Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

20 sept 2017

La Guardia Civil registra consejerías de la Generalitat por el referéndum y detiene al número dos de Junqueras

 

Los agentes arrestan a 14 personas, la mayoría altos cargos del Govern, y registran los departamentos de Economía, Exteriores, Trabajo y Gobernación por orden del juez.

Varios mossos d'esquadra en la puerta del Palau de la Generalitat.
La Guardia Civil ha puesto en marcha a primera hora de la mañana de este miércoles un operativo contra la celebración del referéndum. Los agentes se han personado, por orden del juez, en diversos edificios oficiales de la Generalitat. 
En estos momentos, el instituto armado registra al menos las sedes de los departamentos de Economía, de Asuntos Exteriores, de Trabajo y Asuntos Sociales y de Gobernación del Govern.
 También se encuentran en el Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CTTI) de la Generalitat y la Fundación puntCAT, que gestiona los dominios con sufijo .cat.
 El objetivo es encontrar pruebas contra la inminente celebración del referéndum del 1 de octubre, que ha sido suspendido por el Tribunal Constitucional.
 Según ha confirmado el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, los agentes han efectuado, por orden judicial, un total de 41 registros. Seis de ellos se han producido en "despachos ubicados en distintas sedes oficiales del Gobierno", según el tribunal. 
Además, se han producido 14 detenciones y se ha requisado cerca de nueve millones de papeletas en una nave de Bigues i Riells, en Barcelona. 
En la causa que indaga el juez hay una veintena de personas investigadas por los delitos de desobediencia, prevaricación y malversación.
Entre los detenidos hay altos cargos de la Generalitat vinculados a los departamentos de Economía, Presidencia, Exteriores y Gobernación de la Generalitat.
 Los detenidos de Economía son el secretario general de Economía y Hacienda y número dos de Oriol Junqueras, Josep Maria Jové; el secretario de Hacienda, Josep Maria Salvadó, que ya tenía la condición de investigado en la causa que investiga el juzgado de instrucción número 13 de Barcelona, que ha ordenado las detenciones. 
También el director de patrimonio de la secretaría de Hacienda, Francesc Sutrias, y la directora de servicios de la secretaría general de Vicepresidencia, Natalia Garriga. 

Del Departamento de Exteriores ha sido arrestado el responsable de la Oficina de Asuntos Exteriores, Xavier Puig Farré. Del Departamento de Trabajo y Asuntos Sociales, David Palancas Serrano. 
Y de Presidencia, responsables del CTTI, una empresa pública que integra todos los servicios informáticos de la Administración.
 Se trata de Josuè Sallent Ribes y David Franco Martos.
 En el Departamento de Gobernación también han sido arrestados Joan Manel Gómez, responsable del voto electrónico y técnico informático de la fundación puntCAT, y Joan Ignasi Sánchez, jefe de gabinete de la consejera Meritxell Borràs. También constan entre los detenidos Josep Masolivé, de la fundación puntCAT y del Cesicat.
Además de los cargos públicos, han sido detenidos otros tres ciudadanos.
 Pau Furriol es abogado y fue presidente de la comisión de garantías de Esquerra Republicana. Mercedes Martínez Martos es apoderada de la empresa de publicidad Fox Box Publi Alternativa. La empresa posee una nave industrial en Bigues i Riells (Barcelona) donde se han encontrado papeletas y otro material vinculado al referéndum del 1 de octubre.
 Finalmente, también ha sido arrestada en Madrid Rosa María Rodríguez Curto, directora general de servicios de T-Systems.
La operación policial ha sido ordenada por el titular del juzgado de instrucción 13 de Barcelona, Juan Antonio Ramírez Sunyer.
 El magistrado dirige desde hace meses una causa que permanece bajo secreto de sumario y que ha centralizado buena parte de las pesquisas sobre el referéndum. Ramírez Sunyer abrió la investigación tras las querellas presentadas por el abogado Miguel Durán y el partido político Vox. 

