Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

28 mar 2017

Síndrome del bebé sacudido: las graves consecuencias de perder los nervios




Zarandear a un niño tan solo unos segundos puede producir daños cerebrales e incluso la muerte.

En ocasiones, cuando el bebé llora de forma inconsolable, los padres o cuidadores pueden llegar a perder el control y zarandearle, sin ser conscientes del riesgo que supone.
 Este comportamiento, aunque solo sea por unos segundos, es muy peligroso.
 El síndrome del niño sacudido o zarandeado es el conjunto de lesiones cerebrales que se producen cuando se agita bruscamente al pequeño, y puede producir secuelas graves e incluso la muerte, debido a su frágil anatomía.
 Es la principal causa de fallecimiento de bebés menores de un año, tras un comportamiento agresivo, en Estados Unidos.
 La Asociación Española de Pediatría (AEP) califica este síndrome como relativamente frecuente, con 20-25 casos por cada 100.000 niños menores de dos años en todo el mundo, mientras que en España, calcula que lo sufren unos 100 bebés de los 450.000 que nacen cada año (datos de 2014).
Aunque se puede producir hasta los cinco años, los casos más frecuentes ocurren cuando el niño tiene entre seis y ocho semanas, que suele ser cuando este llora de manera más descontrolada.
 Los bebés con cólicos o similares son los que tienen mayor riesgo de sufrirlo. 
"El motivo más frecuente es un llanto inconsolable y prolongado que provoca la frustración y el enfado del cuidador, que finalmente zarandea al niño
. Otra causa es el intento de reanimarlo ante una situación que el cuidador entiende como amenazante para su vida (un espasmo del sollozo, un atragantamiento o un ataque de tos)", explica la AEP. 
Si lo movemos con mucha fuerza, si hemos dañado el cerebro, lo más probable es que el niño deje de llorar.
 Además, cuando se agita a un bebé, la cabeza del niño rota sin control, debido a que los músculos de su cuello están poco desarrollados y dan muy poco soporte a su cabeza.

Síntomas y consecuencias

Los principales síntomas de este síndrome son irritabilidad; dificultad para estar despierto; problemas respiratorios; 
falta de apetito; vómitos o parálisis. Aunque hay consecuencias que pueden no ser visibles, como sangrado en el cerebro y ojo o el daño en médula espinal, cuello o rotura de costillas.
 En casos más moderados, el niño puede parecer que no ha sufrido daño, pero a la larga es común que muestre problemas de salud, aprendizaje y desarrollo.
Las consecuencias pueden ser una afección en los huesos o la rotura de los vasos sanguíneos o de los nervios que recorren el tejido cerebral. 
Si el zarandeo acaba con el impacto del pequeño en una superficie, las consecuencias pueden ser aún peores, llegando a destruir las células del cerebro, impidiendo que este reciba el suficiente oxígeno.
Solo unos segundos son suficientes para que se produzca una lesión irreparable en el cerebro, reiteran los expertos.
 Las consecuencias más frecuentes son ceguera total o parcial; sordera; retraso en el aprendizaje, discapacidad mental y/o mareos. En los casos más graves los menores pueden morir. 
Según la AEP, uno de cada 10 menores que lo sufre, fallece.

La importancia de buscar ayuda y de informar

Los expertos señalan que existen factores psicológicos que pueden aumentar el riesgo de agitar a nuestro bebé.
 Estos son las expectativas no realistas sobre cómo debe ser nuestro pequeño; que seamos padres jóvenes e inexpertos, que suframos estrés; que abusemos de alcohol y las drogas o padezcamos depresión, entre otros. 
Según los datos, esta conducta es más común entre los hombres. Asumir que el llanto continuo puede ser normal entre los bebés, pero que con el tiempo mejora, buscar ayuda cuando perdemos los nervios y educar e informar sobre las graves consecuencias de zarandear a un bebé a sus cuidadores son las formas de prevención más efectivas.
Pese a su relativa frecuencia, es un síndrome del que no se suele informar a los padres primerizos. 
El caso más conocido fue el del famoso alpinista suizo Erhard Loretan, que en 2001 mató a su bebé de siete meses al zarandearlo durante una rabieta, y que decidió hacer público su caso para alertar a los demás padres.
Nada justifica zarandear a un niño.
 Los expertos aconsejan que “si estás teniendo problemas con el control de las emociones que produce la paternidad, busques ayuda, ya que unos segundos son suficientes para que tu bebé sufra consecuencias irreparables”.
 “Y asegúrate de que todas las personas que cuidan a tu pequeño conozcan los riesgos del síndrome del niño sacudido”, concluyen.
*Fuente Clínica Mayo, Institutos Nacionales de Salud de EE UU, Asociación Española de Pediatría.
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27 mar 2017

Kate Middleton ha querido ser Lady Di

Desde que anunciara su compromiso, la duquesa de Cambridge se ha inspirado en más de una ocasión en los estilismos de Diana de Gales.

