Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

2 abr 2018

Wim Wenders: “No se puede soltar sermones desde la pantalla”




Wim Wenders.





Wim Wenders. 
Iba para sacerdote y luego para pintor, pero acabó convertido en un gurú del cine de autor europeo. 
Títulos como ‘Cielo sobre Berlín’ o ‘París, Texas’, en el campo de la ficción, y ‘Buena Vista Social Club’ o ‘La sal de la tierra’, en el género documental, forjaron una carrera que ahora se prolonga en ‘Inmersión’:
una historia de amor con el terrorismo yihadista como telón de fondo

. El presidente de la Academia de Cine Europeo prepara además una película sobre el papa Francisco. 

A WIM WENDERS (Düsseldorf, 1945) le gusta recordar que su personalidad nació del choque entre dos individuos casi antagónicos: por un lado, el chaval que estudió medicina y filosofía y se planteó muy seriamente ordenarse sacerdote;
 por otro, el veinteañero que en 1966 estuvo un año en París durante un curso y aprovechó para ver películas en la Cineteca Francesa todos los días. “Algo de todo aquello quedó en mí, obviamente. Ahora bien, ¿cuánto?”, ríe sosegadamente.
El actual presidente de la Academia de Cine Europeo es uno de los grandes del género de autor con títulos como París, Texas; Cielo sobre Berlín, El miedo del portero ante el penalti o Llamando a las puertas del cielo.

 Wenders ha sabido transitar de la ficción al documental con ejemplos como Relámpago sobre agua, Buena Vista Social Club, Pina o La sal de la tierra
Pero el 6 de abril estrenará en España una nueva ficción, Inmersión, que ha recibido críticas desiguales en Cannes. Narra una historia de amor que transcurre durante una semana entre una biomatemática especializada en los fondos marinos (Alicia Vikander) y un ingeniero hidráulico (James McAvoy). 
Ese encuentro es narrado en sucesivos flashbacks por sus protagonistas:
 una, embarcada en un peligroso viaje científico; el otro, secuestrado en Somalia por terroristas yihadistas que han descubierto que es un espía. 
Y por encima de todo sobrevuela el ritmo narrativo de Wenders, que no es el predominante en el cine actual.
¿Inmersión está conectado con trabajos previos suyos? Puede que con Tierra de abundancia… y, si acaso, con El amigo americano, porque su semilla es una novela.
 En realidad, siento que piso territorios desconocidos y por eso me embarqué en Inmersión.
 A la vez que me llevaba a un territorio inexplorado, sentía que hablaba directamente a mi corazón. 



Con Tierra de abundancia comparte su necesidad de decir algo sobre la realidad social. 
 En aquel caso, sobre un Estados Unidos en guerra.
 En este, sobre el terrorismo. 
Correcto, y puede que Tierra de abundancia contenga más furia que Inmersión porque en aquel tiempo estaba muy enfadado con la política estadounidense. 
En Inmersión nos centramos en un problema que supera lo nacional, el terrorismo, y lo hacemos desde la ficción, no desde el documental.
 Porque así tienes más libertad al abordar el tema.
Porque así tienes más libertad al abordar el tema. Puedes usar actores, música, en fin, contar una historia, no te constriñes a la realidad. Como un pintor o un arquitecto, posees herramientas que te otorgan un vuelo… que a veces no se alcanza con el documental. Puede que Tierra de abundancia, con su reflexión sobre la falta de cultura en EE UU, el patriotismo exagerado, la desilusión que puede suponer vivir en un país así, sea más actual hoy que cuando la estrenó. 
Puede, porque llegó demasiado pronto. Estrenamos muy pegados al 11 de septiembre de 2001 y fue muy mal interpretada. Cosas de la vida [risas].
Y aquí ha apostado por que sea una historia de amor la que guie la narración, antes que el mero drama social. Es que no sé cómo podría haber afrontado tanta oscuridad en la película sin la historia de amor.
 Las sombras que rodean a James en su viaje a la yihad en África son tan espesas que necesitaba la luz del romance. Creo que Martin Luther King llevaba razón.
 “La oscuridad no se puede expulsar con más oscuridad; solo la luz lo logrará”, decía, y por eso hemos ido por ahí. He aprendido que no se puede soltar sermones desde la pantalla, que la película debe revelarse al espectador por sí misma.
 Y más cuanto más complejo es lo contado. 
Creo que falta reflexión en el cine actual, y desde luego para casos como el que mueve Inmersión, que mezcla la investigación sobre el inicio de la vida en la Tierra y la muerte que acompaña al ISIS, necesitamos algo de filosofía.
¿Europa no sabe cómo encarar el problema del ISIS? La cultura occidental falló ya hace años, y el ejemplo es el recibimiento que tuvo Tierra de abundancia, estrenada en un momento crucial, cuando se declaró una guerra al terrorismo que solo logró crear un nuevo terrorismo. Occidente provocó el nacimiento de terroristas allí donde no los había.
 Empezamos con el paso equivocado y seguimos bombardeando por bombardear, como si fuera la solución. Vivimos el triunfo de la vanidad, de la creencia de que nuestro pensamiento es el único posible. 
Vale para todos los campos. 

