La actriz ha contado que un jefe de producción intentó sobrepasarse y le dio una patada y le cruzó la cara.
La actriz Concha Velasco y el actor Raúl Sénder.Víctor LerenaEFE
Concha Velasco,
a sus 78 años, se ha decidido a contar que ella también ha sido víctima
de acoso sexual. Lo ha hecho como ella misma ha explicado porque "está
de moda hacerlo". El primer intento fue en una coproducción que realizó
en México hace años. Allí Cesáreo González intentó besarla. Ella le
separó y el productor le preguntó: "¿Se aprueba el proyecto?", a lo que
la actriz contestó un rotundo: "No, señor", y subió a la habitación del
hotel donde la esperaba su madre. Nunca más tuvo problemas con González
que fue su productor durante años y con quien llegó a tener un trato
familiar viajando incluso con su familia. No sucedió lo mismo con el
jefe de producción de esa película. "Cuando fui a firmar el contrato me
colocó contra la puerta e intentó darme un beso. Entonces le di con la
rodilla en sus partes y le crucé la cara". Velasco hizo estas declaraciones a Sábado Deluxe
intentando restar dramatismo a estos hechos por las "fechas en las que
estamos". También habló de la época en la que bebió demasiado "Yo bebía lo que no estaba en los escritos, me bebía hasta los botijos, ya se sabe", contó la actriz sobre su pasado. "Yo he sido, como María Dolores Pradera decía, dycsómana", refiriéndose al whisky Dyc que consumía.
Concha Velasco, el día de su 78 cumpleaños.GTRESONLINE
La actriz acaba de terminar de representar en Barcelona Reina Juana y prepara una nueva obra con libreto de su hijo Manuel. La actriz ha contando que de momento sus planes son seguir trabajando pero que no quiere "morir en el escenario". Velasco se ha repuesto de un cáncer que le ha afectado en los últimos años.
Dos personas utilizan una calculadora mientras revisan una factura.Andrey PopovGettyLas fiestas se acaban, las comilonas también, los últimos
regalos ya se han entregado, y volvemos a los quehaceres de siempre. Eso
sí, con el bolsillo bastante más vacío de como estaba antes de aquel
viaje tan deseado o de aquella cena en el mejor restaurante de la
ciudad. Como cada año, viene enero y, con él, la dichosa cuesta —para muchos, evidentemente arriba—
que siempre le acompaña. Este mes recortaremos un 29% el consumo en
ocio y cultura y un 25% en restauración, dedicándoles una media de 107
euros y 70 euros, respectivamente. Además, reduciremos un 22% los gastos
relacionados con el vehículo, que ascenderán a unos 90 euros de media,
según una encuesta de la app Fintonic, elaborada con datos anónimos de
más de 100.000 usuarios. El único capitulo del presupuesto personal que aumentará será el que se
destina al gimnasio, ya que muchos empiezan el año con el propósito de
ponerse en forma. Así, el importe para esta actividad se incrementará un
15%, hasta alcanzar los 39 euros de media. Pero enero puede ser un buen
momento no solo para pensar en la salud, sino también para poner orden
en nuestras finanzas, y tal vez ganar este desafío. Tenemos a nuestro
alcance decisiones que pueden convertir este mes de una pesadilla a una
oportunidad.
Pásate a las bombillas LED
Pese a que el Ministerio de Energía congeló por cuarto año
consecutivo la parte regulada de la tarifa eléctrica, que supone en
torno al 60% del recibo de la luz, la factura aumentó el mes pasado alrededor de un 5%. De esta forma, según las previsiones, la factura eléctrica podría haber
superado el aumento del 10% para el conjunto de 2017 pronosticado por
el ministro de Energía, Álvaro Nadal, en su última comparecencia en el
Congreso de los Diputados a finales de noviembre. En este caso, el
incremento para un consumidor medio habría sido de 76 euros hasta los
835 euros en el año. La primera medida que podemos tomar para aminorar este recibo es sustituir las bombillas por una iluminación LED,
es decir, diodos que necesitan muy poca energía para emitir luz. En una
casa de 50 metros cuadrados con 12 puntos de luz, el ahorro en el
consumo alcanza el 90%, según cálculos del Consejo andaluz de Colegios
de ingenieros técnicos industriales (Caciti). Utilizar bombillas LED
permite economizar también en mantenimiento, ya que tienen una duración
media de nueve años, frente a 1,4 años de las tradicionales. Así, en una
casa de 50 metros cuadrados, se gastarían cada nueve años 144 euros en
el caso de las bombillas LED y 225 con las tradicionales. En un piso con
esta superficie, si se suman los ahorros por consumo y por
mantenimiento y se restan los costes de invertir en LED, escoger esta
solución permite economizar, con respecto a la iluminación tradicional,
228 euros al año.
