Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

22 ago 2017

Gloria Camila, impresionante vestida como su madre

Marbella.................................................................. Borja Hermoso....

Resucitada de antiguos y apagados fulgores, el '¡Hola!' nos informa de que la Meca de la Costa del Sol renace.

Carmen Lomana en Marbella Club.
Carmen Lomana en Marbella Club. Cordon Press

 

Quitando aquella estrafalaria noche de hace mil veranos en la que, por misterios del destino que aún no acierto a entender, acabé de mambo hasta las tantas bailando con la cronista Carmen Rigalt, el fotógrafo Fernando Quintela y (el en aquellos días todavía desconocido y hoy dios de la carcundia rosa) Jorge Javier Vázquez, la palabra Marbella siempre me resultó legañosa, como de pereza total.
 Seguramente es un problema personal.
Hace mucho ya que se apagaron los ecos de almíbar, cadenas de oro y mangoneo del bueno.
 Hace mucho que los Hohenlohe y los Arribas, los Ortiz y las gunillas, las Lita Trujillo y las Carmen Ordóñez, los Gil y Gil, las pantojas, las malayas y los jeques con turbante y harén portátil apagaron el interruptor de aquella felicidad de papel cuché. 
Noches de Puente Romano, Olivia Valère y juzgados de instrucción, ay, qué tiempos.
Leo con interés que gracias a un tal Julián Porras y su esposa Olivia de Borbón “vuelven las legendarias e inolvidables fiestas de las noches marbellíes”. 
Como me gusta la antropología, me zambullo en el reportaje.
 En él se informa de que Carmen Lomana hace de DJ.
 De que sigue existiendo Hubertus de Hohenlohe. Y de que Carmen Martínez-Bordiu compartió mesa con Cary Lapique. ¿Ven cómo es interesante la antropología?
Luego leo también en otra publicación –El Diario Vasco- una entrevista extraordinaria del periodista César Coca al escritor Rafael Sánchez Ferlosio, que hace escombros con el concepto del ganador y el carácter autoafirmativo de los triunfos deportivos. Pero claro, a quién le interesan estas tonterías…

Pero no todo está perdido. El ¡Hola! nos dice que Marbella ha vuelto, y si el ¡Hola! lo dice, créanme, es que ha vuelto. Probablemente nunca se fue. 
Pero queda claro que con el festival Starlite, los legendary parties del Marbella Club y otros guateques bajo el sol y las estrellas se reanuda el ritual incandescente de pómulos reconstruidos y flores de ruina bañadas en crema reafirmante. 
Yo me alegro de que sea así y de que el pasado vuelva a ser presente, porque no olvido que fue allí, en Banús concretamente, donde mi vida cambió cuando constaté por primera vez que un tío podía conducir un coche en cuya matrícula no había números ni letras de identificación, ni falta que hacía porque en Marbella todo era posible, y que podía lucir su nombre propio como único santo y seña porque estaba claro que los guardias urbanos no le iban a plantar un zasca.
 Se llamaba Kazhim. Me quedé loco.

Leo con interés que gracias a un tal Julián Porras y su esposa Olivia de Borbón “vuelven las legendarias e inolvidables fiestas de las noches marbellíes”.
 Como me gusta la antropología, me zambullo en el reportaje. En él se informa de que Carmen Lomana hace de DJ. De que sigue existiendo Hubertus de Hohenlohe. Y de que Carmen Martínez-Bordiu compartió mesa con Cary Lapique. ¿Ven cómo es interesante la antropología?
Luego leo también en otra publicación –El Diario Vasco- una entrevista extraordinaria del periodista César Coca al escritor Rafael Sánchez Ferlosio, que hace escombros con el concepto del ganador y el carácter autoafirmativo de los triunfos deportivos. Pero claro, a quién le interesan estas tonterías…

María José Carrascosa vuelve a España tras ocho años de cárcel en EE UU por sacar a su hija del país

La mujer, que estaba en libertad condicional desde 2015, ha llegado este martes por la mañana al aeropuerto valenciano de Manises.

