Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

16 abr 2017

¿Pero esta mujer nunca está en su casa?¿Saben donde está ahora?

Vargas Llosa e Isabel Preysler pasan la Semana Santa en Sevilla.

Y dicen que se les acaba el dinero para este sin parar con todos los lujos. .

La pareja ha seguido las procesiones de manera discreta durante estos días, pero se ha dejado ver en La Maestranza en el Domingo de Resurrección.

Vargas Llosa y Preysler, en La Maestranza de Sevilla.
Vargas Llosa y Preysler, en La Maestranza de Sevilla.
Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler han pasado la Semana Santa en Sevilla. 
La pareja ha mantenido un discreto perfil durante las procesiones que han seguido con mucho interés, pero su presencia en la ciudad ha salido finalmente a la luz en la corrida del domingo de Resurreción en La Maestranza.
El Nobel es un gran aficionado a los toros y ha contagiado su pasión por la llamada fiesta nacional a su pareja. 
Por ello es habitual ver al escritor y a Preysler en las corridas más destacadas.
 En el cartel se han reunido Morante de la Puebla, Roca Rey y Manzanares. 

Ha sido el escritor también quien ha querido estar presente en la Semana Santa sevillana.
 Hace algún tiempo acudió a ella y en esta ocasión ha decidido repetir la experiencia con su novia.
 Sevilla estos días se llena de famosos que no quieren perderse esta importante cita religiosa.
Hace unos días Preysler confesaba que se pasaban la mayor parte de su tiempo volando.
 La pareja de hecho llegó a Sevilla tras pasar unos días en Salzburgo, donde asistieron a la ópera.
 Acaban de regresar de un viaje que les llevó primero a Colombia, donde ella inauguró una tienda de la marca de azulejos de la que es imagen, y luego a Perú, donde Vargas Llosa celebró su 81 cumpleaños. 
Fue la primera vez en que Preysler acompañaba al escritor a su país.
Durante esos días, la socialité aseguró que todavía no había fecha para su boda con el Nobel y que lo "lógico" sería que su hija Ana Boyer se casase antes con su novio, el tenista Fernando Verdasco. "Todo está bien entre nosotros y temo que algo cambie", dijo a modo de pretexto.
 Nadie duda de que la pareja pasará por el altar. En estos días se cumplen dos años de su relación.

 

 

Miguel Bosé publica por primera vez una foto con sus cuatro hijos

En la imagen, publicada en Instagram, los cuatro pequeños aparecen de espaldas junto al cantante en Disneyland.

El cantante Miguel Bosé ha hecho pública por primera vez una foto en la que aparece junto a sus cuatro hijos.
 La imagen, publicada en Instagram, muestra a los cuatro pequeños de espaldas junto a su padre en Disneyland. Todos ellos lucen unos gorros con las orejas del ratón Mickey.
"Disfrutando con mis hijos de Disneyland, el lugar más feliz del mundo, os lo recomiendo, una pasada", ha escrito el artista en el texto que acompaña a la foto, que ha recibido más de 11.000 'me gusta' en poco más de 15 horas.
 No es habitual que Miguel Bosé publique imágenes de sus hijos, que son dos parejas de gemelos llamados Diego y Tadeo, y Telmo e Ivo.
 El artista preserva con celo la privacidad de sus vástagos, tal y como prueba el hecho de que en la foto aparezcan todos ellos de espaldas.

 

¿Quién soy?....................................... Ángel S. Harguindey

‘Sé quién eres’ se desarrolla con eficacia y con éxito: la media de audiencia es de 2.829.000 espectadores y un 15,8% de cuota de pantalla.

