Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

15 ago 2017

La verdad como ensayo...................................... Peio Aguirre

La obra de Eric Baudelaire, que expone en San Sebastián, cuestiona el sistema de producción de imágenes en la era de la posverdad.

'Everything is political I ', de Eric Baudelaire. 
'Everything is political I ', de Eric Baudelaire.
Se dice que el escritor Bertolt Brecht tenía un cartel que colgaba en su habitación donde se podía leer: “La verdad es concreta”.
 Ahora que la llamada posverdad y los hechos alternativos están de actualidad, el recordatorio de Brecht parece una afirmación utópica. Las “noticias falsas” han cobrado definitivamente vida propia.
 De este contexto informativo, la conspiración y paranoia global pos-11/S se desprende la obra del cineasta y artista francoamericano Eric Baudelaire (Salt Lake, Estados Unidos, 1973). 
Al igual que otros practicantes de ensayo-documental e instalación audiovisual (Omer Fast, Hito Steyerl), Baudelaire cuestiona el sistema de producción de imágenes en nuestra confusa era visual. Formado en ciencias políticas y más tarde fotógrafo, Baudelaire oscila ahora entre los campos del cine y el arte, en concreto, en el llamado “cine de exposición”.
En esta primera gran muestra institucional en España, en el centro Tabakalera de San Sebastián, Baudelaire parte de las potencialidades de la ficción.
 De un modo más preciso, de la legendaria emisión radiofónica de 1938 en la que Orson Welles interpretaba La guerra de los mundos, de H. G. Wells, con tanta vehemencia que hizo estallar la alarma de una invasión alienígena en la Tierra. La música de Ramón Raquello y su orquesta, título de la exposición, remite al seudónimo del compositor Bernard Herrmann durante la conducción de dicho programa radiofónico. 
La recreación documental de aquella emisión es una de las principales obras aquí, esto es, las “noticias falsas” como activadoras de imaginación colectiva en tiempos donde la capacidad de imaginar parece estar en crisis. 

Eric Baudelaire parte a veces de la división entre texto e imagen, por ejemplo, de las noticias en los periódicos.
 Juega a disgregarlas como una técnica que interroga qué se esconde detrás de un titular y una foto de prensa.
 Esta separación formal es llevada al límite en un nuevo vídeo que cuenta el trayecto de un yihadista desde Francia a Siria, y vuelta a su país de origen. Also Known as Jihadi (2017) recoge la radicalidad formal del cineasta japonés Masao Adachi, quien en A.K.A. Serial Killer (1969) realizó el experimento de rodar el retrato de un asesino en serie exclusivamente a través de la filmación de paisajes como estructuras de opresión y poder que determinan el comportamiento de los individuos.
 La ideología invisible del paisaje, los aparatos ideológicos del Estado y ninguna imagen del sujeto en cuestión.
 Esta aproximación es repetida por Baudelaire, aunque el texto aquí es un extenso recuento judicial sobre este presunto yihadista que no aclara ni las motivaciones ni la implicación del sujeto.
 La narración ha de ser leída, sin voz en off.

A este ejercicio sociológico le falta el pulso y ritmo de The Anabasis of May and Fusako Shigenobu, Masao Adachi, and 27 Years Without Images (2011), otro videoensayo de Baudelaire presentado fuera de la exposición. 
Es en la articulación de texto, narración, voz e imagen que Baudelaire despunta (recordando en ocasiones a Chris Marker). 
Sin embargo, su empeño en situar su trabajo a la vez en el cine y en la institución-museo o galería de arte tiene entonces sus contraindicaciones, por ejemplo el display y la estetización del documento.
Al igual que Marker, Eric Baudelaire también escribe cartas, y esta forma epistolar es uno de sus recursos más habituales. 
La sala dedicada a Letters to Max (2014), un ensayo-documental donde se recoge su amistad con un diplomático de Abjasia (Maxim Gvinjia), un Estado independiente no reconocido internacionalmente, muestra la correspondencia entre ambos.
 El propio Max habitaba por unos días la exposición de Tabakalera en una simulación de embajada exsoviética concebida para la ocasión.
 Pero lo que queda es el audiovisual en sí, la realidad convertida en arte, en otra muestra del afecto con el que Baudelaire incorpora tiempo y espacio al ensayo fílmico. 
La verdad será concreta, pero esta solo puede desvelarse a la mirada y al entendimiento a través de la forma del ensayo.
‘La música de Ramón Raquello y su orquesta’. Eric Baudelaire. Tabakalera. San Sebastián. Hasta el 15 de octubre.

 

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Un agujero negro de 350.000 kilómetros cuadrados en el Mediterráneo

Tres ONG suspenden el rescate de inmigrantes tras la decisión de Libia de alejar a los buques humanitarios a 150 kilómetros de su costa.