El origen de esas querellas fueron las declaraciones públicas del exjuez y exsenador de Esquerra Republicana Santiago Vidal, en las que aseguró que el Gobierno catalán habría cometido diversas ilegalidades en la preparación de la consulta.
 Por ejemplo, que se había apoderado de los datos fiscales de los ciudadanos catalanes de forma ilegal y que la Generalitat contaba con una partida millonaria oculta para celebrar la votación.
"Es evidente que tenemos nuestras funciones, por qué ellos lo pueden intervenir todo: ¿carteles electorales, dinero...? Es algo que no hemos visto en ninguna democracia occidental desde hace décadas", ha lamentado el vicepresidente del Gobierno catalán, Oriol Junqueras, en Catalunya Ràdio al conocer los registros.
 "No es una cuestión ideológica, sino los derechos civiles y de amparo judicial"., ha añadido.
El presidente de la Asamblea Nacional Catalana, Jordi Sánchez, ha llamado a "resistir pacíficamente" ante el operativo de la Guardia Civil. "Ha llegado el momento.
 Resistamos pacíficamente.
 Salgamos a defender desde la no violencia nuestras instituciones", ha escrito en su cuenta de Twitter, al tiempo que ha facilitado la dirección del Departamento de Economía. 
Hasta el lugar han llegado el propio Sánchez, Jordi Cuixart, presidente de Ònmium, el diputado en el Congreso Joan Tardà y diputados en el Parlament como Lluís Llach y David Rodríguez. También en Exteriores protestan los trabajadores y gritan "¡votaremos!" a los agentes. 

 

‘Gran Hermano’: érase una hez.................... Borja Hermoso

Miles y miles de jóvenes españoles están rendidos a este subproducto que insulta a la inteligencia.

Una pensaba que había visto todo del Gran Hermano, pero no, puede ser más soporífero y aburrido que otras veces, 100 personas 100, y esperar con un jaleo de luces quién entra en esa casa con un absurdo juego de luces y una alegria forzada de Jorge Javier Vázquez que por mucho empeño no puede suplir a Mercedes Milá, ella era la Gran Hermana.

espero que no tenga audiencia porque amenaza con más galas antes de que empiece el verdadero G.H. allá ellos ,,,,pasará como con el Muro programa fraudulento, aburrido que hacía a los concursantes pasar un mal rato y a los espectadores cambiar de canal. 

gran hermano
'Primer programa de Gran Hermano Revolution'.
Hace 18 años ya –no somos nada, aunque algunos son mucho menos que otros-, viendo en casa el primer programa del primer Gran Hermano en compañía de alguien aún más adorable que sabio, le pregunté: “¿Y a ti qué te parece esto?”. Contestó en dos segundos: “Que huele a pies”.
Casi dos décadas después Gran Hermano –perdón, Gran Hermano Revolution- sigue oliendo a pies. Ahora es ya un olor reconcentrado, algo indefinible que viaja entre el requesón rancio y la caca de bebé llorón al que un papá o una mamá desalmados pasan de cambiar. 
Y es eso: para qué vas a cambiar el pañal con caca a nadie si todo funciona de maravilla en el mejor de los mundos televisivos. Bienvenidos, pues, a la perpetuación de la hez como una de las bellas artes y den las gracias a Paolo Vasile, quien, en una entrevista con este periodista hace ahora cuatro años, llamaba a aquel aroma a pies “olor a convivencia obligada”, toma pirueta conceptual. 

