Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

22 jun 2017

María Teresa Campos acude a un prestamista para salvar su mansión de Las Rozas

Te mostramos todos los rincones

María Teresa Campos acude a un prestamista para salvar su mansión de Las Rozas

Después de vender el ático en Aravaca por 1,3 millones de euros, en marzo subió el precio de esta casa, que quedó fijado en 4,5 millones de euros


Ha acudido a un prestamista

Ha acudido a un prestamista

Un mes después de sufrir el ictus, hemos conocido en exclusiva que la presentadora ha trasladado las dos hipotecas que pesan sobre su mansión de Las Rozas a una entidad privada que cobra unos intereses muy altos.
Idea de Edmundo

Idea de Edmundo

Una fuente cercana nos cuenta: "Fue Bigote quien le dio la ideal del prestamista. Esta situación preocupa, y mucho a los que quieren a Teresa".

Venta de ático y contrato de larga duración

Venta de ático y contrato de larga duración

Sumado al contrato de larga duración que le acababa de hacer Mediaset, la venta del ático de Aravaca por 1, 3 millones de euros, ha significado un soplo de aire para la matriarca del clan Campos, que desde hace años vive ahogada por las deudas con Hacienda de su familia. 
 Sin embargo, esa paréntesis de tranquilidad ha durado más bien poco, como hemos podido saber ahora.
 

Masión enorme en Molino de la Hoz (Las Rozas, Madrid)


Asesinos de las SS con doctorado........................ Jacinto Antón

El historiador francés Christian Ingrao subraya en un estudio monumental el papel decisivo de los intelectuales en la élite de la Orden Negra de Himmler.

Oficial del SD en Ucrania en 1941
Oficial del SD en Ucrania en 1941
La imagen que se tiene popularmente de un oficial de las SS es la de un individuo cruel hasta el sadismo, corrupto, cínico, arrogante, oportunista y no muy cultivado. 
Alguien que inspira (aparte de miedo) una repugnancia instantánea y una tranquilizadora sensación de que es un ser muy distinto, un verdadero monstruo.
 El historiador francés especializado en el nazismo Christian Ingrao (Clermont-Ferrand, 1970) nos ofrece ahora un perfil muy diferente, y desasosegante.
 Hasta el punto de identificar a un alto porcentaje de los mandos de las SS y de su servicio de seguridad, el temido SD, como verdaderos "intelectuales comprometidos".
 El término, que ha escandalizado en el mundo intelectual francés, resulta escalofriante cuando se piensa que esos son los hombres que estuvieron a la cabeza de las unidades de exterminio.
 En su libro de reciente aparición en castellano Creer y destruir, los intelectuales en la máquina de guerra de las SS (Acantilado, 2017) Ingrao analiza pormenorizadamente la trayectoria y las experiencias de ochenta de esos individuos que eran académicos —juristas, economistas, filólogos, filósofos e historiadores— y a la vez criminales.
 Hay un fuerte contraste entre ellos y el cliché del oficial de las SS. Asesinos de masas en uniforme con un doctorado en el bolsillo, como describe el propio autor.
 Lo que hicieron los "intelectuales comprometidos" , teóricos y hombres de acción, de las SS fue espantoso. 
Ingrao cita el caso del jurista y oficial de la SD Bruno Müller, a la cabeza de una de las secciones del Einsatzgruppe D, una de las unidades móviles de asesinato en el Este, que la noche del 6 de agosto de 1941 al transmitir a sus hombres la nueva consigna de exterminar a todos los judíos de la ciudad de Tighina, en Ucrania, se hizo traer una mujer y a su bebé y los mató él mismo con su arma para dar ejemplo de cuál iba a ser la tarea.
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Christian Ingrao, retrtado en Barcelona.
Christian Ingrao, retrtado en Barcelona.
"Resulta curioso que Müller y otros como él, gente muy formada, pudieran meterse así en la práctica genocida", dice Ingrao que ha presentado su libro en Barcelona, "pero el nazismo es un sistema de creencias que genera mucho fervor, que cristaliza esperanzas y que funciona como una droga cultural en la psique de los intelectuales".
El historiador recalca que el hecho es menos excepcional de lo que parece.
 "En realidad, si examinamos las masacres de la historia reciente veremos que hay intelectuales bajo el felpudo. 
En Ruanda, por ejemplo, los teóricos de la supremacía hutu, los ideólogos del Hutu Power, eran diez geógrafos de la Universidad de Lovaina. Casi siempre que hay asesinatos de masas hay intelectuales detrás". 
Pero, uno no espera eso de los intelectuales alemanes. Ingrao ríe amargamente. 
"Es cierto que eran los grandes representantes de la intelectualidad europea, pero la generación de intelectuales que nos ocupa experimentó en su juventud la radicalización política hacia la extrema derecha con marcado énfasis en el imaginario biológico y racial que se produjo masivamente en las universidades alemanas tras la Gran Guerra. 
Y entraron de manera generalizada en el nazismo a partir de 1925".


