Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

5 abr 2018

Pérez-Reverte: “El maltrato animal en España sale gratis. La legislación es una vergüenza”

 
 

El autor lanza ‘Los perros duros no bailan’, una novela policiaca perruna con la que ha sentido no tener que autocensurarse.

Arturo Pérez-Reverte presenta su novela negra 'Los perros duros no bailan' en Casa de América, en Madrid.
Arturo Pérez-Reverte presenta su novela negra 'Los perros duros no bailan' en Casa de América, en Madrid. EFE
Negro es un sabueso mestizo y herido que no quisiera regresar al desolladero. 
Se ganó un cambio de vida y convertirse en guardián, un hueco para dormir a gusto cuando consigue pegar ojo, buenas costillas de ternera, darse un garbeo si se lo pide el cuerpo, pero a costa de no saltarse unas pocas reglas y códigos sagrados.
 A través de sus ojos y sus patas, Arturo Pérez-Reverte ha trasvasado en Los perros duros no bailan (Alfaguara) esa moral identificada con su estilo al mundo canino. 
Algo que podríamos llamar humanismo animal y que es trasfondo de muchos de sus personajes bandera.

Negro bien puede asemejarse a un Falcó y un Alatriste con la melancolía que desprende también su pintor de batallas.
 Sale de farra con Teo, un rodesiano cañón y Boris el Guapo, un lebrel cachondo con collar antiparásitos.
 Coquetea y compadrea con Dido, su Dulcinea; con Margot, la porteña encargada del abrevadero y Tequila, la narco.
 Son hembras que le provocan tan buenas pulgas como la costumbre de filosofar con Agilulfo, que ladra en latín y el cachondeo que se tira a costa de las ridiculeces de Helmut, un doberman neonazi que enseña los dientes a los inmigrantes…
A costa de ellos, Pérez-Reverte ha hilado un puro relato policiaco y una metáfora de la realidad.
 Con sus deudas: desde El coloquio de los perros cervantino al Jerry de las islas de Jack London con rastros de Rudyard Kipling, Virginia Woolf o el Orwell de Rebelión en la granja, también. 
Pero sobre todo del género negro y policiaco:
 “En ese sentido es una novela canónica, corta, seca, rápida, puntual”, anunció este jueves en la Casa de América, donde presentó el libro acompañado de Pilar Reyes, su editora.
Se trata de una obra que empezó a escribir con gusto, divirtiéndose… 
“Pero que acabó con cierta amargura porque tuve que asomarme al lado oscuro, el de la crueldad animal”, afirma. 
Todo lo que tiene que ver con el maltrato y su impunidad en España.
 “La legislación que tenemos en este país sobre ese asunto es una vergüenza. 
La más infame de Europa. Se puede cometer cualquier atrocidad y como mucho te cae un año de cárcel o una multa que no paga nadie”.
 Toda persecución ni siquiera comienza.
 “¿Para qué? Los policías a los que he consultado dicen que no pueden dedicar medios a combatir un delito que acaba en nada”. 