Pero es irrefutable de todo modo una evidencia: los programadores y guionistas de Telecinco, con el brillante Vasile a la cabeza, saben al menos tanto de sociología como de televisión. 
Así, hace tiempo supieron que este es un país perfecto para Gran Hermano y por supuesto, viceversa.
 Como el jersey perfecto al que aguarda un cuerpo predestinado. Un país en el que esta tómbola de carne fresca y horteras irredentos, hipermaquillados e hipermusculados hace tiempo que ya no obra como mero pasatiempo, sino como una religión a cuya misa no se falta o te ponen la cruz los de tu fraternidad. 
Un programa de televisión que, en ciertos ambientes juveniles sobre todo, ya no es lo que se puede ver sino lo que hay que ver. Miles y miles de jóvenes españoles están rendidos a este subproducto que insulta a la inteligencia, y no solo eso.
 Hace ya mucho que se tragaron la mayor: que la vida es así, una especie de Mortal Kombat del que solo salen victoriosos o los más idiotas o los más bestias (“¡a saco, a saco, da caña, da caña!”, le susurraban ayer a uno de los concursantes elegidos cuando iba a entrar en la mansión de los horrores). 
Pero esto es real, no el título de un videojuego.
Llegados a este punto y visto lo visto ayer en la deprimente noche de los muertos vivientes conducida por el sumo sacerdote Jorge Javier Vázquez (eso sí que daba miedo: que alguien como él en un sitio como ese logre con esa cara de trance hacer creer a tanta gente que de verdad se hablaba aquí de cosas serias), hay que atreverse de una vez a contradecir el refranero popular: claro que millones de moscas pueden equivocarse.
Gran Hermano, los modelos éticos y estéticos que propone, las intenciones que encierra (por ejemplo, ese supuesto instinto de supervivencia dentro de La Casa que no es otra cosa que joderé a quien se me ponga por delante como si no hubiera un mañana), los gritos, aullidos y gemidos que componen su partitura y, en definitiva, la elevación de una panda de mastuerzos a categoría de personajes de los Episodios Nacionales 
 (¿vieron al bobo de los trescientos abdominales presumir de que era tan guapo como cabrón?)…
Pilar Marcellán, la sirena del pantano, y su burro Germán; La Yoli, empresaria de 21 años (“donde voy soy la mejor”), Yangtiang Huang (“canaria de Lanzarote de chinita”), el artista conceptual Juan Labory (“Gran Hermano es una obra de arte”), el abogado y rapero Javier Eneme (“España necesita conocer a Javier Eneme”), un hippy descalzo, italiano y pasadísimo y un zapatero del casco viejo de Pamplona conviven ya en La Casa. 
No, no es La noche de los muertos vivientes de George A. Romero, ni La parada de los monstruos de Tod Browning. 
Es Gran Hermano. 
No, no se equivocaron ayer de canal. Era la Telecinco de siempre en todo su fulgor. Érase una hez…
(me encanta que otra cadena haya tenido más audiencia, la vida no es solo Tele 5 que encima dan dinero o eso dicen, si te gastas un pastón en llamadas, pero luego nunca se ve a quién se lo dan)

19 sept 2017

Tuve una relación abierta con mi pareja y esto es lo que sucedió

 
 

Muchos fantasean con salirse de la norma. Estas cuatro personas lo hicieron y nos cuentan sus experiencias (una pista: no todas salieron bien).

Joel Moore, Paris Hilton, Christine Lakin y Adam Kulbersh en la comedia de 2008 'The Hottie and the Nottie'.
Joel Moore, Paris Hilton, Christine Lakin y Adam Kulbersh en la comedia de 2008 'The Hottie and the Nottie'. Cordon
El Efecto Coolidge, acuñado por el etólogo Frank A. Beach hace medio siglo, describe un fenómeno que se da entre los mamíferos por el cual, si los estímulos siempre son los mismos y se repiten en el tiempo, provocan un descenso del deseo.
 El sexólogo Ignasi Puig da con una solución escueta: cambiar esos estímulos.
 "Si una pareja solo mantiene relaciones sexuales una vez a la semana y siempre es el sábado después de ir a cenar y al cine, y siempre en el dormitorio, bajará la libido", explica, y advierte: 
: "Una forma de introducir variedad a la relación (desde luego, no la única) puede ser abrirla sexualmente a otras personas, o el intercambio de parejas [lo que se conoce comúnmente como mundo 'swinger'], pero debe hacerse siempre con sinceridad y comunicación.
 Si no, por mucho que estén dispuestos a compartirse con otros, llegará la sensación de engaño, y puede ser devastador para la pareja.
 En el momento en el que entran en la ecuación terceras personas, pueden aflorar los miedos y las inseguridades, esto es: 
los celos. Por eso es tan importante que esta práctica se haga siempre desde la absoluta sinceridad y entendimiento mutuo". 