María José Carrascosa, la abogada española que pasó ocho años en prisión en Nueva Jersey (Estados Unidos) tras una controversia judicial con su exmarido a cuenta de la custodia de su hija.
María José Carrascosa, la abogada española que pasó ocho años en prisión en Nueva Jersey (Estados Unidos) tras una controversia judicial con su exmarido a cuenta de la custodia de su hija. EFE
María José Carrascosa, la abogada española que pasó ocho años en prisión en Nueva Jersey (Estados Unidos) tras una controversia judicial con su exmarido a cuenta de la custodia de su hija, ha regresado esta mañana a Valencia, donde ha sido recibida por su padre, José Carrascosa.
 Este ha confirmado a EFE que su hija, en libertad condicional desde 2015, ha llegado este martes al aeropuerto de Manises y se ha mostrado muy emocionado con este reencuentro.
Un tribunal español le otorgó a ella la custodia de su hija Victoria, pero otro estadounidense se la dio al padre, Peter Innes, y en noviembre de 2006, un año después de llevarse a la chica a España, Carrascosa fue detenida durante una estancia en EE UU y en 2009 fue condenada a 14 años de prisión acusada de desacato y secuestro.
Carrascosa e Innes estuvieron casados cinco años, hasta que en 2004 decidieron separarse y firmaron un acuerdo que establecía que ninguna de las partes podía sacar del país a la niña -entonces de cuatro años- sin el consentimiento del otro, de forma que el pasaporte estadounidense de la menor quedó bajo custodia del despacho de Lesvenich & Marzano-Lesvenich.
Sin embargo, ese despacho entregó a Carrascosa el pasaporte y esta se llevó a la niña a España en enero de 2005.
 Luego la mujer volvió a EE UU y en 2006 fue detenida e ingresó en prisión, donde, según las autoridades de este país, permanecería hasta que devolviera a la niña o completara la condena que tiene de catorce años de cárcel.

Desde entonces, Carrascosa se negó a llegar a un acuerdo con el que fuera su marido, al que acusaba de agredirla e incluso de haber tratado de envenenarla y asesinarla, y los intentos de mediación entre las partes y las correspondientes autoridades han resultado infructuosos.
Carrascosa argumentaba que las autoridades de su país también se han pronunciado sobre este caso y habían prohibido a la niña salir de territorio español hasta que tenga 18 años.

Su expareja pidió su libertad condicional

Tras ser condenada, la valenciana pidió en varias ocasiones la libertad condicional. 
En 2012, las autoridades judiciales de Nueva Jersey rechazaron por segunda vez la petición que en esa ocasión había presentado su exmarido.
 Peter Innes había solicitado a ese organismo que la excarcelase "inmediatamente" y expidiera su regreso a España, donde se encuentra la hija de ambos, argumentando que "retenerla en prisión no vale para nada" porque está "enferma mentalmente", según una copia de la misiva remitida a EFE.
Finalmente, las autoridades judiciales le concedieron la libertad condicional en abril de 2015 y a su salida de la cárcel de la ciudad de Hackensack, en el estado de Nueva Jersey, Carrascosa declaró a EFE que en las últimas horas había vivido "una acumulación de sensaciones" y le tocaba retomar su propia vida para superar casi nueve años que ha estado encarcelada en EE UU.
"Tengo un montón de cosas por hacer (...) Tengo que ponerme los zapatos de mi vida.
 He llevado los zapatos de una vida que no era la mía", dijo entonces Carrascosa poco después de tener el primer contacto telefónico con su hija Victoria, que en aquel momento tenía 15 años.
"Hemos estado llorando las dos como dos Magdalenas", agregó para asegurar que tenía unas "ganas increíbles de darle un abrazo" y que su idea era volver a España y reunirse con su hija y sus padres, aunque reconoció que aún había trámites legales que resolver antes de que las autoridades estadounidenses le permitieran salir del país.

 Sin embargo, esos trámites se han ido retrasando y el regreso a Valencia se ha producido dos años y cuatro meses después de su salida de la prisión estadounidense.

 

Biblioterapia: la magia vivificante de las novelas.................Marta Rebón..

Al abrir un libro nos sumergimos en diferentes historias hasta olvidarnos de la nuestra.
 Otras veces llegamos a descubrir cosas de nosotros mismos a través de sus personajes.
 Una buena lectura puede ser el mejor refugio donde aliviar nuestra alma y un antídoto contra las adversidades.

