Crítica de Fotogramas
Para quienes añoren las tragedias bien escritas.
Lo mejor: Los actores, con McDormand en el centro.
Lo peor: Que todos los personajes sean tan ingeniosos.
Por Desirée De Fez
'Tres anuncios en las afueras' es, para lo bueno y para lo malo, la película de un guionista. La historia de Mildred (Frances McDormand), una mujer dispuesta a descubrir quién violó y asesinó a su hija adolescente ante la ineptitud de las autoridades locales, está escrita con una precisión y una sagacidad fuera de lo común.
La descripción y el desarrollo de los personajes son extraordinarios; el vaivén entre lo trágico y lo cómico es puro equilibrio; y la violencia está gestionada con maestría.
Martin McDonagh ('Escondidos en Brujas') se apoya en las palabras para convertir su minuciosa (y, a la vez, extrañamente lúdica) inmersión en una comunidad tocada por la tragedia en un retrato sagaz de los males de la América profunda (la violencia, la ignorancia, el racismo) y del ser humano en caída libre.
El único problema es que a veces hay cierta confusión entre las reflexiones del director/guionista y las de sus personajes: cuesta creer que algunos de ellos sean tan rápidos y brillantes en sus réplicas.
Bueno, será por ponerle un pero.....nada más.
Es una película fuerte, poderosa, contundente.
Sus imágenes. Su música. Su trama. Sus tres vallas publicitarias.
Viene precedida por 4 Globos de oro y la tradición casi mítica de películas de misterios y asesinatos en la enigmática y claustrofóbica américa profunda por lo que genera muy altas expectativas.
Es la historia de una madre luchadora, dura y obstinada en un momento especialmente trágico de una vida que parece que nunca fue fácil pero que se vio especialmente desestabilizada por el asesinato de su hija adolescente.
Frances McDormand le pone todos los matices en una actuación memorable, como tantas.
Todo ocurre en Ebbing, pueblo del medio oeste norteamericano, rural y ficticio que podría representar una metáfora crítica de la sociedad, desde su propio nombre ¿Decayendo? a sus estereotipos y clichés, en ocasiones algo forzados como unos policías tan racistas, homófobos y de escaso intelecto, unos buenos astutos, solitarios y desconfiados con unas instituciones intocables, una sociedad prejuiciosa, conservadora y violenta, unas familias de débil y viciada estructura, la agresividad ambiental…
Y todo ello salpicado de forma contínua por un humor crítico, irónico y descarado.
No por parte de un personaje sino que casi todos a pesar de sus limitaciones parecen tener una agilidad mental que les hace ocurrentes y graciosos en numerosas oportunidades, como si fueran los protagonistas de una sit-com.Eso da un respiro al espectador.