Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

15 jun 2017

“Me puso el cuchillo en el hombro y me dijo: ‘¿Cómo quieres morir?”

Mis ‘milenials’.................................... Luz Sánchez-Mellado

En el fondo siempre se siente uno un principiante. No es así, claro. Lo sé porque estoy rodeada de ellos.

Jóvenes en una clase de la universidad.
Jóvenes en una clase de la universidad.
De un tiempo a esta parte, me invitan a todos sitios. Openings, meetings, afterworks, brunches, eventos de todo pelaje, te lo juro, o sea.
 Bueno, de todo menos bodorrios. Igual que te pasas los 30 y los 40 yendo a bodas, bautizos y comuniones, en cuanto rondas los 50 solo te salen divorcios, prejubilaciones y, lagarto, lagarto, funerales. Pero hablaba de curro, que estoy proyectando.
 Últimamente me llaman superinteresados de sitios donde antes ni me miraban.
 Debe de ser que está una en el cenit de su carrera, si es que a llevar trabajando toda la vida en lo mismo se le puede llamar carrera y no maldición bíblica.
 El caso es que una ni se había enterado.

De lo del cenit, digo. Mientras un día pasas de junior a senior a ojos de todo pichichi, tú te sigues viendo como una niñata a la que le va a pedir el carné el segurata en cualquier momento antes de invitarla a dejar la sala por intrusa.

 En el curro, cobrando la tercera parte sabiendo el doble.
 En casa, dejándose las pestañas para arañar una décima en Selectividad y poder estudiar lo que quieren.
 En todas partes, abduciditos por sus pantallas, ora adorables, ora insufribles, esperando su momento, que es ahora, y que no acaba de llegar nunca.
 Son los milenials, así, sin tanta ele y tanta ene y tanta tontería, como acepta Fundeu que se escriba el palabro. 
Y, a veces, les cae la bronca padre por parte de quienes no los han visto ni en pintura. 
Decía Capote que, al principio, no conoces a nadie en los cócteles porque todos son más viejos; luego conoces a todos porque son tus coetáneos, y, al final, vuelves a no conocer a nadie porque son más jóvenes.
 Antes de que llegue ese día y me jubilen los milenials creo que lo mínimo exigible a un observador es tener las antenas alerta para detectar lo nuevo y después poder contarlo.
 Nos va en el sueldo. O debería.

 

14 jun 2017

“Ese periódico que les trata tan mal”.............Por JUAN CRUZ

El líder de Podemos utiliza su intervención en el Parlamento para resucitar modos de su maestro Anguita

Pablo Iglesias, durante el debate de la moción de censura
Pablo Iglesias, durante el debate de la moción de censura
Al tiempo que Pablo Iglesias le aconsejaba al portavoz del PSOE en el Congreso, José Manuel Ábalos, que desconfiara “de ese periódico que le trata tan mal”, periodistas de EL PAÍS (“ese periódico que les trata tan mal”) madrugaban en Washington para contar un tiroteo, se ponían en marcha en Londres para informar sobre el grave incendio de Latimer Road o se aprestaban en Moscú a poner en orden lo que en los próximos días se leerá aquí sobre Chechenia o Bielorrusia.(Es  lo que deben hacer....Y????)

Un periódico que trata de la realidad aquí y en cualquier parte y que ha sido señalado en el Parlamento como “ese periódico que les trata tan mal”, es un periódico como cualquier otro: trata de la realidad. Y para hacerlo, sus periodistas salen a la calle, miran, se reúnen, también con políticos (como Pedro Sánchez, como Pablo Iglesias, como Mariano Rajoy o como Julio Anguita, por ejemplo). 
Para Iglesias, desde que se fija en EL PAÍS para tomarse su propia temperatura, este es el periódico que trata bien o trata mal, según le va a él en la feria.
 Ya hace unos años hizo un programa (en La Tuerka) para avisar al mundo entero de la maldad que suponía EL PAÍS para América y para el mundo. 
Y luego se ha pasado parte de su vida avisando a la prensa de que se portara bien. No amedrenta: señala, y lleva esas señales al Parlamento.
Es habitual que Iglesias imite a Julio Anguita, el líder cuyo aliento marca su línea de ataque.  
Y de Anguita hay mucho en las hemerotecas que se parece a lo que hace Iglesias con los medios para llevarlos a su rincón de pensar. En la hemeroteca de EL PAÍS, por ejemplo, se cuenta lo que hizo Anguita para convertir un almuerzo en una “insoportable presión” del equipo de editorialistas de este periódico.
 
