La manifestación feminista del día 8 ha sido distinta este año. Hay un
rearme del activismo frente a los vientos de violencia retrógrada.
HACE UN PAR de semanas asistí, maravillada, a la monumental manifestación feminista de Madrid del
día 8 de marzo. Como poco éramos 60.000 o 70.000 personas, aunque la
gran mayoría de los medios decidió ignorar semejante noticia. Y hubo
récords históricos de participación en muchos otros puntos del planeta,
desde la masiva movilización de Asunción (Paraguay) a los 300.000
manifestantes de Montevideo (Uruguay), según cifras de la policía. Algo ha sido distinto este año en el Día de la Mujer. Algo parece estar
tomando forma en las calles y en los corazones. Hay un rearme del
activismo frente a los vientos de violencia retrógrada que soplan por la
Tierra. Creo que los ciudadanos empezamos a comprender que los logros
democráticos están en peligro. Las conquistas sociales que nos costaron
siglos de muerte y sufrimiento pueden ser borradas de un plumazo por la
nueva barbarie, y entre esas conquistas está el anhelo de una sociedad
igualitaria. Sí, vamos a peor; el sexismo no sólo sigue perdurando en
mayor o menor medida en todo el mundo, sino que ahora, además, hay un
neomachismo que avanza pujante.
Recordemos que el machismo es una ideología en la que nos educan a
todos, así que hay mujeres sexistas, de la misma manera que hay hombres
feministas. Como los muchos hombres que asistieron a la manifestación de
Madrid. Recorrí de punta a punta la Gran Vía, atiborrada de gente,
entre ruido de tambores e ingeniosos carteles (Tus machistadas me dan patriarcadas),
y me emocionó comprobar que el 70% de los participantes eran muy
jóvenes. Había un buen montón de chicos y sobre todo una multitud de
muchachas maravillosas, las hijas y las nietas que no tuve, nuestras
sucesoras, así como nosotras sucedimos a generaciones de mujeres que se
esforzaron por romper el hielo, aunque para ello tuvieran que regarlo
con sangre: las Marie Curie, las sufragistas, las parteras medievales
que ardieron en la hoguera. Allí, en esa noche festiva y entusiasta, me
sentí formar parte de una larguísima cadena. Viendo a las jóvenes que me
rodeaban, comprendí que yo les estaba pasando el testigo. Fue
conmovedor. Y es un testigo precioso y cargado de historia, aunque haya sido siempre una historia silenciada. Ana López-Navajas
es una investigadora formidable de la Universidad de Valencia que
publicó un estudio en 2014 en el que demostraba la ausencia de figuras
femeninas en los contenidos de la Educación Secundaria Obligatoria
(ESO). De hecho, sólo el 7,6% de los referentes culturales, humanísticos
y científicos que aparecen en los libros de texto son femeninos:
aprendemos una cultura y una ciencia sólo de hombres. Y no es porque no
hayan existido mujeres extraordinarias a lo largo de la historia, sino
porque el sistema patriarcal se ha encargado de borrar su memoria. Por
eso López-Navajas lleva más de ocho años preparando una base de datos
para incluir mujeres en los contenidos de la ESO, un trabajo monumental y
épico por el que Ana acaba de ganar el premio Avanzadoras de Oxfam
Intermón. La importancia de esta base de datos es tal que puede dar un vuelco a
nuestra concepción del mundo: “Por ejemplo, el nacimiento de la ópera va
unido a Monteverdi, pero también a Francesca Caccini, conocida y famosa
compositora. Ella fue la primera que sacó la ópera de Italia para
representarla en Varsovia, y a partir de ahí empezó a difundirse. Fue
Sophia Brahe la que realizó en su mayor parte –casi completamente– las
tablas que después utilizó Kepler. La primera literatura de autor, más
antigua que Gilgamesh y los Veda, es La exaltación a Inanna, de
la sacerdotisa acadia Enheduanna, a quien también pertenecen las
primeras notaciones astronómicas. Y hay un sinfín más. Tantas, que la
historia tal como la conocemos se descompone”, explica Ana, que espera
tener la base operativa el próximo verano. Unas chicas llevaban en Gran
Vía este cartel: “Somos las nietas de todas las brujas a las que no
pudisteis quemar”. En efecto. Y también de todas esas mujeres
prodigiosas que contribuyeron al conocimiento y a la belleza del mundo y
que fueron silenciadas por el patriarcado, de la misma manera que la
mayoría de los medios de comunicación silenciaron las manifestaciones
del 8 de marzo.