 

¿Quién soy?
Sé quién eres es, probablemente, la mejor serie de ficción española de las que se emiten en la actualidad en las cadenas generalistas. Ser la mejor tampoco quiere decir que sea perfecta. 
El mayor defecto de los 13 capítulos emitidos hasta la fecha por Telecinco, de un total de 16, es un rechazo absoluto al humor: no hay ni una sola secuencia en la que los protagonistas y, por tanto, el espectador, sientan lo que podríamos llamar “la alegría de vivir”.
Todo es un drama aunque, eso sí, con un guion muy hábil en el que en cada capítulo surgen los correspondientes McGuffin, esos elementos argumentales que enmarañan la trama aunque no sean esenciales para el desarrollo de la misma. 
En palabras de su creador, Hitchcock, “en historias de rufianes siempre es un collar y en historias de espías siempre son los documentos”. 
En esta historia de Pau Freixas son todos y cada uno de los distintos personajes que, presumiblemente, pueden ser los responsables del secuestro de la joven Ana Saura y del posterior intento de asesinato de Alicia Castro, mujer de Juan Elías, el protagonista de la serie.
Con todo, Sé quién eres se desarrolla con eficacia y con éxito en su aceptación: la media de audiencia es de 2.829.000 espectadores y un 15,8% de cuota de pantalla.
 La clave, sin duda, además de una historia entretenida, radica en un casting afortunado con Francesc Garrido, Blanca Portillo, Aida Folch, Carles Francino y Antonio Dechent en los principales papeles de un reparto coral; también en unas estupendas localizaciones barcelonesas y alrededores y en una producción y realización solventes.
 
 

El año en que fuimos mundiales......................... Luz Sánchez-Mellado ...


En 1992, con la Expo de Sevilla y los Juegos de Barcelona, España se creyó el centro del mundo.

 La corrupción, la globalización y la crisis nos han puesto en nuestro sitio.

El tren monorraíl y la esfera del microclima, símbolo de la Exposición Universal de Sevilla.
El tren monorraíl y la esfera del microclima, símbolo de la Exposición Universal de Sevilla.
Si en 1992 hubiera habido móviles y redes sociales, la memoria de aquel año sería un aluvión de selfis de gente poniendo morritos delante de la isla de la Cartuja en Sevilla y del Estadio Olímpico en Barcelona, y de memes de Curro y Cobi.
 En vez de eso, las fotos de esos fastos, vistas con nuestros pobres ojos curados de espanto, tienen el glamour de la tinta de los periódicos, el satinado de las revistas y los colorines de las recién estrenadas teles privadas. 
Ahí está la familia real de entonces: el rey Juan Carlos, la reina Sofía, el príncipe Felipe —imponente abanderado en el desfile de atletas— y las infantas Elena y Cristina.
 Exultantes de juventud y majestad como si no hubiera un mañana. Pero lo hubo, claro. Y a esas fotos y a esa familia les ha pasado, como a todos, un cuarto de siglo por encima. 
 Veinticinco años con sus bodas, divorcios, funerales, glorias y miserias.
 Si en 1992 en España nos creímos el centro del mundo, el mundo, el tiempo y las crisis nos han puesto en nuestro sitio.


