9 nov 2017
http://danielmarin.naukas.com/2017/11/06/nueve-claves-del-vuelo-de-laika-el-primer-animal-en-orbita/
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Ángel Hernández, un humanista canario................. AIDA LUQUE .
Químico de carrera, especialista en arte, historia y literatura, fue dos veces presidente de la Casa de Canarias en Madrid.
El pasado 9 de Octubre fallecía Ángel Hernández Rodríguez (Tenerife
11 de Mayo 1920- Madrid 2017) y este último martes recibió en Madrid el
último adiós, en un funeral nutrido por los numerosos amigos que cultivó
en su larga vida.
Nacido en la localidad de Güímar, muy joven partió a La Laguna para estudiar Bachillerato en el Instituto Cabrera Pinto, el mismo centro donde también se educaron otros eruditos canarios como Pérez Galdós, Juan Negrín, Oscar Domínguez, Blas Cabrera o Agustín Espinosa.
Hizo la guerra, en la que no disparó un solo tiro, según decía, estudió Ciencias Químicas, ejerció en la Refinería de Santa Cruz de Tenerife y fue enviado a Madrid por la CEPSA.
Esa compañía lo devolvió a la isla como delegado de la empresa petrolera, cuya remodelación él acometió.
En 1969, cuando regresó a Tenerife, fundó allí Amigos de la Opera. A sus encargos profesionales unió su gran devoción por las cuestiones de su tierra; fue dos veces presidente de la Casa de Canarias en Madrid, para la que consiguió una sede aún abierta, con enorme pujanza, en la calle Jovellanos.
Ahora esa sede ya es patrimonio del Gobierno de Canarias y se dedica a la difusión de la cultura y el folclore de las islas. Y es, además, puente de unión de los canarios que viven fuera de las islas, en Madrid.
Era un hombre dedicado, en el tiempo de su jubilación y aún antes, a la traducción de libros sobre Canarias y otros sobre arte, de Velázquez a Berruguete, así como un estudio sobre los diferentes nombres que han recibido las calles de Madrid a lo largo del tiempo.
Ángel Hernández era un humanista, un ilustrado canario como aquellos que llegaron a Madrid en el siglo XVIII.
Es difícil encontrar otra persona tan sencilla, con tanto conocimiento de música, pintura, literatura, historia.
Tenía un dominio absoluto del XIX español.
Excelente conversador, firme en sus convicciones, nunca perdía ese sentido del humor socarrón tan característico de los canarios.
Un hombre inteligente, educado, honrado, bueno.
Nacido en la localidad de Güímar, muy joven partió a La Laguna para estudiar Bachillerato en el Instituto Cabrera Pinto, el mismo centro donde también se educaron otros eruditos canarios como Pérez Galdós, Juan Negrín, Oscar Domínguez, Blas Cabrera o Agustín Espinosa.
Hizo la guerra, en la que no disparó un solo tiro, según decía, estudió Ciencias Químicas, ejerció en la Refinería de Santa Cruz de Tenerife y fue enviado a Madrid por la CEPSA.
Esa compañía lo devolvió a la isla como delegado de la empresa petrolera, cuya remodelación él acometió.
En 1969, cuando regresó a Tenerife, fundó allí Amigos de la Opera. A sus encargos profesionales unió su gran devoción por las cuestiones de su tierra; fue dos veces presidente de la Casa de Canarias en Madrid, para la que consiguió una sede aún abierta, con enorme pujanza, en la calle Jovellanos.
Ahora esa sede ya es patrimonio del Gobierno de Canarias y se dedica a la difusión de la cultura y el folclore de las islas. Y es, además, puente de unión de los canarios que viven fuera de las islas, en Madrid.
Era un hombre dedicado, en el tiempo de su jubilación y aún antes, a la traducción de libros sobre Canarias y otros sobre arte, de Velázquez a Berruguete, así como un estudio sobre los diferentes nombres que han recibido las calles de Madrid a lo largo del tiempo.
Ángel Hernández era un humanista, un ilustrado canario como aquellos que llegaron a Madrid en el siglo XVIII.
Es difícil encontrar otra persona tan sencilla, con tanto conocimiento de música, pintura, literatura, historia.
Tenía un dominio absoluto del XIX español.
Excelente conversador, firme en sus convicciones, nunca perdía ese sentido del humor socarrón tan característico de los canarios.
Un hombre inteligente, educado, honrado, bueno.
“¿Presos políticos? Es una banalización y falta de respeto”
José Marcos
“He estado ocho años en prisión en Madrid, Calatayud, Soria y
Segovia por mis ideas políticas y no sé cuánto he vivido en la
clandestinidad.
En la Dirección General de Seguridad de la Puerta del Sol te pegaban entre siete y ocho por todos lados hasta que te desplomabas.
A mi padre le dieron una paliza para que no tuviera más militantes comunistas... ¿Y me vienen con que los Jordis [Sànchez y Cuixart, líderes de la ANC y Òmnium respectivamente] y los miembros de la Generalitat en prisión son presos políticos? Tal banalización de la realidad es una falta de respeto”, dice Víctor Díaz-Cardiel (Fuensalida, Toledo, 82 años).