Para denunciar eso y por el amor que le provocan los perros ha escrito este libro.
 “Una mirada de cualquiera de los míos me puede mojar el lagrimal. 
Y hay pocas cosas que lo logran”, advierte. Con ninguno de los suyos se ha sentido decepcionado. “Con muchas personas sí, pero con los perros, nunca”.
También le han enseñado que la lealtad, “una de esas pocas palabras que todavía escribo con mayúscula”, no está reñida con la dureza, pero sí con la ñoñería. 
Sabía que no iba a fallar, que no se le podía ir este libro por el lado de la sensiblería. 
“Soy como soy. No se me podía escapar de las manos. Mis perros son otro tipo de perros”.
Además, le ha servido para escudarse y sentirse más libre: 
“Se ha vuelto muy difícil escribir en los últimos tiempos. Todo lo que se hace es susceptible de crear conflicto. 
En mi caso y en el de otros autores, como Javier Marías, ya hemos pasado la línea de que no nos importe.
 Tenemos nuestros lectores y nos conocen. Pero es muy peligroso para esos jóvenes que llegan detrás, con mucho talento y que no se atreven a afrontar según qué cosas por miedo a que se interpreten mal”. 
 Es producto de un mal resucitado que atenaza: “La autocensura”, cree Pérez-Reverte.
 “Es más peligrosa para los periódicos de lo que ha sido la crisis. Peor que eso o los cambios de modelo por la irrupción de internet es el miedo a no decir por la reacción de las redes sociales”.
Sombras y pasos atrás.
 Zarpazos que requieren posturas en guardia. No dar nada por ganado.
 “Las generaciones más jóvenes creen que se levantan y todo está ahí, sin esfuerzo.
 Pero deben saber que construir ciertas cosas ha costado mucho y que para preservarlas requieren de una lucha permanente. 
No hay nada garantizado. Yo lo he visto desmoronarse. Es buenísimo vivir en paz, pero a veces, para mantenerla hay que levantarse y luchar”.
 Sin que nos confundamos de bandos: “Hoy cualquier imbécil puede decir que es Espartaco. 
Pero ese papel no se gana poniendo tuits”.

 

Doña Letizia reaparece en un acto público tras la tensión en Palma

La Reina ha presidido un acto en la sede de la Organización Médica Colegial y a la salida ha recibido abucheos y gritos como "floja y antipática"........

La reina Letizia, este jueves en Madrid. ATLAS

La Reina de España ha reaparecido este jueves en público tras la difusión del vídeo en el que se ve el tenso momento en que doña Sofía intenta hacerse una foto con sus nietas, la princesa Leonor y la infanta Sofía tras la Misa de Pascua en Palma de Mallorca.
 Doña Letizia ha acudido a unas jornadas que se están celebrando sobre el tratamiento informativo de la discapacidad en las redes sociales, celebrado en Madrid, donde ha sido recibida por la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Dolors Montserrat.
 La esposa de Felipe VI, al bajarse del coche, saludó a las personas que descubrieron su presencia y se la oyó decir: "Buenos días, gracias". 
Pero a la salida del acto las cosas cambiaron.
 Un grupo de personas abuchearon a doña Letizia y le gritaron: "Floja y antipática". Ella entró en su vehículo sin cambiar el gesto.
La reina, con la ministra de Sanidad.
La reina, con la ministra de Sanidad. GTRES
La sede de la Organización Médica Colegial, en la plaza de las Cortes de Madrid, estaba rodeada de gran cantidad de medios de comunicación, pendientes de obtener la primera imagen de doña Letizia tras la polémica suscitada.
Ha sido Inma Aguilar, una de las mejores amigas de doña Letizia, quien ha hablado de cómo se siente la Reina tras lo ocurrido en Palma.
 Aguilar ha asegurado que esta se encuentra "preocupada y bastante desolada, ya que la Reina está muy comprometida con el cuidado de su imagen y la de sus hijas. 
Le preocupa quién le hace fotos, quién se les acerca. Es una madre y es una reacción muy de madre", ha dicho.
 Tras afirmar que había hablado con doña Letizia añadió: "Ha sido una tontería, un gesto natural". 
No queremos Reina!!!!!!

 

Marie Chantal Miller, la prima que critica a la reina Letizia




Casada con Pablo de Grecia, no dudó en atacar la actitud de la esposa del Rey. "¡Ninguna abuela se merece ese tipo de trato! ", ha dicho.

