Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

24 ene 2018

La crítica más cruel de Carmen Lomana a Terelu

Carmen Lomana no se muerde la lengua y dispara contra ‘Las Campos’. 

También deja entrever qué pasó con la polémica por el supuesto plagio de su columna. 

Carmen Lomana 

Carmen Lomana en estado puro

Carmen Lomana ha sido la estrella del estreno de la película ‘C’est la vie’ en Madrid. 
Allí ha pasado revista a temas de actualidad, como la decisión de Terelu de hacerse una liposucción y al resto de operaciones estéticas que planean las hermanas. De nuevo, la socialité se ha despachado a gusto. 
Carmen Lomana

“Solo comen en sitios cutres”

El último episodio de Las Campos también ha sido valorado por la empresaria: “¿Cómo me va a gustar? Si además no nos han enseñado nada interesante.
 De New York solo hemos visto chinos y no han comido en ningún sitio elegante, solo hamburguesas y cosas cutres. Lo poco que he visto no me ha gustado”.
Carmen Lomana

Enganchada al reality

Sin embargo, Carmen Lomana reconoce que se sienta delante de la pantalla a seguir a las hermanas: “Como lo he criticado mucho ahora tengo que seguir viéndolo, a ver si me sorprenden y en vez de chabacano se convierte en algo sofisticado y maravilloso”.
Carmen Lomana

Las palabras de Alba Carrillo

Lomana ha entrado a valorar las incendiarias declaraciones de Alba Carrillo contra la industria de la moda en el pasado Chester con Risto Mejide: “Me parece absurdo, es la primera vez que lo oigo, si acaso adelgazarán para poder meterse en la ropa. ¿Meterse plomo? ¿y tú te crees que la gente que lo organiza no se da cuenta?”
Cuando Carmen Lomana se pone delante de un micrófono es conveniente abrir bien los ojos y escuchar atentamente. Es una de esas personas que no tiene reparos en valorar todo aquello por lo que se le pregunta y que no tiene pelos en la lengua para criticar todo lo que crea conveniente. Una de sus dianas preferidas son Las Campos y su reality. Ya el pasado mes de diciembre mostró su rechazo a este formato televisivo y tildó a las hermanas de “paletas, ordinarias, vulgares y catetas”.
Ahora, ha vuelto a la carga con más fuerza que nunca y señalando directamente a Terelu y a su idea de hacerse una liposucción. Ha sido en la ‘première’ de ‘C’est la vie’, donde la empresaria ha destacado como invitada de lujo. Carmen Lomana ha empezado a hablar de ‘Las Campos’ algo timorata, pero al final se ha soltado: “No me saques ese tema porque voy a decir cosas que no debo. Que haga lo que quiera, si eso le hace feliz, que se liposuccione de arriba abajo. Pero no es una cosa para tomárselo a broma porque es una cosa muy seria”.
Preguntada acerca de si le gusta la nueva entrega del reality, Lomana lo tiene claro: “¿Cómo me va a gustar? Si además no nos han enseñado nada interesante. De New York solo hemos visto chinos y no han comido en ningún sitio elegante, solo hamburguesas y cosas cutres. Lo poco que he visto no me ha gustado”, reconoce. 
Y si no es muy afín a ellas ¿por qué lo ve? Algo a lo que responde sin problema: “Como lo he criticado mucho ahora tengo que seguir viéndolo, a ver si me sorprenden y en vez de chabacano se convierte en algo sofisticado y maravilloso”.
Otro de los asuntos candentes en torno a ella es la publicación de su columna en ‘La Razón’ y el supuesto plagio cometido.
 Carmen Lomana cambia el tono y se muestra dolida hablando del caso. 
Prefiere esquivarlo, pero deja entrever que la controversia podría haber surgido de su decisión de confiarle la redacción a otra persona: 
“Esa historia no os la puedo contar porque no es agradable. Confías en otra persona con toda la buena intención y…” ¿Se la encargó a alguien? “Es que prefiero no tratar este asunto…”.

 

Carlota Corredera se confiesa: ha pasado dos veces por quirófano

La presentadora ha querido sincerarse sobre un detalle que nunca antes había contado: se ha operado dos veces.