Joel Moore, Paris Hilton, Christine Lakin y Adam Kulbersh en la comedia de 2008 'The Hottie and the Nottie'.
Joel Moore, Paris Hilton, Christine Lakin y Adam Kulbersh en la comedia de 2008 'The Hottie and the Nottie'. Cordon


Su compañero, Miguel Vagalume, reflexiona: "Estamos en un boom parecido al de los años setenta con las comunas hippies, el llamado verano del amor; había dos mil o tres mil comunas en Estados Unidos, era la misma sensación. 
Y como entonces, ahora es peligroso pintarlo como algo fácil. Tener dos parejas en lugar de una cambia un montón de reglas del juego que te había inculcado la vida, a ti y a gente de tu alrededor". Y puntualiza: 
"A mediados del siglo pasado había relaciones abiertas en España, no es algo nuevo.
 Pero en aquella época, generalmente, jugaba en contra de muchas mujeres: resignadas, aceptaban en silencio que sus maridos tuvieran una amante, incluso otras esposas y familias.
 Por suerte, eso hoy ha cambiado. Las mujeres son más autosuficientes y eligen, en su caso, la poligamia, o lo que ahora se llama poliamor [tener relaciones plenas con más de una persona]. Pero de una forma abierta y pactada con su pareja. 
No hay que olvidar que cambiar ese modelo de relación implica muchas preguntas: 
¿Es posible estar con dos personas a la vez, incluso querer a más de una pareja al mismo tiempo? 
Es importante desmontar muchos mitos, y no siempre es una aventura exitosa. 
 Pero no hay que confundirlo con la parte lúdica, por ejemplo, ir a un local de intercambio. 
Ahí no estás desmontando ningún mito. Es algo lúdico que haces con tu pareja, solo desmontas la exclusividad sexual". 
Puig añade: "Un error común es elegir una relación abierta como solución a problemas preexistentes. 
Hay que darle la vuelta: si tienes problemas de pareja, primero soluciónalos. 
Y luego plantéate si es mejor cambiar el modelo de relación y abrirla, para que no vuelvan a surgir.
Biel Duran, Adriana Ugarte y Nilo Mur mantienen una relación a tres en la película 'Castillos de cartón' (2008).
Biel Duran, Adriana Ugarte y Nilo Mur mantienen una relación a tres en la película 'Castillos de cartón' (2008).

"Tengo relaciones abiertas desde hace 22 años, una principal y amantes varios", Afrodita Puig (42 años, doctorada e investigadora científica)

No soy 'swinger', pero me considero liberal. 
Tengo relaciones abiertas desde hace 22 años, una principal que compagino con varios amantes, con algunos llevo desde hace cinco o seis años.
 Nos gustamos y el sexo es fabuloso, pero sabemos que nunca llegará más allá. 
 En cuanto a mi pareja, aunque ahora estoy soltera, cuando la he tenido, se convierte en lo más importante.
 He tenido relaciones duraderas que aceptaban cómo soy cuando se lo planteaba, o directamente eran liberales sexuales, como yo. Tengo claro que si hay total sinceridad desde el principio, los celos no tienen lugar.
 Mis últimas tres relaciones han sido abiertas y lo hemos llevado bien: uno sale una noche y dice que no vendrá a dormir. 
Al día siguiente: "¿Te lo has pasado bien? Sí, cariño". Y todo perfecto.
 Nuestra vida sexual y afectiva es mucho mejor. Por supuesto, con algunas normas básicas, como no traer nunca a un amante al hogar que compartimos.
 O no especificar quién es gratuitamente, si la otra persona no lo pregunta. 
Los problemas que hemos tenido no han venido por ahí. Han sido problemas de convivencia, los de cualquier pareja.