 

Pablo de Grecia y su esposa, Marie Chantal Miller. / Vïdeo: La reina Letizia, abucheada a la salida de un evento. Vídeo: Atlas

Pocas horas después de que se difundiera el vídeo que evidenciaba el momento de tensión que se produjo a la salida de la Misa de Pascua, en la catedral de Palma de Mallorca, cuando doña Sofía trató de posar con sus nietas ante los fotógrafos, Marie Chantal Miller, esposa de Pablo de Grecia, primo del rey Felipe, publicaba en las redes sociales varios tuits sobre el asunto.
  "¡Ninguna abuela se merece ese tipo de trato! Wow, [Letizia] ha mostrado su verdadera cara", dijo.
 "Esto es muy desagradable ¡Esto me hace sentir muy enfadada!".
 Poco después añadía otro mensaje en el que aparecía una foto de sus padres posando con todos sus nietos con el siguiente mensaje: "Abuelos felices, eso es de lo que trata la familia".
Marie Chantal Miller es el único miembro de la familia que ha opinado sobre el asunto.
 Doña Elena fue abordada el mismo día en que se difundió el vídeo a la salida de un cine y se limitó a recomendar la película.
 El resto, como se esperaba, guarda silencio.
La prima que ha plantado cara a la reina Letizia está casada con Pablo de Grecia, el hijo mayor de Constantino de Grecia y Ana María.
 Es el que más unido ha estado siempre a don Felipe, con quien estudió en EE UU y con quien pasó mucho de su tiempo de ocio en su juventud. 
Marie Chantal Miller, con Pablo de Grecia, junto a sus suegros Ana María y Constantino.
Marie Chantal Miller, con Pablo de Grecia, junto a sus suegros Ana María y Constantino. GTRESONLINE
Marie Chantal, segunda de las tres hijas del empresario multimillonario Robert Warren Miller, conocido como el rey de los Duty Free en Asia y el Pacífico, y la ecuatoriana María Clara Pesantes Becerra, vino al mundo en Londres, creció en Nueva York y fue educada en los mejores colegios del mundo. 
La pareja se conoció en una cita a ciegas en 1992, y en 1995 se casó en una boda en la que don Felipe actuó como padrino.


Fue Marie Chantal quien le presentó a Felipe VI a Gigi Howard, con quien estuvo saliendo durante unos meses.
 Las dos parejas se llevaban tan bien que incluso compartieron vacaciones en la Semana Santa de 1995 en la caribeña isla de San Martín, semanas antes de la boda de Pablo y Marie Chantal.
La prima del Rey es propietaria de una exclusiva firma de ropa infantil, un negocio que lleva en marcha tres lustros. 
Vende estilo tradicional, como le gusta decir a su perfeccionista fundadora.
 Aquellos que eligen sus costosos artículos, confeccionados con lana escocesa o el mejor algodón peruano, buscan vestir a sus hijos como pequeños príncipes.
En los últimos años, la relación de don Felipe con su primo no es tan frecuente, pero sigue siendo muy afable.
 Pablo de Grecia y su familia viven ahora en Nueva York, pero cuando el pasado verano celebró su 50 cumpleaños en Londres, el Rey acudió a su fiesta, a la que no asistió, en cambio, doña Letizia.
Es un secreto a voces que la Reina evita relacionarse con los parientes griegos de don Felipe. 
 En los últimos años solo ha acudido a una cita familiar.
 Fue en 2014, cuando en Atenas se organizó un homenaje a Pablo I de Grecia, abuelo de don Felipe.
Pablo de Grecia y Marie Chantal mantienen contacto con las infantas Elena y Cristina, y es habitual que se reúnan en citas familiares. 
Doña Cristina durante varios años compartió piso en Barcelona con Alexia de Grecia, hermana de Pablo, ella fue quien precisamente el pasado martes la acompañó a la misa en el Monasterio de El Escorial en recuerdo de don Juan.