El día que Guillermo de Inglaterra hizo público su compromiso con Kate Middleton, en 2010, esta no solo lucía en su mano el famoso anillio que había llevado Lady Di, sino que para la ocasión escogió un vestido azul como tres décadas antes había hecho una joven Diana Spencer. El día que Guillermo de Inglaterra hizo público su compromiso con Kate Middleton, en 2010, esta no solo lucía en su mano el famoso anillio que había llevado Lady Di, sino que para la ocasión escogió un vestido azul como tres décadas antes había hecho una joven Diana Spencer.

Tras anunciar su compromiso, Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton se pusieron ante el foco de Mario Testino para una sesión de fotos en la que quisieron imitar una de las fotos de Carlos de Inglaterra y Diana de Gales al anunciar su boda a principios de los años ochenta. Tras anunciar su compromiso, Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton se pusieron ante el foco de Mario Testino para una sesión de fotos en la que quisieron imitar una de las fotos de Carlos de Inglaterra y Diana de Gales al anunciar su boda a principios de los años ochenta.

La duquesa de Cambridge eligió en 2016 para una recepción en el palacio de Buckingham la misma tiara y un vestido muy parecido al que lució Diana de Gales en una cena en la embajada británica de Washington, en 1981 La duquesa de Cambridge eligió en 2016 para una recepción en el palacio de Buckingham la misma tiara y un vestido muy parecido al que lució Diana de Gales en una cena en la embajada británica de Washington, en 1981

En agosto de 2013, Kate Middleton salía del hospital tras dar a luz a su primer hijo con un vestido azul con lunares blancos. Un vestido muy similar a uno de los trajes premamá que lució Diana de Gales durante su embarazo del príncipe Guillermo. En agosto de 2013, Kate Middleton salía del hospital tras dar a luz a su primer hijo con un vestido azul con lunares blancos.
 Un vestido muy similar a uno de los trajes premamá que lució Diana de Gales durante su embarazo del príncipe Guillermo.


Diana de Gales, con sus dos hijos, los príncipes Guillermo y Enrique (en sus brazos), durante un partido de polo en junio de 1987. La misma informalidad que mostró la duquesa de Cambridge, durante un partido de polo en junio de 2014. Diana de Gales, con sus dos hijos, los príncipes Guillermo y Enrique (en sus brazos), durante un partido de polo en junio de 1987. La misma informalidad que mostró la duquesa de Cambridge, durante un partido de polo en junio de 2014.

Kate Middleton, en uno de sus actos oficiales en marzo de 2012. A la derecha, Lady Di, durante una visita a Washington con un vestido de Bruce Oldfield.

Kate Middleton, en uno de sus actos oficiales en marzo de 2012. A la derecha, Lady Di, durante una visita a Washington con un vestido de Bruce Oldfield.


Durante un viaje oficial a Italia en mayo de 1985, Diana de Gales lucía un abrigo a cuadros con tonos azules y verdes de Emanuel. Para la tradicional misa del día de Navidad de la familia real británica en Sandringham, en 2013 Kate Middleton escogió un abrigo muy similar de Alexander McQueen. Durante un viaje oficial a Italia en mayo de 1985, Diana de Gales lucía un abrigo a cuadros con tonos azules y verdes de Emanuel. Para la tradicional misa del día de Navidad de la familia real británica en Sandringham, en 2013 Kate Middleton escogió un abrigo muy similar de Alexander McQueen.


Kate Middleton aterrizó en el aeropuerto de Wellington (Australia) con este vestido rojo con botos, y gorro a juego, que a todos recordó el que lució Diana de Gales a su llegada a Washington en 1985.
 Kate Middleton aterrizó en el aeropuerto de Wellington (Australia) con este vestido rojo con botos, y gorro a juego, que a todos recordó el que lució Diana de Gales a su llegada a Washington en 1985.


Diana de Gales, durante una visita a Pakistán en 1996. A la derecha, Kate Middleton. Diana de Gales, durante una visita a Pakistán en 1996. A la derecha, Kate Middleton.


