Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

11 ene 2018

Límites de la pasión patriótica......................... Juan Cruz

Cataluña es una isla en sí misma, un paraíso que tiene quienes le escriben a favor y no permiten que haya quienes osen escribir “hombre, quizá no”.

Un hombre sostiene una bandera estelada durante la diada de 2017.
Un hombre sostiene una bandera estelada durante la diada de 2017.
La pasión produce monstruos, bellos o malsanos. Produce, pues, belleza, ensoñación.
 Y también genera paranoias, fanatismos. 
 También favorece la cursilería, montañas nevadas, patriotismos mejores que otros patriotismos, egos patrióticos que se compran y se venden como el cariño verdadero.
 Como la exageración de la autoestima.
En el actual apasionamiento catalán se dan esas dos clases de riesgos: la patria encandila, si lo sabrá un canario, que viviendo en islas tiende a pensar, como Samuel Beckett, que las islas viajan en nuestro ombligo. 
Y, claro, eso se da en Cataluña, que en este minuto es una isla en sí misma, un paraíso que tiene quienes le escriben a favor y no permiten que haya quienes osen escribir “hombre, quizá no”.
Esos que no permiten que haya libro de reclamaciones para dejar constancia de que no todo es oro en la querida isla practican la deslectura de los otros, de los del “quizá no”. 
Para alimentar la razón propia, la que propicia el desdén por la opinión ajena, los que están poseídos por la pasión patriótica prefieren leerse entre ellos.
 Practican, con ese material del ombligo, el desdén basado en el desconocimiento de la opinión ajena: no te quiero leer, no te quiero ni escuchar.
Escribientes de toda laya que de pronto exigen a otros que miren por el ojo de la fidelidad a la patria y que tienen en un altar de inigualable inspiración lo que pasó el 1 de octubre.
 En el calendario sentimental marcan esa como una fiesta patria y no toleran, cargados de tal razón, discrepancia alguna sobre todo lo demás que ocurrió antes y después de tan nefasta ocasión. 
Como si sólo hubiera pasado el 1 de octubre de 2017.
 Como si ese 1 de octubre fuera la justificación de lo que pasó antes y de lo que sucedió después, en la calle, en el Parlament.
 La fecha talismán, tan dolorosa sin duda alguna, aunque no la única fecha del descarrilamiento.

Amedrentan, borran, han creado un abismo terrible, a veces francamente tierno, y a veces tan desconsiderado que ya no se sabe si un día las llamadas entre los que están con la patria y los que dicen “hombre, quizá no estoy de acuerdo” serán de hielo o de fuego.
La pasión se torna melancólica en algún momento.
 Y también se vuelve locura.
 Un día, pronto tal vez, se reducirá la pasión y quizá, tanto quizá duele, se retorne a la conversación que hace falta para que los puentes rotos se recompongan.

Quizá, ya me cansé de poner tanto quizá. Ojalá, pues.

 

Aquellos maravillosos juegos que ahora son ‘apps’

 

Ventajas e inconvenientes de utilizar populares juegos de mesa en formato digital.

Juegos Reunidos Geyper.

 

Juegos Reunidos Geyper.
Es evidente que no hay nada que pueda reemplazar a un grupo de amigos sentados alrededor de una mesa disfrutando de un juego de mesa. 
Ya sea con uno de los clásicos de toda la vida, como el parchís, la oca o las 4 en raya, como con otros de creación más actual como Carcassonne, Catán o Aventureros al tren, y que recuperan entre los más jóvenes (incluso millennials) aquello de disfrutar de una tarde de juegos y diversión.
Lo cierto es que muchos de estos juegos tienen su réplica en aplicación móvil y para unos será más interesante tenerlos a mano en su smartphone, mientras para otros no hay nada mejor que tirar físicamente los dados o mover piezas sobre entrañables tableros de cartón.
 Por eso toca analizar las ventajas o inconvenientes de usar estos juegos en formato digital o analógico.

Ventajas de los juegos de mesa en formato app

La Inmediatez. Podemos echar una partida sin necesidad de desplegar el juego y sus elementos, que en ocasiones son muchos y se tarda un buen rato en prepararlos.
La rapidez. También aumentan la velocidad del juego y las partidas duran menos.
 Sobre todo porque no existen esos elementos que ralentizan la partida, como comentar la jugada con el de al lado, un dado que se cae al suelo…
 Por otra parte, permiten agilizar partes del juego que son más tediosas y duraderas pero necesarias, como por ejemplo repartir los territorios en el Risk o distribuir las calles iniciales a cada jugador en el Monopoly.
La personalización. Permite cambiar los tableros por otros diseños diferentes a los clásicos, los fondos o incluso el aspecto de las fichas de tal manera que siempre da la impresión de estar ante un juego nuevo.
El modo ‘gaming’. Se pueden introducir elementos propios del mundo de los videojuegos como recompensas virtuales, aumento del nivel de dificultad o retos temporales.
Son medibles. Ya que ofrecen estadísticas de uso y progreso de las partidas.
Son universales. Nos permiten jugar online con otras personas o usuarios diferentes, incluso a nivel global, sin tener que esperar que las personas de nuestro entorno accedan a jugar con nosotros.
Aumentan la realidad. Pueden incluir efectos sonoros y visuales que enriquecen la experiencia, mejoran las interfaces para hacerlas más interesantes o incluso aportan mejoras u otras interpretaciones virtuales del juego que serían imposibles físicamente fuera de una pantalla.