El príncipe Felipe entra en el Estadio Olímpico de Barcelona como abanderado de España en los Juegos de 1992.
El príncipe Felipe entra en el Estadio Olímpico de Barcelona como abanderado de España en los Juegos de 1992.
El 20 de abril del 92 amaneció espléndido en Sevilla.
 En la radio, el número 1 de los 40, 20 de abril del 90, de Celtas Cortos, una historia de sueños rotos, no iba con el ambiente. Se inauguraba la Exposición Universal, el primer cohete de una traca que siguió el 25 de julio con los Juegos de Barcelona, la capitalidad cultural de Madrid y el Museo Thyssen, entre otros petardazos. España volvía a asombrar al globo. 
El muro de Berlín había caído en 1989 y, mientras Occidente bregaba con la crisis del Golfo, el viejo país ibérico, capaz de pasar de la dictadura a la monarquía parlamentaria, un gobierno socialista y 17 comunidades autónomas, dedicaba un ingente chorro de fondos públicos a epatar a propios y extraños.
 El AVE Madrid-Sevilla. La autovía A-92. Puentes por un tubo. 
 El Estadio Olímpico. El Palau Sant Jordi.
 La fachada marítima de Barcelona. Y todo, cuesta creerlo, sin Internet que valiera.
 A cambio, pasión colectiva. Ilusión de país. Legítimo orgullo de pueblo.
 El arquero Rebollo inflamando el pebetero olímpico con su flecha en llamas
. La Fura del Baus incendiando corazones sin más efecto especial que la imaginación y el ensueño. La belleza de los pabellones y el complejo microclima de la Expo, , reducido en la caricatura popular a una nube de rocío que se evaporaba antes de rozar las testas y, cuya adaptación masiva arruina hoy los peinados del personal en terrazas de todo pelaje.
 La oferta enamoraba.
 En 1992, no se era nadie si no se iba a la Expo y/o los Juegos. 
Así, vino Fidel Castro, Gorbachov, Mitterrand, los sosazos de Carlos y Diana de Inglaterra y la totémica Carolina de Mónaco, por no hablar de los héroes olímpicos, de Fermín Cacho a Carl Lewis, que hicieron correr toneladas de papel sin más fallo que algún duende de imprenta, según Joan Tarrida, director de publicaciones del COOB 92 y hoy editor de Galaxia Gutenberg.
 Fuera, la fiesta iba por barrios, claro.
 Sofía Mazagatos, miss España 92, bautizaba la era del candelabro. Había trabajo a espuertas en los sitios de los fastos.
 Los sueldos —y los alquileres y los menús y las camas— triplicaban a los de ahora.
 Victorio y Lucchino no daban abasto a vender trajes de volantes. Rocío Jurado e Imperio Argentina agotaban el papel de Azabache, elevando la copla a los altares intelectuales.
 Los toros eran cita obligada de afición y postureo.
 En Barcelona, Toni Miró vestía a los modernos con cuellos Mao y chaquetas desestructuradas, y Julio Iglesias llenaba el Palau Sant Jordi con el me va, me va, me va, porque a la gente le iba. Atábamos los Cobis —el perrito de Barcelona— con butifarra y los Curros —el pájaro de la Expo— con chacina fina. 
Fuimos, o creímos ser, en fin, Amigos para siempre que cantaban Los Manolos.
l año después, 1993, empezó la cuesta abajo con una crisis que iba a quedarse en depresión poscoito con todo lo que nos quedaba por ver con estos ojos.
 Las infantas se casaron. Elena en Sevilla, con un hidalgo que acabaría siendo el primer divorcio de su casa.
 Cristina, en Barcelona, con un medallista olímpico que iba a romper para siempre el cuento de hadas. 
Al ir bajando la marea del despilfarro, empezó a emerger la ponzoña de la corrupción y la indecencia.
 Poco a poco, perdimos la inocencia, los nervios y los papeles.
 Con la convulsión del 11-M. Con la grieta de la depresión de 2007, de la que aún andamos agua al cuello
. Con la inmolación de Zapatero aceptando los recortes de la UE. Con la eclosión del 15-M y los indignados.
 Con la abdicación del rey Juan Carlos tras “la equivocación” de Botsuana.
 Con la deriva separatista de muchos de quienes aclamaron al príncipe Felipe, hoy rey de España. 

Este 20 de abril del 2017, suena el número 1 de los 40, Súbeme la radio, de Enrique Iglesias hijo.
 Los toros agonizan.
 ETA depone armas mientras lobos islamistas arrollan a la multitud en cualquier plaza de Europa. 
 El arquitecto sevillano Santiago Cirugeda, que casi perdió el curso de tanta juerga, recuerda la Expo como un fiestón del que aún andamos recogiendo la basura.
 Él mismo todavía coloca rampas de edificios de la Cartuja en otros de Sant Boi, en un poético bucle del destino. 
Ahí fuera, millenials y ancianos se acribillan a selfis en los marcos incomparables de los fastos para subirlos a Facebook o Snaptchat. El mundo es el mismo, pero es otro. 
Más grande, más pequeño. Poco sentido tendría hoy una Expo Universal cuando se tiene el globo en la palma de la mano, y Barcelona tiene el World Mobile cada año. 
El sociólogo José Juan Toharia destaca nuestra capacidad de aguante. Hemos resistido, resistimos y resistiremos, vaticina.
 Y nosotros que lo veamos.