¿Pero el nazismo no les inspiraba repugnancia moral? "Desgraciadamente, la moral es una construcción social y política para estos intelectuales.
 La Primera Guerra Mundial ya los había marcado: aunque la mayoría eran demasiado jóvenes para haber luchado, el duelo por la muerte generalizada de parientes y la sensación de que se libraba un combate defensivo por la supervivencia de Alemania, de la civilización contra la barbarie, prendieron en ellos.
 La invasión de la URSS en 1941 significó el retorno a una guerra total aún más radicalizada por el determinismo racial.
 Hasta entonces había sido una guerra de venganza, pero a partir de 1941 se convirtió en una gran guerra racial, y una cruzada.
 Era la confrontación decisiva frente a un enemigo eterno que tenía dos caras: la del judío bolchevique y la del judío plutócrata de la Bolsa de Londres y Wall Street. 
Para los intelectuales de las SS, no había diferencia entre la población civil judía que exterminaban al frente de los Einsatzgruppen y las tripulaciones de bombarderos que lanzaban sus bombas sobre Alemania.
 En su lógica, parar a los bombarderos implicaba matar a los judíos de Ucrania. 
Y si no sería el final de Alemania. Ese imperativo construyó la legitimidad del genocidio. Era 'o ellos o nosotros".
Así se explican casos como el de Müller. "Antes de matar a la mujer y el niño habló a sus hombres del peligro mortal que afrontaba Alemania.
 Era un teórico de la germanización que trabajaba para crear una nueva sociedad, así que el asesinato era una de sus responsabilidades para crear la utopía.
 Curiosamente Había que matar a los judíos para cumplir los sueños nazis".
Ingrao sostiene que los intelectuales de las SS no eran oportunistas, sino personas ideológicamente muy comprometidas, activistas con una cosmovisión en la que se daban la mano el entusiasmo, la angustia y el pánico, y que, paradójicamente, abominaban de la crueldad.
 "Las SS era un asunto de militantes. Gente muy convencida de lo que decía y hacía, y muy preparada".
 Pues resulta más preocupante aún. "Por supuesto. Hay que aceptar la idea de que el nazismo era atractivo y que atrajo como moscas a las élites intelectuales del país”.

 

¿De dónde vienen las falsificaciones? Así son las rutas mundiales de los productos de imitación

Un estudio de la OCDE y la UE analiza las rutas del tráfico de falsificaciones y destaca la creciente importancia del correo para distribuir bienes piratas.

 

Manteros instalados en el paseo Joan de Borbó de la Barceloneta.
Manteros instalados en el paseo Joan de Borbó de la Barceloneta.

¿De dónde vienen los productos falsificados?
 ¿Quién los produce? ¿Por dónde pasan en su camino hacia el destinatario final?
 A estas preguntas trata de dar respuesta un informe elaborado conjuntamente por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y la Oficina de Propiedad Intelectual de la UE (EUIPO, por sus siglas en inglés) que se publica hoy y al que ha tenido acceso EL PAÍS.
 Según las conclusiones del estudio, China es el principal país productor de productos falsificados y pirateados, que se venden en todo el mundo, mientras que Hong Kong, Emiratos Árabes Unidos y Singapur se destacan como los países donde estos productos hacen escala antes de llegar al consumidor.
 El informe llama la atención también sobre la creciente importancia de los envíos postales y del comercio electrónico en el proceso de mercadeo de las falsificaciones.
El informe quiere dar una nueva vuelta de tuerca a otro publicado el año pasado por ambos organismos en el que se analizaba el impacto económico del tráfico de falsificaciones y productos pirateados. 
En dicho estudio, en el que se usaron datos de incautaciones en aduanas de todo el mundo, se concluía que el comercio de productos falsos ascendió en 2013 a 461.000 millones de dólares (413.500 millones de euros), el equivalente al 2,5% del comercio total global.
 En el caso de la UE, el porcentaje ascendía al 5%. China y Hong Kong fueron identificados como el país de procedencia del 80% de los productos intervenidos por las autoridades.
 Ahora, los dos organismos seleccionan una gama de los productos más falsificados o pirateados, distribuidos en 10 categorías, que representan un 63% del valor total de las falsificaciones: productos alimenticios, farmacéuticos, perfumería y cosméticos, artículos de cuero y bolsos, ropa y tejidos, calzado, joyería, equipamiento electrónico y eléctrico, aparatos ópticos, fotográficos y médicos y juguetes.
 Además, desarrollan el concepto "país de procedencia", que no distinguía países productores de países de tránsito. 
Aunque admite "limitaciones" por cuanto es muy difícil saber realmente dónde se producen los bienes falsificados –los criminales no suelen dar datos de sus actividades-, el estudio diferencia países productores y de tránsito cruzando los datos de "países de procedencia" del estudio de 2016 con datos sobre su capacidad industrial –si es capaz de fabricar productos legítimos, también puede hacerlo con los falsos- y sobre sus reexportaciones –si es punto de tránsito de productos legítimos, también puede serlo de falsificaciones.
 