Desventajas de jugar virtualmente a estos juegos

La falta de cercanía de otras personas.
 Se pierden momentos importantes que nos aportan sociabilidad, como las risas en grupo, el efecto de reunión entorno a algo común o el ‘pique’ por ganar a un amigo o familiar.
 El hecho de jugar solo contra el procesador del móvil o contra unos desconocidos resulta más frío.
Peor amplitud. El tablero desplegado de cartón siempre tiene, además de un efecto más entrañable, una mejor disposición a la vista que una pantalla reducida.
 En el tablero físico es posible divisar perfectamente todos los elementos de la partida. 
 Mientras que, si los juegos son muy grandes, en las pantallas hay que ampliar o reducir constantemente haciendo zoom.
También es cierto que no es lo mismo jugar en un móvil de 5 pulgadas que en la pantalla de una tableta de 8 pulgadas para arriba, ya que ofrece, aunque sigue siendo de menor tamaño, una experiencia de juego más parecida al tablero desplegable de siempre.
Jugamos con una máquina. En la mayoría de las apps jugamos contra el propio juego por lo que nunca tendremos la certeza de que lo que ocurre con los dados no está, en cierto modo, manipulado para encaminarnos a ganar o perder en favor de otros fines (publicitarios o comerciales).
 Quizá la única ventaja de esto sea evitar enfadarnos con otros contrincantes si perdemos.
Los anuncios invasivos y constantes.
 Es quizás la parte que más molesta a los usuarios, ya que la publicidad entra de lleno en un momento de ocio al que siempre ha sido ajena, pero al igual que en otras aplicaciones resulta el mejor modo de monetizarlas.
 Además casi siempre se puede comprar la versión Premium para quitarla de en medio.
Los permisos de acceso a datos o herramientas de nuestros móviles, que estas aplicaciones pueden pedir, a veces son abusivos e incomprensibles. 
Como, por ejemplo, que para jugar a la oca necesite acceder a nuestra cámara. 
No olvidemos revisar los permisos que nos piden las apps al descargarlas si queremos cuidar nuestra seguridad y privacidad.
Y ¿qué podemos encontrarnos en los mercados de aplicaciones?, pues varios formatos de presentación de estos juegos, que van desde la digitalización pura y dura del producto original con alguna mínima modificación, hasta productos nuevos nacidos de clásicos con toda la tecnología digital o incluso herramientas accesorias para jugar a los tableros físicos.

La digitalización de los clásicos

Juegos reunidos Geyper. Esta marca es uno de los emblemas de la historia de industria juguetera valenciana y los Juegos Reunidos uno de sus mejores éxitos en la década de los 80.
 Su hito fue reunir en un solo producto entre 10 y 55 juegos de mesa, según la caja. Dentro había alguna propuesta algo más novedosa, como el jaquet o el meta 24, pero la mayoría de ellos eran juegos clásicos tipo la oca, el parchís, la ruleta, el ajedrez, las damas, el dominó o el tres en raya.
Esta reunión de varios juegos en un solo lugar ha sido fácil de reproducir por el sector de las aplicaciones para móviles, basta entrar en una tienda de aplicaciones y tenemos cientos de ellos para descargar
 Curiosamente los más populares siguen siendo las revisiones de los clásicos como el parchís, el dominó y el ajedrez.
 Por supuesto también hay apps que aglutinan varios juegos a la vez, al estilo de Juegos Reunidos Geyper, como Juegos de Mesa, que contiene 4 de los más comunes: parchís, oca, tres en raya y serpientes y escaleras.

