Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

12 may 2017

Mar Flores rompe con el millonario Elías Sacal

La modelo publicitó su relación con el empresario, pero la relación solo ha durado seis meses.

Vaya no tiene el nivel de vida que ella tiene. Rompió con su marido y padre de sus hijos cuando este tuvo problemas fiscales y se agarró a este.....ahora debe tener otro más rico porque sin una cartera llena ella no es nadie.

Mar Flores y Elías Sacal, por los alrededores del Palacio Real.
Mar Flores y Elías Sacal, por los alrededores del Palacio Real. GTRES

Hace poco más de un año que Mar Flores puso fin a su matrimonio con Javier Merino, padre de cuatro de sus cinco hijos.
 La modelo pasó el verano como mujer soltera y a finales de octubre vendió al mundo de las revistas del corazón su relación con el millonario Elías Sacal con un posado en Nueva York durante la entrega de los premios Princesa Grace, presidida por Alberto y Charlene de Mónaco.
 De esta manera, la modelo y el empresario daban un paso más en su relación que comenzó a principios del mes de septiembre aunque no fueron descubiertos hasta semanas más tarde en París.

Desde entonces la pareja se ha dejado ver en varias ciudades y cuando los rumores de crisis acechaban unas oportunas fotos acababan con ellos.
 Las últimas fueron tomadas en Madrid en un casual, pero oportuno, paseo de Flores y Sacal por los alrededores del Palacio Real de Madrid.
 Días después, la modelo era sorprendida pasando la Semana Santa con sus hijos y unos amigos en Sevilla.
 Allí no quiso hablar de ruptura pero este viernes, la revista ¡Hola! con la que ella colabora y a quien concede sus exclusivas ha confirmado que la relación se ha acabado por culpa de la distancia.
Elías Sacal, de 51 años, se dedica al mundo empresarial.
 De nacionalidad mexicana, Sacal es heredero de una saga de constructores, presidente de la empresa inmobiliaria Gicsa y de la Femam (Federación Mexicana de Asociaciones de Amigos de los Museos) y director de la inmobiliaria Bay View Grand (BVG). Sacal tiene fama de ser un gran playboy.

Mar Flores con Elías Sacal, en Nueva York.
Mar Flores con Elías Sacal, en Nueva York. GTRES
Mar Flores estuvo 18 años con Javier Merino. 
Fue su segundo matrimonio. Antes se casó con Carlo Costanzia di Costigliole, con quien tuvo un hijo.
 Entre un matrimonio y otro mantuvo relaciones con Alessandro Lequio, Fernando Fernández-Tapias y Cayetano Martínez de Irujo, cuyos romances ocuparon muchas portadas. 
Por ello, Flores es una de las llamadas reinas de la prensa del corazón en España. 
Actualmente tiene una firma de complementos tras su frustrada carrera como actriz.

 

Bernie Gunther: el gran superviviente de la novela negra.........Juan Carlos Galindo

El personaje creado por Philip Kerr está en plena forma tras 10 novelas.

Detalle de la portada.
Detalle de la portada.
En la novela negra se habla mucho de la serialización, de cómo se enganchan los lectores a un personaje, de cómo, a veces, ese personaje es solo una repetición de sí mismo, y otras un ser complejo en constante evolución. 
Bernie Gunther, el detective de la época nazi creado por Philip Kerr, es, posiblemente, uno de los más complejos de la novela negra contemporánea.
 Ya hemos hablado aquí de sus temores nazis, de su moral, atípica por decirlo de manera amable, de su cinismo, sólo superado por su capacidad de supervivencia.
 Ahora llega a España La dama de Zagreb (RBA, traducción de Eduardo Iriarte) y el miedo a que el personaje estuviera agotándose, se repitiera o simplemente cayera en la parodia de sí mismo se ha evaporado.
 Con una trama que mezcla como nunca antes los espías, las aventuras, la historia y el crimen, Philp Kerr nos deja la mejor novela de Gunther. Y es la décima de la serie. Y no lo digo yo, lo dice alguien que sabe más de nazis y de literatura que yo.

En La dama de Zagreb Gunther trabaja para Goebbles como antes lo hizo para Heydrich: obligado, jugándose el pellejo, pero al mismo tiempo salvándolo al lado de los miserables. 
El temible ministro de Propaganda de Hitler quiere que Gunther rescate para él a una maravillosa actriz, Dalia Dresner, personaje con reminiscencias claras de la genial Hedy Lamaar, y la traiga de vuelta a Alemania como acicate para una moral nacional en franco declive ante la inminente derrota en el frente del Este.
 La petición llevará a Gunther a un descenso a los infiernos de la II Guerra Mundial y el genocidio en Croacia, a una Suiza falsamente neutral y tremendamente hipócrita, y a un juego de traiciones, muerte y espionaje fascinante.
 
