Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

14 nov 2017

l juez del Supremo da el primer paso para asumir la investigación de la Audiencia contra el ‘Govern’

 
  • Llarena pide a Lamela que le informe sobre los hechos que instruye contra Puigdemont, sus exconsejeros y los líderes de ANC y Òmnium.

    La presidenta del Parlament, Carme Forcadell, a su llegada el pasado jueves al Tribunal Supremo.
    La presidenta del Parlament, Carme Forcadell, a su llegada el pasado jueves al Tribunal Supremo. EFE

    El magistrado Pablo Llarena ha dado este martes el primer paso para asumir todas las investigaciones abiertas por el proceso independentista catalán

     El instructor del Tribunal Supremo ha pedido a la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela que le informe en un plazo de cinco días sobre los hechos que investiga contra exmiembros del Govern de Cataluña y los responsables de ANC y Òmnium para decidir si el Supremo es competente para hacerse cargo de estas causas. 

    Llarena pide también a Lamela que emplace a las partes personadas en esos procesos para que en el mismo plazo informen directamente al Supremo "sobre la eventual acumulación de los procesos". 

    La decisión comunicada este martes por Llarena a  través de una providencia enviada a la juez Lamela supone el primer paso que da el instructor del Supremo para asumir la totalidad de las investigaciones abiertas por el procés. 
    Llarena investiga hasta ahora la causa por rebelión, sedición y malversación abierta en el Tribunal Supremo contra seis miembros de la Mesa, incluida la presidenta Carme Forcadell. El pasado jueves, ya pidió al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que le remitiera la causa abierta contra estos mismos por desobediencia y prevaricación.
    Con el escrito remitido este martes, el instructor se prepara para acumular también las investigaciones contra los exmiembros del Govern, investigados en la Audiencia Nacional por los tres mismos delitos que el Supremo investiga a los miembros de la Mesa. 
  • Además, el juez del alto tribunal pide también a Lamela que le informe sobre la investigación por sedición contra los expresidentes de ANC y Òmnium, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart.
  • Con la acumulación de la causa, el Tribunal Supremo pretende evitar que se produzcan discrepancias entre las decisiones de la Audiencia y las suya propia, como ya ocurrió cuando Llarena decidió aplazar una semana los interrogatorios a los miembros de la Mesa a petición de sus abogados y Lamela rechazó la misma demanda por parte de las defensas de los exconsejeros catalanes. 
  • Estas discrepancias se vieron también, a priori, en las medidas cautelares tomadas por uno y otro juez contra los investigados. Mientras Lamela ha enviado a prisión sin fianza a todos los exmiembros del Govern a los que ha tomado declaración y a Sànchez y Cuixart, Llarena impuso a los miembros de la Mesa fianzas asumibles para que pudieran eludir la cárcel. Asimismo, la juez de la Audiencia ha impuesto una fianza de 6,2 millones a los exconsejeros por los gastos del referéndum ilegal del 1 de octubre y Llarena, a quien la Fiscalía solicitó la misma medida, considera que, por ahora, no hay datos para cifrar la responsabilidad económica de los investigados.
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En la providencia dictada este martes, el magistrado pide también a los abogados que se pronuncien sobre la acumulación de los procedimientos. 
Las defensas de los exconsejeros tenían de plazo hasta este jueves para recurrir en la Audiencia el rechazo de Lamela a excarcelarles, pero la decisión adoptada por Llarena frenará, previsiblemente, esos recursos. 
 

La escritora Rosa Montero, premio Nacional de las Letras

La periodista madrileña, nacida en 1951, ve reconocida su labor literaria.

No me gusta especialmente la obra de Rosa Montero, a excepción de sus artículos algunos obsesionados negativamente y salvo la Novela Te trataré como una reina, que la leí hace ya muchos años pero está muy vigente no es de los autores que salga a comprar por impulso, pero me alegro que le den ese premio por ser una constante escritora. 

La escritora Rosa Montero, en su casa de Madrid, en agosto de 2016.
La escritora Rosa Montero, en su casa de Madrid, en agosto de 2016.

