Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

19 nov 2017

Kim Kardashian: así piensa la mujer de los 104 millones de seguidores Kim Kardashian: así piensa la mujer de los 104 millones de seguidores

Kim Kardashian: así piensa la mujer de los 104 millones de seguidores

Kim Kardashian: así piensa la mujer de los 104 millones de seguidores 

No necesitó saber cantar, actuar o desfilar para convertirse en la ‘mujer marca’: es una provocación en sí misma.

 La ultracelebridad lleva su poder con ligereza. El mundo ha aprendido a no subestimarla.


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La firma ha inaugurado en Madrid Silk Mix: un evento efímero inspirado en una tienda de discos, donde todo se mira, se escucha, se descubre… 

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Se acerca el momento de cenas y eventos, en esta selección tenemos zapatos en los que no te dejarás el sueldo pero te resolverán las fiestas navideñas.

 

 

 

Pablo Alborán: "Me encanta ser un moñas".............. Luz Sánchez-Mellado

El idolatrado cantante vuelve reenergizado tras dos años de retiro de los focos y confiesa tener alergia a los pelotas.

La vida no te sonríe, sino que te acaricia el hueso de la risa todo el día. 
La gente no te quiere, te idolatra.
 Eres más que un profeta un dios para millones de mujeres y algunos miles de hombres no solo en tu tierra. 
Tienes 26 años y el mundo es tuyo. 
Pero justo entonces, ahogado en la espuma de la cresta de la ola, resuelves bajarte de la tabla y retirarte a tu playa a mirarte al espejo y verte en cueros vivos.
 Él lo ha hecho. Otros no lo hacen nunca.
 Este hombre que vuelve a escena tras dos años de silencio sigue pareciendo más joven que sus años por fuera pero más viejo por dentro.
 Más adulto. Más curado de lisonjas y de espantos. Igual de educado y comedido, eso sí.
 No hay quien le arranque una confesión, un titular, ninguna salida de ningún tiesto.
 Quizá solo sea que no le da la gana contarle a terceros lo que solo es suyo. Hay gente rara por el mundo.

 ¿Se olvidó de vivir?
Me olvidé de disfrutar de la vida, de respirar. 
Estaba cansado, vacío. No tenía ganas de componer, había perdido la ilusión, no me hallaba en el espejo.
 Era la hora de parar, porque me asfixiaba.
(Quizés un mal de amores, aunque no lo diga, eso lo dejó vacío y falta de ilusiones).
 ¿Lloró mucho en ese tiempo?
No. Lloro más ahora, de emoción, de paz, de alegría.
 Entonces, no podía llorar, por eso paré. Te dices: es un bache, se me va a pasar, sigues por inercia, por miedo a que te olviden.
 Pero no se pasa.

Calma en Alborán

Pablo Moreno de Alborán Ferrándiz (Málaga, 1989) enamoró a España con el vídeo de 'Solamente tú' grabado en el sofá de su casa hace 8 años. 
Millones de discos vendidos, fans entregados y un Goya a la mejor canción después, vuelve más libre que nunca.
¿Es usted su peor enemigo?
Absolutamente, siempre lo he sido. Por eso ahora me reeduco, y así será hasta que me muera.
¿Pidió ayuda profesional?
No he sido de psicólogo diario, pero sí he probado, y no uno, sino varios. 
Pero al final todo está en ti, porque tú eres tu peor enemigo, pero también tu mejor psicólogo.
 Ellos no te dicen nada que no sepas. Y la familia a veces no te entiende porque no vive lo que vivo yo. 
Alguno me decía, tú mira tu cuenta corriente y relájate, y yo le decía, tío, esto no va de eso
. Tengo trabajo, tengo éxito, pero...
“Saldremos en las noticias de la tarde por haber sabido amarnos”, escribe y canta en un tema. ¿Tan raro es el amor hoy día?
Es raro quererse bien. 
Nos queremos mucho, o poco, pero no siempre bien.
 Me refiero al amor que suma, al de equipo, al que hace a los amantes compañeros que salen ilesos de cualquier desastre.
Sabe que, por cosas como estas, muchos le tachan de cursi y de moñas. Defiéndase, si puede.

