26 may 2017
Esto es lo que comieron los invitados a la boda de Pippa Middleton
La hermana de la duquesa de Cambridge y su marido emprenden acciones legales después de ver las tarjetas con la carta de su enlace a la venta en eBay.
De primero, trucha de Berkshire con pepino marinado, tomates confitados y crema de rábano picante.
Como plato principal, cordero con tortellini, puré de berenjena, espárragos y jugo de olivas negras.
Para rematar el menú: un postre típico escocés, un pastel de queso Glen Affric Cranachan acompañado de miel de whisky como guiño a las raíces del novio.
Todo regado con vinos franceses y un whisky de Malta.
Este es el menú del que disfrutaron los 350 invitados a la boda de Pippa Middleton y James Matthews, celebrada el pasado sábado en la mansión de la familia Middleton en Bucklebury (Reino Unido).
Aunque la pareja ha intentado mantener en secreto los detalles de su enlace, algunas de las tarjetas con el menú del convite se han puesto a la venta en el portal de eBay, lo que ha revelando algunas de las elecciones más importantes de cualquier boda.
Algo que no les ha gustado a la hermana pequeña de la duquesa de Cambridge ni a su marido, pues han amenazado con acciones legales a los vendedores, que ya han retirado el souvenir de la página web, según informan los medios británicos.
Además de los platos del menú, las tarjetas dejan entrever los cuidados detalles planeados por los novios para su gran día.
Todos los tarjetones, impresos en papel fino, con caligrafía a mano y decoradas con una temática floral, estaban personalizados con el nombre del invitado y el encabezamiento "Pippa & James, sábado 20 de mayo de 2017".
En la web, se ha puesto a la venta las tarjetas de los novios (en la de la novia aparece el nombre Pippa Matthews), que juntas les han dado un valor en la puja de 499 libras (unos 575 euros).
El anuncio advertía que el de Pippa Middleton “está un poco sucio”.
Por el mismo precio, también se podía encontrar la del príncipe Enrique.
A su vuelta, pasarán unos días de vacaciones en la finca de 10.000 hectáreas que posee la familia de James Matthews en Glen Affric, cerca del famoso Lago Ness.
Dora Maar y la extrañeza de lo cotidiano
Sus fotografías fueron un referente del surrealismo, sin embargo su obra pasó al olvido empañada por la figura de Picasso. Un nuevo libro la reivindica.
Mano saliendo de una concha, 1934.
Modelo con estrella, 1936
Modelo en bañador, 1936
Retrato de Assia en una alfombra de piel, 1934
Assia, 1934
Estudio publicitario para Pétrole Hahn, 1934–35
Un pequeño ‘womansplaining’ para Paula Echevarría.........Ana Alfageme
La actriz e 'influencer' Paula Echevarría equipara machismo y feminismo como "extremos".
Curioso que una de las últimas publicaciones de la actriz y celebrity Paula Echevarría en Instagram, este jueves, rece: “Actrices, científicas, deportistas, poetas... Somos diferentes, pero hay algo que nos une: #somosSMARTgirl”.
Es el hashtag de la campaña de una conocida marca tecnológica de la que ella es imagen; palabras que chocan directamente con las perlas que soltó antes, verbalmente.
Entre otras, esta a Zeleb: “Yo me defino como persona.
Yo creo que no hay que ser feminista ni machista, yo creo que los extremos nunca son buenos ni para un lado ni para el otro”.
Mientras Twitter bramaba,
en el video de la publicación, aparece junto a otra decena de mujeres
que cuentan todo lo que ahora pueden ser: "...valientes, adivinas,
jefas, soñadoras, inevitablemente distintas, portadoras de talento...".
Si hoy una mujer puede ser directora general de una empresa, bióloga, o carpintera, es porque hubo muchas (y hay) que fueron (y somos) feministas.
Daría igual lo que dijera Paula Echevarría, de 39 años, si muchas y muchos de sus casi dos millones de seguidores en Instagram no quisieran parecerse a ella.
Y no solo por lo que se embolsa como influencer, esa palabra milagrosa que a tantos les llena la cartera a través de las muchas firmas de moda (y otras que no lo son) cuyos productos exhibe.
Y que se tendrían que hacer mirar quién es su imagen de marca en un país en el que los machistas matan a cinco mujeres al mes por el hecho de ser sus novias, esposas o ex.
Paula, que dice que el feminismo es tan extremista como el machismo, es una de las españolas con más followers en Instagram.
Quizás hoy la han leído o escuchado.
Así que, aquí le ofrecemos algunas pistas, por aquello de no confundir términos.
“No hay que ser ni feminista ni machista”
Tienes todo el derecho a no “ser feminista”, por supuesto.
Pero vamos a recordar qué es el feminismo: la ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres.
¿Se parece en algo al machismo, esa cualidad que mata (más de 900 mujeres desde hace 15 años en España), maltrata (una media de 125.000 denuncias anuales) y como dice blandamente la Real Academia Española consiste en la “actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres”?
Quizá no has caído en la cuenta de que puedes votar, estudiar, trabajar o abrir una cuenta sin tener que pedirle permiso a tu marido.
Eso lo consiguió el feminismo. Tal vez haya que darle las gracias.
“No creo que haya que ir a las barricadas todo el rato.