La escritora Rosa Montero ha ganado el Premio Nacional de las Letras Españolas, como ella misma ha adelantado en Twitter y ha confirmado posteriormente el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. 
El jurado ha reconocido a Montero (Madrid, 1951) por "su larga trayectoria novelística, periodística y ensayística, en la que ha demostrado brillantes actitudes literarias, y por la creación de un universo personal, cuya temática refleja sus compromisos vitales y existenciales, que ha sido calificado como la ética de la esperanza", señala el comunicado del ministerio.
El galardón, dotado con 40.000 euros, distingue el conjunto de la labor literaria de un autor español escrita en cualquiera de las lenguas españolas.
"Ahhhhhh!!!! Me acaban de dar el Premio Nacional de las Letras. ¡Estoy tan emocionada! Gracias gracias gracias", ha dicho en la red social la periodista, nacida en Madrid en 1951, colaboradora de El País Semanal.
La madrileña Rosa Montero estudió periodismo y psicología. Colaboró con grupos de teatro independiente, como Canon o Tábano, a la vez que empezaba a publicar en diversos medios informativos (Fotogramas, Pueblo, Posible).
 Desde finales de 1976 colabora en EL PAÍS, en el que fue redactora jefa del suplemento dominical entre 1980-1981.
 En 1980, ganó el Premio Nacional de Periodismo para reportajes y artículos literarios, y en 2005 el de la Asociación de la Prensa de Madrid a toda una vida profesional.
 Su obra ha sido traducida a más de veinte idiomas y es doctora honoris causa por la Universidad de Puerto Rico.
Entre las novelas que ha publicado están: Crónica del desamor (1979), La función Delta (1981), Te trataré como a una reina (1983), Amado amo (1988), Temblor (1990), Bella y oscura (1993), La hija del caníbal (Premio Primavera de Novela en 1997), El corazón del Tártaro (2001), La loca de la casa (2003; Premio Qué Leer 2004 al mejor libro del año; Premio Grinzane Cavour al mejor libro extranjero publicado en Italia en 2005 y Premio Roman Primeur 2006, Francia), Historia del rey transparente (2005; Premio Qué Leer 2005 al mejor libro del año y Premio Mandarache 2007), Instrucciones para salvar el mundo (2008), Lágrimas en la lluvia (2011) y La ridícula idea de no volver a verte (2013; Premio de la Crítica de Madrid 2014). También ha publicado el libro de relatos Amantes y enemigos (1998; Premio Círculo de Críticos de Chile 1999) y dos ensayos biográficos, Historias de mujeres (1995) y Pasiones (1999), así como cuentos para niños y recopilaciones de entrevistas y artículos.
El jurado ha estado presidido por el director general de Industrias Culturales y del Libro, Óscar Sáenz de Santa María, y el subdirector general del Libro, la Lectura y las Letras Españolas, Javier Pascual, ha actuado como vicepresidente. 
Han formado parte del jurado como vocales la autora galardonada en 2015, Carme Riera; Juan Gil, designado por la Real Academia Española; Víctor Fernández, por la Real Academia Gallega; Sagrario Alemán, por la Real Academia de la Lengua Vasca; Adolfo Sotelo, por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas; Inma Chacón, por la Asociación Colegial de Escritores de España; Guillermo Carnero, por la Asociación Española de Críticos Literarios; María Luisa Ciriza, por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España; Josefina Martínez, por el Centro de Estudios de Género de la UNED; y José María Beneyto, por el ministro de Educación Cultura y Deporte.

13 nov 2017

La moda se afianza en los museos

Una exposición de Manolo Blahnik cierra un año en el que Balenciaga, Pertegaz o Rei Kawakubo, han sido objeto de retrospectivas en todo el mundo.

Un modelo de Rei Kawakubo para Comme Des Garçons en la exposición de Cristobal Balenciaga en el Victoria and Albert Museum, en Londres.
Un modelo de Rei Kawakubo para Comme Des Garçons en la exposición de Cristobal Balenciaga en el Victoria and Albert Museum, en Londres. Getty Images

El próximo 28 de noviembre el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid acogerá hasta el 8 de marzo la exposición Manolo Blahnik. El Arte del Zapato, organizada por la revista Vogue.

 Una retrospectiva que ilustra con una selección de 212 zapatos y 80 de sus dibujos la trayectoria de uno de los zapateros más célebres de la moda contemporánea.

 Organizada en seis secciones que exploran los temas más importantes en la concepción del diseño de Blahnik –el arte y la arquitectura, la naturaleza, influencias geográficas, Gala, materiales y cine, literatura e historia– su comisaria, Cristina Carrillo de Albornoz, busca mostrar el universo del zapato más allá de la moda y su función: “El arte del zapato es una apología al artesanado elevado a la categoría de arte, en el contexto de un mundo mecanizado.

 Una exposición en pura armonía con el espíritu del Museo Nacional de Artes Decorativas”, explica Carrillo de Albornoz en la nota de prensa. 

Esta exposición cierra un año muy fructífero para la moda en los museos, tanto a nivel nacional como a nivel internacional. En las dos grandes exposiciones sobre Björk y David Bowie que se celebraron en Barcelona, la indumentaria estuvo presente de forma tangencial, ya que ambos artistas han colaborado a lo largo de sus carreras con los diseñadores más vanguardistas. En Madrid una exposición dedicada a Pertegaz daba la bienvenida al otoño en la Sala Canal Isabel II.