Allí aparecen Allen Dulles con su germen de la CIA, el espía alemán y general Walter Schellenberg o el gran Mufti de Jerusalén, un antisemita de la peor calaña.
 Las figuras históricas están tan bien ensambladas con las de ficción como lo están en la narración las referencias a otras novelas, tremenda la historia de Pálido criminal, que tanto agradecemos los fans de la serie.
Pero si hay algo de verdad interesante en la novela es la evolución de Gunther, su inacabable torrente de reproches, su infinita capacidad de supervivencia. 
Y Kerr consigue hacerlo de nuevo sin aburrir al lector. 
“En mis miserables esfuerzos por seguir con vida a cualquier precio, yo aún podía hacer daño y salir herido al mismo tiempo” asegura al inicio de la obra para preguntarse poco después: 
“¿A quién tendrás que lamer el culo hoy para salvar tu pellejo?” 
Berlín y los nazis parecen el fin de la moral, de las reglas, de la civilización.
 Y lo son. 
Pero Gunther hace una especie de viaje al centro de la noche por los Balcanes y ese periplo cambia la forma de ver el mundo del personaje, acentúa su cinismo, le hunde más en su infierno personal del que solo saldrá gracias al amor.
 Sí, porque esta vez Gunther se ha enamorado y se la juega por ello.

En un momento de sus aventuras por Suiza, el escritor y militar Meyer le dice: “Es usted un excelente detective, pero deja mucho que desear como nazi.

 Me pregunto cómo ha conseguido seguir con vida tanto tiempo”. Yo también me lo pregunto. 

A veces, creo saber la respuesta, pero prefiero no indagar demasiado.

Respétate, Ridley Scott...................... Carlos Boyero

A diferencia del primitivo 'Alien', aquí se habla mucho y ocurren pocas cosas.

Alien Covenant. 
Aseguran que cuando el talento es verdadero no tiene extinción, que puede sufrir crisis pasajeras pero en cualquier momento recobrará su esplendor.
 No hay duda de que Ridley Scott lo posee, aunque lo lamentable es que comenzó su obra en posesión de genio (no es lo mismo que talento) y que, después de realizar sucesivamente tres obras maestras, ese genio se esfumó. 
Esta teoría es comprobable.
 Vean o revisen un prodigio estético con fondo enigmático y desasosegante titulado Los duelistas, cine aun más poético que negro como Blade Runner, o esa obra maestra, tensa y escalofriante, denominada Alien, el octavo pasajero, y constatarán que no exagero.
 Este señor figuraría en los altares de la historia del cine si hubiera cerrado su legado con estas tres extraordinarias películas.

Después ha hecho cosas muy meritorias, correctas a secas, aparatosas y huecas, ejercicios marcados por el quiero y no puedo, pero el estado de gracia que conceden los caprichosos o sabios dioses se esfumó hace 35 años.

ALIEN: COVENANT
Dirección: Ridley Scott.
Intérpretes: Michael Fassbender, Katherine Waterston, Billy Crudup.
Género: ciencia-ficción. EE UU, 2017.
Duración: 122 minutos.
Que entre la multitud de proyectos por los que puede optar este magnate del cine haya elegido para protagonizar el último a su vieja, fascinante y depredadora criatura en Alien: Covenant, es, de entrada, mosqueante.
 ¿Confiando en el éxito comercial de un bicho mitológico que permanecerá siempre en la memoria del agradecido público y al cual revisitaron en vano variados directores, en la seguridad de que el monstruo está legitimado para retornar a lo que su creador hizo inimitable?
 Precuela, secuela, remake, spin off, reboot (desconozco qué significan esos términos tan modernos, pero me cuentan amigos informados que traducen adecuadamente formulaciones anglosajonas): homenajearse a sí mismo haciendo algo tan patético como autocopiarse.
O sea: ¿por qué, para qué retorna el octavo pasajero? Para una historia que ni siquiera es mala, rodada con tanta efectividad como ausencia de alma, mezclando la ideología de la estomagante Prometheus (dios, el creador, el control o la culpa sobre sus criaturas, chorradas enfáticas) con la trama en la que la inolvidable teniente Ripley se proponía seguir viva y derrotar a ese alien implacable que desconoce la piedad, que además de exterminar a los humanos se lo quiere montar, acechándola en la oscuridad, con esa dura, responsable y estilosa mujer que se queda en camiseta y en bragas cuando cree que su retorno a la Tierra, al lado de su gato, ya no tendrá complicaciones después de haber sufrido la aniquilación de su gente y la presencia del infierno.
Siempre lo he pensado, aunque a veces me plantee que responde exclusivamente a mis delirios eróticos, que el monstruo además de exterminar a los intrusos, se quiere follar a esa espléndida señora, que ese anhelo libertino es un aliciente en su supervivencia hasta el momento letal.
 A diferencia del primitivo Alien, aquí se habla mucho y ocurren pocas cosas. 
Michael Fassbender, ese señor tan deseado por las hembras, según confiesa en una de sus admirables columnas Luz Sánchez-Mellado (cuánta identificación, ira, envidia y melancolía siento después de mi experiencia durante cuarenta años hablando como ella de las personas y las cosas) es tan buen actor que incluso te lo crees de robot bipolar, bueno o malvado. 
Y vuelvo esta noche al Alien primitivo.
 Y seguro que me duermo acojonado, a pesar de los somníferos.

 

Memorias de un cineasta siempre controvertido, nunca contradictorio