Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

3 nov 2017

Redoble de resentimiento.................................Por JUAN CRUZ

España no se merece este momento porque tampoco se mereció su vieja historia rota.

Protesta en la plaza de Sant Jaume de Barcelona.
Protesta en la plaza de Sant Jaume de Barcelona.
A este país lo oculta ahora una bandera hecha de todas las banderas, que ciegan el calor del sol y nos preparan para el impuro invierno de nuestro descontento.
 Esa bandera oscurecida es la bandera del resentimiento.
 Y ahora vivimos un redoble de resentimiento. Contra la justicia, contra el Estado, contra el otro, contra el espíritu de reconciliación que se activó tras la muerte de Franco y después del golpe de Estado de 1981.
De lo que se trata es de comunicarle al mundo que estamos otra vez bajo el manto del dictador, y que todo lo que se hace es para resucitarlo.
 Colaboran en ello no solo los que alientan a la sociedad desde aquí a creer que, en efecto, hemos vuelto a caer en la satrapía de Franco, sino los que desde fuera parecen contemplar en España, al fin, la confirmación de sus malos augurios: la guerra está en nuestro ADN, es lo que toca.
 Trataron de adivinar que íbamos a entrematarnos de nuevo y ahora se asoman a la ventana, ni siquiera entran en la casa, y ya ven desde sus atalayas que lo que ellos creyeron que iba a pasar ya empezó a pasar de nuevo.
 ¿Ven?, España, es que no tienen arreglo. Y se aprestan a escribirlo, compungidos cronistas de su propia confirmación.

Al sentimiento antifranquista le sigue ahora el resentimiento contra España, una abuela amañada a la que hubiera que despedazar, literalmente, para conjurarla. 
Y eso se hace impunemente, o se quiere hacer impunemente, cambiando las leyes a voluntad, despreciándolas, y queriendo recibir por ello el abrazo del mundo, al que se asusta con expresiones públicas de desamparo.
 Y lo que hay en el fondo de todas estas manifestaciones es júbilo inverso contra este país al que se quiere disfrazar de lo más rancio de la historia que ya superó.
 Lo que hay es resentimiento trágico, y en su peor forma: el rencor.
España no se merece este momento, porque tampoco se mereció su vieja historia rota. 
Decía Albert Camus: “El espléndido calor que reinó sobre mi infancia me ha privado de todo resentimiento”. 
Está en El revés y el derecho, que se lee como quien bebe el agua de la fraternidad y de la justicia.
 A Camus lo alivió el sol de la infancia; aquí vamos hacia el degénero humano, como decía aquí hace nada el filósofo Emilio Lledó citando a Manuel Azaña. 
Y esas píldoras malditas de la oscuridad están conduciendo la conversación nacional al más despiadado de los resentimientos.
 A un muchacho colombiano, rodeado de la miseria cruel de la droga, le preguntaron: “¿Y qué es el futuro?” El adolescente contestó: 
“El futuro es lo que no hay”. 
Si ese velo de resentimiento que oscurece España no se descorre con voluntad de abrazo y, otra vez, de olvido, es posible que pase el invierno y aquí el tiempo siga dramáticamente nublado, anclado, como decía Camus, “en los prejuicios y en la estupidez”.

 

El desastre...........................................Por Lluís Bassets

El paisaje hoy es desolador: Medio Gobierno en prisión y la otra mitad huido, con órdenes de detención europea solicitadas por el fiscal.