Baja la potencia e instala el gas
Bajar la potencia contratada —la potencia máxima que puede
aguantar una instalación— es otra medida que tendrá un efecto muy
beneficioso para el usuario, puesto que, junto con los impuestos,
contribuye en un 40% al importe final de la factura eléctrica. Además,
ya que la calefacción y al agua caliente inciden notablemente en el
recibo, el Centro Nacional de Educación Ambiental (Ceneam) recuerda que
un hogar en el que todo el consumo es eléctrico gasta más del doble que
si tuviera energía mixta, es decir, electricidad y otras energías como
gas natural, butano o propano.
Compra más barato
Enero no es solo el mes de la cuesta arriba, sino también de las rebajas. De hecho, las grandes marcas de textil como Mango, H&M, Cortefiel,
Women’s Secret, Bimba y Lola y Sfera, entre otras, las grandes
superficies como El Corte Inglés y el gigante del comercio electrónico
Amazon están de rebajas desde hace unos días, con descuentos de hasta el
70% en algunos casos. Según los expertos, cualquier rebaja —ya sea de invierno, verano o el Black Friday—
puede ser ventajosa, siempre y cuando adquieras algo que realmente
necesites y no te dejes llevar por las compras impulsivas de algo que
utilizarás solo una vez o nunca. Por ello, la Organización de
Consumidores y Usuarios (OCU) aconseja hacer una lista de cosas que
realmente nos hacen falta antes de salir de casa o de conectarnos a
internet. Además, “hay que comprobar que los objetos rebajados mantienen
su precio original junto al descuento, o bien que se indica de forma
clara el porcentaje de la rebaja”, dice la portavoz de la organización,
Ileana Izverniceanu. Y, para la compra en el súper, no estaría mal tener siempre en cuenta que la brecha entre el supermercado más caro y más barato puede ser de hasta 3.000 euros al año, según los datos de la OCU. Así que convendrá comparar detenidamente entre los distintos establecimientos.
Según el
psicólogo que atendió a las víctimas de Alcásser, el psicópata no tiene
una pérdida de contacto con la realidad, elige voluntariamente sus
actos, conoce su ilegalidad y, a pesar de ello, actúa.
Traslado de Abuín tras un registro.Óscar Corral (EL PAÍS). Vídeo: ATLAS
La población en general tiende a confundir a los psicópatas o
personas con una “personalidad psicopática” con los psicóticos o
enfermos mentales. Es muy importante que diferenciemos a los asesinos
psicópatas de las personas que sufren una enfermedad mental o psicosis. Por
las razones que iremos desgranando, está muy claro que el psicópata no
es un enfermo mental. La persona que sufre una enfermedad mental puede
cometer en ocasiones actos violentos, pero bastante desgracia tiene con
su trastorno para que encima les atribuyamos una conducta violenta. Cuando ocurre un acto violento, un asesinato particularmente brutal e
inhumano, la sociedad –que busca una explicación a un hecho tan
dramático– tiende a relacionarlo con la enfermedad mental, y
piensa que la persona tiene una anomalía psicológica, un trastorno
mental transitorio, que obró influida por alguna sustancia tóxica o que
tenía alterada la percepción. Nada de ello es cierto. El psicópata no es
un enfermo mental y por supuesto, los enfermos mentales no son
asesinos. Los enfermos mentales, las personas con diferentes tipos de
psicosis, unas veces orgánicas y otras endógenas o funcionales, sufren
ideas delirantes, alucinaciones, y no tienen conciencia de la naturaleza
patológica de sus delirios y sus alucinaciones. En ocasiones tienen un
trastorno bipolar, en el que padecen episodios maníacos con estados de
ánimo elevados, expansivos e irritables, junto con otros episodios
depresivos.