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Carlota Corredera revela las dos operaciones a las que se ha sometido. La nueva Carlota
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Carlota Corredera. Dieta y ejercicio
Gtres
3 / 6No me gusta nada esta mujer ni gorda ni menos gorda, escribe o le escriben un libro para adelgazar y mete cuña siempre que puede.
 Lo  de la Liposucción era lo que siempre se pensó, no hay milagros y si ella está contenta pues bueno es su cuerpo, pero nunca parecerá una mujer ni delgada ni elegante ni guapa, porque no hay operaciones para eso.
 Y es enorme y vulgar se ponga lo que se ponga.
Carlota Corredera. Un secreto
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Carlota Corredera. Liposucción
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Terelu. Consejo para Terelu
Presentadores famosos Operaciones estéticas Famosos en el hospital
24 de enero de 2018, 09:38
Todo tiene siempre dos caras. Incluso cuando lo que menos nos esperamos. Hasta ahora, sabíamos que Carlota Corredera había recurrido a la alimentación y el deporte para perder peso. Ella misma así nos lo había contado en el libro que publicó sobre el duro trance. Pero la presentadora ha querido ir un poco más allá y ha confesado un secreto que llevaba tiempo guardando: también se sometió a unos retoques estéticos.
Se ha convertido en un ejemplo para muchísimas personas. Carlota Corredera llegó a temer por su salud y puso freno al sobrepeso que la afectaba. La presentadora seguía el consejo médico y recurría al ejercicio constante, una buena alimentación y la ayuda de uno de esos sistemas para reducir peso y conseguía una cifra récord. En poco tiempo, perdía más de 60 kilos y renacía. La nueva Carlota incluso se atrevía a contar en un sincero libro el proceso por el que había pasado.
Ahora, la presentadora se ha abierto un poco más y ha confesado que, además, pasó por quirófano para completar la enorme pérdida de peso. En el estreno de la obra de Paz Padilla, la presentadora aseguraba que había pasado por quirófano en dos ocasiones. “En 2010 me hice una liposucción y me subí el pecho porque cambiar de peso lo tenía caído”, contaba según recoge la revista Semana. “Volvería a hacerlo si lo viese necesario”.
Un cambio tan drástico como el de Carlota suele necesitar luego un tratamiento quirúrgico para recoger la piel sobrante y volver a poner en su sitio partes como el pecho. Sin duda, la presentadora ha conseguido remodelar su físico y, sobre todo, cambiar su mentalidad. La vida saludable y el ejercicio son esenciales para cualquier reto. Y Carlota lo ha conseguido.
La presentadora, además, ha animado a su compañera de programa, Terelu, para que pase por quirófano. Ahora, también ha querido contarle las cosas como son. "Las apoyo totalmente", ha explicado en referencia a las Campos. "También te digo que la recuperación… Yo cuando me hice la liposucción pensé que iba a ser un paseo y de eso nada, tiene un proceso muy largo de recuperación, de drenaje, fajas, es pesado".

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En busca de Homero......................................... Óscar Martínez

Cada generación cuenta con su nueva traducción de los clásicos para que ocupen un lugar en la cadena de transmisión cultural.

Traducción de los clásicos
Ilustración de John Flaxman (1755–1826) de la muerte de los pretendientes de Penélope a manos de Odiseo (en latín, Ulises). (getty)

 

En Sodoma y Gomorra (cuarto volumen de En busca del tiempo perdido), la abuela de Proust declaraba su rechazo a una Odisea en la que los nombres de los dioses no aparecieran en su forma latina en vez de la correspondiente griega.
 Hoy día una traducción de las obras de Homero en la que figurara Minerva en lugar de su homóloga griega Atenea haría que la mirásemos con recelo, pero para la abuela de Proust ese era el rasgo que la reconfortaba frente a modernos traslados que apostaban por emplear la versión griega de los nombres de los dioses: audacias de los nuevos tiempos y de unas traducciones que no le proporcionaban la confianza de aquella cuya lectura la acompañaba desde siempre, porque cada generación cuenta con su propia traducción de los clásicos.



El hecho traductor es tan antiguo como las ruinas de Babel, pero la traducción artística nació en Roma allá por el siglo III a. C. de manos de un prisionero de guerra llamado Andrónico procedente de las ciudades griegas del sur de Italia.
 Convertido en liberto con el nombre de Livio, Andrónico puso en latín los versos de la Odisea, cuyos primeros compases sonaban así: “Virum mihi, Camena, insece versutum” (“Dime de aquel varón suave Musa”, según la Ulyxea del siglo XVI debida al secretario de Felipe II, Gonzalo Pérez; o “Háblame, Musa, del hombre de múltiples tretas”, en la versión de Carlos García Gual).
Con la Odisea de Livio Andrónico comenzó no solo la historia de la traducción artística, sino también de la épica latina, que tuvo su cumbre en otro gran clásico de la literatura universal: la Eneida de Virgilio, que bebía en la forma y en el fondo de la Iliada y la Odisea homéricas.