El expresidente catalán Artur Mas, este jueves en las inmediaciones de la Audiencia Nacional, donde se encontraban los miembros del Govern.
El expresidente catalán Artur Mas, este jueves en las inmediaciones de la Audiencia Nacional, donde se encontraban los miembros del Govern. REUTERS
Era un camino desconocido, ciertamente.
 Lo anunció frívolamente Artur Mas solo ponerlo en marcha en 2012.
  Ahora estamos llegando al cabo de la calle y lo que nos encontramos no puede ser más triste y doloroso, pero también más incierto.
 Que nadie se asuste con las cosas que hemos visto en el último mes, porque, si seguimos así, todo puede empeorar más todavía.
El paisaje hoy es desolador. 
Medio gobierno en la cárcel y la otra mitad en fuga, con órdenes de detención europea solicitadas por el fiscal.
 Las instituciones de la Generalitat, tan costosamente recuperadas, Presidencia, Gobierno y Parlamento, suspendidas hasta el 21 de diciembre. 
 Los partidos, ocupados en organizar una campaña electoral inevitablemente condicionada por la acción de la justicia.
El vodevil rocambolesco de Puigdemont en Bruselas, como no podía ser de otra forma, está virando hacia situaciones dramáticas. 
El 1-O fue tan solo el aperitivo, el rasguño de Leviatán, el monstruo marino imaginado por Hobbes como símbolo del Estado, que ha despertado con toda su fuerza en cuanto alguien ha querido romperlo y ha proclamado, incluso, su ruptura, como sucedió el viernes 27 de octubre.
Se sabía que la pasada semana se llegó a la peor de las situaciones posibles: una declaración unilateral de independencia y simultáneamente la aplicación del artículo 155 de la Constitución. 
Hoy se ha llegado a la peor de las consecuencias, como es el encarcelamiento de medio Gobierno y la orden de detención para la otra mitad. 
Históricamente es lo que suele suceder, por cierto, con quienes intentan romper el orden legal y desgajar un Estado nuevo de uno ya existente.

Si la convocatoria de las elecciones por parte de Mariano Rajoy robó la iniciativa al Gobierno de Puigdemont, incapaz de traducir la proclamación de la república en hechos, ahora la estrategia rupturista elegida por Puigdemont con su huida a Bélgica ha obtenido el fruto más consecuente, que es el encarcelamiento de la parte de su Gobierno que se había quedado en Barcelona.

El auto de la juez Lamela se deduce del comportamiento de Puigdemont para dictar la prisión incondicional: le sirve para fundamentar el riesgo de fuga, pero también la voluntad de proseguir la acción presuntamente delictiva por parte de los miembros del Gobierno catalán disuelto. Solo se escapa de la prisión incondicional el exconseller Santi Vila, que dimitió justo antes de la DUI. 
Vila fue el único que respondió a las preguntas del fiscal y del juez, cosa que no hicieron los otros encausados, al igual que hicieron los Jordis en sus correspondientes interrogatorios.
El encarcelamiento de medio Gobierno de Puigdemont aconsejará a los partidos independentistas la construcción de una gran coalición republicana en favor de la libertad para los consejeros, pero no está claro que vaya a soldar las graves divisiones entre los dirigentes independentistas, acrecentadas en las horas previas a la DUI por la tensión entre Oriol Junqueras y Carles Puigdemont, resuelta al final en favor del primero, favorable a la DUI y no a las elecciones autonómicas.
La dureza del fiscal en la tipificación de los delitos –rebelión, sedición y prevaricación—y de la juez en las medidas cautelares constituye un estímulo a los acusados para que opten por una defensa política y rupturista, en la que se rechace la legitimidad del Gobierno y de la justicia española. 
También es un estímulo a la radicalización del independentismo, que desde ayer impugna la democracia española y la separación de poderes y pretende volver a trasladar el conflicto a la calle, aunque desde la intervención por el artículo 155 cuente con menos medios materiales e institucionales para la movilización. 


 

Dime qué palabras usas y te diré a qué generación perteneces

Aunque no te lo creas, los jóvenes de ahora hablan como sus abuelos.

Marisol en "Ha llegado un ángel".
Marisol en "Ha llegado un ángel". 
 

 

 

De los pololos a las hombreras. 
Solemos creer que es la moda la que define cada generación. 
En realidad, "son nuestras palabras las que nos visten", explica a Verne Mar Abad, autora del libro De estraperlo a #postureo (VOX).
 Ha recopilado los términos más representativos de las últimas cuatro generaciones en España y, con ellos, también analiza los avances y retrocesos de nuestra sociedad.
En la generación silenciosa (aquellos nacidos en los años 20 y 30 del siglo pasado) se podían ganar unas "perras chicas" siendo "paragüero" o "afilador".
 Y las muchachas "peripuestas" vestían "pololos".
Los baby boomers, nacidos en las décadas de 1940 y 1950, iban en Vespa a los "guateques" luciendo sus mejores "niquis".