Kate Middleton, vestida de Alexander McQueen en mayo del año pasado. A la derecha, Lady Di, con un vestido de una de sus diseñadoras de cabecera Catherine Walker, que también ha vestido a la actual duquesa de Cambridge. Kate Middleton, vestida de Alexander McQueen en mayo del año pasado. A la derecha, Lady Di, con un vestido de una de sus diseñadoras de cabecera Catherine Walker, que también ha vestido a la actual duquesa de Cambridge. 
Kate Middleton, durante su visita a los estudios Warner en abril de 2013. A la derecha, Diana de Gales, también con un vestido blanco de topos negros, en junio de 1987. Kate Middleton, durante su visita a los estudios Warner en abril de 2013. A la derecha, Diana de Gales, también con un vestido blanco de topos negros, en junio de 1987.



Un mismo evento y un mismo estilo. En la celebración anual Remembrance Sunday Service, Diana de Gales, en 1984, y Kate Middleton en 2014.  Un mismo evento y un mismo estilo. En la celebración anual Remembrance Sunday Service, Diana de Gales, en 1984, y Kate Middleton en 2014


Diana de Gales, con un traje chaqueta rosa en un evento oficial a principios de la década de los noventa. A la derecha, Kate Middleton, con un abrigo parecido en marzo de 2015.

Diana de Gales, con un traje chaqueta rosa en un evento oficial a principios de la década de los noventa. A la derecha, Kate Middleton, con un abrigo parecido en marzo de 2015. 


Lady Di, en un concierto benéfico en el Goldsmiths Hall de London en marzo de 1981. A la derecha, Kate Middleton en los premimos The Sun Military Awards en 2011.

Lady Di, en un concierto benéfico en el Goldsmiths Hall de London en marzo de 1981. A la derecha, Kate Middleton en los premimos The Sun Military Awards en 2011. 

Robada la moneda de oro más grande del mundo de un museo de Berlín

La pieza, de 100 kilos de peso, está valorada en 3,74 millones de euros y fue acuñada en Canadá.

La moneda de oro de un millón de dólares canadienses en 2010. REUTERS

La moneda de oro más grande del mundo ha sido robada la madrugada de este lunes de un museo de Berlín. 
La policía ha confirmado la desaparición de la pieza, de 100 kilos de peso, 53 centímetros de diámetro y tres de grosor.
 Los especialistas calculan que su peso en oro puro tiene un valor de 3,74 millones de euros, según la agencia DPA.
 Es una moneda de un millón de dólares canadienses (cerca de 700.000 euros), aunque su valor real sea más alto. 
Fue acuñada por la Real Casa de la Moneda Canadiense en 2007 y entró en el libro Guinness de los récords como la mayor moneda de oro del mundo.
La pieza estaba en el Museo Bode, en la famosa isla de los museos de Berlín. Estaba protegida por un cristal antibalas, pero los ladrones lograron romperlo. 
La policía cree que, por el peso de la moneda, tuvieron que ser al menos dos personas las que cometieron el robo.
 Un vigilante del museo avisó alrededor de las cuatro de la madrugada la desaparición de la pieza.
Museo Bode de Berlín, de donde fue robada la moneda.
Museo Bode de Berlín, de donde fue robada la moneda. EFE
Las primeras investigaciones, según la DPA, apuntan a que los delincuentes entraron en el museo por una ventana que da directamente a las vías del tren
. Con ayuda de una escalera, presuntamente pudieron acceder al edificio, que exhibe principalmente esculturas, pero también tiene una amplia colección de monedas. 
Solo existen cinco ejemplares de esta pieza, que es conocida como la Big Maple Leaf (gran hoja de arce) porque en una cara muestra tres hojas de ese árbol, que es el símbolo de Canadá.
 En la otra cara tiene la imagen de la reina Isabel II.
Las dos caras de la moneda canadiense.
Las dos caras de la moneda canadiense. EFE




 

Londres....................................... Boris Izaguirre

Pelayo es 'millennial' y yo de Pet Shop Boys. Típicos contrastes de los que se nutre la televisión.

Exhibición de David Hockney en la Tate Britain de Londres; en la imagen, el cuadro 'Christopher Isherwood y Don Bachardy' (1968).

