después de todo las mujeres son mayoría en el consumo de palabra, al menos escrita. 

Laura Freixas. Autora de ficción, ensayos, diarios y opinión. También es cofundadora de la asociación Clásicas y Modernas. Foto: Gianfranco Tripodo 

LECTORAS Y GRANDES AUTORAS
El lector tipo en España es una lectora. 
«A menudo, cuando en la editorial hablamos de un lector imaginario, ese lector es una mujer», dice Ofelia Grande, legendaria editora y directora de Siruela.
 Ella es la portadora de un gran altavoz para la palabra en forma de editorial y lo usa a conciencia de manera natural; no hace falta forzar cuotas porque, afirma, la calidad abunda. Repasa el último catálogo apasionadamente: «Fred Vargas es la reina indiscutible de la novela negra.
 La biografía de Clarice Lispector es imprescindible.
 Hemos editado El mundo resplandeciente, considerada la primera novela de ciencia ficción escrita por Margaret Cavendish en el siglo XVII.
 Nuestro libro más leído del último año es el ensayo Imperiofobia de María Elvira Roca. Tawni O’Dell me gusta mucho…». 
El repaso de autoras de diversos géneros con calidad literaria y éxito de ventas no cesa.
 Grande dice que no solo somos las que más leemos según todas las estadísticas del gremio, también somos muchas en las editoriales; más, es verdad, en los puestos que tienen que ver con los contenidos y menos en los de toma de decisiones.
 Sorpresa.

Ofelia. GrandeEditora y directora de Siruela. Foto: Gianfranco Tripodo
 A veces coinciden lo cuantitativo y lo cualitativo.
 Cada noche, cuando Àngels Barceló habla en el programa Hora 25 de la Ser, que dirige, más de un millón de personas escuchan. Cuando su hija se quejaba de los exámenes, ella le decía «yo me examino todos los días».
 La periodista dice que se «pelea» con las palabras para no caer en lugares comunes, pero sobre todo por la aplastante conciencia de su responsabilidad, le va la credibilidad en ser precisa.
 «En la radio tienes que contarlo todo, imágenes, sentimientos. Cuando se declaró la independencia de Cataluña, yo estaba en el Parlament e hice algo que no hago nunca: contar mis emociones. El procés ha sido complicado y estresante de narrar porque soy catalana, soy periodista, me afecta emocionalmente, intento buscar los grises».
Es consciente de que el suyo es un caso excepcional, que no siempre los mayores altavoces emiten las voces más relevantes. «No entiendo el fenómeno influencer.
 Me preocupa la influencia en la sociedad de personas que no sé qué formación y qué vivencias tienen».
 Afirma estar enfadada con los periódicos que miden la relevancia de las noticias por el número de clics: 
«La responsabilidad de los periodistas es trabajar para formar un estado de opinión bien informado».
 Incluidas las vivencias silenciadas hasta hace no mucho tiempo. «Hace poco, hablando de maltrato, entró en directo una periodista como tú y como yo a la que su novio tiró de un coche en marcha. Es importante que conozcamos este tipo de historias». 
  Paula Ortiz. Directora, guionista y productora, autora de De tu ventana a la mía y La novia, nominada a 12 Goyas en 2016. Foto: Gianfranco Tripodo.

Los relatos personales hacen política, lo llevamos oyendo y repitiendo desde los 60, pero no acaba de calar. 

Ese es también el lema de Laura Casielles.

 La poeta vive inmersa en la palabra como un líquido amniótico  como periodista, poeta y política. 

Está al frente del Instituto 25M para la Democracia y ha ocupado varios puestos de responsabilidad relacionados con la comunicación y el análisis de medios en Podemos.

 «En política, hemos sido nosotras las que hemos metido la esfera privada en la pública. 

Parece que estuviéramos irrumpiendo e interrumpiendo con algo menor y es radicalmente lo contrario. 

Las cuestiones que afectan a nuestra vida personal son profundamente políticas, deben ser habladas». 

Conoce los cambios en el lenguaje cotidiano de los que hablaba Freixas. 

«Cuando no hablábamos, oíamos hablar o leíamos sobrelo que nos pasaba, lo situábamos en el campo del error propio. Cuando la vivencia tiene un nombre, como ha sucedido con el #MeToo y muchas hablan de lo mismo, estas situaciones se sitúan donde pertenecen, en lo estructural» .