La generación X (1960 y 1970) se llenó de "yuppies" sintiéndose "guay" porque hacían "footing".
 A otros les parecía "dabuten" darlo todo bailando a ritmo de "bakalao".
Los millennials (nacidos en los 80 y 90) se hacen "selfis" para olvidar que, con suerte, llegarán a ser "mileuristas".
Hay cosas que no cambian.
 De las revistas que enseñaban a las mujeres a estar siempre guapas -"peripuestas"-, hemos pasado a los tutoriales de belleza en YouTube.
 El qué dirán al que se enfrentaban nuestros abuelos se puede cuantificar ahora con las estadísticas que recogen nuestras redes sociales, comenta en un pasaje del libro Abad, cofundadora en 2009 de un proyecto pionero en el periodismo digital como es Yorokobu.
Viajar a través de las palabras nos permite confirmar que la sociedad también avanza de forma cíclica.
 El vocabulario de la generación silenciosa quedaba marcado por el hambre ("estraperlo", "puchero") y por la moral de la época ("pecaminoso", "descocarse"). 
Ahora se habla de "precariado" y "ninis" y las nuevas reglas morales también conquistan el lenguaje ("poliamor", "sexting"). Los términos que inventan sirven para referirse a los mismos temas. Mientras tanto, dos generaciones intermedias como los baby boomers y los X se han centrado en términos más relacionados con el consumo, el hedonismo y la apertura de las comunicaciones: "molar", "guay", "buga" y "emoticonos".

Así lo explica la teoría de The Fourth Turning, de los científicos sociales Neil Howe y Nigel Strauss.
 Comparan en ella la evolución humana con las estaciones de la naturaleza: primavera, verano, otoño, invierno y vuelta a empezar. Abad se basa en esta idea para explicar que, cada varias generaciones, caemos en lo mismo. 
El "estamos condenados a repetir la historia" es un hecho. "España funciona como un fuelle. Por ejemplo, somos un país de emigrantes que no aprendemos a retener nuestro talento", explica a través del teléfono.
De la censura franquista a lo políticamente correcto
Nuestro presente tiene un buen puñado de cosas en común con los jóvenes de los 40 y los 50. 
"Ellos se enfrentaban a la mordaza franquista y en la actualidad se impone la mordaza de lo políticamente correcto, que nos llega del extranjero.
 Cada vez que publicamos un tuit nos lo pensamos 50 veces por miedo a ofender a alguien", comenta Abad.

La periodista recuerda que, antes, la palabra "viejo" no era un insulto y defiende que censurar canciones de los años 80 porque sus letras nos parezcan machistas no es la clave para solucionar ese problema social: 
"Si no controlamos esa tendencia de lo correcto, la libertad de expresión volverá a caer en picado, como ocurrió en el pasado. Esta hipersensibilidad alimenta a una sociedad inmadura".
Al hacer un glosario para cada una de estas generaciones, la periodista se ha dado cuenta de que, curiosamente, son los jóvenes los que siempre definen el nuevo vocabulario. "[La adolescencia y primera juventud] es el momento en la vida en que buscamos independizarnos de nuestros padres.
 Tener nuestros propios códigos garantiza esa autonomía", explica.
 
Portada de De estraperlo a postureo
Lo que es coloquial en una generación termina convirtiéndose más adelante en vocabulario habitual. 
"Solo que cada vez ocurre más rápido", dice. 
 Antes de internet, "esa evolución era muy lenta y dependía del boca a boca y de los medios de comunicación".
 Con las redes sociales "se ha acelerado el proceso" y ya no hace falta esperar ni una sola generación.
Ahora el mundo es global y los términos en inglés nos llegan con las nuevas tecnologías. 
Pero también los españoles adoptan muchas palabras latinoamericanas que escuchan en los éxitos musicales creados al otro lado del Atlántico
. Son melodías que se infiltran a través de plataformas como YouTube y Spotify.

