El programa arrancó con protagonistas que no conectaban con el espectador y con un Risto Mejide que llegó a insultar a una invitada.(Esa Invitada estaba para eso, la verdad.)
La caravana del amor ha vuelto a ponerse en marcha.
En Lo que necesitas es amor, el exitoso programa que Antena 3 emitió entre 1993 y 1999, la caravana recorría la geografía española buscando parejas sufrientes para tratar de poner fin a su dolor. Habría historias de todo tipo, pero el éxito vino por la conexión que se establecía entre los espectadores y los protagonistas de esas historias.
Culebrones de la vida real.
Telecinco ha recuperado ahora aquel formato gracias a la tendencia contemporánea a mirar al pasado constantemente para tratar de recuperar éxitos pasados (si hasta Operación triunfo va a volver). Como ya no estamos en los noventa, han introducido algunos cambios para darle un aire actual.
Desde el título en inglés (All you need is love... o no) hasta un presentador atípico, Risto Mejide, el terror de los triunfitos reconvertido en entrevistador y, ahora, conductor de formatos de larga duración.
Junto a él, un equipo de colaboradores que comentan los casos alrededor de una mesa redonda al estilo Zapeando. Todo muy frío en una puesta en escena que parece apostar más por el espectáculo que por las emociones cuando, precisamente, deberían ser estas las que dominaran en un programa así.
Pero si hay algo que impedía que las emociones llegasen al otro lado de la pantalla fueron los protagonistas de las historias que se contaban, algunos de los cuales parecían sacados del casting para Mujeres y hombres y viceversa.
Como esa primera pareja, Paula y Rubén.
Ella quiere poner a prueba a su novio, quien dice tener o no novia en función del físico de la mujer que tenga delante.
Tras la emisión de la supuesta cámara oculta, los dos protagonistas entran por separado en plató encantadísimos de estar en la televisión y de poder disfrutar de su minuto de gloria.
Su supuesta espontaneidad es tan prefabricada, tan televisiva, que al otro lado de la pantalla todo parece impostado, un teatrillo.
Quizá sea real, pero no lo parece.
Mal asunto. All you need is love falla donde acertó First Dates, que logró conectar con el público con un casting que, aunque da cabida a las rarezas y peculiaridades, tiene una base con la que es fácilmente conectar.
El futuro de All you need is love... o no es complicado.
Ahora mismo se enfrenta los lunes a una muy consolidada Allí abajo y, en breve, parece que tendrá más competencia en La 1. El arranque en datos de audiencia ha sido aceptable (14,1%, 1.783.000).
Pero la nula conexión con el espectador y la falta de tacto a la hora de contar las historias pueden lastrar un formato que no ha conseguido reinventarse como debería.
Bueno, a mi hace tiempo me aburre todo lo de Telecinco, no es novedad, y me fastidia esa estupidez de otro programa Supervivientes, donde uno casi no sobrevive en una estúpida prueba de aguantar sin respirar debajo del agua y eso no se ahogó de milagro. La vida no es un juego. Pero hay que tener audiencia y digo yo, ¿Hay que tenerla con la insoportable Alba Carrillo? qién es esa tia que solo grita , grosera, y encima ni guapa, es famosa con su madre, señora más grosera y siempre pegada a la hija o viceversa.
Los demás pasan una noche de histeria y miedo con una tormenta y ella en un Hotel pensando si se va o se queda, ¿Esos dias los cuentan de permanencia? es horrible oir a ese tronco de presentador Jorge Javier Vázquez haciendo lo posible por divertir, menos mal que su amiga Mila está de estética, como si esa cara de avinagrada se le pudiera quitar, podía haberlo hecho antes porque mal ha estado siempre. Un corrillo de acomplejadas y resentidas.
Más adelante, el programa no mejoró. Incluso llegó un momento en el que Risto Mejide, en un alarde de machismo, llamó a una de las protagonistas de las historias del programa "calientapollas" porque da la mano a un amigo y compañero de piso. "Cuando vemos películas nos cogemos las manos", explica ella. "Lo que estoy pensando no lo puedo decir... Pero esto en mi pueblo tiene un nombre. Qué coño, lo voy a decir: esto es ser una calientapollas". Esa es la conclusión que sacó Risto Mejide de esta historia. Risas entre los colaboradores y en el plató e indignación generalizada en Twitter, evidentemente. Risto es un provocador, sí, pero para todo hay límites, y más en un presentador.