 Esta muestra que se puede visitar hasta el 26 de este mes, tiene que ver con la voluntad expresa de introducir la moda dentro del panorama cultural de la ciudad por parte del director de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid, Jaime de los Santos, vinculado profesionalmente con esta industria antes de asumir el cargo.

 

Una de las creaciones del diseñador Manolo Blahnick.
Una de las creaciones del diseñador Manolo Blahnick.
Unas semanas después, desde Barcelona se contraprogramaba una exposición del mismo creador: Pertegaz en Diagonal, que se inauguró el pasado viernes 27 de octubre en la entidad privada Fundación Rocamora y que estará vigente hasta el próximo 15 de diciembre.
 Con un total de 100 piezas entre complementos y vestidos, esa exposición comisariada por Josep Casamartina e Ismael Núñez Muñoz, quiere completar la de Madrid y ofrecer una visión amplia y variada de la producción de Pertegaz desde la ciudad en la que el modisto tenía su estudio: 
“Es indudable que Pertegaz representa un nombre mítico en la moda española y también catalana. 
 Completando la oferta, desde Zaragoza, el IAACC Pablo Serrano sorprende con la exposición Un sueño de Balenciaga, el cine. Comisariada por el fotógrafo Pedro Usabiaga y organizada junto al Museo Balenciaga de Guetaria, cierra este año Balenciaga, que celebra los cien años de la apertura del primer negocio del modisto en San Sebastián.
 La exhibición desvela uno de los aspectos menos conocidos sobre el diseñador español más importante de la historia de la moda: que desde que se instaló en París en 1937, Cristobal Balenciaga participó hasta en un total de treinta películas, colaborando con directores de cine como Alfred Hitchcock o Jean Cocteau y vistiendo a actrices como Marlene Dietrich y Ava Gardner.
 La muestra saca también del baúl de los recuerdos rarezas olvidadas, como la película Alta Costura, de 1954, que protagoniza Laura Valenzuela y en la que aparecen hasta treinta creaciones del maestro.

El ‘caso Polanski’: cuando el mundo del cine apoyó en tromba a un depredador sexual


Un repaso al caso Polanski y a la campaña de Trump demuestran hasta qué punto se ha girado la masa crítica en torno a esta cuestión. 

Polanski
El director de cine Roman Polanski. Foto: Getty

¿Por qué en 2017 sí y en 2016 no?, se preguntan muchos

Hace poco más de un año, el famoso vídeo del entonces candidato Donald Trump instruyendo a un presentador y amigo a “agarrar a las mujeres por el coño” y asegurando que “cuando eres una estrella, te dejan hacerlo. Puedes hacer cualquier cosa” no impidió que se convirtiese en presidente, como tampoco lo hicieron las 15 acusaciones de acoso sexual que pesan sobre él, incluida la denuncia por violación que interpuso su ex mujer Ivana en 1989 dentro del proceso de divorcio y que luego retiró.

 

Que en las últimas semanas se haya desencadenado un furor global contra la violencia sexual y el abuso de poder que obviamente ya existían desde el origen de los tiempos y que ese furor por fin consiga los suficientes aliados y alcance la necesaria masa crítica puede deberse a la teoría del tipping point acuñada por Malcolm Gladwell que se refiere al momento en que una idea llega a su punto de ebullición y se convierte en masiva, a la constante y paciente pedagogía feminista que ha llegado al mainstream en los últimos años o simplemente a la abrumadora elocuencia de los números. 
Los #MeToo en los muros de Facebook y los perfiles de Twitter pusieron en vergonzante evidencia que, casi literalemente, todas las mujeres han sufrido alguna forma de acoso sexual en sus vidas.
 Los próximos meses serán cruciales para ver cómo se desarrolla el tema en la opinión pública.
 A medida que veamos caer en desgracia y sufrir repercusiones penales y laborales a directores de cine, empresarios, miembros de consejos de administración y parlamentarios, comprobaremos cuánta solidaridad está dispuesto a aportar el sistema y si el listón de lo tolerable se desploma por fin.
Pero hasta hace pocos años las cosas eran muy distintas. 
En 2009, Roman Polanski viajó a Zurich, donde iba a recibir un premio honorífico en el festival de cine de la ciudad, y fue arrestado por el caso de una supuesta violación a una menor de 13 años, Samantha Geimer, que le persigue desde 1977 y que le ha impedido poner pie en suelo estadounidense desde entonces. 
Lo que sucedió después fue judicialmente rocambolesco. 
El cineasta pasó dos meses en una cárcel suiza y, más tarde, siete meses en arresto domiciliario en su propio chalet de Gstaad, junto a su mujer, Emmanuelle Segnier, y sus dos hijos, que entonces tenían 9 y 16 años. 
Finalmente, en julio, el país helvético rechazó extraditar a Polanski a Estados Unidos y el director volvió a Francia, donde siguió ejerciendo su carrera sin problemas y donde se le recibió como a un héroe humillado.
Desde la perspectiva del último mes, cuando el caso Weinstein ha derivado en un alud imparable de denuncias de mujeres que han sufrido distintos grados de abuso sexual y que está afectando a casi todas las esferas de poder en todo el mundo, desde el Parlamento británico a la industria del entretenimiento, sorprende volver a la hemeroteca y comprobar el apoyo masivo, cálido y casi unánime que el mundo del arte brindó entonces al director de El pianista. Cuando apenas llevaba unos días detenido, cineastas como Pedro Almodóvar, David Lynch, Woody Allen, Costa Gavras, Alejandro González Iñárritu y Wim Wenders firmaron una carta de apoyo incondicional a Polanski. 
 Prácticamente cualquiera que hubiera pisado la alfombra roja de Cannes en los últimos 40 años estaba en esa lista, de Jeanne Moureau a Mónica Bellucci pasando por Asia Argento quien, según su confesión reciente, habría sufrido ya una violación y un posterior acoso constante por parte de Harvey Weinstein cuando dio su apoyo explícito a Polanski. Wong Kar Wai, Ettore Scola, Julian Schnabel, Milan Kundera, Bernard Herny Levi…no importaba el origen ni la práctica artística, lo normal era estar con Polanski. 
El ministro de cultura francés de entonces, Frédéric Mitterrand, fue de los más expresivos, lamentando que alguien que había pasado ya por tantas desgracias (desde perder a su madre en un campo de concentración al tristemente célebre asesinato de su mujer, Sharon Tate) tuviera que pasar por un trance así así. 
Ese mismo año, por cierto, Mitterrand admitió en sus memorias haber pagado por acostarse con “chicos jóvenes” en Tailandia. 