China, principal productor

Con esta metodología, los autores del informe concluyen que China es el país donde se producen la mayor parte de productos falsificados del mundo. 
De hecho, el gigante asiático es el mayor productor de nueve de las 10 categorías de bienes, exceptuando solo la de productos farmacéuticos, que lidera India.
 Además, el informe destaca también que estos productos farmacéuticos tuvieron como destino principal países del África subsahariana, mientras que los países desarrollados fueron el destino principal de los productos electrónicos.
Turquía sale mal parada del informe.
 Aunque no es el país productor líder en ninguna categoría, aparece en los primeros puestos en varias de ellas, por lo que es calificada como un "productor relativamente importante", sobre todo de artículos de cuero, alimentos y cosméticos, que distribuye a la UE por carretera.
En cuanto a los puntos de tránsito, un simple vistazo al mapa adjunto da una idea cabal de por dónde se mueven los productos falsificados. Básicamente, se producen en Asia (China, India, Tailandia...) y viajan hacia occidente haciendo parada en puertos como Hong Kong, Macao o Singapur y países del este de Europa (Ucrania, Albania), del norte de África (Marruecos, Egipto) y de Oriente Medio (Emiratos Árabes, Kuwait, Arabia Saudí o Yemen). Panamá destaca como escala en el tráfico hacía EE UU. 
Algunos de ellos son países de "Gobiernos débiles o con fuerte presencia del crimen organizado"
Estos puntos de tránsito son esenciales para ocultar el origen ilícito de los productos porque en ellos, además de albergar auténticos centros de distribución ilícita, se llevan a cabo falsificaciones de documentos, reetiquetados, reempaquetados o redistribuciones en contenedores con cargamento legales. 
El informe señala que las "organizaciones criminales" juegan un papel muy relevante en el tráfico de falsificaciones, "identificando rápidamente los puntos débiles" para burlar a las autoridades.

El problema de los envíos por correo

Entre los métodos que tienen las mafias para engañar a los servicios aduaneros, el informe señala el crecimiento de los envíos postales para distribuir los productos falsificados.
 Del total de intercepciones de productos falsificados entre 2011 y 2013, el 62% fueron envíos postales. Hong Kong, Singapur y Emiratos Árabes Unidos son señalados como puntos de tránsito donde los productos falsificados son reempaquetados desde grandes contenedores a pequeños envíos postales. 
 Para los autores, estos envíos por correo reflejan "los cada vez más reducidos costes de los envíos postales y la creciente importancia de internet y del comercio electrónico en el comercio internacional", también el de bienes falsificados.
 Para mejorar la eficacia de la lucha contra el tráfico de productos falsos, el documento recomienda analizar más en profundidad el problema de los pequeños envíos postales y el papel de las "zonas de libre comercio" establecidas por muchos países para estimular el comercio.
 Estas zonas francas, en países de tránsito, acaban por convertirse en paraísos fuera del alcance de las autoridades aduaneras que son usadas por los traficantes para "ocultar el origen de los cargamentos", manejar "impunemente" (reetiquetar, reempaquetar o redistribuir) los bienes falsificados y establecer empresas en un marco legal benigno para "apoyar sus operaciones ilegales".



 

La fascinación de España con el ‘ultra low cost’...............Begoña Gómez Urzaiz

Mientras seguimos en plena luna de miel con Primark, Kiabi abre su nueva tienda en pleno paseo de Gràcia de Barcelona frente a Emporio Armani.