Al revés. Me encanta ser un cursi y un moñas. 
Viva la sensibilidad, la emocionalidad y el hablar de lo que uno sienta por dentro.
¿Qué ha hecho con los miles de pañuelos que le regalaban sus fans en los días de 'Solamente tú'?
Por algún sitio andan. No soy fetichista. 
Tengo el Goya escondido tras las fotos de mis sobrinos.
Dice que pidió “la rabia” de Alejandro Sanz para la canción más social de su disco. 
No le imagino dando un puñetazo en la mesa. ¿Hay un Alborán enfurecido?
No suelo dar puñetazos. Pero claro que me indignan cosas: la violencia, la intolerancia, el odio.
 Para esa canción me hacía falta alguien con más edad y más guerras que yo. 
Pero sí, soy más de encerrarme a dar vueltas a lo sucedido y volver cuando se me pasa.

Desmeléneseme algo, ande.
Mi hermano, que es publicista y sabe lo que vende, me dice: qué ganas tengo de verte en un photocall haciendo el ganso. 
Y, sí, yo soy muy ganso y payaso, pero con mi gente. En público, no me sale.
“Calma”, “parar el tiempo”. Sus letras evocan un raro afán de trascendencia para su edad.
Puede.
 Quizá porque he estado muy en contacto con la vejez, con mis abuelos, y soy muy consciente del paso del tiempo.
Es el sueño húmedo de millones de mujeres y algunos hombres. ¿Cómo estamos de ego?
Te sube la autoestima, claro, porque yo también tengo mis complejos. 
No soy modelo, ni lo pretendo.
 Pero, sí, entiendo que mi música es sensual. Y sexual.
Y a lo mejor canta a quién ya no quiere sus canciones..
 
Paren máquinas: Pablo Alborán ha dicho sexual con equis.
Jajaja. Mis letras pueden ser tan sexuales como el reaggetton, pero no hace falta ser vulgar ni soez.
 Mi línea roja es el respeto.
¿Tanta lisonja espolea o anula?
Hay una persona que me recuerda cada día que estoy desnudo. Tengo alergia a los pelotas.

 

¿Dónde están las llaves?............................... Boris Izaguirre..

Doña Pilar, porque no la han dejado, sería una de nuestras mejores diplomáticas.

La infanta Pilar de Borbon y, a la derecha, Margarita Vargas, en la presentación del Rastrillo Nuevo Futuro el pasado lunes.
La infanta Pilar de Borbon y, a la derecha, Margarita Vargas, en la presentación del Rastrillo Nuevo Futuro el pasado lunes.

 

El lunes me entregaron las llaves de la ciudad de Miami.
 Valerie, la agente inmobiliaria que consiguió el apartamento que ocupo en esta ciudad, me dejo una nota de felicitación.
 “En tiempo récord, tienes una de nuestras más preciadas condecoraciones. Lo supe desde el primer momento que pasé a trámite tu petición de inquilino”.
 América es muy mirada a la hora de darte algo y siempre le gusta recordarte cómo empezaste.
 El todavía alcalde, Tomás Regalado, me entregó la llave (solo es una, ¡no soy San Pedro!) en compañía del cónsul de España y su esposa, que le dieron un tono más institucional al evento.
 Para ellos soy un rara avis, un venezolano que hizo una buena carrera en España y ahora forma parte del crecimiento de la televisión hispana en Estados Unidos.
 Por eso algunos invitados me devolvieron la misma pregunta: “¿Qué hiciste para que te la dieran? ¿Por qué a mí no?”.
 No tengo respuesta.
 Al igual que la fama y ciertos caballeros, es la llave la que te escoge a ti. Nunca al revés.
Antonio Magraner es un jovencísimo emprendedor español que tomó la palabra en el acto y luego nos invitó a una ronda de tequilas en Brickell. 
Allí constatamos los poderes mágicos de la llave: ¡nos invitaron a una ronda!
 Dicen que si te detiene la policía en la ciudad, enseñas la llave y te dejan ir de inmediato.
 Que si la muestras en inmigración, pasas sin responder a ninguna pregunta.
 Yo no me fío, pienso que te incitan a hacer locuras y luego te la quitan y se la dan a otro.
 A Gente de Zona, un grupo de salsa muy popular, se las acaban de retirar porque andaban en negocios con un nieto de Fidel Castro. Ahora tengo la sensación de que la mía fue una de las de ellos.
 