Por el contrario, los psicópatas tienen rasgos de
personalidad patológica, formas de ver el mundo, de relacionarse y de
pensar sobre los demás y uno mismo que son incorrectos, inflexibles y
poco adaptativos. La personalidad, la forma de ser de las personas, en
algunos casos, puede llegar a provocar malestar y mucho dolor en la
propia persona, o como en este caso, en las personas que conviven con
él. El profesor Hare dice que “sus actos no son provocados por una mente
desequilibrada, sino de una decisión racional, calculada, combinada con
una escalofriante incapacidad para tratar a los demás como seres
humanos, dotados de pensamientos y sentimientos”. Es frecuente que sean capaces de realizar comentarios como
“disfruté con su dolor y lo volvería a hacer”, “ha sido el momento más
glorioso de mi vida”, “fue él/ella quien se lo buscaron”. Por tanto, el
psicópata comprende la ilicitud del acto que realiza y además elige
actuar de la forma en que lo hace, siendo responsable de sus actos. El
psicópata no tiene una pérdida de contacto con la realidad. Sus rasgos
de personalidad están descritos en la “Escala de Evaluación de la
Psicopatía de Hare”: facilidad de palabra y encanto superficial,
manipulador; sentido desmesurado de su valor; ausencia de remordimiento o
sentimiento de culpa; afecto superficial; insensibilidad afectiva y
ausencia de empatía. Acompañando a esta personalidad psicopática puede ir unida
una inteligencia mayor o menor, que le ayudará a planificar, esconder y
tener coartadas. El psicópata tiene una personalidad narcisista,
histriónica, suspicaz o perfeccionista, y el consumo de sustancias, o
una desviación sexual o sadismo, marcarán su forma de actuar. Creo que debemos tener claro que las personas que sufren una
psicosis o enfermedad mental, están influidas por los pensamientos
delirantes, que invaden sus vidas, y por las alucinaciones que les hacen
vivir las voces como reales. Y todo ello ocurre de forma completamente
involuntaria. Sin embargo, el psicópata lleva en sí la semilla del mal,
elige voluntariamente sus actos, sabe lo que está haciendo, conoce su
ilegalidad y a pesar de ello actúa. El asesino de Diana Quer es un
psicópata, y, por lo tanto, no es un enfermo mental.
La familia del presunto asesino de Diana Quer sufre un brutal acoso mientras algunos de sus miembros reniegan de él.
Enrique Abuín Gey sale de su vivienda tras un registro después de aparecer el cadáver de Diana Quer.OSCAR CORRAL ATLAS
El 22 de agosto de 2016 la Guardia Civil emitió una alerta por la desaparición de una chica de 18 años en A Pobra do Caramiñal. El 3 de enero de 2018 una mujer entró en Facebook, vio la foto de una
niña de 12 años y le deseó la muerte. Ésta es una historia de odio y de
niñas inocentes. Sobre la muerte física y la muerte civil. Sobre un
asesino y un asesinato. Diana no era la más rebelde de las hermanas Quer,
dos chicas de 18 y 14 años con los conflictos propios de la
adolescencia y del divorcio de sus padres. Su desaparición se produjo en
un entorno idílico, el paseo marítimo de Areal en su lugar de veraneo, A
Pobra. Por allí sobreviven las ruinas de la discoteca Boomerang, un
viejo lugar de culto de los 80 del que se podía salir para bañarse en la
playa y volver. Diana Quer se esfumó cerca, a la altura de un
restaurante italiano. Era una noche de fiesta grande en un paseo iluminado junto a la playa;
Diana vestía un pantalón corto rosa, camiseta blanca, sudadera y
zapatillas con cordones. Su casa en Xobre, Monte Curota, domina las
vistas del pueblo. Cuando salió el sol y su madre vio que la chica no
estaba en su dormitorio, cogió el coche y se dirigió al puesto de la
Guardia Civil. Los agentes se desplazaron con ella a casa para iniciar
una pequeña investigación que resolviese lo que podría ser una larga
noche de fiesta. Pero allí mismo se encendieron las alarmas: nunca había
hecho eso, ni hubiera tardado en llegar sin dejar aviso. Se había ido
de casa alguna vez, pero siempre tras una gran discusión y un portazo.
No era el caso.