Han sido muchos años de lucha donde sí ha habido mucho feminismo, pero llegados a este punto ya no tenemos nada que demostrar.
Ya todo el mundo sabe que nos valemos por nosotras mismas, salvo excepciones"
En lo de que no tenemos nada que demostrar llevas razón.
Y el mundo puede saber lo que valemos por nosotras mismas, pero no se comporta como si así fuera.
Una de cada tres mujeres sabe en primera persona lo que es una violación o un ataque sexual; pintamos poco (y en algunos lugares casi nada, o nada) en el poder político y el económico, y ganamos la mitad que los hombres.
Solo por poner algunos ejemplos...
Los escalones que hemos escalado, también los consiguió el feminismo. Démosle gracias otra vez.
"Tenemos que seguir avanzando, pero yo creo que ya no de una manera tan reivindicativa"
Paula, ni tú, ni tu hija Daniela, ni ninguna otra mujer que hoy pueda leer esto, conocerá un mundo en el que hombres y mujeres seamos iguales.
Eso ocurrirá dentro de 169 años, entre otras cosas porque se ha frenado el avance, según el informe Global Gender Gap Report 2016 del Foro Económico Mundial, y que barema la educación, la salud y supervivencia, el poder político y las oportunidades económicas.
A lo mejor crees que nos queda paciencia para no ser reivindicativas.
"A las actrices todavía les quedan pasos que dar por la igualdad; ya que existen muchos menos papeles para mujeres que para hombres o muchas menos directoras frente a directores".
Esa situación te toca.
No solo hay menos papeles y menos directoras. Las actrices ganáis un 23% menos que los actores.
Nos pasa a todas. En este mundo, solo la mitad de nosotras trabaja en algo remunerado.
Aunque ya lo hacemos (seguimos haciéndolo), hasta deslomarnos, en casa.
Si hoy una mujer puede ser directora general de una empresa, bióloga, o carpintera, es porque hubo muchas (y hay) que fueron (y somos) feministas.
Daría igual lo que dijera Paula Echevarría, de 39 años, si muchas y muchos de sus casi dos millones de seguidores en Instagram no quisieran parecerse a ella.
Y no solo por lo que se embolsa como influencer, esa palabra milagrosa que a tantos les llena la cartera a través de las muchas firmas de moda (y otras que no lo son) cuyos productos exhibe.
Y que se tendrían que hacer mirar quién es su imagen de marca en un país en el que los machistas matan a cinco mujeres al mes por el hecho de ser sus novias, esposas o ex.
Paula, que dice que el feminismo es tan extremista como el machismo, es una de las españolas con más followers en Instagram.
Quizás hoy la han leído o escuchado.
Así que, aquí le ofrecemos algunas pistas, por aquello de no confundir términos.
“No hay que ser ni feminista ni machista”
Tienes todo el derecho a no “ser feminista”, por supuesto.
Pero vamos a recordar qué es el feminismo: la ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres.
¿Se parece en algo al machismo, esa cualidad que mata (más de 900 mujeres desde hace 15 años en España), maltrata (una media de 125.000 denuncias anuales) y como dice blandamente la Real Academia Española consiste en la “actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres”?
Quizá no has caído en la cuenta de que puedes votar, estudiar, trabajar o abrir una cuenta sin tener que pedirle permiso a tu marido.
Eso lo consiguió el feminismo. Tal vez haya que darle las gracias.
“No creo que haya que ir a las barricadas todo el rato.
Han sido muchos años de lucha donde sí ha habido mucho feminismo, pero llegados a este punto ya no tenemos nada que demostrar.
Ya todo el mundo sabe que nos valemos por nosotras mismas, salvo excepciones"
En lo de que no tenemos nada que demostrar llevas razón.
Y el mundo puede saber lo que valemos por nosotras mismas, pero no se comporta como si así fuera.
Una de cada tres mujeres sabe en primera persona lo que es una violación o un ataque sexual; pintamos poco (y en algunos lugares casi nada, o nada) en el poder político y el económico, y ganamos la mitad que los hombres.
Solo por poner algunos ejemplos...
Los escalones que hemos escalado, también los consiguió el feminismo. Démosle gracias otra vez.
"Tenemos que seguir avanzando, pero yo creo que ya no de una manera tan reivindicativa"
Paula, ni tú, ni tu hija Daniela, ni ninguna otra mujer que hoy pueda leer esto, conocerá un mundo en el que hombres y mujeres seamos iguales.
Eso ocurrirá dentro de 169 años, entre otras cosas porque se ha frenado el avance, según el informe Global Gender Gap Report 2016 del Foro Económico Mundial, y que barema la educación, la salud y supervivencia, el poder político y las oportunidades económicas.
A lo mejor crees que nos queda paciencia para no ser reivindicativas.
"A las actrices todavía les quedan pasos que dar por la igualdad; ya que existen muchos menos papeles para mujeres que para hombres o muchas menos directoras frente a directores".
Esa situación te toca.
No solo hay menos papeles y menos directoras. Las actrices ganáis un 23% menos que los actores.
Nos pasa a todas. En este mundo, solo la mitad de nosotras trabaja en algo remunerado.
Aunque ya lo hacemos (seguimos haciéndolo), hasta deslomarnos, en casa.
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