¿No siente que se desvanece también la política cultural europea? Estamos luchando denodadamente por ella.
 Es un problema de educación.
 Si seguimos sin enseñar cine o lenguaje audiovisual, nos perderemos como cultura y como personas, porque nadie nos educa a ver imágenes.
 Otros artistas mutan su pensamiento con los años, pero usted no parece haber cambiado en su interior. Al menos eso se intuye viendo su cine.
  No creo que una persona cambie al hacerse cineasta y, desde luego, según transcurre una carrera. 
Yo sigo con mi naturaleza optimista, por ejemplo.
 Incluso cuando filmo temas muy controvertidos o escabrosos, me niego a ser tragado por la oscuridad. No es saludable vivir de la otra forma. 
Yo me dedico a hacer mis películas lo más abiertas posibles y a aprender en el proceso de su realización.
 En este caso, sobre la vida marina y la yihad. 
Dirigir es un estupendo modo de aprender y de compartir lo aprendido.
¿Piensa mucho en qué hubiera pasado con usted si llega a convertirse en pintor en París, como ansiaba de joven? Hubiera llevado una vida muy distinta, desde luego.
 Tengo muchos amigos pintores y suelo ir a sus estudios. Por un lado, me provoca cierto dolor, porque es la vida que escogí no vivir y a veces me arrepiento. 
 Por otro, soy feliz con lo que hago y ya sé que las películas beben de la pintura.
 En Inmersión me he permitido un pequeño homenaje a mi pintor favorito, Caspar David Friedrich.
Pero ¿fue una decisión consciente o un cambio gradual el que le llevó de la pintura al cine? Ocurrió poco a poco. Al principio para mí el cine fue una manera distinta de acercarme al arte.
 Cuando empecé, se estudiaba sobre todo los movimientos de cámara. 
Y desde luego muchos usaban la cámara como un pincel. Yo mismo comencé con un cine no narrativo, más cercano a la pintura, y lentamente descubrí el arte de contar historias, lo que gradualmente me alejó de la pintura. 
Fue un proceso que duró un lustro y hasta mi cuarta película aún pensaba en retornar a la pintura.
 Y así entró en el grupo del Nuevo Cine Alemán, con Fassbinder, Von Trotta, Schlöndorff o Herzog.
 Por gustos, usted era el más afín al cine americano y, por tanto, el bicho raro.
  Cuando creces, lo haces dentro de la tradición.
 Werner Herzog lo hizo pegado a Murnau y a un cine romántico.
 Fassbinder venía de Douglas Sirk, del melodrama.
 Y yo encontré mi tradición en el clásico americano, en John Ford, Nicholas Ray, Howard Hawks, Samuel Fuller… Y tuve la suerte de conocer a algunos de mis héroes.
 Pero todos tuvimos claro desde el principio que esto no era una limitación, sino un punto de apoyo desde el que encontrar nuestro lenguaje. 
Y la belleza del Nuevo Cine Alemán es que no éramos una escuela estética, en realidad es que no defendíamos ningún estilo en común, y eso nos ayudó a ser felices, porque no competíamos entre nosotros.
 Compartíamos distribuidoras, incluso productoras… Nos dimos cuenta de que entendíamos el cine como un acto de solidaridad y, por tanto, no había interferencias, solo ayuda.
El director (derecha) con Dennis Hopper (izquierda) y Nicholas Ray, en el rodaje de 'El amigo americano'.
El director (derecha) con Dennis Hopper (izquierda) y Nicholas Ray, en el rodaje de 'El amigo americano'. (Sygma/Getty)