24 horas más tarde, la prensa se hizo eco tímidamente de la noticia:
“joven madrileña”, “chica de 18 años”, “joven desaparecida”. Es
imposible saber qué estaba pasando entonces por la cabeza de José
Enrique Abuín, alias El Chicle o Chikilín, vecino de
Taragoña (Rianxo) de 41 años, casado y con una hija. Tenía oficios
precarios, ilegales en su mayoría; acudía a comer a diario a casa de sus
padres. Cerró la temporada de maratones en junio de 2016 con su equipo
de Moraña acompañado de su hija, que estaba en el mismo equipo. A
principios de julio acudió a las fiestas de San Antonio de Catoira,
lugar de origen de su mujer, Rosario Rodríguez; allí el matrimonio se
reunió con una de las hermanas de Rosario y su marido, los cuñados que
posteriormente, junto a la propia Rosario, le proporcionaron una coartada para la noche de la desaparición de Diana Quer
(él les dijo que no tenía nada que ver pero tampoco nada que le
exculpase; luego los acabaría amenazando). El sábado 23 de julio, Abuín,
su mujer y su hija disfrutaron de un día en Padrón y se fotografiaron
en el puente colgante de O Xirimbao. A mediados de agosto, Abuín cubrió
de andamios su casa de Taragoña, una llamativa construcción de color
verde, para repintarla junto a un amigo.
El domingo 21 de agosto le dijo a su mujer sobre las diez de
la noche que salía a robar gasoil y entre las dos y las tres de la
mañana metió por la fuerza en su coche a una chica de 18 años, Diana
Quer y, según una declaración espontánea sin validez judicial cuando
dijo dónde estaba el cuerpo, la estranguló al no ser capaz de violarla
.
Los niveles de destrucción de un asesinato son masivos. Todo
lo que ha quedado estos días en Rianxo es tierra quemada.
Un silencio
casi funerario después de dos semanas que sus vecinos no podrán olvidar
nunca.
Bajo ese silencio trata de recomponer su vida la familia de
Abuín.
Las pintadas en su casa (“Asesinos”, “cómplice”, “Chikilín estás
morto”) son la punta del iceberg de un acoso masivo a través de las
redes sociales.
Comentarios que han llegado a apuntar a su hija, de 12
años, a la que una mujer le desea la muerte para que Abuín pague como
está pagando la familia de Diana Quer.
Un hombre, al ver la misma foto
de la niña, le dejó este mensaje: “Hija de asesino”. Son comentarios respondidos automáticamente
por usuarios que reclaman que se deje en paz a la familia.
Pese a estas
peticiones, también se han compartido fotos de la niña, de su madre y
de sus tíos advirtiendo de quiénes se trata. Al sobrino de Abuín, un
chico de 19 años, una mujer le escribió: “La misma cara y los mismos
dientes”.
Otra colgó el comentario: “Sois todos de la misma sangre y
éste se parece al asesino”. El chico, que tenía mala relación con su
tío, ha pedido la pena de muerte para violadores y asesinos: “Si antes
le tenía asco, ahora más”. Decenas de comentarios se han ido repartiendo
en las cuentas de cualquier perfil que tuviese relación con El Chicle, y
miles de comentarios en el suyo; alguien con acceso a su cuenta ha
borrado hilos de más de 2.000 mensajes en los que se podía encontrar
toda clase de expresión de odio, especialmente insultos homófobos debido
a su estancia en la cárcel.
La fábrica abandonada en la que apareció el cuerpo de Diana Quer, hundido por unos lastres
en un pozo de agua dulce, se ha convertido en el altar improvisado a la
memoria de la joven. Flores frescas y mensajes de la misma gente que la
buscó con ahínco en los últimos días de agosto de 2016. A doscientos
metros de los padres de un hombre que, sabiéndose sospechoso del
asesinato, y tras ser interrogado y vigilado, volvió a atacar con el
mismo procedimiento a una joven parecida físicamente. De ahí que no haya
nada cerrado en relación a José Enrique Abuín: se investiga todo. Las
consecuencias del asesinato ya transcurren en dos planos paralelos: por
un lado la justicia, por el otro el dolor de su familia. Fuera de esos
focos, la toxicidad del crimen pudre todo lo que esté cerca de él.