El barco de rescate Aquarius, de SOS Mediterranee, este lunes a 20 millas de la costa libia. rn  
El barco de rescate Aquarius, de SOS Mediterranee, este lunes a 20 millas de la costa libia. AFP
Desde que el pasado jueves el general Abdelhakim Buhaliya, comandante de la base naval de Trípoli, anunciara la creación de “una zona de búsqueda y rescate en la cual ningún buque extranjero puede entrar” sin permiso de las autoridades libias, tres ONG han suspendido su misión de salvamento en el Mediteráneo central: Médicos Sin Fronteras, la alemana Sea Eye y Save the Children. Para que no quedase duda, un portavoz de la Armada libia precisó que la medida se dirigía contra las ONG “que pretenden salvar a los migrantes ilegales y realizar acciones humanitarias. 
Deseamos enviar un mensaje claro a todos los que atentan contra la soberanía libia y faltan al respeto a los guardacostas y la Marina”, subrayó.
 Sus palabras no deben tomarse a la ligera.
 El martes pasado un buque de la ONG española Proactiva Open Arms recibió dos ráfagas de aviso de una patrullera libia que le amenazó con tirar a dar si se atrevía a regresar.
 El incidente se produjo a poco más de 12 millas náuticas (22,2 kilómetros) de Libia, en el límite de sus aguas territoriales, el punto más próximo al que podían acercarse para recoger a los inmigrantes que zarpan de sus costas. 
El anuncio del general Buhaliya supone desplazar la línea que no pueden traspasar las ONG hasta unas 80 millas (150 kilómetros) mar adentro, una distancia que muy pocas de las frágiles embarcaciones en las que viajan hacinados los inmigrantes pueden recorrer.
 
Lo que ha hecho Trípoli no es ampliar sus aguas territoriales, sino declararse en condiciones de gestionar su propia zona de búsqueda y rescate, de acuerdo con el Convenio SAR de 1979 de la Organización Marítima Internacional (OMI).

 

La zona SAR libia, con una extensión de unos 350.000 kilómetros cuadrados, quedó vacante tras la caída de Gadafi en 2011, que hundió al país en un caos del que aún no ha logrado salir. Italia asumió la responsabilidad de esta zona y las ONG que operaban allí lo hacían hasta ahora en coordinación con el centro de rescate marítimo de Roma.
El Gobierno italiano ha sido el primero en felicitarse del “papel cada vez mayor de Libia” en la contención del flujo de inmigrantes y considera que la retirada de las ONG es un “bienvenido signo del reequilibrio en curso en el Mediterráneo”, en palabras de su ministro de Asuntos Exteriores, Angelino Alfano.

Según Frontex, la agencia europea de fronteras, las llegadas de inmigrantes a Italia se han reducido un 57% en julio, mientras se multiplicaban por cuatro las registradas en España.
Roma ha sido la principal patrocinadora de la Guardia Costera libia, a la que ha prestado asistencia e instrucción, incluso con el envío de buques, tras la petición que el primer ministro libio, Fayez Serraj, hizo en julio a su homólogo Paolo Gentiloni.
En teoría, las ONG podrían seguir rescantando a inmigrantes en la nueva zona SAR libia, pero deberían hacerlo con autorización de Trípoli, que ha mostrado escasa simpatía por ellas, y entregando a los rescatados a los guardacostas libios.
Esta opción es inaceptable para las ONG, pues implicaría impedir a quienes tienen derecho al asilo la posibilidad de solicitarlo y condenarles al internamiento en los campos de refugiados de Libia, donde son objeto de privaciones y abusos y no se respetan los derechos humanos, según las organizaciones humanitarias. 
“Si los buques de las ONG son expulsados del Mediterráneo, habrá menos preparados para socorrer a los inmigrantes antes de que se hundan y quien no se ahogue será interceptado y devuelto a Libia, un lugar sin ley, con detenciones arbitrarias y violencia extrema”, ha advertido Médicos Sin Fronteras.
El anuncio del Gobierno de Trípoli no es sino la gota que ha colmado el vaso.
 Las ONG han sido objeto en los últimos meses de una intensa campaña en la que se les ha acusado de connivencia con los traficantes de inmigrantes, a quienes avisarían de su presencia en las proximidades de la costa libia para que salieran las embarcaciones.
 Hasta ahora no se ha presentado ninguna prueba sobre esta presunta complicidad, pero el Gobierno italiano le ha dado pábulo al obligar a las ONG a firmar un código de conducta que permite a policías armados subir a bordo de los buques humanitarios, por lo que varias lo han rechazado.
La campaña contra las ONG arreció después de que España y Francia se negaran a abrir sus puertos para desembarcar a los rescatados en el Mediterráneo, ante la desesperación de Roma, desbordada por el incremento de las llegadas.
 La alternativa es devolverlos a Libia y, para ello, los buques humanitarios son testigos incómodos.
 En lo que va de año, 117.000 inmigrantes han llegado a las costas europeas y 2.400 se han ahogado, según la agencia de la ONU para las migraciones. 
A partir de ahora probablemente lleguen menos.
 Pero nadie sabrá cuántos se ahogan.

 

14 ago 2017

Al menos un muerto y varios heridos en un atropello en las afueras de París

 

Un turismo ha arrollado a las personas que se encontaban en la terraza de una pizzería.

 

Imagen que circula por las redes sociales del incidente.
Imagen que circula por las redes sociales del incidente.
Una niña ha muerto y al menos otras cinco personas han resultado heridas de gravedad esta noche cuando un vehículo ha arrollado, al parecer deliberadamente, a varias personas en la terraza de una pizzería de una localidad en las afueras de París.
El conductor del vehículo fue detenido poco después de que empotrara el coche contra el establecimiento, informan medios franceses. 
Según France Presse, la fallecida sería una niña de ocho años. Fuentes de la fiscalía de Meaux contactadas por la agencia hablaron de un “acto deliberado” pero que, “a priori, no tiene nada que ver con un acto terrorista”.
La Gendarmería Nacional por el momento se ha limitado a informar de que hay una “operación en curso” en Sept Sors, una localidad de medio millar de habitantes en el departamento de Seine-et-Marne donde se ha producido el incidente, y ha pedido que se respeten los perímetros de seguridad para no obstaculizar las investigaciones.
La cadena BFM TV mostró imágenes de un vehículo empotrado hasta el interior del restaurante, cuya terraza da a un parking de una zona industrial de la localidad.