Nos dimos cuenta de que entendíamos el cine como un acto de solidaridad y, por tanto, no había interferencias, solo ayuda. 
A nadie le asustaba mostrar tu película al resto y escuchar los comentarios. Hoy triunfa la competición y es improbable que se dé un grupo así entre gente joven.
 Solo podíamos existir porque existían los otros.
Usted disfrutó de una provechosa y fructífera colaboración en aquellos años con el escritor Peter Handke. ¿Qué recuerda de esa etapa? 
 Es mi más antiguo amigo. Nos conocimos hace más de medio siglo.
 Le enseñé mi primer corto y me ofreció un libro suyo, que entonces era un superventas, para que lo llevara al cine. Así de sencillo.
 Empezamos a colaborar [Wenders recita de carrerilla los numerosos proyectos en común], yo he producido las películas que él ha dirigido.
 En fin, es mi hermano.

Y tras mucho tiempo sin películas en común, se reunieron hace dos años en Los hermosos días de Aranjuez. 
 Sí. Peter es dos años y medio mayor que yo y siempre me ha enseñado cosas.
 Una de las primeras fue que puedes hacer lo que quieras si confías en ti mismo y eres radical.
 Y Peter lo era mucho en sus inicios. Mis primeras películas también lo eran.
 Y, sinceramente, no sé hasta dónde hubiera llegado sin su ayuda ni sus guiones.
Usted siempre ha honrado a otros artistas: pienso en películas como Pina, sobre la coreógrafa Pina Bausch, o Tokyo-Ga, sobre Ozu.
 Ha logrado que grandes directores aparezcan en sus filmes como actores. En realidad la suerte no fue hacer cine con ellos o sobre ellos, sino conocerlos. 
Yo he recibido grandes regalos de otros artistas como cineastas, escritores, arquitectos…
Supongo que es doloroso ver cómo fallecen esos homenajeados. 
Y no puedo seguir sin preguntarle por Harry Dean Stanton y Sam Shepard, actor y corazón de París, Texas, o el músico Ibrahim Ferrer, cuya muerte también fue un duro golpe para usted. 
 Fui testigo de la muerte de Nicholas Ray. Sufrí con la desaparición de Ibrahim y Harry Dean, y era muy amigo de Lou Reed.
 Me hago mayor, pierdes a tus amigos… Viví unos días maravillosos en el rodaje de Buena Vista Social Club, con aquellos músicos setentones…
 Compay ya superaba los ochenta. Poco a poco descubres que nunca estarán siempre contigo.
 Tres años después del rodaje del documental volví a rodar un anuncio de ron, y al entrar en mi habitación había un enorme ramo de rosas.
 Bajé a recepción porque pensé que se habían equivocado al darme la habitación.
 Me dijeron que no, que el ramo era para mí, a pesar de que yo creía que nadie sabía que estaba en La Habana, y descubrí una nota entre las flores. 
Era de Compay Segundo, donde decía que había pasado conmigo el mejor momento de su vida.
 Y mira que era viejo [sonrisa]. 

Pero con Sam [Wenders para y se le escapa una lágrima]… Era demasiado joven, tenía tanto por ofrecer [el director esconde su rostro tras una taza de café].
Volviendo a la música, ¿sigue escondiendo los CD que mete en la maleta antes que la ropa? Peor aún, llevo un disco duro con 28 días de música… Ya no necesito compactos.

