Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

4 jul 2017

El caso Casals: silencio, se conspira...................Por JUAN CRUZ.

El periodismo más aguerrido sólo resiste cuando el adversario no es el de siempre sino que es otro.

El caso Casals: silencio, se conspira
El asunto Casals, que implica por segunda vez en poco tiempo en asuntos de tráficos de influencia al presidente del diario La Razón, Mauricio Casals, pone de manifiesto que la delicada tela de cebolla en la que se sustenta el periodismo más aguerrido solo resiste cuando el adversario no es el de siempre sino que es otro.
 Casals es una pieza clave del entramado informativo que tiene su cúspide en el grupo Planeta, al que pertenece La Razón y del que penden también La Sexta, Antena 3 y Onda Cero.
Cuando Pedro Sánchez fue al programa Salvados (de La Sexta), tras su destitución como secretario general de los socialistas, terminó diciendo en una entrevista que, entre otros, este periódico, o este grupo mediático en el que se sustenta EL PAÍS, había tratado de presionarle para que tomara determinadas decisiones.   
El escándalo posterior a esas declaraciones (aireadas como si fueran oro molido por La Sexta y por sus medios concatenados) no tuvo en cuenta lo que los directivos presuntamente implicados en esa supuesta presión insoportable tuvieran que decir. 
Tampoco se detuvieron en pensar los que alzaron las manos en forma de escándalo que quizá no fue así, sino que ocurrió lo que seguramente pasa siempre que alguien expone una idea: el otro dice que no le gusta y añade que seguramente no le va a prestar el apoyo que el otro demanda.
 No confirmaron nada: era bueno dar en la diana preconcebida.
 No tenían evidencias, solo suposiciones. 
En este caso, en el caso Casals, las presiones del altísimo directivo no fueron denunciadas por medios de comunicación: fueron el resultado de una actuación judicial que ha derivado en una imputación.
Los escandalizados de entonces han estado ahora silentes ante un caso explícito fijado en papeles judiciales. 
Y ese caso señala al presidente de un periódico y representante de Planeta, conglomerado que controla también La Sexta, Antena 3 y Onda Cero.
 Este importante ejecutivo de cuyo poder se ha hecho leyenda, como todo lo que sucede entre tinieblas, aparece extorsionando a personas, empresarios o políticos, utilizando para ello el poder expreso que le dan medios tan influyentes.
Según esos papeles, que constan, que han sido publicados por decisión judicial, Mauricio Casals conspiraba para hacer negocios y para que otros no los hicieran
Y esa conspiración, que nació en las tinieblas en las que se mueve el alto directivo, es notoria, se conoce, se explica paso a paso, con entrecomillados. 
Está ahí, no la ha inventado un novelista ni es la suposición de un periodista de los que imaginan que algo pasó simplemente porque se le ocurrió que podría haber pasado.
Y, sin embargo, ese hecho que tiene tanto que ver con lo peor que se puede hacer con la influencia de los medios ha sido arrinconado por los justicieros que tienen asientos habituales en esos medios que con tanta habilidad y mano izquierda maneja, a las claras o en tinieblas, el personaje al que ahora le ha dado la luz en toda la cara.
Puede decirse que la conspiración del silencio que ampara a Casals en sus confortables entornos es el pago merecido a la generosidad con la que el mismo empresario conforta a la derecha y a la izquierda de la política y del periodismo. 
Que el periodismo calle es, sin duda, un síntoma de lo que el silencio es capaz de hacer para que un amigo duerma tranquilo.

 

Gauguin no es el pintor más caro del mundo

Un juicio revela que la pintura '¿Cuándo te casas?' no costó 264 millones de euros.

'¿Cuándo te casas?', pintado en 1892 por Paul Gauguin.
'¿Cuándo te casas?', pintado en 1892 por Paul Gauguin. AFP
La pintura más cara jamás comprada ha resultado no serlo.
 La historia transcurre de la siguiente forma: Rudolf Staechelin, ejecutivo de Sotheby's retirado, vendió en 2014 el óleo de Gauguin Nafea Faa Ipoipo (¿Cuándo te casas?), de 1892, a un magnate catarí. 
Y lo hizo, o así lo publicó entonces la prensa de medio mundo, por 300 millones de dólares, unos 264 de euros.
 Cifra nunca antes alcanzada. Pero ahora una disputa legal que relata The New York Times ha revelado que la obra costó 90 millones menos.
El miércoles pasado arrancó en Londres, en el Tribunal Superior, un juicio que ha forzado que trasluzcan los detalles de la venta, operación compleja que tardó alrededor de dos años en efectuarse. En septiembre de 2014 Staechelin transfirió la pintura a una sociedad limitada que dirigía el marchante de arte británico Guy Bennet como testaferro del emir de Catar, el jeque Tamim ben Hamad al-Thani, de acuerdo con los documentos que los abogados han presentado ante el tribunal.
 El suizo Simon de Pury estuvo involucrado en las negociaciones —él, dice, fue quien puso a vendedor y comprador en contacto—, y alega que se le adeuda una comisión de diez millones por la venta. El suizo, que junto con su esposa Michaela de Pury posee una sociedad limitada, ha denunciado en nombre del perjuicio de esa empresa a Staechelin.