 Gracias a Virgilio, el prestigio del viejo Homero llegó intacto al Renacimiento, pero no así su obra, que a duras penas podía ser reconocida a través de las narraciones sobre Troya que atravesaron el medievo. 
Dante podía ensalzar a Beatriz mediante el verso homérico “No parecía hija de un hombre mortal, sino de Dios” y presentar a Homero como “poeta soberano” en el primer círculo infernal de su Divina comedia, pero no podía leer ni en original ni en traducción la obra del aedo ciego.
 La misión de devolver los poemas de Homero a la cultura europea fue asumida por Petrarca y Boccaccio, quienes tras conseguir una copia manuscrita de los poemas se pusieron en contacto con Leoncio Pilato, un monje calabrés que se hacía pasar por griego.
 A él se debe la prima traslatio europea —al latín— de la Iliada y la Odisea.
 Aunque conscientes de las deficiencias de la versión del impostor calabrés, Petrarca y Boccaccio se arrogaron el redescubrimiento del verdadero Homero, y durante todo el Quattrocento la traducción al latín de sus dos obras se convirtió en objetivo del humanismo.
 Ello supuso el despegue de las aladas palabras homéricas a las diversas lenguas nacionales, convirtiéndose en una presencia constante en sus literaturas. 



Cada traducción se inscribe necesariamente en un tiempo histórico concreto y pone de manifiesto el papel que un determinado clásico puede desempeñar en la cultura que lo recibe. 
Como la naturaleza oral de la poesía de Homero conllevaba la repetición de largas tiradas de versos o el empleo de epítetos fijos en lugares determinados, estas características fueron sentidas como flagrantes fallos de estilo en un periodo, el neoclásico, que se mostraba férreamente estricto en los aspectos formales. 
A ello se sumaban las particularidades del universo homérico, que contemplaba situaciones inaceptables para el guion cultural de la época: que un rey troceara con sus propias manos animales de corral o que los compañeros de Odiseo, héroes de Troya, fueran transformados en cerdos por la maga Circe convertían a Homero en un autor literario sin goût ni delicatesse, por lo que los traductores se sentían autorizados a embellecer sus traslados.
 Este fenómeno, conocido en Francia como el de les belles infidèles, presidió la mayoría de las versiones homéricas entre los siglos XVII y XIX. 
En España, Antonio de Gironella sembró su Odisea (1851) con notas como esta en la que justifica la traducción de “lechón” en lugar de “cerdo” en el episodio de Circe: “He procurado poner el nombre menos repugnante del animal escogido por Homero.
 ¿Por qué no tomaría el ciervo, la ardilla u otro de tantos seres agraciados de la naturaleza, sin ir a buscar el más inmundo?”. “Sagrada basura, aunque cocinada por Homero”, llegó a escribir el conde de Roscommon en un ensayo sobre la traducción.
Todo lo contrario va a ocurrir en el siglo del Ulises de Joyce, el siglo en el que Machado declaraba en sus Proverbios y cantares que en su infancia soñaba con los héroes de la Iliada, y Baroja modelaba sobre la escena de despedida entre Héctor y Andrómaca (canto VI de la Iliada) la despedida entre Catalina y el aventurero Zalacaín.
 En el siglo XX tanto el universo heroico de Homero como su lenguaje expresivo tenían cabida en un mundo que se rebelaba contra lo estático y aspiraba a renovar el lenguaje emergiendo sobre las ruinas del lenguaje anterior. 
 De esa pulsión surgieron en España las versiones en prosa de Luis Segalá, que rompía con las traducciones del XIX y se caracterizaba por su lenguaje inusual y un acento modernista (“cornígero”, “longividente”, “tornátiles”, “solípedos”…). El hecho de que estuviera en prosa ya marcaba distancias con toda la tradición anterior. 

¿Prosa o verso? Antes del siglo XX no existía tal cuestión: la Iliada de Hermosilla o la Odisea de Baraibar estaban traducidas en endecasílabos.
 Pero a partir de la pasada centuria, la traducción de los poemas de Homero (poesía, sí, pero narrativa) ha gozado en todas las lenguas de múltiples posibilidades de plasmación: el empleo de prosa rítmica o de versos creados que remedan la versificación original, el uso de metros consagrados por la tradición, prosa que respeta la disposición en verso del original, y así hasta conformar esa “galería internacional de obras en prosa y verso” que, gracias a su “oportuno desconocimiento del griego” eran para Borges las versiones homéricas.
Cada época cuenta, o debería contar, con su traducción de los clásicos, pues es a través de las traducciones como los lectores ocupamos el puesto que nos corresponde en la cadena de transmisión del humanismo que estos contienen.
 Otros países de cultura así lo entienden: es de envidiar que en lengua inglesa haya aparecido una decena de traducciones de la Odisea en las dos últimas décadas, siendo Emily Wilson la última en prestar la voz de nuestro tiempo al poeta que puso los cimientos de la literatura occidental.
 Pero para que en nuestro país se produzca la renovación de estos motores del humanismo y del pensamiento es necesario que las lenguas clásicas sean rescatadas del ostracismo, si no queremos convertirnos en un país de excelentes traductores de los traductores de Homero.
 Óscar Martínez es traductor de Homero (La ‘Iliada’, en Alianza Editorial). Preside la delegación de Madrid de la Sociedad Española de Estudios Clásicos.