La compañía abrirá mañana las puertas del campus creado por Norman Foster.
Faltan apenas 24 horas para la presentación del nuevo iPhone.
Algunos fotógrafos y cámaras todavía no saben si podrán entrar al
evento porque Apple cuida con gran celo todos los detalles de esta
presentación, que abrirá al público por primera vez las puertas de un
edificio esencial para su futuro, cuya construcción se ha espiado con
drones mes a mes y cuyo acabado todavía está en curso.
En
abril comenzó la mudanza de los primeros empleados de la compañía a
Apple Park, su nueva sede, en Cupertino (California). Los primeros
empleados fueron tomando posesión de su escritorio en un peculiar
edificio circular al que popularmente se conoce como el platillo volante.
Tim Cook estrenará el teatro que lleva el nombre de su antecesor, Steve Jobs.
En Apple, la sombra del fundador sigue presente.
Este martes desvelará un nuevo iPhone,
la invención más célebre de un personaje lleno de aristas, deificado y
venerado por gran parte de la comunidad de Silicon Valley.
La última
aparición pública de Jobs fue en el Ayuntamiento de Cupertino,
visiblemente deteriorado, pero lleno de ímpetu.
Jobs confío a Norman Foster la creación de su
espacio soñado, una gran nave circular de 2,8 millones de pies cuadrados
dedicados a oficinas para más de 12.000 empleados.
Cuando Jobs tuvo los
primeros encuentros con Foster y sus creativos, dejó clara su forma de
actuar y la impronta que pensaba dejar:
“No piensen en mi como un
cliente, sino como parte de vuestro equipo”.
La inspiración viene, en
parte, del Stanford, la universidad con entidad de ciudad en las afueras
de Palo Alto, el gran faro intelectual y mecha de nuevas startups en la zona.
El propio Jony Ive, el único empleado de Apple que
Jobs trataba de tú a tú por el respeto que profesaba por su concepción
del diseño, galardonado como Sir por la corona británica, ha supervisado
los interiores.
Se calcula que el coste de este edificio singular supera los 5.000 millones de dólares.
El auditorio donde tendrá lugar la presentación
tiene aforo para mil asistentes.
Servirá para este tipo de lanzamientos,
pero también para formación interna y conciertos con los que Apple
agasaja a sus trabajadores.
No es extraño si se tiene en cuenta el poder
que ejerce sobre las discográficas y artistas desde el lanzamiento del
iPod e iTunes. Apple es, de facto, una discográfica.
Pronto será también
una productora de series.
Por ahora ha creado un concurso de creadores
de aplicaciones con la mecánica propia de Masterchef y un show de
karaoke en coche con famosos.
El auditorio cuenta con dos ascensores giratorios y
una sala a la que se accede por el interior para la prueba de
productos.
Una manera discreta de poner las manos por primera vez en sus
novedades.
La localización coincide con uno de los primeros
grandes campus de Silicon Valley, la sede del grupo de productos
avanzados de Hewlett Packard. Apple lo tiró abajo por completo en 2013.
En 2014 no quedaba más que un descampado.
Las obras comenzaron a tomar
forma durante 2015.
En abril de 2017 los primeros empleados se
sorprendieron con el cristal.
Apple terminó por comprar al proveedor de
vidrio curvado escogido.
También hizo las puertas y paredes de vidrio de
la tienda de Union Square en San Francisco, icónica e integrada en uno
de los espacios más concurridos de la ciudad.
En total son más de 6
kilómetros de vidrio los usados.
El interior tiene mínimos pilares.
Al
igual que en la gran nave de Facebook, también de Foster, se ha
intentado minimizar la separación entre espacios.
Las mesas llevan el sello de Arco, la firma
holandesa de muebles. Han optado por modelos de 18 pies de largo y
cuatro de algo hechas en madera de roble.
El precio es acorde al de los
productos de Apple, el modelo comercial, la mitad de largo, cuesta 2.500
dólares.
El sistema de ventilación es ya objeto de estudio:
pretende prescindir de aire acondicionado o calefacción la mayor parte
del año gracias a la ingeniería empleada para su autorregulación.
El
techo es solar y parte de su plan de eficiencia energética.
Para Apple el interior es tan importante como el
exterior, el 80% del campus es un jardín en el que comienzan a crecer
los árboles. Muchos han sido trasplantados para comenzar con cierto
paisaje y también sombra.
Los árboles del interior del anillo serán, por
indicación del fundador, frutales.
Jobs creció muy cerca de campos de
albaricoques, aunque su empresa se llamase Apple.
Antes de que se
cultivasen los chips, Silicon Valley era un terreno frutal.
Apple
pretende que sirva para que sus empleados se ejerciten.
A pesar de los alardes de innovación y tecnología,
algunos de los empleados han comenzado a quejarse por detalles no
pensados a priori.
En primer lugar, la distancia entre el paáking y el
puesto del empleado, de más de un kilómetro y media en algunos casos.
También de los atascos que auguran se formarán cuando el grueso de la
plantilla se mude.
El campus renovado está a solo una salida de
autopista del anterior, el de 1 Infinite Loop, que seguirá siendo
propiedad de Apple.
Al mismo tiempo, ha sorprendido que carezcan de una
guardería para que la conciliación de la vida personal y laboral sea
algo más que una frase hecha.