Polanski
Protesta contra los abusos sexuales en un homenaje reciente a Polanski en París. Foto: Getty

“Liberad a Polanski”, imploraba Richard Cohen desde el Washington Post. 
En la otra costa, Los Angeles Times comparaba al director polaco con Jean Valjean de Les Misérables, “un ex convicto que intenta dar la vuelta a su vida pero es obsesivamente perseguido por un inspector de policía”, recordaba que “ya había pagado un precio” (el exilio de Estados Unidos y 48 días de arresto en un psiquiátrico del que escapó) y que Samantha Geimer ha dicho repetidamente que no espera ver a su violador entre rejas y que ha pasado página de ese episodio.
El caso Polanski ha sido siempre muy alambicado, sobre todo desde el punto de vista de los tribunales, como narraba bien el documental Roman Polanski: Wanted and Desired (muy favorable a la causa de Polanski), con un juez que incluso tuvo que ser retirado del caso y múltiples giros irregulares.
 Según narró en su día Samantha Geimer, en 1977, el director pidió a la madre de Geimer que la dejara posar para él para Vogue en casa de su amigo Jack Nicholson.
 A continuación, dio a la niña Quaaludes y champán y la violó vaginal y analmente.
 Cuando aún estaba consciente, Polanski le practicó cunnilingus y le pidió que se metiera desnuda en un jacuzzi, Geimer le pidió repetidamente que parase y él, lejos de hacerlo, decidió drogarla y seguir adelante.
Los particulares del caso llevan cuatro décadas discutiéndose en todo tipo de foros.
 “Polanski no sabía que era menor”, dicen algunos. Cierto. Pero ambas partes admiten que lo que sucedió no fue ni remotamente consensuado, lo que convierte la edad en un detalle alarmante (repugnante incluso) pero irrelevante: ¿acaso está mal violar a una chica de 13 años pero no a una de 18? 
El pasado junio Samantha Geimer, que ahora tiene 54 años, compareció ante el juez para pedirle que cerrase el caso. 
Su abogadó alegó que la víctima “está cansada de todo esto”. 

En 2009, los pocos artículos en prensa que incluían esta secuencia de acontecimientos o que ponían algún “pero” a la defensa en bloque del director, como éste en The New York Times o éste de Francesco Manetto en El País titulado Solidaridad con un violador que denunciaba el “doble rasero” y el “inquietante corporativismo” de la comunidad artística eran recibidos con las cejas arqueadas o directamente con críticas. Ningún alma sofisticada, ningún amante de Repulsión y El cuchillo en el agua quería verse en el mismo bando de “los puritanos”, “los defensores de la moral” y los estrechos de mente y corazón.
Para los pensadores feministas, el caso siempre ha sido un territorio espinoso de transitar.
 Kate Harding escribió en Salon un artículo que se hizo viral titulado Recordatorio: Roman Polanski violó a una niña y se encontró de repente festejada por los programas de radio y televisión ultraconservadores y criticada en su territorio amigo.