Quiero que mi llave abra mentes, que es algo que me gusta hacer en todas las ciudades en las que he vivido.
 Pero sé que otros las quisieran para abrir cofres o cajas fuertes. Como los de la trama Gürtel, que les encanta viajar en círculos y que todo pase por Luis Bárcenas.
 La grabación de la conversación de Rafael Palencia, empresario que contribuía religiosamente a la financiación del Partido Popular, con Ildefonso de Miguel, expresidente del Canal de Isabel II, no solo lo tienen de voz cantante sino que aportan esas frases que abren cualquier puerta.
 “Yo ayudo al partido en general para que él me ayude en general... en general a mí”, se le escucha decir al popular empresario.
 En el fondo, me encantaría abrir mi mente y poder pensar así. Hacer algo en general para que me ayuden en general pero de forma concreta.
 Pero la vida siempre me frena. Ahora con las llaves de Miami tengo que ser ejemplar. 
Ni siquiera puedo cruzar los semáforos en rojo.
María Zurita, en el desfile de Palomo Spain el pasado septiembre.
María Zurita, en el desfile de Palomo Spain el pasado septiembre.
Cuando la vida te da una buena causa, piensas en que preferirías tener la cara de Ignacio González, que es esa persona que por más cosas que le señalen no cambia de cara. 
Empiezo a admirar ese don de lo impertérrito. ¿Es genético? Como ese sentido del humor de los Borbón que, una vez más, nos ha permitido disfrutar del encanto de doña Pilar. 
 Doña Pilar sabe muy bien lo que valen sus palabras y no pierde ninguna llave.
 Entre rastros de actualidad, le abordan sobre la maternidad asistida de su sobrina, María Zurita. “Es un remedio que está muy bien”. A muchos les ha puesto incómodos el término —“remedio”—, pero tenemos que ponernos en el ADN de doña Pilar, que ha asistido al cambio de llaves de muchas puertas de este país, y otros, durante su aristocrática vida.
 En la revista ¡Hola!, que la venera casi tanto como a una reina extranjera, han sido más cautos y han destacado una declaración aparentemente más taimada:
 “Hay que ser muy valiente para hacerlo y ella lo ha sido. 
Mi hermana estaba deseando ser abuela”.
 Doña Pilar, porque no la han dejado, sería una de nuestras mejores diplomáticas.
 Por mí han debido nombrarla ministra de Exteriores emérita. También le han preguntado por Letizia, que no ha pisado todavía el Rastrillo.
 Doña Pilar la espera sentada y entiende que sus obligaciones retrasen la visita.
 No pasa nada, hay Rastrillo para rato. ¡Si no hay otro remedio!

Rosa y Sant Jordi................................................ Isabel Coixet

Rosa María Sardà devuelve una de las máximas condecoraciones de la Generalitat.