No habían firmado ningún contrato, no hay documento por escrito que vincule a ambos, pero el abogado de De Pury, Jonathan Cohen, dijo durante el juicio que en el mercado del arte siguen siendo comunes los contratos orales, dado que se opera "de forma caballerosa, basándose en la confianza mutua", según cita el New York Times.
Staechelin por su parte sostiene que De Pury lo engañó y no le informó sobre ofertas potencialmente más altas, lo que de acuerdo a su criterio anula cualquier acuerdo, menos aún cuando no existe ese compromiso contractual.
 La sentencia del juicio se espera para finales de este julio.
La obra de Willem de Kooning Intercambio, de 1955, quedaría pues como la única en haber alcanzado los 300 millones en precio de venta.
 La familia real catarí en 2011 ya había pagado 250 millones por una de las dos versiones que existen de Los jugadores de cartas de Cézanne.

 

13TV prescinde de Alfredo Urdaci, Nieves Herrero y María Pelayo en sus informativos

El director de informativos de COPE se hará cargo también de los de la cadena de televisión.

Nieves Herrero, Alfredo Urdaci y María Pelayo.
Nieves Herrero, Alfredo Urdaci y María Pelayo.
13TV ha anunciado a través de un comunicado que Alfredo Urdaci y María Pelayo culminan su tarea al frente de los Servicios Informativos del canal tras liderar el equipo durante tres temporadas, un relevo que se une al de Nieves Herrero, al frente del magacín Hoy es Noticia hasta el próximo 14 de julio. 
El director de informativos de COPE José Luis Pérez será también el director de informativos de 13TV a partir de ahora.
La cadena ha precisado que buscará "nuevos formatos adaptados" a los perfiles de los tres comunicadores en la nueva estructura de programación. 
Asimismo, elogia la labor de todos ellos y su "gran profesionalidad" y "categoría personal".
Además, recuerda "el gran esfuerzo realizado" por todos ellos a lo largo de estos años, donde destacan las numerosas coberturas especiales en acontecimientos como las elecciones estadounidenses, los comicios generales y autonómicos y la elección y viajes Apostólicos del Papa Francisco.
A partir de ahora, José Luis Pérez compaginará la dirección de informativos de COPE y de 13TV, que siguen así estrechando lazos en el carácter de su línea editorial.

 

Todas las normas y tradiciones que hacen único a Wimbledon

Fresas, colas, acampadas, un rígido código de vestimenta, una medida exacta del césped: te contamos los destalles que hacen del grande británico un evento extraordinario.

Un jardinero corta el césped de una de las pistas de Wimbledon. AFP
Cuando el visitante pisa por primera vez el bucólico complejo de Wimbledon, localizado al suroeste de Londres, tiene la sensación de que rebobina en el tiempo.
 Algunos pensarán, quizá, que se encuentran en el marco de una escena de Matchpoint, de Woody Allen.
 Se trata de un lugar sofisticado y onírico, rodeado de praderas verdes, flores y pequeñas construcciones de madera y ladrillo. Fundado en 1877, el Grand Slam londinense es el torneo más antiguo del mundo; también, el reflejo de la singular idiosincrasia británica.
 Aquí se respira historia, tradición y esencia, pero sin renunciar a la modernidad.
 Ha sabido evolucionar el major británico, que a pesar de conservar sus señas de distinción ofrece a público y jugadores unas extraordinarias instalaciones.
Hay infinidad de motivos para visitarlo; para aquellos que aman el tenis y para esos otros que no.
 A continuación les ofrecemos algunas pistas sobre por qué Wimbledon es único: ¿Por qué debes peregrinar al menos una vez en la vida el All England Tennis Club?
La hierba, a un corte de 8 milímetros. Es el único grande que se disputa sobre superficie verde.
 Un terreno para especialistas en el que no tiene cabida la especulación. 
El césped de las pistas, 100% raigrás perenne, requiere un cuidado exhaustivo y un corte preciso de 8 milímetros.
 Todos los días, al concluir los partidos, el equipo de jardinería lo revisa y lo riega; eso sí, con el paso de las jornadas se verá como en los fondos de las pistas, desde donde pelotean los jugadores, comienzan a aparecer manchas marrones por las pisadas. 
El evento presume de no descansar en todo al año, así que nada más concluir sustituye el césped de cada una de las pistas, así como de las zonas de entrenamiento.