"Practico el 'poliamor' desde que tengo una madurez sentimental y sexual", Karen Moan (44 años, escritora)

Practico el poliamoramar a más de una persona a la vez de manera pactada y ética desde que tengo madurez sentimental y sexual. En este tiempo he tenido momentos de amor pletórico, algunos han durado años, cuando sentía que tenía una pareja que me daba libertad para estar con otras personas, de ser yo misma y de crecer juntos. 
También he tenido periodos monógamos de años, pero que yo prefiero llamarlos 'exclusivos'.
 Cuando conozco a alguien y me enamoro me entran ganas de dedicarle mi energía en exclusividad a esa persona. También he tenido parejas que no han sido capaces de sobrellevar que yo sea poliamorosa. Pero esas personas han vuelto a mi vida como amigos, porque siempre quedó claro que no era una falta de respeto, una infidelidad ni ruptura de ningún acuerdo. Sencillamente, les desbordó que yo pudiera estar con otras personas, aunque fuera algo pactado de antemano. 
La sinceridad es la clave para sobrellevar los posibles celos, aunque no siempre es suficiente.
También he tenido momentos de tristeza, de sentirme incomprendida y presionada por el entorno.
 Pienso que el camino a seguir no es el amor egoísta y posesivo. 
No estoy en contra de la monogamia, sino de cómo se practica: por falta de libertad. 
El entorno también es un problema. Salgo en medios, escribí un libro, llevo el Moan Club con el objetivo de difundir este tipo de relación y apoyar a mujeres que decidimos vivir nuestra vida afectiva y sexual de forma abierta y libre. 
Es una red de apoyo. Algunos amigos lo entendieron, y otros se apartaron. 
Mi familia, por suerte, me ha comprendido, pero no es lo habitual. Hay mucha incomprensión en torno al poliamor. Se confunde con apertura sexual.
 Una persona casada puede tener, si les va bien, el mismo sexo o más que una persona poliamorosa.
 Con el trabajo y las obligaciones diarias, el tiempo es el que hay, para todos. Pero es más complicado tener relaciones sentimentales con más de una persona. 
Todo lo malo y lo bueno se multiplica. 

"Hace dos años tuve mi primera relación abierta y no funcionó. Lo veo como una experiencia más que no tengo necesidad de repetir", Álvaro Martínez (29 años, ingeniero)

Tuve mi primera y única relación abierta hace dos años y no funcionó. Me metí casi sin darme cuenta, porque nunca me lo había planteado. Me dieron una beca para trabajar en Berlín y allí empecé a salir con una chica. Una noche de juerga terminamos en su casa con una amiga suya y me propusieron hacer un trío. 
Me sentí muy afortunado porque nunca había tenido una experiencia así, y fue maravilloso. 
Pensé que sería algo puntual, pero después, cada vez que salíamos a un bar o una discoteca y bebíamos, ella empezaba a plantearme hacer tríos con otras chicas. Me lo tomaba como una especie de juego. Pero llegó un punto en que lo hacíamos por sistema, y para mí todo se enrareció.
"Una noche me propuso un trío con otro tío y yo me sentí obligado a satisfacerla, porque antes siempre habíamos estado con chicas.
Eso fue perjudicando nuestra vida en pareja, también la sexual. 
Y no lo podía compartir con nadie, mucho menos con los compañeros de trabajo, porque sentía que no iban a entender que hubiera llegado a este punto con mi pareja. 
Un día me confesó que era bisexual (algo que obviamente yo ya sospechaba) y que había tenido relaciones abiertas en el pasado, que incluso había estado en locales de intercambio. 
Me dolió mucho y tuve que romper con ella, por mucho que me gustara y ya lleváramos casi un año juntos. 
Respeto a las parejas que deciden tener sexo con otras personas. No es un tema moral, pero lo veo como una experiencia más, que no tengo necesidad de repetir.
 Sencillamente, no va conmigo.