En Lo que necesitas es amor, el exitoso programa que Antena 3 emitió entre 1993 y 1999, la caravana recorría la geografía española buscando parejas sufrientes para tratar de poner fin a su dolor. Habría historias de todo tipo, pero el éxito vino por la conexión que se establecía entre los espectadores y los protagonistas de esas historias.
Culebrones de la vida real.
Telecinco ha recuperado ahora aquel formato gracias a la tendencia contemporánea a mirar al pasado constantemente para tratar de recuperar éxitos pasados (si hasta Operación triunfo va a volver). Como ya no estamos en los noventa, han introducido algunos cambios para darle un aire actual.
Desde el título en inglés (All you need is love... o no) hasta un presentador atípico, Risto Mejide, el terror de los triunfitos reconvertido en entrevistador y, ahora, conductor de formatos de larga duración.
Junto a él, un equipo de colaboradores que comentan los casos alrededor de una mesa redonda al estilo Zapeando. Todo muy frío en una puesta en escena que parece apostar más por el espectáculo que por las emociones cuando, precisamente, deberían ser estas las que dominaran en un programa así.
Pero si hay algo que impedía que las emociones llegasen al otro lado de la pantalla fueron los protagonistas de las historias que se contaban, algunos de los cuales parecían sacados del casting para Mujeres y hombres y viceversa.
Como esa primera pareja, Paula y Rubén.
Ella quiere poner a prueba a su novio, quien dice tener o no novia en función del físico de la mujer que tenga delante.
Tras la emisión de la supuesta cámara oculta, los dos protagonistas entran por separado en plató encantadísimos de estar en la televisión y de poder disfrutar de su minuto de gloria.
Su supuesta espontaneidad es tan prefabricada, tan televisiva, que al otro lado de la pantalla todo parece impostado, un teatrillo.
Quizá sea real, pero no lo parece.
Mal asunto. All you need is love falla donde acertó First Dates, que logró conectar con el público con un casting que, aunque da cabida a las rarezas y peculiaridades, tiene una base con la que es fácilmente conectar.
El futuro de All you need is love... o no es complicado.
Ahora mismo se enfrenta los lunes a una muy consolidada Allí abajo y, en breve, parece que tendrá más competencia en La 1. El arranque en datos de audiencia ha sido aceptable (14,1%, 1.783.000).
Pero la nula conexión con el espectador y la falta de tacto a la hora de contar las historias pueden lastrar un formato que no ha conseguido reinventarse como debería.
Bueno, a mi hace tiempo me aburre todo lo de Telecinco, no es novedad, y me fastidia esa estupidez de otro programa Supervivientes, donde uno casi no sobrevive en una estúpida prueba de aguantar sin respirar debajo del agua y eso no se ahogó de milagro. La vida no es un juego. Pero hay que tener audiencia y digo yo, ¿Hay que tenerla con la insoportable Alba Carrillo? qién es esa tia que solo grita , grosera, y encima ni guapa, es famosa con su madre, señora más grosera y siempre pegada a la hija o viceversa.
Los demás pasan una noche de histeria y miedo con una tormenta y ella en un Hotel pensando si se va o se queda, ¿Esos dias los cuentan de permanencia? es horrible oir a ese tronco de presentador Jorge Javier Vázquez haciendo lo posible por divertir, menos mal que su amiga Mila está de estética, como si esa cara de avinagrada se le pudiera quitar, podía haberlo hecho antes porque mal ha estado siempre. Un corrillo de acomplejadas y resentidas.
Más adelante, el programa no mejoró. Incluso llegó un momento en el que Risto Mejide, en un alarde de machismo, llamó a una de las protagonistas de las historias del programa "calientapollas" porque da la mano a un amigo y compañero de piso. "Cuando vemos películas nos cogemos las manos", explica ella. "Lo que estoy pensando no lo puedo decir... Pero esto en mi pueblo tiene un nombre. Qué coño, lo voy a decir: esto es ser una calientapollas". Esa es la conclusión que sacó Risto Mejide de esta historia. Risas entre los colaboradores y en el plató e indignación generalizada en Twitter, evidentemente. Risto es un provocador, sí, pero para todo hay límites, y más en un presentador.