 Una muestra más de la gran competencia que existe entre las compañías de ropa ultrabarata.

low cost
El 'ultra low cost', un fenómeno imparable para el consumidor español. Foto: Getty
Frente a Emporio Armani y al lado de las macrotiendas de Apple y Adidas.
 Ahí, en pleno paseo de Gràcia, se ubicará la próxima tienda de la marca francesa Kiabi, una ultra low cost que busca ahora sacudirse la etiqueta de hipermercado de la moda con una estrategia que pasa en parte por ubicarse en las avenidas del gran lujo, sin olvidar su territorio habitual, los grandes centros comerciales.
 Entre las 25 y 35 tiendas que abrirá la marca en España en los próximos cinco años hay dos de más de 1800 metros cuadrados en Madrid Parque Sur y Fan Mallorca.
La enorme expansión de Kiabi coincide la luna de miel, que todavía dura, de Primark en España –la cadena irlandesa tiene en nuestro país su segundo mercado y superó en 2016 los mil millones de ventas en sus 42 tiendas, empezando por la de la Gran Vía madrileña, que es ya casi un fenómeno turístico de la capital. Además, llega en pleno relanzamiento de Lefties.
 La ultra low cost de Inditex es ahora la marca del grupo que más crece y se está reforzando con nuevas tiendas, como la de más de mil metros cuadrados de Diagonal Mar, en Barcelona. 
Aunque nació en 1993 con la idea de que sirviese como canal de salida para la ropa que no se vendía en Zara y las prendas taradas, desde hace años cuenta con sus propias colecciones que diseña un equipo e la casa en la sede de Tordera. 

No acaba ahí la competencia entre las cadenas de ropa ultrabarata. Shana, conocida como “el Mercadona de la moda” cambió el año pasado su estrategia de empresa. 
Se rebautizó como Shana 3.0, bajó todos sus precios un 40% y prometió llevar “el concepto de pronto moda hasta el extremo”, tardando solo cuatro semanas desde que detectan una tendencia hasta que llega a sus más de 250 tiendas propias.
 De hecho, el nombre oficial de la tienda online no esconde sus intenciones: “Shana tienda de ropa online barata”. 
Además, está Terranova, el Primark italiano, que descendió en España el año pasado con potencia y muy centrada en el público adolescente, y el gran disruptor de este mercado, la inglesa Boohoo, que vende solo por internet y ha modificado el modelo de negocio de la ultra fast fashion con el sistema que llaman “test and repeat” (prueba y repite).
 Cada día, pone a la venta entre 100 y 300 prendas nuevas, tan solo unas 200 piezas de cada modelo.
 En 48 horas queda claro cuales triunfan y cuales no y a partir de ahí multiplican la producción o la detienen. 
 Boohoo, que también se está abriendo mercado en España –su web está disponible en castellano– tiene fascinado al sector, sobre todo desde que sus beneficios de 2016 crecieron en un 260% respecto al año anterior.
 Lo que no es tan deslumbrante son sus condiciones de trabajo. 
 El pasado enero un reportaje de investigación de Channel 4 destapó prácticas laborales rayanas en la explotación en la sede de Manchester donde la marca trabaja de manera verticalmente integrada.
 Allí se hace todo, desde el diseño hasta las fotos de las prendas, que se sacan con un sistema robotizado.
 El programa Dispatches reveló que los trabajadores temen ir la lavabo o a beber agua por miedo a no cumplir con sus cuotas y que algunos empleados han sido amonestados por mirar la hora en su móvil o llegar cinco minutos tarde.
Ni este tipo de informaciones ni las relacionadas con la producción de estas marcas en países en desarrollo suelen frenar el consumidor español, que acoge con inmensa calidez todas las propuestas low cost.
 Los expertos, como el profesor Julián Villanueva, de IESE, que publicó un estudio sobre Primark ya en 2011, coinciden en que en España, al contrario que en otros países, no existe una connotación negativa asociada a comprar barato. 
Según Villanueva, Inditex y Mango hicieron ya el trabajo de desestigmatizar el low cost.
 La recesión y los salarios bajos hicieron el resto.

Ese desprejuicio en torno ultra low cost también tiene que ver con su llegada al centro de las ciudades. 
Las tiendas de estas marcas ya no quieren esconderse en los centros comerciales de la periferia y no ven el problema con vender camisetas a 2,99 euros a tiro de piedra de tiendas de lujo.
 La tienda de Kiabi es el último ejemplo. 
 Tiene más de 2.200 metros cuadrados y se ubica en el antiguo local de H&M, que se mudó justo al lado hace unos meses cuando abrió una flagship que incluye cafetería y todas sus colecciones, incluida la de decoración.
 Su director general en España, César de Vicente, prefiere hablar de “low Price” que de “low cost” porque “la calidad es importante” y dice que la marca ha incorporado “más moda”. 
Uno de sus puntos fuertes sigue siendo las tallas grandes. 
También, como Primark, tiene un mercado potente en la ropa de niños y bebés, pero su objetivo no es el público adolescente ni la ultimísima tendencia crecida en Instagram, como puede ser el de Terranova o Boohoo.