Esos periodistas, entre los que estaban el director de entonces (mayo de 1993), Joaquín Estefanía; el director que le siguió, Jesús Ceberio, y Javier Pradera (que había sido el primer responsable de Opinión de EL PAÍS), le preguntaron al líder comunista sobre los pactos poselectorales que se proponía su coalición, Izquierda Unida, tras los comicios inmediatos. 
La conversación fue propia de este tipo de conciliábulos entre políticos y periodistas: el político expone, los periodistas le preguntan. 
Pero Anguita salió de allí dándole la trascendencia de esa “insoportable” presión.
 Fue tal la pasión que puso en el supuesto acoso que este periódico publicó dos páginas para explicar, bajo el título La conspiración de La Ancha (16 de mayo de 1993) lo que de veras había pasado en el restaurante.
En esta ocasión, Iglesias le habla a Ábalos de una supuesta presión sufrida por Sánchez por parte de este periódico o del grupo que lo sustenta.
 A él no le importa comprobar si eso fue así o no. Está en su estrategia “comprar” la versión que mejor le vaya. Un político responsable, así como un periodista como aquellos que ayer trabajaban para EL PAÍS en Washington, en Londres o en Moscú, preguntan qué pasó de veras antes de contar cualquier cosa. Iglesias se conforma con cualquier cosa: es un narrador omnisciente, que en este caso tira para su casa.
 Su arte imita a Anguita. Su maestro. 
Juan, siempre te metes con la Izquierda....y da un tufo derechista a tu Periódico que resulta imposible leerlo. Nunca dices nada así contra el PP.

 

¿Se puede ahorrar siendo ‘mileurista’? Siempre hay que planificar las finanzas


Los expertos ofrecen pistas para elaborar correctamente una hoja de ruta financiera y llegar a la vejez con mayor serenidad.

¿Se puede ahorrar siendo ‘mileurista’? Siempre hay que planificar las finanzas
Gettyimages
Ahorrar para vivir plenamente una vida independiente, ganes lo que ganes. 
¿Es posible?
 Sí, contestan los expertos, pero siempre y cuando una correcta planificación financiera forme parte de tus hábitos. 
“La planificación financiera personal requiere solamente una comprensión básica del funcionamiento del dinero y de la economía que está al alcance de todos”, asegura Javier García Monedero, coautor, junto con Laila García Morcillo, del ensayo Tu dinero hoy y mañana (Conecta). 
“Cualquier persona tiene objetivos personales a corto plazo, como hacer un viaje; a medio plazo, como comprarse un coche; o a largo plazo, como comprarse un piso o financiar la universidad de los hijos”, explica el responsable del proyecto de educación financiera de la Asociación europea de asesores financieros (EFPA), Francisco Marín.
“Un plan personal de este tipo, sin embargo, necesita dinero, y hay que ahorrar”, concluye.
Lamentablemente, no parece que esta costumbre sea muy común, y la publicidad de “créditos ultra rápidos” son una prueba, según Marín, de que la decisión de gastar dinero sigue teniendo un componente impulsivo.
 Por el contrario, Monedero cree que los ciudadanos planifican, pero lo hacen con información sesgada y en contra de su propio interés, al endeudarse demasiado pronto para adquirir una vivienda, pagarla durante toda la vida, y al descartar oportunidades profesionales o personales lejos de esa casa.
 Finalmente, esperan que la pensión y la ayuda de la familia les permitan llegar a la muerte con cierta serenidad. 
“Por las manos de un mileurista van a pasar a lo largo de su vida laboral unos 500.000 euros a precios de hoy”, afirma, sin embargo, el experto. “¿Y si fuera posible dejar de gastar 15.000 de esos euros para conseguir al final de la vida laboral un patrimonio líquido de otros 500.000 euros? 
¿No merecería la pena el esfuerzo?”, se pregunta.
 