¿Y elige o deja que suene al azar? Le cuento mi secreto. Empecé recopilando la música que tenía y me superó la tarea. 
Así que comencé a calificar los discos de una a cinco estrellas y logré un sistema en el que solo los álbumes de cinco estrellas entraran en ese disco duro.
Pues ahora ya ocupa 28 días… Y por eso tengo otro problema. 
No sé qué hacer. Yo lo pongo al azar y que suene lo que sea.
Wenders (izquierda) y Peter Handke, en Berlín (1994).
Wenders (izquierda) y Peter Handke, en Berlín (1994). (Ullstein/Getty)
Ry Cooder cuenta que nunca habría sido quien es si usted no le hubiera contratado cuando era casi un desconocido para París, Texas. 
Por suerte, yo tuve mucha libertad en aquella película. Le quise contratar tres años antes, para El hombre de Chinatown, pero acababa de publicar su primer álbum y los estudios lo rechazaron. 
Le prometí que en cuanto pudiera le ficharía. Nuestro respeto es mutuo. París, Texas no hubiera logrado el éxito que obtuvo sin la música de Ry.
 ¿Podemos hablar más de París, Texas? Sé que esa película es muy popular en España. 
En realidad, es un fenómeno extraño. Hay filmes que se estrenan en su momento exacto, y eso pasó con París, Texas. A mí me ha ocurrido un par de veces más, con Cielo sobre Berlín y Buena Vista Social Club.
 A veces las películas se estrenan demasiado pronto o demasiado tarde, y no es tu decisión. 
Llámalo destino, suerte, como quieras… Harry Dean Stanton estaba en su momento perfecto, era el primer guion de Shepard… Nastassja estaba en el culmen de su carrera, y Ry estaba dispuesto a demostrar su valía.
 Yo lo único que podía hacer era no cagarla, y lo logré. En cambio, nadie hizo caso a Llamando a las puertas del cielo, y mira que estaban bien Sam Shepard y Jessica Lange.


La denuncia que no se esperaba la nieta de Franco

Carmen Martínez-Bordiú ha realizado una petición al Ministerio de Justicia para recibir por sucesión el título de Duque de Franco con Grandeza de España que ostentaba su madre Carmen Franco Polo, fallecida el pasado mes de diciembre.

 

Carmen Martínez-Bordiú, entrevistada por Bertín Osborne en La 1 /

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica ha presentado este lunes una denuncia ante la Fiscalía General del Estado una vez que se ha publicado en el Boletín Oficial que se inicia el trámite para la renovación del título de Duquesa de Franco para la nieta del dictador, Carmen Martínez-Bordiú.
Lo que recoge este lunes el BOE es el inicio del trámite. Carmen Martínez Bordiú, nieta del dictador, ha solicitado suceder a su madre, Carmen Franco Polo, en el Ducado de Franco, título que ostentaba esta hasta su muerte.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica ha denunciado esta mañana en la Fiscalía General del Estado esta petición porque la consideran un insulto a las víctimas.
 Reclaman que impidan que se haga apología del Franquismo. 
“Desde el punto de vista de la pedagogía democrática es fundamental que no se haga apología del Franquismo y esto lo es y se debe proteger a las víctimas y eso es lo que solicitamos a la Fiscalía, no se puede premiar a los que defendieron una dictadura y pedimos que se impida que esto siga adelante y solicitamos que el ducado deje de ser efectivo en los herederos del dictador”, apunta a la SER Bonifacio Sánchez, representante de la ARMH.
Fue el rey Juan Carlos I quien otorgó, en noviembre de 1975, el título de duquesa de Franco con grandeza de España a Carmen Franco Polo tras la muerte de su padre, el dictador Francisco Franco. 
El BOE da 30 días para que "aquellas personas que se consideren con derecho al referido título" puedan reclamarlo.


 

‘Supervivientes 2018’: Adrián Rodríguez y Saray dejan el concurso

El actor aseguró que sentía mucha ansiedad y que lo estaba pasando muy mal por el hambre.

Saray y Adrián Rodríguez, antes de comenzar el concurso Supervivientes 2018.
Saray y Adrián Rodríguez, antes de comenzar el concurso Supervivientes 2018.
El programa de Conexión Honduras de este lunes estuvo cargado de novedades.
 Tras la prueba de recompensa, los espectadores vieron a un Adrián Rodríguez abatido tras no lograr conseguir ganar el duelo para poder hacerse con la hamburguesa que ofreció Lara Álvarez a los concursantes.