La relación de doña Letizia con la familia del rey Juan Carlos también es escasa.
 En sus primeros años de matrimonio frecuentaba las reuniones que organizaba doña Pilar, la hermana del Rey emérito en su casa de la urbanización de Puerta de Hierro, donde coincidían todos los primos Borbón.
 La Reina dejó de asistir, hay quien asegura que para evitar filtraciones a los medios de comunicación por la relación que algunas de las esposas de los primos tiene con la prensa.
Paralelamente, al reproche en forma de tuit de Marie Chantal Miller a doña Letizia, la amiga de la reina, Inma Aguilar ha asegurado que esta se encuentra "preocupada y bastante desolada, ya que la Reina está muy comprometida con el cuidado de su imagen y la de sus hijas".  
 Tras afirmar que había hablado con doña Letizia añadió:
 "Ha sido una tontería, un gesto natural".
La Reina ha reaparecido este lunes en un acto oficial en el Consejo General del Colegio Oficial de Médicos, celebrado en Madrid, a donde ha llegado muy sonriente y saludando al público que descubrió su presencia.


 

La sistemática autodestrucción del máster de Cifuentes....... Juan Cruz.

 

Llama la atención que la presidenta madrileña dijera que hizo el máster aunque no tuviera necesidad.

Cristina Cifuentes, este miércoles en la Asamblea de Madrid. En vídeo, las declaraciones de la oposición.
Era tan atractivo, televisivamente, lo que iba a pasar el miércoles en la Asamblea de Madrid que podría pensarse que las televisiones que están al quite tendrían allí su foco. Pero una estaba zapeando y las otras estaban a lo que están.
Una que se ocupa de decir minuto a minuto lo que pasa las 24 horas, 24 horas de Televisión Española, sí tuvo a bien conectar.
Pero en cuanto aquello resbaló hacia intervenciones que debieron juzgar menores en el estudio (las segundas réplicas a la presidenta Cifuentes, sujeto del debate), el presentador tuvo a bien desconectar para que escucháramos, en cambio, las intervenciones, sin duda interesantes y polémicas, de los periodistas que le acompañaban. Conectó de nuevo cuando la presidenta lanzó su ya conocido chorreo de fin de máster a todos los contrincantes que habían tenido la desfachatez de replicarle con sus dudas (razonables) sobre las razones que da para hacer todo lo que hizo con el objeto efectivo de degradar sistemáticamente el máster que ella dice que hizo.

Voy a entretenerme tan solo en un factor que pone de manifiesto la poca seriedad con la que Cristina Cifuentes se tomó la comparecencia, que es equivalente a la que puso para defender su máster.
 De todo lo que dijo, llama la atención que dijera que hizo (que hizo) el máster aunque no tuviera necesidad ninguna, ni para sus conocimientos ni para su curriculum, de incorporarlo a la supuesta vastedad de sus conocimientos.
Llama la atención que explicara, sin que para ello  tuviera que guiñar un ojo a nadie, que obtuvo de sus profesores (“dadas mis circunstancias”) el favor de que no fuera imprescindible ni acudir a clase ni tener otra correspondencia sobre las materias de estudio. 
Y que aún obtuvo “hasta sobresalientes”. 
Inventó de una tacada los viejos cursos por correspondencia versión Cristina.cero y la ya antiquísima educación a distancia. 
Y, sobre todo, cayó de lleno en lo que ha sido su principal tarea de deconstrucción o de autodestrucción: deconstrucción de la figura universitaria del máster, como algo que se puede hacer de manera doméstica y sin más relieve que el de un trámite que se puede resolver con papeles timbrados, y destruyó la importancia de su propio máster, para el que, según ella, no tenía ninguna necesidad. Y como no tenía ninguna necesidad, para qué molestar a los profesores o a los evaluadores con su presencia, tan imprescindible entonces fuera de las aulas. 

Fue una tarde bochornosa para la Universidad, para los diputados madrileños y para la salud democrática de una asamblea sometida a los guiños de una presidenta que indignó al final, y ya es mérito, a la presidenta de la Cámara, a la que Cristina Cifuentes no tuvo ni la alegría de guiñarle el ojo.