Fíjate objetivos concretos

Lo importante, al principio, es saber qué exactamente se quiere obtener.
 “Las metas deben ser ambiciosas pero a la vez realistas y debemos estar dispuestos a añadir correctivos y mejoras según vayan pasando los años”, afirma la directora de comunicación de la aseguradora Aegon, Marta Acebo.
 En el caso de no tener ya formado un capital, ahorrar consistirá en lograr una diferencia positiva entre ingresos y gastos, explica Monedero. 
Y eso se obtiene al aumentar los ingresos o al disminuir gastos. “Cada uno debe valorar las alternativas que tienen su alcance” para actuar a través de una u otra palanca, afirma.
 A qué estás dispuesto a renunciar a corto plazo para obtener algo a largo plazo y cómo esta decisión afecta a tu calidad de vida, debería ser la cuestión fundamental al respecto, según Marín.

Ahorra sistemáticamente

“Mucha gente define el ahorro como aquello que le sobra después de gastar, y no es así”, dice este experto de EFPA. 
Así, Marín prefiere dividir los gastos entre necesarios –alquiler, hipoteca, comida, luz, gas, agua, comunicaciones, ropa, entre otros–, prescindibles aunque confieran calidad de vida –salir con los amigos, desayunar en el bar, ir a cenar con la pareja dos veces a la semana–, y los superfluos, como la cuota extra del gimnasio o la tarifa premium del teléfono.
 “Ahorrar es ver cómo podemos eliminar gastos, empezando por los superfluos”, sugiere.
 Una idea en la que coincide Monedero. “Es cierto que hay familias a las que les cuesta cubrir sus gastos necesarios, pero también es cierto que hay mucha gente que dice que no puede ahorrar porque no tiene claro a qué puede renunciar”, dice Marín.
 Pensar en cuánto te costaría un bien o un servicio que quieras adquirir en términos de horas de trabajo necesarias para conseguirlo es un buen truco, en opinión de Acebo, a la hora de establecer si de un gasto se puede prescindir.
Si Marín y Monedero ponen el acento en la eliminación de los gastos superfluos, “pay yourself first (págate a ti mismo primero)” es el método estadounidense para el ahorro que señala Acebo.
 En esta perspectiva, el ahorro debería ser tratado como una factura más y ser restado automáticamente, nada más cobrar la nómina. Este directivo de Aegon señala que existen planes de pensiones o seguros de ahorro “que contribuyen a que sea sistemático y prolongado en el tiempo”. 

Crea una caja de emergencia

Hay que coger cada mes el extracto del banco y de la tarjeta de crédito y ver a qué partidas se destina el dinero, en palabras de Marín.
 Una vez individuados los tres tipos de gastos, lo mejor es “establecer como gasto necesario un objetivo de ahorro por encima del 10% de los ingresos”.
 Una cuantía que debería ser algo superior, según Acebo.
 “Una regla muy extendida es destinar el 50% de nuestros ingresos a los gastos básicos, el 30% para los gastos personales, y el 20% restante para el ahorro”.

Marín añade a estas medidas la creación de un “fondo de emergencia”, muy útil para cubrir eventuales sorpresas y no tener que acudir a un préstamo rápido a tipos exorbitantes.
 “Guardar en esta caja el equivalente de dos o tres meses de sueldo sería una buena idea”, dice. Monedero la cuantifica en “seis meses de gastos”.
Aunque aconseje elaborar un plan de ahorro para objetivos a medio plazo como, por ejemplo, los estudios universitarios de los hijos, este experto admite: 
“La necesidad y la voluntad de cada individuo son los que marcan el éxito de la tarea, pero cuando controlar nuestros gastos se hace difícil porque son los mínimos, debemos recurrir a la generación de nuevos ingresos”.

Diversifica tus ingresos


“No meter todos los huevos en la misma cesta es un principio básico en las finanzas”, dice Acebo.
 Por ello, y por más que se antoje difícil, este directivo de Aegon aconseja tener, más allá de la nómina, una fuente de ingresos extra “ya sea mediante las rentas de nuestras inversiones, mobiliarias e inmobiliarias, un trabajo como freelance, u otro”. 
Diversificar nuestras fuentes de ingresos, añade Monedero, nos permite acelerar nuestros planes lo más posible y hacernos menos dependientes de un solo empleador o de un solo mercado.