“Los Jordis y miembros del Govern están
injustamente detenidos, pero no se puede decir a la ligera que son
presos políticos porque podemos hacer una equivalencia que no es real
entre la democracia con el fascismo o una dictadura.
No podemos hacer esa identificación, sobre todo de cara a las nuevas generaciones”, coincide Carles Vallejo (Barcelona, 67 años), presidente de la Asociación Catalana de Expresos Políticos del Franquismo.
Afiliado al Partido Socialista Unificado de Cataluña, Vallejo pasó dos veces por la Cárcel Modelo.
La primera en 1970 por organizar el sindicato Comisiones Obreras en una conocida factoría de automóviles.
“Luego ya me tuve que ir al exilio porque tenía una petición del fiscal de 20 años de prisión por delitos que hoy no lo son... Cada situación se ha de contextualizar.
El fascismo es la arbitrariedad absoluta. No se puede hacer semejante paralelismo”.
Encarcelados durante el franquismo se oponen a ser comparados con los independentistas en prisión.
He estado ocho años en prisión en Madrid, Calatayud, Soria y Segovia por mis ideas políticas y no sé cuánto he vivido en la clandestinidad.
En la Dirección General de Seguridad de la Puerta del Sol te pegaban entre siete y ocho por todos lados hasta que te desplomabas.
A mi padre le dieron una paliza para que no tuviera más militantes comunistas...
¿Y me vienen con que los Jordis [Sànchez y Cuixart, líderes de la ANC y Òmnium respectivamente] y los miembros de la Generalitat en prisión son presos políticos?
Tal banalización de la realidad es una falta de respeto”, dice Víctor Díaz-Cardiel (Fuensalida, Toledo, 82 años).
Este histórico dirigente del PCE fue elegido miembro del Comité Central en 1965 durante su primera estancia entre rejas y después fue secretario general en Madrid, y cree “un desacierto” y “políticamente desproporcionada” la decisión de la juez Carmen Lamela de enviar a prisión a la mitad del Govern por los delitos de rebelión y sedición, entre otros.
Pero considera un “insulto” que independentistas y Podemos les consideren “presos políticos”.
Amnistía Internacional tampoco ve como presos políticos ni presos de conciencia a los dirigentes del procés encarcelados. En cambio, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, se reafirmó este miércoles en esta tesis.
“Lo que están haciendo es de una imprudencia tremenda”, zanja Díaz-Cardiel a las puertas del Congreso.
“Son políticos presos, no presos políticos”, sentencia a su lado Raúl Herrero, militante del PSOE y exdirigente en Madrid del PCE (Internacional).
Detenido en 1970 por “comunista peligroso” según su ficha policial, Herrero salió en libertad provisional un año después tras pasar seis meses en el hospital penitenciario por las torturas recibidas.
Prefiere no hablar de ellas y sí de Dolores González Ruiz, abogada gravemente herida en la matanza de Atocha de 1977 a la que debe la libertad.
“Es discutible hablar jurídicamente de rebelión, pero que nos hablen de represión a quienes tenemos secuelas en nuestra movilidad del paso por las comisarías franquistas...
No soy de los que se emocionan, pero no tiene nada que ver”. Para reforzar sus palabras recalca que el 15 de octubre de 1975 debía presentarse en prisión pero no lo hizo calculando que al dictador no le quedaba mucho tiempo.
“Me hice clandestino y, por suerte, un mes después Franco murió”.
En la Dirección General de Seguridad de la Puerta del Sol te pegaban entre siete y ocho por todos lados hasta que te desplomabas.
A mi padre le dieron una paliza para que no tuviera más militantes comunistas... ¿Y me vienen con que los Jordis [Sànchez y Cuixart, líderes de la ANC y Òmnium respectivamente] y los miembros de la Generalitat en prisión son presos políticos? Tal banalización de la realidad es una falta de respeto”, dice Víctor Díaz-Cardiel (Fuensalida, Toledo, 82 años).
“No hay casos así en España desde 1976”
La tribuna de Justiniano Martínez (Hellín, 1942) en EL PAÍS
ha servido de catalizador del malestar de referentes históricos de
izquierdas que padecieron el franquismo.
“No ha habido ni un preso político en España desde 1976”, afirma. Exsecretario general del PCE en Madrid, emigró muy joven a Francia para “luchar por la libertad”.
Santiago Carrillo le encomendó pasar propaganda cruzando los Pirineos y guiar a disidentes.
En 1970 se marchó a Murcia mandatado por su partido, donde fue detenido y condenado a seis años.
Las torturas que sufrió le dejaron nueve vértebras rotas y un riñón inutilizado.
“No ha habido ni un preso político en España desde 1976”, afirma. Exsecretario general del PCE en Madrid, emigró muy joven a Francia para “luchar por la libertad”.