El lunes oí a Theresa May decir: “Reino Unido somos cuatro naciones pero un solo pueblo”.
 Después, callejeando por Westminster en Londres me dio la impresión de que eso es lo contrario de lo que opina Mariano Rajoy sobre España: que es una nación con cuatro pueblos.
 Reconozco que estábamos animados, veníamos de la Tate Britain, que ofrece una retrospectiva de David Hockney por sus 60 años de carrera.
 Es una de las exposiciones del año: ese principio, lleno de humor y rebeldía, donde Hockney coqueteaba con la reivindicación gay y la abstracción a partes iguales.
 Tonteaba con ironía: medio cuadro abstracto y el otro medio figurativo.
 Hasta que se dio cuenta de que le quedaba quizás demasiado Bacon y se enfiló hacia la figuración, su mayor don. Junto con su frescura, ese amor a la vida y al color pintados con genialidad y estilo.
 A la aventura se le sumó el deleite cuando, de repente, rodeados de cuadros con piscinas, entraron, en silencio, los Pet Shop Boys.
 Sí, juntos, Neil Tennant y Chris Lowe, confundidos entre los visitantes y regalando a la sala ese aire de momentazo pop.
 Mi marido y yo estuvimos muy comedidos, no nos pegamos a ellos, tampoco nos alejamos
. La gente en la galería actuó igual para impedir que se asustaran y se marcharan volando.
 Es la manera de ser londinense, civilizada.
 Cuando Chris y Neil necesitaron pasar por un estrecho pasillo hacia la siguiente sala retrocedí dos pasos para dejarlos avanzar. Como si fueran aristócratas del talento o grandes damas del teatro.

Boris Izaguirre, en la exposicion de David Hockney en Londres.
Boris Izaguirre, en la exposicion de David Hockney en Londres.
El Brexit ya se nota en Londres.
 Hay menos tráfico. 
Esa excitación pululante, gente joven vestida tan a la última moda que parece nostálgica, sorprendiéndote cada minuto, ha disminuido. 
Pero los conciertos, las exposiciones en museos y galerías siguen siendo brillantes, hipnóticos.
 El grupo de Sussex, los amigos de Virginia Woolf, se ha vuelto a reunir en una de las mansiones secretas de la ciudad, Temple Place, y te rodean mientras descubres su formidable escalera o el auténtico sofá Mae West Lips diseñado por Dalí y Edward James. La épica exposición sobre el arte ruso posterior a la Revolución, que en octubre cumple 100 años, fue un regalo de la Royal Academy que me hizo olvidar que esta semana termina el docureality sobre las Campos. 
 Siempre he sentido admiración por la líder del clan, María Teresa Campos, por eso acudí a la penúltima entrega del programa. Llevaba casi un año sin pisar Telecinco, que ahora los viernes está infestado de blogueros y medidores de audiencia. 
Es un tipo de personas que antes no veías. 
La bloguerita que me tocó me hizo una entrevista sobre lo que pensaba que debería vestir Pelayo en la isla donde podría participar en Supervivientes 
. Recomendé unos caftanes pero Pelayo, que esta más a la moda que nadie, insistió en kimonos y speedos.
 Defiendo el caftán en la playa porque te protege un poco más del sol y es de algodón, mientras que la crujiente seda del kimono puede asfixiarte en esas humedades. 
Ya con los escaparates de Zara llenos de kimonos, Pelayo hizo un mohín de que apuntaría mi sugerencia y fue cuando detecté el porqué nos habían invitado juntos.
 Pelayo es millennial y yo de Pet Shop Boys. Típicos contrastes de los que se nutre la televisión.
Terelu Campos, en un fotograma de su 'reality show' familiar.
Terelu Campos, en un fotograma de su 'reality show' familiar.
Antes de ir a Telecinco pasé por Embassy, el salón de té que será clausurado por la aplanadora inmobiliaria y el liberalismo, a picar algo.
 El día antes, un grupo de madrileños se había manifestado contra el cierre con mucho salero. Eugenia Silva y yo nos tomamos selfies como si estuviéramos en un nuevo templo de Debod
. El alboroto en la tienda era considerable, gente de Santander y Albacete se hacían fotos con la ensaladilla rusa, los sándwiches y el histórico emblema de la tienda.
Asistí a todo este jaleo mientras leía una carta al director que destacaba con asombro la expresión “contabilidad extracontable”, que usó durante su declaración el extesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas. 
 Es el tipo de eufemismo que termina por fascinarnos, ¡contabilidad extracontable!, una manera diplomática y dulce, como de Embassy, de referirse a la caja B. 
Ese algo que fastidia tanto como ese armario o trasto que en la casa familiar lleva años molestando en un pasillo y del que no consigues deshacerte. 
Pero que, al menos, puede servirnos para explicar estos tiempos indigestos que nos toca contar.
Londres