Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

17 jul 2017

Venecia premia la carrera de Jane Fonda y Robert Redford con un León de Oro

Ambos actores recibirán el premio honorífico el 1 de septiembre

El mismo día se proyectará su nuevo filme, 'Our souls at night'

La actriz estadounidense Jane Fonda y su compatriota, el actor y director Robert Redford, recibirán el León de Oro a la carrera de la próxima Mostra de Venecia, según anunciaron hoy sus organizadores. 
La entrega del galardón tendrá lugar el viernes 1 de septiembre en el Palacio del Cine del Lido veneciano, antes de la proyección fuera de concurso de la película Our Souls at Night, de Netflix y protagonizada por los galardonados.
El director de la Mostra, Alberto Barbera, describió a Fonda, Óscar por Klute (1972) y Coming Home (1979), como "una de las mayores protagonistas de la escena cinematográfica internacional" que "ha demostrado una incesante capacidad de reinventarse".
 Y destacó su "existencia marcada por pasiones intensas, vivida bajo el lema de la independencia de toda forma de conformismo, con una generosidad conmovedora y vulnerable", como activista política y social, "sex symbol", escritora e icono feminista. 




El director de la Mostra, Alberto Barbera, describió a Fonda, Óscar por Klute (1972) y Coming Home (1979), como "una de las mayores protagonistas de la escena cinematográfica internacional" que "ha demostrado una incesante capacidad de reinventarse".
 Y destacó su "existencia marcada por pasiones intensas, vivida bajo el lema de la independencia de toda forma de conformismo, con una generosidad conmovedora y vulnerable", como activista política y social, "sex symbol", escritora e icono feminista.
Sobre Redford, el director de la Mostra dijo que, además de un "narrador excepcional", es un "actor instintivo y al mismo tiempo reflexivo, dotado de una escrupulosa atención por el detalle" y destacó su "combinación de rigor, inteligencia y gracia".
Our souls at night, que será distribuido por la plataforma Netflix este año, narra la historia entre la viuda Addie Moore (Fonda) y su vecino Louis Waters (Redford), dos desconocidos que pese a la cercanía no han mantenido un contacto durante décadas.

Robert Redford y Jane Fonda, en un fotograma de 'Our Souls at Night'.

Moisés Nieto y Purificación García, galardonados con el Premio Nacional de la moda

El diseñador ha sido premiado en la categoría nuevo valor, mientras que la creadora recibe el reconocimiento por su trayectoria.

Los diseñadores Purificación García y Moisés Nieto han sido galardonados este lunes con los IV Premios Nacionales de la Moda, en un acto que ha estado presidido por la reina Letizia en el Museo del Traje de Madrid. Moisés Nieto ha sido distinguido en la categoría de nuevo valor, en la que compartía nominación con los diseñadores Ulises Mérida y Oteyza y que en ediciones anteriores recibieron los diseñadores Maria Ke Fisherman y Juan Vidal.

Nieto irrumpió en escena allá por 2011, el año en que estableció su propia firma en Madrid. 
Antes había estudiado Diseño de moda y se había alzado con varios premios, como el My Own Show, por el que el Grupo Valentino se encargó de parte de la producción de su primera colección.
 Un año después ganaba el premio a la mejor colección de EGO, la pasarela de la Cibeles Fashion Week dedicada a las promesas de la industria de la moda.
 El trampolín definitivo lo propició en 2016 el prestigioso galardón Who’s on Next, de Vogue, dotado con 100.000 euros, y que este año ha recaído en el diseñador Leandro Cano.

El diseñador Moisés Nieto. 

 El trampolín definitivo lo propició en 2016 el prestigioso galardón Who’s on Next, de Vogue, dotado con 100.000 euros, y que este año ha recaído en el diseñador Leandro Cano. 

En 2014 Moisés Nieto expandió su alcance al mercado internacional vendiendo sus creaciones en uno de los mayores concept store en Japón y con la presencia de sus prendas en Opening Ceremony Tokyo y Osaka.

