La hija de María Teresa Campos ha ido
cambiando su aspecto a medida que iba adquiriendo protagonismo
mediático. Éste es su gran cambio
La vida de Carmen Borrego ha dado un giro de 180 grados en los últimos tiempos.
La hija de María Teresa Campos ha pasado de ser la componente más desconocida del clan Campos a adquirir un protagonismo que traspasa la pantalla.
Carmen está en todas partes: protagoniza el docu-reality 'Las Campos' en Telecinco, es portada de numerosas revistas y hablan de ella día sí y día también en 'Sálvame'.
Prueba de su creciente importancia mediática es que ha sido capaz de generar tramas y polémicas sin necesidad de pisar últimamente un plató de televisión. Y para prueba, la que tiene liada con Mila Ximénez.
De igual forma que su exposición mediática ha ido creciendo, su físico también ha ido cambiando.
Poco tiene que ver la Carmen Borrego que se escondía a la sombra de su
madre y de su hermana en los actos públicos a los que acudía con ellas
hace unos años, a la Carmen Borrego de ahora. La hermana de Terelu ha modificado su forma de vestir, su pelo y también su maquillaje. Carmen ha dejado atrás los colores vistosos y los estampados imposibles y ahora luce prendas mucho más elegantes de colores más suaves y sobrios. Lo mismo ha pasado con su pelo... La hija de María Teresa Campos ha cambiado el rubio platino por un color mucho más natural y en harmonía con su rostro. Carmen se ha 'naturalizado' y eso se nota también en su maquillaje. Una naturalidad que ha triunfado en el docu-reality
que comparte con su madre y su hermana.Pues me parece muy fea, la verdad y no porque sea guapa su madre ni su hermana.
Dónde está el pecado en decir que parecen excesivos los eventos religiosos estos días.
Igual que hay un torero (con menos luces de las que debiera dada su
profesión) que se pregunta si para ser antitaurino hay que dejar de
ducharse, hay una España que “procesiona” (ese verbo) y que se revuelve
con furia contra quienes contemplamos abrumados desde lejos la fiebre de
los tronos, eligiendo para estos preciosos días primaverales la ciudad
más vacía y más libre de tradiciones, salvo las culinarias. Unos ven en
nosotros una falta de espiritualidad, otros, una dejación de la defensa
de nuestra civilización, que como todos sabemos está amenazada. Unos ven en nosotros una falta de espiritualidad, otros, una dejación
de la defensa de nuestra civilización, que como todos sabemos está
amenazada. Pero, a pesar de la supuesta amenaza contra la religión
católica y la cultura que de ella se desprende, las calles españolas, de
arriba abajo, se llenan de tronos estos días.
A mí lo que me provoca esto es una tremenda nostalgia. Nostalgia, sí. Porque hubo un tiempo, hará no mucho, 15 años tal vez, en que la ironía
podía ejercerse contra las creencias de otros sin ánimo a ser lapidado
con palabras que quieren ser pedradas. La ironía no era un recurso que
convirtiera al cronista en practicante de un oficio de riesgo. Recuerdo
haber leído artículos y haberlos escrito sobre el papanatismo de los
políticos que se apuntaban los primeritos a encabezar manifestaciones
religiosas. Para nuestros representantes era, así lo explicaban, una
manera de sumarse al sentir del pueblo. Y ya se sabe que cuando se habla
de “pueblo” no se admiten excepciones. Los que nos quedamos fuera somos
otra cosa, extranjeros en nuestro propio país, dado que vamos siendo
sistemáticamente excluidos de lo que cada partido entiende por “pueblo”. Yo, actualmente, siento que he entrado ya en la categoría de
alienígena, aunque por suerte emito señales que otros alienígenas
reconocen y estamos formando un grupo la mar de majo, sin llegar a la
categoría de colectivo, porque no tenemos nada en común entre nosotros
salvo que no somos pueblo, sino individuos cada uno de su padre y de su
madre. Añoro, sí, aquel pasado aún reciente en que la prosa pesaba menos, era
más ligera, y se podía una reír hasta de su sombra. En mi caso sin hacer
sangre, porque no es mi estilo, pero en estos tiempos de la ira hasta
el chiste más blanco te manda a la hoguera si hay quienes lo consideran
sacrilegio. Y cualquier cosa te convierte en sacrílega, curiosamente
todavía más aquello que se refiere a las creencias, dado que mucha gente
ha aceptado definirse por ellas, sean ideológicas o religiosas. Ay, con
lo esclarecedor que resulta que las personas se definan por sus
virtudes y sus defectos. Pero eso se ha quedado muy antiguo. Recuerdo
debates que de pronto parecen caducos porque ya hemos renunciado a
traerlos a los foros públicos, a no ser, claro, que un partido los
abandere: la pertinencia de los políticos en los actos religiosos o en
tradiciones que el presente ha puesto en entredicho. De eso estaban
llenos los periódicos entonces; ahora solo se expresa el que grita, pero
los que escribimos en un tono sosegado también entonces criticábamos
cada Semana Santa o cada verano las abusivas fiestas populares, esas
celebraciones imposibles de eludir para el no creyente, para el no
aficionado o para el que simplemente desearía disfrutar de su derecho
continuamente vulnerado a la tranquilidad. Las descalificaciones a los que no formamos parte del buen pueblo, sea
lo que se dé por bueno en cada momento, son tan ásperas, tan faltonas,
que una traga saliva antes de manifestarse, pero hay que hacerlo. Hay
que decirle al torero, por ejemplo, que el antitaurinismo no se lleva en
las pintas, es un convencimiento ético no estético, y tampoco se
reduce, no debería creerlo así, a los que salen a la calle con
pancartas; precisamente, esta es la época en que hay más gente callada
por detestar la bronca o por no exponerse, y más temas que van
convirtiéndose en tabú sepultados por la gresca y el barullo. Lo que
debería discutirse se zanja con un improperio. A mí tampoco me gusta la
bronca, pero, díganme, por los clavos de Cristo, dónde está el pecado en
decir que me parece excesiva la presencia de manifestaciones religiosas
en estos días dulces de Semana Santa. No por ello soy menos espiritual.