Parchís. Como ejemplo de una app de parchís tenemos Parchís Online, que busca aumentar la experiencia de este clásico de tablero permitiendo jugar en línea con otras personas registradas, pudiendo subir de nivel e incluso apostar monedas virtuales.
4 en raya, o en este caso Conecta cuatro, aporta la universalidad de poder jugar con usuarios de todo el mundo, obtener puntos y subir en el ranking.
 Aunque también permite el juego clásico para dos personas que están juntas pasándose el dispositivo por turnos.
Ajedrez. Curiosamente un juego tan antiguo como el ajedrez fue uno de los primeros en entrar en la era digital, tanto como programa de ordenador, como en aquellas máquinas de ajedrez portátiles tan populares en los 80 y 90. 
De hecho Ajedrez, de Chess Prince, es una de las más descargadas y mantiene el carácter de estas máquinas permitiendo variar los escenarios y aumentar el nivel de dificultad. 
El oponente siempre es el propio juego, pero a cambio no hay nada de publicidad.





 

Una exposición repleta de falsos ‘modigliani’............ Lorena Pacho

Un informe pericial afirma que un tercio de los cuadros exhibidos en Génova la pasada primavera no eran auténticos.


La de los falsos modiglianis es una historia inagotable. 
Un informe pericial acaba de confirmar que casi un tercio de las setenta obras expuestas en una exposición del pintor toscano, que vieron casi 100.000 personas la pasada primavera en el Palacio Ducal de Génova, son falsificaciones.
 Hace tres décadas, un grupo de esculturas atribuidas por error al artista ya sacó los colores a críticos y galeristas de arte.
La exposición genovesa tuvo que clausurarse apresuradamente, tres días antes de su cierre oficial, el pasado julio, tras la polémica armada por las denuncias de la autoría de las piezas. 
La fiscalía abrió una investigación, requisó 21 telas y comenzó a examinarlas. 
Ahora, la perita encargada del estudio preliminar, Isabella Quattrocchi, ha concluido que todas las obras analizadas, menos una, “están vulgarmente falsificadas”. 
No ha encontrado rastro ni de trazos ni de pigmentos propios del sello Modigliani. 
Aunque la última palabra la tiene el Tribunal de Génova.
El director del museo donde se exponían las obras, Pietro da Passano, explicó a EL PAÍS que se encuentran “estupefactos” y a la espera de nuevos informes.
 “Por el momento, no hablamos de una certeza absoluta”, añade, y aclara que, llegado el momento, el Palacio Ducal de Génova se presentará en el proceso como parte civil por los “graves daños morales y de imagen” que le han causado.
 Pero eluden cualquier responsabilidad, ya que delegaron la organización de la muestra a Rudy Chiappini, un comisario externo “de gran prestigio nacional e internacional”, ahora investigado por la fiscalía.
Por lo pronto, Chiappini se ha aferrado a un apunte del estudio, que, ante el desconcierto de los expertos en arte, indica que los marcos “provienen de países de Europa del Este y Estados Unidos y no se pueden conectar con un periodo histórico en Modigliani”. El comisario contraataca: 
“Hablar de marcos es ridículo, cada propietario pone los que quiere”, declaró Chiappini a la agencia Ansa.
 También alegó en su defensa que las obras se habían expuesto con anterioridad en otros lugares: 
“Para mí no cambia nada. No hice la atribución de los trabajos a Modigliani, solo me limité a recopilar información existente.
 Será necesario volver a la fuente, a quien hizo la primera atribución. 
 Todavía mantengo la idea de que esas pinturas son auténticas”. Una de las piezas, procedente de la colección de la Fundación Pasquinelli de Milán, incluso tiene un certificado de autenticidad del Ministerio de Cultura italiano. 

Entonces, ¿cómo fue posible reunir tal cantidad de dudosos modiglianis en una sola muestra?  “Amadeo Modigliani (1884-1920) pintó más de muerto que de vivo”, explica Carlo Pepi, uno de los mayores expertos en Italia en la obra del pintor y que fue de los primeros en denunciar las falsificaciones cuando abrió la exposición de Génova.
 “La situación es grotesca. Esta es solo la punta del iceberg”, señaló en declaraciones a diversos medios.
El director del museo explica que, desde siempre, la figura del excesivo Modigliani ha sido “problemática y fácil de falsificar” y apunta a “dos grupos opuestos de comisarios que continuamente se denuncian entre sí”, poniendo en cuestión la veracidad del catálogo del artista.
 “Nosotros ahora estamos en medio de esa batalla”.
Ya en 1984, un grupo de esculturas conocidas como “las falsas cabezas de Modigliani” se convirtieron en un grotesco escándalo que cruzó fronteras. 
Los críticos no conseguían ponerse de acuerdo sobre la autoría.
Si ahora se confirma el peritaje, y siguiendo la ley, todos los cuadros, procedentes de colecciones privadas de Estados Unidos y Europa del Este, deberán destruirse, lo que reduciría a cenizas obras valoradas en varios millones de euros hasta hace pocos meses, como el Retrato de Chaim Soutine o Desnudo sentado.
 Esto hace pensar que probablemente la contienda de informes y contrainformes para evitarlo se reavive.


 

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