Moisés Nieto recibe de manos de la reina Letizia el Premio Nacional de Moda.
Moisés Nieto recibe de manos de la reina Letizia el Premio Nacional de Moda. Getty Images
Otra de las premiadas este lunes ha sido Purificación García, una de las figuras más internacionales de la moda española desde la década de los ochenta, quien ha recibido la distinción en la categoría de Premio Nacional a la Trayectoria.
García, nacida en Castrelo do Valle (Orense) en 1952, era una de las tres finalistas de la categoría, junto con Pili Carrera y Helena Rohner, y sucede en el palmarés a Roberto Torretta, vencedor el pasado año y presidente del jurado de la IV edición.
 Esta ha sido la tercera ocasiónen la que la reina Letizia ha acudido a su cita con la moda española. 
Aunque este año no ha hablado. "Demuestra su fuerte compromiso y apoyo a la industria de la moda, como hemos visto en el reciente viaje al Reino Unido", ha destacado la secretaria general de Industria y Pyme, Begoña Cristeto, al referirse a la visita de Estado de los Reyes a Londres la pasada semana, invitados por Isabel II, en la que doña Letizia lució diversos
Cristeto ha aprovechado para hablar de los buenos datos del sector durante 2016:  el año pasado la moda batió su récord exportador con unas ventas por valor de cerca de 23.000 millones de euros, un 29% más que el año anterior.
La Reina Letizia posa con los galardonados con los IV Premios Nacionales de la Moda en la sede del Museo del Traje. 
La Reina Letizia posa con los galardonados con los IV Premios Nacionales de la Moda en la sede del
  El premio honorífico a la gran empresa de la industria del sector ha recaído en Puig, una firma familiar de moda y fragancias con sede en Barcelona
. Los otros galardonados en la IV edición de los premios han sido Efe Estilo, el portal de contenido de moda y tendencias que la Agencia EFE, el Centro Superior de Diseño de Madrid, en la categoría de "a la Academia y a la Cultura"; Dolores Cortés (pyme); García Madrid (emprendimiento) y Textil Santanderina (industrias de cabecera).

 

16 jul 2017

Usos políticos de la Segunda República.................. Javier Moreno Luzón

Los años convulsos que van desde 1931 hasta 1936 se han convertido en una lucha partidista de interpretaciones.

Un grupo de mujeres, en las elecciones generales de noviembre de 1933, las primeras con sufragio universal.
Un grupo de mujeres, en las elecciones generales de noviembre de 1933, las primeras con sufragio universal. EFE
La convulsa Segunda República española, entre abril de 1931 y julio de 1936, se ha convertido en uno de esos asuntos históricos enfangados en continuas batallas políticas y culturales. 
Parte de un pasado que no termina de pasar, refleja las preocupaciones de los sucesivos bandos en conflicto y sella sus identidades partisanas. 
Lo cual afecta, de manera inevitable y no siempre positiva, a los historiadores. 
Como se ha señalado a propósito de la revolución soviética de 1917, cuéntame qué opinas de la República y te diré quién eres.
Si todo fuese tan facil................
En ese breve periodo democrático se dan cita algunos elementos clave en cualquier interpretación acerca de la España contemporánea.
 Antecedente inmediato de la Guerra Civil y de la dictadura de Franco, a él se acercan quienes intentan dilucidar por qué aquí no cuajó la democracia y a qué fuerzas hay que atribuir la responsabilidad en la tragedia.
 Naturalmente, las izquierdas y las derechas acusan a los predecesores de sus contrarias y absuelven a los propios.  
Una pugna histórico-política que se ha enconado en las últimas décadas y ha enrarecido el clima historiográfico hasta extremos antes inimaginables.
Para empezar, bajo la bota franquista se permitían pocas dudas: la República no era más que la culminación de una historia desgraciada, la del liberalismo español, que había traicionado las esencias nacionales y se había entregado a revolucionarios y separatistas, lo cual justificaba el levantamiento militar de 1936. 
 En aquellos tiempos grises, los escasos historiadores que se ocupaban de la época y no se dedicaban a la propaganda vivían fuera del país. 
 Entre ellos figuraban defensores de los republicanos y socialistas que habían diseñado el programa —educativo, social y agrario, civilista, secularizador— de 1931, pero también observadores moderados que guardaban las distancias. 

Conforme se abrió paso la democracia en los setenta, el panorama cambió de forma substancial, pues desde entonces proliferaron las publicaciones y los coloquios, los cursos y los programas de radio y televisión, mientras el ambiente político animaba a no repetir los errores pretéritos y pasar página.
 Aquel florecimiento historiográfico, que con altibajos duró más de dos decenios, no sólo multiplicó las contribuciones, sino que puso asimismo a los académicos autóctonos al mismo nivel que los hispanistas. 
Se asentaron enfoques que aconsejaban contemplar la etapa en toda su complejidad y no tener a la República por un mero plano inclinado hacia la contienda. 
Y, cosa notable, fue posible el diálogo entre gentes de ideologías distintas, que no confundían su proximidad a una u otra tendencia con la fe ciega en sus bondades.
Sin embargo, a finales de los noventa, cuando la historia se transformó de nuevo en arena de combate político, ese entendimiento se vino abajo.
 Abrieron fuego pseudohistoriadores que recuperaron viejas tesis de regusto franquista: las izquierdas tuvieron la culpa de todo y la guerra comenzó no en 1936, sino en 1934, cuando se sublevaron contra un Gobierno en el que entraban los católicos. 
La democracia no era tal y Franco salvó a España del comunismo. Lo burdo de sus argumentos, acorde con sus métodos de investigación, no impidió que vendieran muchos libros y llenasen grandes espacios mediáticos.
 El público de derechas seguía ahí, dispuesto a comprar, con ropajes diferentes, las diatribas ya conocidas. 