Santiago Carrillo le encomendó pasar propaganda cruzando los Pirineos y guiar a disidentes.
En 1970 se marchó a Murcia mandatado por su partido, donde fue detenido y condenado a seis años.
Las torturas que sufrió le dejaron nueve vértebras rotas y un riñón inutilizado.
No podemos hacer esa identificación, sobre todo de cara a las nuevas generaciones”, coincide Carles Vallejo (Barcelona, 67 años), presidente de la Asociación Catalana de Expresos Políticos del Franquismo.
Afiliado al Partido Socialista Unificado de Cataluña, Vallejo pasó dos veces por la Cárcel Modelo.
La primera en 1970 por organizar el sindicato Comisiones Obreras en una conocida factoría de automóviles.
“Luego ya me tuve que ir al exilio porque tenía una petición del fiscal de 20 años de prisión por delitos que hoy no lo son... Cada situación se ha de contextualizar.
El fascismo es la arbitrariedad absoluta. No se puede hacer semejante paralelismo”.
La vida no es un chiste para Chiquito de la Calzada............ Esperanza Codina..
El humorista, de 85 años, lucha por recuperarse en un hospital aunque su mayor dolencia es la soledad.
La vida no ha vuelto a ser la misma para Chiquito de la Calzada desde que su mujer, Josefa García Gómez, Pepita, murió de forma inesperada en marzo de 2012.
Se fue su compañera de vida, 50 años juntos e inseparables.
El matrimonio no tuvo hijos y Chiquito se quedó muy solo. Gregorio Sánchez Fernández (Málaga, 1932), nombre del gran humorista, se recupera ahora en un hospital de una angina de pecho que sufrió la semana pasada y que se le ha complicado con una infección.
El humorista vive junto al mar, en el paseo marítimo de la zona oeste de la capital malagueña, pero hace su vida en el centro.
No a diario, pero muy a menudo, coge un taxi y se planta para almorzar en el conocidísimo restaurante Chinitas, propiedad de su amigo José Sánchez Rosso.
“El Chinitas es su casa”, cuenta el empresario.
“Pero eso ha sido así toda la vida, no solo desde que se hizo conocido”, explica Sánchez Rosso.
A Gregorio le sorprendió la fama con 62 años, en el programa Genio y figura, después de ganarse la vida como cantaor de flamenco desde que era un niño.
Se subió por primera vez a un escenario con ocho años.
Hijo de electricista y segundo de tres hermanos, inició sus giras con la compañía Capullitos malagueños y su buena voz con los fandangos y las malagueñas le llevaron por teatros de todo el país. En la década de los setenta del siglo pasado pasó dos años en Japón ganándose la vida con este arte.
A su regreso a España era muy solicitado en fiestas privadas de gente de postín.
Verdad o no, hay una anécdota que cuenta Chiquito (le gusta que le llamen así) para ilustrar sobre su origen humilde.
Un día en el colegio el maestro le dijo: “Niño, lleva esta hogaza de pan a mi casa”.
El pequeño Gregorio se la comió por el camino y ya no volvió más a la escuela.
Desde entonces no paró de trabajar. Las cosas cambiaron completamente para él en 1994 cuando el director y productor Tomás Summers lo fichó para el programa de chistes de Antena 3. Su particular humor y sus característicos movimientos sedujeron al público y Chiquito alcanzó la fama.
Se convirtió en una referencia para los cómicos.
Su listado de palabras inventadas e imposibles es mítico.
En una entrevista con EL PAÍS en 2008, respondió así al invitarle a definir el término fistro: “Es una palabra planetaria, y como yo soy gémenis [sic], procede de una galaxia de 1801. Pon eso”.
Ha participado en una decena de películas, la más conocida, Aquí llega Condemor, el pecador de la pradera (1996).
Hombre muy correcto y de buenos modales, formado en la escuela de la vida, es un personaje muy querido por el público.
“No hay día que no venga y no se haga 20 ó 30 fotos con la gente”, añade su amigo, que lo pone a la altura de “Charlot y Cantinflas”.
Chiquito tiene un hermano y varios sobrinos.
Una sobrina que vive cerca de él es la que está más pendiente de su tío.
Fueron sus familiares quienes el pasado 14 de octubre tuvieron que llamar a los Bomberos porque no localizaban a Gregorio y no podían abrir la puerta de su casa, al parecer, porque la llave estaba puesta en la cerradura por dentro.
Se había caído y fue trasladado al hospital, donde permaneció tres días.
Fue hospitalizado de nuevo el martes de la semana pasada tras sufrir una angina de pecho y se ha sometido a un cateterismo.
Entre los dos ingresos en el hospital, regresó a su restaurante.
Allí se sienta en alguna de las dos mesas que hay junto a una gran foto suya colgada en la pared, nada más entrar a la izquierda.
Come a la carta y charla con los amigos y con los curiosos que quieren saludarlo.
“Malagueño que ha hecho reír al mundo”, dice una placa bajo su imagen enmarcada.
Allí, en su casa, lo están esperando.
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