Tras esto, el catalán decidió comunicar su decisión de abandonar el programa, algo que sin duda sorprendió a todos. 
Adrián aseguró que estaba sufriendo mucha ansiedad y que estaba pasándolo verdaderamente mal por el hambre, por lo que había decidido que la mejor decisión sería volver a España.
 Abraham García, gran amigo del actor y ganador de la edición de Supervivientes de 2014, habló con Adrián en directo para animarle a que no tirase la toalla y a recordarle que sus problemas económicos eran uno de los principales motivos por los que seguir adelante.
Sin embargo, el concursante estaba muy seguro de su decisión y aunque le dieron un tiempo para que recapacitase, no entró en razón y decidió abandonar el concurso en ese mismo momento.
Tras esta baja, Saray comunicó lo que llevaba anunciando desde hace unos días. 
La concursante quiso abandonar también el programa ese mismo día a pesar de las súplicas de su hija en un mensaje de voz en el que pedía a su madre que continuase en Supervivientes hasta la final para poder alzarse con el premio.
Sin embargo, nada más pudo hacerse para convencer a Saray de que debía aguantar y decidió irse en la barca de los abandonos
. Tras estas dos bajas, tanto Lara Álvarez como Sandra Barneda quisieron dar la enhorabuena al resto de participantes por estar aguantando las malas condiciones y les quisieron hacer ver que la decisión de abandonar el programa, no es la correcta.

De esta forma, tanto Saray como Adrián tendrán una penalización económica por abandonar Supervivientes, ya que firman un contrato antes de viajar a la isla a la que van siendo completamente conscientes de las duras condiciones del reality.


 

1 abr 2018

Brigitte Macron, víctima de un intento de usurpación de identidad



La justicia investiga unos correos a establecimientos de lujo desde una cuenta similar a la del Elíseo, pidiendo favores en nombre de la primera dama francesa.


La primera dama francesa, Brigitte Macron
La primera dama francesa, Brigitte Macron AP
¿Qué mejor manera que hacer uso del nombre de un personaje tan popular e internacional como Brigitte Macron, la primera dama de Francia, para conseguir privilegios en hoteles de alto standing o restaurantes?
 Eso es lo que deben haber pensado los desconocidos que en los últimos diez días han enviado a diversos establecimientos de lujo de todo el mundo correos electrónicos desde una cuenta falsa pero muy similar a la oficial del Elíseo pidiendo pequeños favores en nombre de la esposa del presidente Emmanuel Macron. 
Alertado, el gabinete de la primera dama presentó esta semana una denuncia por usurpación de identidad ante las autoridades judiciales, que han abierto una investigación por fraude.

Según la emisora RTL, la primera que supo de la estafa, la metodología era siempre la misma: 
 pedir pequeños servicios, una invitación o un recibimiento privilegiado. 
 Sagaces, aunque lo hacían en nombre de la primera dama, nunca se trataba de favores directos para Brigitte Macron, sino para personas de su entorno
. Por ejemplo, un hotel marroquí recibió una demanda para que alguien fuera a buscar al sobrino de la esposa del presidente.
 A la federación australiana del automóvil —hubo intentos de estafa no solo en Francia, sino hasta en Australia o Hong Kong— le llegó una petición para que le reservaran dos sitios para el gran premio de fórmula uno que se celebra en el país.
 Y no todo eran favores en lugares lejanos, también se multiplicaron las reservas en restaurantes de lujo en París, por supuesto pidiendo “la mejor mesa”, destaca la emisora.
La cadena France Info reveló que la primera en advertir al Elíseo de la posible estafa fue la delegación diplomática francesa en Hong Kong, después de que las autoridades locales le dijeran que la primera dama se disponía a realizar en breve una visita, algo que la representación gala no tenía en su agenda puesto que no era cierto.
Nunca nadie se presentó a reclamar los servicios solicitados desde la cuenta falsa de correo. 
La posibilidad de que se tratara de una broma fue descartada rápidamente, en vista del gran volumen de correos enviados. 
Una fuente próxima a Brigitte Macron dijo a RTL que se sospecha que se trata de “una tentativa muy clara de perjudicar su reputación”.
A su llegada al Elíseo, en mayo del año pasado, Emmanuel Macron anunció su intención de formalizar el papel de primera dama, un cargo que en Francia no tiene una función ni presupuesto específicos y que siempre ha dependido de lo que cada presidente decidiera.
 Sin embargo, la idea no fue bien recibida —más de 300.000 personas firmaron una petición en contra—, ante lo cual Macron dio marcha atrás y se limitó a publicar una “carta de transparencia” especificando las funciones (no remuneradas) de la primera dama y comprometiéndose a revelar a finales de cada mes cuáles fueron las actividades realizadas. 
El diario Le Figaro recordó que, a finales del año pasado, diputados del partido de izquierda Francia Insumisa protestaron tras saber que la partida destinada a la primera dama había ascendido a 440.000 euros.