Uniformes blancos. Desde 1963 se impuso que las indumentarias debían ser “predominantemente blancas” y en 1995 la norma matizó que tenían que ser “casi enteramente blancas”. En ese sentido, el torneo no admite trampa alguna y el dress-code es sumamente estricto. 
Se prohíben colores oscuros o llamativos, aunque recientemente se permitió una licencia: “Una línea de color en el cuello o en las mangas que no supere el centímetro de grosor”.
Andy Murray, durante su partido ante Bubik.
Andy Murray, durante su partido ante Bubik. Getty
Cuenta Toni Nadal que él mismo, hombre metódico y atento al detalle donde los haya, sufrió la exigencia del guion: “A mí una vez me hicieron cambiarme el jersey durante un entrenamiento.
 Era claro, pero no absolutamente blanco, así que tuvieron que traerme uno del torneo porque de lo contrario tenía que abandonar la pista”.
 Toni no fue el único.
 Andre Agassi declinó participar de 1988 a 1990 por este motivo y Roger Federer tuvo que rediseñar en 2013 sus zapatillas porque tenían una llamativa suela naranja. 
Antes, la exjugadora rusa Anna Kournikova tuvo que cambiar sus pantalones (oscuros) durante un entrenamiento y en 2015 la canadiense Eugenie Bouchard infringió el código de vestimenta por llevar un sostén negro que le acarreó una amonestación.

Un empleado de seguridad de Wimbledon, en una de las pistas.
Un empleado de seguridad de Wimbledon, en una de las pistas. REUTERS





¿Quiénes son los socios? Ingresar en el All England Lawn Tennis & Croquet Club depende, básicamente, de una cuestión de estatus social. 
El club, uno de los más selectos del mundo, cuenta con 565 socios que están divididos en cinco categorías o estratos: Full Member, Life Member, Honorary Member, Temporary Member y Junior Temporary Member. ¿Y cómo se puede formar parte de Wimbledon?
 El criterio es muy sencillo, pero a la vez muy complejo, porque (dice la normativa) “hay que ser propuesto, secundado y apoyado por cuatro Full Members, los cuales deben redactar un escrito en apoyo a la solicitud”.
Las fresas, otro de los clásicos del club londinense.
Las fresas, otro de los clásicos del club londinense.
Las fresas con crema… y la ‘sangría inglesa’.
  Cuando uno pasea por las instalaciones verá a un montón de personas que portan canastillos de fresas con crema, que no nata. Una tradición, dice la leyenda, que introdujo Jorge V y que responde a la llegada del estío inglés.
 En concreto, la variedad que se consume en el torneo es la Elsanta, cultivada en granjas de Huge Lowe (ubicadas en el condado de Kent, al sureste de Inglaterra).
 A lo largo de las dos semanas se venden alrededor de 28.000 kilos de fresas (1,4 millones).
 El precio de la ración –servida en un pequeño bowl de plástico– es de 2,5 libras (2,9 euros).
Además de las fresas, también es tradicional el Pimm’s, algo así como una versión inglesa de la sangría española.
 También se consume champán Lanson –a 73 libras (85 euros) la botella–, pero la bebida veraniega acapara una mayor demanda del público.
 En función del tamaño, el precio del vaso oscila entre las 6,20 y 8,30 libras (7,2 y 9,6 euros).
Acampada en el exterior de Wimbledon.
Acampada en el exterior de Wimbledon. Getty
Colas y acampada. 
En Wimbledon se hace colas para prácticamente todo, pero la más icónica es la conocida como The Queue.
 Una hilera interminable de personas esperan cada mañana con el objetivo de poder hacerse con alguna entrada.
 Meses antes se ponen a la venta y en diciembre se cierra el cupo. El exceso de solicitudes obliga a un sorteo público; si no se consigue ninguna, queda la opción de la cola para obtener alguna de las que se han rechazado finalmente.
Para hacer más llevadero el proceso (y por pura liturgia), muchas personas deciden acampar en el asfalto y las zonas colindantes al club, como las calles de Church Road o Wimbledon Park Road.
 Las tiendas de campaña dibujan un exótico colorido al distrito SW19. 

Menor presencia de patrocinadores. 
A excepción de las pelotas, producidas por el mismo fabricante (Slazenger) desde 1902 y originariamente blancas –hasta 1972, cuando se entendió que el amarillo beneficiaba a las retransmisiones televisivas–, en las pistas y el entorno apenas pueden verse firmas comerciales.
 Sí que hay tiendas, pero a diferencia de otros eventos no hay grandes paneles publicitarios. 
 Los espacios están limpios e inmaculados de firmas y mensajes, algo inusual en un entorno tan mercantilizado como el del tenis.

Kate Middleton, en el Royal Box de la pista central.
Kate Middleton, en el Royal Box de la pista central. AP
La exclusividad del Royal Box
. En la pista central hay una zona acotada –tras uno de los fondos, los mejores asientos– para la realeza y la alta sociedad británica. Philip Brook, miembro del club, diseña un listado diario para distribuir a los 74 distinguidos invitados.
 Tradicionalmente suelen ser del mundo del deporte, pero por allí desfilan también políticos, actores, diplomáticos, artistas y muy diversas personalidades.
 Para el resto de la humanidad es un espacio vedado, pues no existen entradas a la venta.
De entrada, solo la Familia Real británica, algunos gobernantes, miembros de las fuerzas armadas y la Iglesia tienen garantizada su presencia. 
Este año, sin ir más lejos, acudirán al palco real Kate Middleton, Bradley Copper o Ana Wintour (editora de la revista Vogue), entre muchos otros; sir Alex Ferguson, el laureadísimo extécnico del Manchester United, también es un fijo.