Por otro lado, los movimientos para la recuperación de la memoria histórica reivindicaron la herencia republicana, la de los perdedores de la guerra, demandaron reparaciones y proyectaron hacia atrás una visión idealizada de la República.
 Más que comprender qué había ocurrido, se trataba de enarbolar emblemas progresistas, lo mismo que en las manifestaciones contra los Gobiernos del Partido Popular ondeaban por miles las banderas tricolores. 
Según estas versiones, los partidos y sindicatos de izquierda se habían comportado como demócratas irreprochables y merecían más y mejores homenajes. 
Como si republicanos, socialistas, nacionalistas, anarquistas y comunistas hubieran remado siempre juntos y en la misma dirección.
Las posturas se radicalizaron cuando, ya entrado nuestro siglo, el Gabinete socialista, decidido a integrar el legado republicano en la España constitucional, impulsó una ley de reparaciones que, aunque prudente, desató una intensa pugna.
 Nada la ejemplificó mejor que la batalla simbólica de esquelas en la prensa, en la que cada cual recordaba a sus muertos. 
Y así estamos.
 Los conservadores repiten, día sí y día también, que hay que mantener cerradas las heridas, al tiempo que incumplen la ley y contraponen la Transición modélica al caos republicano.
 Por su parte, las nuevas izquierdas elogian al pueblo de 1931 y al que frenó al fascismo en 1936.
 La súbita crisis de la Monarquía les hizo soñar con una Tercera República, espejo de la Segunda, pero su despertar no ha borrado las trincheras cavadas en torno a las respectivas legitimidades.
Entre tanto, la historiografía se ha enriquecido con un sinfín de artículos, libros y congresos, impulsada a menudo por profesionales españoles que se mueven con soltura en las universidades europeas. Se han refrescado temas clásicos, como las biografías, las elecciones o las reformas; y también se atiende a otros actores, desde las mujeres hasta los guardias civiles, al tiempo que la historia cultural ilumina los discursos, las movilizaciones o la violencia política.
 Los estudios locales ya no son localistas, sino que emplean el microscopio para desentrañar fenómenos de largo alcance.
No obstante, los especialistas en la República tienden hoy a alinearse en facciones enfrentadas a cara de perro.
 Poco queda de los foros donde un general vencedor podía conversar con un antiguo exiliado.
 Ahora lo habitual es descalificar a quienes sostienen otras posiciones, porque se supone que su militancia progresista les impide ver la realidad o porque cualquier melladura en los mitos republicanos se juzga como un retorno a las ideas del franquismo. 
No basta con discutir las opiniones de los otros, sino que además hay que tacharles de deshonestos. 
Abundan los albaceas de personajes y causas del pasado, mientras algunos medios instrumentalizan las investigaciones universitarias para alimentar la controversia. 
Hasta ha entrado en escena, con un toque surrealista, la Fundación Francisco Franco.
 La política maniquea pervierte el conocimiento de la historia, y este, como la calidad de nuestros debates, sale perdiendo.

 

Cada vez los ignorantes y sin ganas de dejar de serlo dan su opinión

La reprimenda de Belén Esteban a Gabriel Rufián en 'Sábado Deluxe'.

El político asistió al programa de Telecinco para enfrentarse a todos los tertulianos. 

TELECINCO
Gabriel Rufián acudió en la noche del sábado a Sábado Deluxe. El político de Esquerra Republicana de Catalunya tuvo varios enfrentamientos con algunos de los tertulianos del espacio presentado por Jorge Javier Vázquez.
Uno de los momentos más tensos se produjo cuando Rufián debatió con el Padre Apeles sobre el franquismo.
 "En todos los años que duró la construcción del Valle de los Caídos hubo accidentes laborales como, por desgracia, los había entonces en muchas otras profesiones", dijo el religioso, provocando el cabreo de Rufián.
Tras discutir contra todo y contra todos, Rufián tuvo que aguantar un reproche de Belén Esteban, que se encontraba entre el público. "¡Y viva Cataluña, y viva Andalucía y que vivan todas las comunidades de España!", ha dicho la popular colaboradora.
Rufián simplemente se limitó a sonreír y no quiso comentar ninguna de las palabras de Esteban.
"También podemos decir que hay muchas Españas", sugirió Jorge Javier Vázquez, a lo que el padre Apeles respondió: "Sólo hay una y no 51".
"Cuando habláis así de España, España, a mí me da un poco de miedo", respondió Vázquez.
"Yo digo que viva España, pero que viva Cataluña, viva Galicia, viva Andalucía y vivan todas las comunidades de España", sentenció Belén Esteban.(Ella no sabe callarse)