Ni menos limpia (de corazón).
La muerte del actor, de 27 años, ocurrió el 26 de marzo pero sus padres la han revelado ahora.
Clay Adler (Newport Beach, California, 1989), uno de los
actores estrella del canal de televisión MTV, se suicidó delante de unos
amigos con los que había ido al desierto para hacer unas prácticas de
tiro. El joven, que había participado en el realityMake it or Break it o de Fish Tank, se disparó a la cabeza el pasado 26 de marzo, pero los hechos han sido revelados ahora por sus familiares.
El
fallecimiento del joven, de 27 años y muy poco conocido fuera de
Estados Unidos, ha causado gran conmoción en Hollywood. Su amiga
Jennifer Lawrence, a quien conoció cuando ambos comenzaban sus carreras,
ha asegurado que se siente "totalmente destrozada" por la muerte de
Adler. Adler se había ido con unos amigos a hacer prácticas de tiro
en el desierto del sur de California. Mientras estaban practicando,
volvió el arma contra sí y se pegó un tiro en la cabeza. El joven
sobrevivió hasta llegar a un hospital, donde los médicos no pudieron
hacer nada por su vida.
Departamentos
de venta de firmas como Mango y Promod cuentan cuáles son las prendas
más vendidas de esta primavera para conocer qué lleva realmente la gente.
Según TagWalk,
el Google de la moda, el rosa es el color de la primavera-verano 2017.
Este motor de búsqueda, inventado por la parisina Alexandra Van Houtte,
de 27 años, indexa miles de fotos de pasarela que permiten saber qué
tonos, prendas, tejidos y motivos se han repetido más durante la
temporada.
Edited, la
empresa capaz de pronosticar mejor que cualquier agencia de tendencias
lo que la gente comprará en las tiendas, apuesta también por este color y
destaca como silueta clave los diseños con mangas abullonadas.
Vestidos floreados, tejidos plisados, monos, leggins,
lentejuelas, hombros redondeados y vestidos camiseros son algunas de
las piezas que se repitieron en las propuestas durante las semanas de la
moda del pasado septiembre y que llenan las páginas de estilo de las
publicaciones de moda.
Pero, aunque la pasarela dicta, la calle manda, y
no siempre las prendas que captan la atención de editores y prensa
especializada logran trascender a los consumidores.
De toda esta
amalgama de propuestas, ¿qué está comprando realmente la gente hoy?
Desde el departamento de ventas de Mango, una de las principales empresas de moda rápida españolas, informan de que una de las prendas más vendidas es la cazadora perfecto, “que ya es un básico”, indican.
Esta chaqueta de piel que puso de moda el actor Marlon Brando continúa siendo un best-seller que se reinventa: “Sus reinterpretaciones en los colores de moda son un auténtico hit de la temporada”, explican desde la firma.
Como la famosa chaqueta amarilla de Zara. María Grazia Chiuri la sacó también teñida de rojo pasión en su debut para Dior.
Dentro de la lista de grandes éxitos de
Mango, destaca también un vestido crudo con botones negros de la nueva
línea Commited, su primera incursión en moda verde.
“Es un vestido con
un corte bastante especial que, sin embargo, se está convirtiendo en un
superventas, sobre todo a nivel online”.
De hombros redondeados, recuerda a las prendas prácticas de Céline y Stella McCartney
y al valioso legado de la diseñadora estadounidense Claire McCardell.
Por otra parte, la tendencia de hombros al aire y volantes, que ya
despegó el verano pasado, continúa pegando fuerte esta temporada,
mostrando que la fórmula sigue lejos de agotarse.
En la firma francesa Promod, los monos, las camisas de
hombro descubierto y las camisas anudadas a la cintura son las más
vendidas, mientras que el denim, el popelín y el lino son los tejidos que destacan. Da la sorpresa el trench, una prenda que vuelve a estar de moda gracias a Demna Gvasalia, quien lo recuperó en Balenciaga y Vétements: “En su versión sahariana está funcionando muy bien en todas nuestras boutiques”, detalla Promod. En Kling, una firma de diseño español, triunfa el vestido camisero y el baby-doll
con vuelo; dos prendas que siempre aparecen en la lista de los más
vendidos: “No importa que sean o no tendencia, este tipo de corte es,
sin duda, el favorito de nuestras clientas”, explica el departamento de
comunicación de la marca.
Otras de las piezas que escalan posiciones en ventas son
aquellas que llevan estampados “de nubes, arco iris y gráficos
geométricos”, cuentan. El rosa es un color recurrente en Kling, aunque
si hay uno que persiste imbatible en la lista de sus grandes éxitos es
el azul marino. Los que acumulan más cifras de venta en Promod son el
amarillo, el blanco y el rojo. En mango, repiten el primero, pero
cuentan que “el blanco y el negro siguen siendo los más vendidos”. Sí a
las tendencias, pero con cautela. Lejos de estridencias, en la calle
parece que ganan las prendas más cómodas y sencillas.