LE HAN DEJADO, el mundo ya no es maravilloso. 
Como en un permanente jet lag, no atina a conectar con la realidad que le envuelve.
 Decía Freud que las palabras y la magia fueron al principio una misma cosa.
 ¿Es por eso que seguimos buscando refugio en los libros cuando la vida se nos antoja una broma estúpida?
 Usted, pasajero en horas bajas, abre una novela y en sus páginas encuentra algo parecido a un bote salvavidas, un alivio balsámico al desasosiego.
Los lectores voraces saben bien que las bibliotecas y las librerías son un botiquín eficaz para el alma, como ya se afirmaba en la Antigüedad. 
La ficción y la poesía, sostiene la novelista Jeanette Winterson, son medicinas que curan la ruptura que la realidad provoca en nuestra imaginación. 
Conforme al tópico horaciano dulce et utile, nos enseñan deleitando.
 El eco de las palabras, su ritmo, y las imágenes con una gran carga emocional inundan y activan los recovecos de nuestra conciencia. Cuando leemos un texto literario inteligente y seductor, el mundo se vuelve más habitable.
Entre las bondades de leer ficción, la primera, por obvia que parezca, es llegar a conocernos mejor.
 Proust, a quien hoy pocos negarán sus aptitudes para la ciencia cognitiva, afirmaba que cada lector, cuando lee, es el propio lector de sí mismo.
 Añadía que la obra del escritor no es más que una suerte de instrumento óptico que este ofrece al otro para permitirle discernir lo que, sin ese libro, no habría podido ver por sí mismo.
 Adentrarse en el universo de las novelas es vivir múltiples vidas. Con un libro entre las manos se abre ante nosotros un terreno para experimentar un sinfín de circunstancias. 
La biblioterapia es posible gracias al choque de identificación que se produce en el lector cuando se ve reflejado en la historia. Empatizamos con otra gente, otras maneras de pensar.
 La lectura, además, es una aventura intelectual trepidante. 
Para el Nobel de Literatura André Gide, leer a un escritor no era solo hacerse una idea de lo que decía, sino irse de viaje con él. 

Leer nos sitúa en un espacio intermedio: a la vez que dejamos en suspenso nuestro yo, nos vincula con nuestra esencia más íntima, un bien valioso para mantener cierto equilibrio en estos tiempos de distracción.
 La lectura, decía María Zambrano, nos brinda un silencio que es un antídoto para el ruido que nos rodea.
 Nos procura un estado placentero similar al de la meditación y nos aporta los mismos beneficios que la relajación profunda.
 Al abrir un libro conquistamos nuevas perspectivas, pues la ficción comparte con la vida su esencia ambigua y polifacética.
 Dado que solo podemos leer un número limitado de títulos, ¿qué es lo que buscamos?, ¿obras que reafirmen nuestras creencias, o bien que hagan que estas se tambaleen? Kafka lo tenía muy claro, solo deberíamos adentrarnos en las obras que muerdan y pinchen: 
“Un libro tiene que ser un hacha que abra un agujero en el mar helado de nuestro interior”.

2134 CON Psico02




  Manual de remedios literarios. Cómo curarnos con libros, de Ella Berthoud y Susan Elderkin (editorial Siruela). Un original y divertido libro sobre biblioterapia que habla del poder curativo de la palabra escrita.
La lectura como plegaria, de Joan-Carles Mèlich (Fragmenta). Una reflexión sobre la lectura y la escritura en 262 fragmentos filosóficos.
Por qué leer los clásicos, de Italo Calvino (Siruela). El escritor nos recuerda que los clásicos nunca terminan de sorprender y resistir al tiempo.
Poema, de Rafael Argullol (Acantilado). Un breviario contemporáneo erudito y sensible de reflexiones sobre la condición humana y el discurrir del mundo.
El intérprete del dolor, de Jhumpa Lahiri (Salamandra). La escritora indaga sobre las barreras que deben salvar personajes de diferentes culturas en su búsqueda de la felicidad.
La muerte de Iván Ilich, de Lev Tolstói (Nórdica). Una luminosa novela que en realidad es un poema capaz de reconciliarnos con nuestra condición mortal.
Pequeño fracaso, de Gary Shteyngart (Libros del Asteroide). Después de mudarse con su familia a Nueva York, el niño judío ruso Ígor se transforma en Gary, un personaje que narra la experiencia de vivir a caballo entre dos países que son enemigos.