 

La historia íntima del mayor asesino en serie de Madrid

 
  • Un mendigo obsesionado con la velocidad mató a al menos 11 personas antes de ser detenido.

    Francisco García Escalero, escoltado por la Guardia Civil en 1995.
    Francisco García Escalero, escoltado por la Guardia Civil en 1995.
    Francisco García Escalero, el mendigo psicópata de 39 años que confesó haber asesinado al menos a 11 personas, lleva su destino tatuado en la piel.
     Su antebrazo derecho muestra en tinta azul una tumba, en cuya lápida hay grabada una borrosa leyenda:
     "Naciste para sufrir". Es un recuerdo de la cárcel, de esos pabellones de castigo que le vieron hundirse desde el 28 de agosto de 1970, cuando a los 16 años ingreso en la prisión de Carabanchel por robar una motocicleta. 
    Fue la época en la que ese joven taciturno, que siempre perdía en las peleas del barrio de casetas en Bilbao, inició un descenso que le llevaría a confesar 19 años más tarde que había profanado cementerios y violado cadáveres, que había degollado, emasculado y quemado a sus compinches de siestas y borracheras.
    Una  tumba cuya primera piedra se colocó el 24 de mayo de 1954.
     Aquel lunes, su madre, Gregoria, le parió en el desaparecido hospital de El Cisne. 
    Era el segundo y último hijo -el mayor le saca dos años- de un matrimonio de agricultores que abandonó los campos de Zamora en busca de un futuro mas cálido en la capital. Recalaron en la calle de Marcelino Roa Vázquez, número 36, del barrio de casetas bajas de Bilbao. Su sueño era poseer un piso. 
    Tardarían dos décadas en conseguirlo.
    Ocuparon un chamizo de dos habitaciones, sin agua corriente. En el cuarto de los críos, donde los hermanos dormían en la misma cama, el cuadro de una Virgen en tres dimensiones constituía el único adorno.
    El niño acudía al colegio público Emilio Ferrari.
     La madre, que trabajaba de limpiadora en una empresa, no le podía acompañar a la escuela. 
    Tampoco el padre, albañil.
    Esta circunstancia era aprovechada por el crío para hacer novillos. 
    No pasaba de los seis años y las clases le pesaban demasiado en su cabeza.
     Prefería corretear por las lomas, descenderlas en patinete.
     Con él, arrodillado sobre su madera oscura, el pequeño Paco descendía incansable las empinadas cuestas del barrio.
     Con el paupérrimo aire de los años cincuenta cortándole la cara, el chaval reía; reía con una alegría que jamás le volverían a ver quienes le conocieron.
     Muy pronto empezaría a deslizarse por otra pendiente.
    Al padre, Antonio, los novillos de su benjamín le sacaban de quicio. 
    Pero el pequeño Paco, siempre testarudo, insistía una y otra vez, y no sólo dejando de asistir a clase o jugando al patinete. Por las noches no regresaba a casa.
     Se perdía por los alrededores con otros muchachos. Más de una vez, su silueta recortó las tapias del cementerio de Nuestra Señora de la Almudena, a dos pasos de su casa. 
    La costumbre no le abandonaría.
    Pero el espanto, en aquel tiempo, aguardaba al amanecer en la caseta baja.
     El padre, cinturón en mano, le arreaba brutales palizas, en las que el niño rompía su silencio y estallaba en insultos y golpes. El padre, cada vez más afectado por una artrosis, andaba a duras penas.
     Ya no podía ir a la obra.