Son malos tiempos para los puristas del idioma, quienes deberían tener en cuenta que nuestros abuelos también cambiaban el vocabulario a su antojo.
 De estraperlo a #postureo recuerda que las palabras complejas, como "hemiplejia" o "peritonitis", se obviaban para decir en su lugar "paralís", "baile de San Vito" o "cólico miserere", mucho más adaptadas a sus necesidades.
"Esta bien que la RAE regule ciertos usos del idioma, pero el lenguaje es una construcción colectiva a la que no debemos poner puertas", apunta Abad.
 Ella misma menciona que hasta el lenguaje de la programación informática está llegando a nuestras palabras: 
"Si algo como un emoji amplifica y matiza nuestro discurso, no hay razón para no usarlo.
 Al igual que no deberíamos tener complejos a la hora de emplear palabras que se consideran antiguas [como botarate]".

No son presos políticos, Pablo Iglesias. Son políticos presos

Junqueras y siete exconsejeros catalanes no han sido enviados a prisión por sus ideas, sino por ser presuntos autores de los delitos de rebelión, sedición y malversación.

Pablo Iglesias, en un acto el pasado 30 de octubre.
Pablo Iglesias, en un acto el pasado 30 de octubre.
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, retomó este jueves el discurso de la existencia de presos políticos en España y condenó la prisión incondicional del exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras y otros siete exconsejeros del Govern de Carles Puigdemont.
 "Me avergüenza que en mi país se encarcele a opositores
. No queremos la independencia de Cataluña, pero hoy decimos: libertad presos políticos", afirmó en Twitter
Ay!! Pablito ya perdiste tu tren no es conveniente que sigas.
No ha sido el único en calificar a los ocho detenidos como “presos políticos”. 
También el expresident Carles Puigdemont o la secretaria general de ERC, Marta Rovira, han utilizado el mismo término para censurar la entrada en prisión de los ochos políticos catalanes acusados de rebelión, sedición y malversación.
 Sin embargo, ¿han sido enviados a la cárcel por sus ideas o por su papel en la celebración del referéndum ilegal del 1-O y la posterior declaración unilateral de independencia? 
La juez Carmen Lamela basa el envío a prisión provisional de los exconsejeros, según el auto, en los supuestos que contempla la ley. Puesto que “algunos querellados ya se han desplazado a otros países” para eludir “posibles responsabilidades penales” —Puigdemont y cuatro exconsejeros están en Bélgica— la juez estima que sí existe riesgo de fuga, más aún al considerar las elevadas penas de prisión que conllevan los delitos que supuestamente han cometido: rebelión (hasta 25 años), sedición (15 años) y malversación (de ocho a diez años).
Cree la juez, asimismo, que los ocho exconsejeros podrían destruir pruebas porque “han ostentado hasta hace solo unos días” cargos públicos y que podrían volver a delinquir, tal y como lo han hecho de forma “planificada y consciente” desde las últimas elecciones catalanas, el 27 de septiembre de 2015.
Según el auto, la juez considera que Junqueras y los siete exconsejeros “se valieron de la población” y “alentaron actos de insurrección pública, de desobediencia y de resistencia colectiva a la autoridad legítima del Estado” en una acción coordinada con la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium. 
Esta “estrategia de todo el movimiento secesionista” llevaría a “la celebración del referéndum ilegal el día 1 de octubre y a la declaración de independencia aprobada en el Parlamento [catalán] el pasado día 27 de octubre”.
Lamela considera que el Gobierno cesado de la Generalitat ha desobedecido “sucesiva, sistemática y frontalmente todas y cada una de las decisiones del Tribunal Constitucional” en la ejecución de la hoja de ruta recogida en el documento Enfo CATs: Reenfocant el procés d'independència per un resultat exitós, intervenido el pasado 20 de septiembre por la Guardia Civil. Este documento “recogía el papel que deberían jugar cada uno de los actores en el desarrollo del plan. (…) En la práctica, se corresponde perfectamente con todos los pasos ejecutados por el Gobierno de la Generalitat durante los más de dos años transcurridos, incluida la declaración unilateral de independencia”, reza el auto judicial.
¿Son entonces presos políticos Oriol Junqueras, Jordi Turull, Raül Romeva, Josep Rull, Dolors Bassa, Meritxell Borràs, Joaquim Forn y Carles Mundó? No parece que sea el caso. 
Según el auto judicial, cometieron supuestamente los delitos de rebelión, sedición y malversación.
 Se dan, asimismo según el texto judicial, los supuestos previstos para dictar prisión provisional sin fianza.
 No han sido, por tanto, encarcelados por sus ideas: son políticos presos, no presos políticos.