La actriz Rosa María Sardà en Barcelona.rn
La actriz Rosa María Sardà en Barcelona.
El 24 de julio de este año, Rosa María salió de su casa y miró al cielo.
 Eran las once de la mañana de un día de una claridad inusual en Barcelona. 
El día anterior una lluvia intempestiva había limpiado el aire, pero no había rebajado la temperatura ni un solo grado.
 Pensó, como solía hacer desde hacía un tiempo, que el clima sí era un tema por el que merecía la pena luchar y desgañitarse: un tema relevante que afectaba a la vida humana y al planeta y que se veía desplazado a una mera anécdota por la marejada política que inundaba el país en el que le había tocado vivir.
Lo que iba a hacer, en el fondo era un grito de auxilio, un puñetazo en la mesa, un basta ya, un no puedo más. 
Llevaba tiempo meditándolo y aquella mañana, ante el café con leche, mientras echaba de menos una vez más los cigarrillos, decidió que ya era el momento.
No se lo dijo a nadie porque sabía que intentarían disuadirla y en aquellos momentos, tras una larga enfermedad de la que estaba saliendo, no se sentía con energía suficiente para discutir y defender su decisión. 
Tan solo quería ejecutarla.
 Torció por la calle Pau Claris de Barcelona y empezó a descender por ella. No tenía prisa y se detuvo en el escaparate de una librería. Lectora empedernida, pensó en comprarse un par de novedades que ansiaba leer, pero decidió hacerlo a su vuelta, ya liberada de la misión que hoy la había sacado de casa.
Ya en Via Laietana, se desvió hasta llegar a la Plaça de Sant Jaume, miró al Ayuntamiento y no pudo evitar una sonrisa: recordó a su amado amigo Terenci Moix y recordó su capilla ardiente años atrás en la que sonaba la banda sonora de Blancanieves ‘I go I go, it`s after work we go’. 
 Terenci la habría entendido. Terenci la habría acompañado. Y luego se habrían reído, hablando de lo divino y lo humano ante un par de gintonics. Terenci…
Entró en el Palau de la Generalitat y preguntó a la funcionaria de turno que al principio no la reconoció y no entendió la pregunta. Una vez entendida —y finalmente reconociéndola— la funcionaria le rogó que esperara e hizo una llamada.
 Había una corriente de aire bastante molesta en la entrada del Palau y se guareció como pudo, contra una pared. Tras unos minutos, apareció un funcionario que, amablemente, tras estrecharle la mano con fuerza, la condujo a un pequeño despacho.

—¿En qué puedo ayudarla, señora Sardà?
—Es por la Cruz de Sant Jordi.
—Creo que ha habido un error. 
Me ha dicho mi colega que quiere devolverla.
—No, no es un error. La quiero devolver, exactamente, aquí la tiene.
Rosa María sacó una carpeta con la condecoración y una nota.
 En la nota de su puño y letra, decía que dadas las circunstancias, ella no se consideraba merecedora de la Creu de Sant Jordi otorgada por el Gobierno catalán y que, como la condecoración traía consigo que en el momento del fallecimiento, la Generalitat ofrecía una esquela en los periódicos, que por favor tuvieran a bien ahorrársela.
El funcionario cogió la carpeta con gesto nervioso, no sabiendo muy bien qué hacer con ella. Rosa María le pidió un recibo.
—¿Un recibo?
—Sí, un recibo, conforme la he devuelto.
—Sí, claro... Un momento.
 El funcionario abandonó el despacho y ella aprovechó para mirar el teléfono. 
Volvió a los pocos minutos con un albarán y se lo entregó. Se dieron la mano. Antes de irse, Rosa María le dijo:
—¿Lo de la esquela está claro, verdad?
—Sí, sí…
Al salir a la calle de nuevo, se sintió triste y libre, lo cual no era ninguna novedad para ella: es el precio a pagar por tener una implacable brújula moral que te marca en cada momento las acciones que debes hacer para ser coherente, pese a quien le pese y pase lo que pase. 
 Aunque te cueste amistades, repudio, odio, insultos, incomprensión.
Al salir a la calle de nuevo, se sintió triste y libre, lo cual no era ninguna novedad para ella: es el precio a pagar por tener una implacable brújula moral que te marca en cada momento las acciones que debes hacer para ser coherente, pese a quien le pese y pase lo que pase.
 Aunque te cueste amistades, repudio, odio, insultos, incomprensión.
Volvió a subir, esta vez mas despacio, Pau Claris arriba, hacia la librería.
Rosa María Sardà no me contó los libros que compró ese día, pero, conociéndola, sé que los habrá leído, amado y entendido como nadie.
Isabel Coixet es directora de cine.