    El padre no podía con él
    Agentes judiciales retiran el cadáver castrado de una de las víctimas de Francisco García Escalero, el mendigo psicópata, en un descampado de Madrid (1989)
    Agentes judiciales retiran el cadáver castrado de una de las víctimas de Francisco García Escalero, el mendigo psicópata, en un descampado de Madrid (1989)
    Para sacar unos duros, había montado un puesto ambulante de venta de tabaco y chucherías. Al regresar, veía cómo su hijo pequeño se le iba.
     Incluso a rastras le perseguía con la correa. "El padre no podía con él", recuerda un familiar.
    Una de las pocas alegrías le llegaba de la mano de su madre. Los domingos por la tarde llevaba a los hermanos, pantalón corto, pelo cepillo, al cine Lepanto, al Mundial, al Aragón.
     Las pupilas marrones del futuro psicópata se inundaban del blanco y negro de aquellas sesiones continuas.
     De 7 a 10, Paco permanecía quieto. Mucho más que con el cinturón.
    Corrían los años sesenta. 
    Los que le recuerdan de esos años adolescentes hablan de un crío de mal genio, que nunca contaba chistes. 
    Era difícil descubrirle una sonrisa.
     Indómito, su mundo adquiría volumen junto a otros chavales de aquel barrio de aluvión.
    "Se juntaba con lo peor", señala un familiar. 
    Formaban jaurías, donde Paco, perdedor nato en las grescas, daba rienda suelta a una sensación aprendida con el patinete, la velocidad.
     Las bicicletas, las motos, los coches que no puede comprar. 
    Un universo preparatorio para el futuro ladronzuelo.
    A los 16 años consigue faena como repartidor en un ultramarino de la calle de Goya.
     Durante un par de meses sale con una chica del barrio.
     Poco durará.
    Una noche, una pareja de la Policía Armada se presenta en la caseta de la familia García.
     Francisco ha robado una motocicleta y está detenido. Al padre, la rabia le inunda.
     Y a Paco, el chico incapaz de estarse quieto, le abrazan las rejas de Carabanchel.
     Desde aquel día, las celdas dictarán la longitud de sus pasos.
    En 1973, al poco de salir del reformatorio, Francisco García Escalero ya no es sólo un pequeño chorizo. 
    En compañía de otros tres delincuentes, viola y roba.
     Han atado al novio de la víctima y la han forzado en su presencia, según un conocido.
     Nadie acudirá al juicio.
     A la condena judicial se sumará la pena que impone la ley de la cárcel a los violadores.
    En 10 años pisará, pese a sus intentos de evasión, las penitenciarías de Ocaña, Cáceres, Carabanchel, El Dueso y Alcalá-Meco.
     Una tumba y un epitafio se graban en su piel.
    El 1 de julio de 1984, con 30 años, recupera la plena libertad por extinción de condena.
     Le espera un mundo distinto. 
    Su familia, realojada en 1977, vive en la misma calle, pero en un piso.
     El padre, postrado en la cama, ya no puede andar.
    Francisco, con tatuajes de los pies al cuello, quiere integrarse. Ayuda a su padre a lavarse.
     Todas las noches regresa a las diez a casa.
     Su ilusión es sacarse el carné de conducir y trabajar de camionero.
     De nuevo, el amor a la velocidad.
     Compra una bicicleta, entra en una autoescuela.
    La voluntad de aprender se quiebra, sin embargo, por el mismo motivo por el que le pesaban las clases en el colegio.
     No logra acordarse de las señales de tráfico, su memoria falla. Algo en su interior empieza a revolverse.
     Carece de amigos o amigas. Nadie le da empleo, recuerda un pariente. 
    Acostumbrado al espacio cerrado de la prisión, ignora adónde ir en la gran ciudad. 
    "Estaba hecho a la cárcel, allí le hundieron", dirá un familiar.
    La grieta se abre al morir su padre, en marzo de 1985.
     Deja de ir a casa y cuando vuelve apenas dice nada. 
    Ha empezado a mendigar. Y si alguna vez recuerda sus tiempos en la cárcel, es para hablar de suicidios.
     Con los mendigos también lo hará.
    Pelea con sus compañeros de andanzas, los feligreses del barrio le temen y más de un vecino de la infancia le da la espalda al reconocerle rondando por las calles.
    Ese hombre de pantalones vaqueros y eterna cazadora verde ronda los solares de la niñez.
     Algunas noches busca descanso en los crematorios. 
     Ha empezado a matar. 
    Tiene 37 años. El 11 de noviembre de 1987 el cuerpo decapitado de una mujer es hallado en el descampado del cruce de la calle de Alcalá con García Noblejas.
     Este crimen parece de momento el primero de la serie.
     Sus víctimas siempre pertenecen a su círculo de mendigos, desechos de un Madrid en plena euforia económica. 
    Los mata, según su confesión, por detrás, después de beber vino y tragarse unos tranquilizantes. 
    "Un impulso irrefrenable", dirá.
    Una habitación con santos

    Cuando regresa a casa de sus correrías, dice que ha pasado por el hospital Psiquiátrico Provincial.
     En el piso de su madre le espera una habitación que él decora con estampas de santos. 
    Duerme en la habitación del padre fallecido, el de los correazos.
     Bajo una bombilla roja, las figuras santas comparten espacio con una pila de imágenes truculentas de El Caso. 
    A pocos metros de la casa sigue el cementerio de la Almudena. Lo frecuenta por las noches.
     Profana tumbas y funde sus aberraciones con los cadáveres.
     Le descubren y le conducen al hospital Psiquiátrico. 
    De muy poco le sirve, pese a que era él mismo quien forzaba su ingreso.
     En casa, por las noches, presa de dolores en el vientre, aullaba des de el balcón: "¡Que llamen a la policía!". 
    Varias denuncias de vecinos dan fe de sus alaridos.
     Pero su caso pasó inadvertido para psiquiatras, policías y jueces.
    El 7 de diciembre de 1991 roba en Arganda una motocicleta en compañía de Antonio Serrano, otro mendigo. 
    Ese mismo día les detiene la Guardia Civil. 
     Ambos compañeros de parroquia pasarán ocho días en el penal de Madrid II. 
    Meses más tarde, el cadáver de Serrano es descubierto con la cabeza aplastada y quemado.
     Nadie, otra vez, le relaciona con el crimen.

    La policía finalmente le descubre en octubre de 1993. 
    Escalero, el 19 de septiembre, se había atrevido a matar a un compañero del Psiquiátrico junto al cementerio de su infancia. Poco después del homicidio, según fuentes cercanas a la investigación, trató de suicidarse tirándose bajo las ruedas de un coche.
    Ocho cadáveres corresponden a víctimas fichadas por los agentes de homicidios. 
    Otros tres sin identificar están siendo buscados en un pozo ciego donde el mendigo asegura que los arrojó.
    En ese solar, pegado al convento de clausura de Santa Gema Galgani, pasó muchas noches Escalero en compañía de otros mendigos.
     Se refugiaban en una cueva de escombros y encendían hogueras.
     En ellas el fuego alumbraba un rostro de pedigüeño que ocultaba al mayor asesino en serie de la historia contemporánea de Madrid. 
    Ahora, alargar la lista de sus crímenes depende de su confesión. "Ha matado a más de 11", ha confesado uno de los psiquiatras que le estudia en Carabanchel.
     La policía sigue investigando. Pero la verdadera tumba permanece cerrada. Su brazo lo dice.
    Esta reconstrucción se basa en testimonios de familiares, curas, vecinos, psiquiatras y policías.