Va siendo hora de que los españoles se den cuenta de que la democracia
que tenemos desde hace cuarenta años está amenazada por demasiados
flancos.O que nos demos cuenta....no se den cuenta como si usted fuera el único que si se da cuenta.
PERIÓDICAMENTE, UNO llega a la conclusión de que a buena parte de
los españoles no les gustan la democracia ni las sociedades libres (o lo
que se conoce como tales, inexactamente). Es más, les parecen un
estorbo, un engorro, una atadura.(eso lo dirá por usted).
Si bien se piensa, no tiene demasiado de extraño, dada nuestra
trayectoria histórica y dado de dónde salimos hace unos cuarenta años. España sigue llena de admiradores de Franco, y lo peor es que los hay en
casi todos los partidos, sean de derechas, de izquierdas,
nacionalistas, o demagógicos y totalitarios (lo que ahora se llama
benévolamente “populistas”). Unos dicen odiarlo, a Franco, pero no dejan
de imitarlo y por lo tanto de admirarlo. Por no hablar de otras
figuras, pasadas y actuales, que también se le parecen. Hoy descuellan
Putin, Erdogan, Trump, Orbán, Szydla y Maduro, por ceñirnos a los que
tienen el poder en sus manos. He dicho “buena parte de los españoles”. Los líderes son unos pocos, sin
embargo. Pero a ellos hay que añadir a muchos de los militantes de los
respectivos partidos y a no pocos de sus electores, que con sus votos
los aplauden y procuran que manden. El número, así, crece
insospechadamente. El PP sabemos hace mucho que es escasamente
democrático: lo demuestra con creces cada vez que obtiene mayoría
absoluta e impone leyes sin discutirlas con nadie y en contra de los
ciudadanos. La ley mordaza y la conversión de TVE en una
fábrica de propaganda (o, en su defecto, en una grotesca página de
sucesos) son sólo un par de pruebas fehacientes. ERC, PDECat y la CUP
son formaciones con vocación absolutista, dispuestas a dar golpes de
Estado encubiertos y a imponer su voluntad sin mayoría a todos los
catalanes: sus triquiñuelas y su uso de TV-3 y demás medios públicos
superan la manipulación del PP, si ello es posible. De Bildu y similares
no hablemos, nunca han ocultado sus simpatías por los métodos violentos
para doblegar a quienes no están de acuerdo con ellos. Ahora ha salido a la luz algo sabido hace tiempo por cuantos escribimos
en prensa: la petición de amparo de la Asociación de la Prensa de Madrid
ante los ataques e intimidaciones por parte de Podemos y sus acólitos
orquestados. No sé si, como afirma la APM, provienen de sus dirigentes. Lo que es de sobra conocido es que, persona que critica a ese partido,
persona objeto de difamación e insultos concertados en las redes
sociales. Dejemos de lado a esos líderes, que han alegado no poder
controlar a sus militantes más fanáticos. De los partidos también revela
mucho su clase de militantes o forofos, porque de ellos saldrán los
mandatarios y cargos futuros. Pero es que además Pablo Iglesias pone en
cuestión la libertad de prensa “porque a la prensa nadie la ha elegido”
(cito de memoria). Veamos. En una sociedad libre y democrática se eligen
los gobernantes, nada más, y no se les extiende un cheque en blanco por
ello. Sólo en las totalitarias (ya lo expresa la palabra) esos elegidos
o golpistas, según el caso, invaden hasta el último rincón y lo regulan
todo, sin permitir que nada escape a su vara. Se empieza por
decidir quiénes pueden fundar un periódico o tener una emisora, después
quiénes pueden escribir o hablar en ellos, más tarde quiénes pueden
hacer películas o escribir novelas, y se acaba por señalar quiénes
pueden abrir una tienda o un bar o sentarse en los bancos de los parques. Más o menos lo que hemos visto hacer en películas y series a las
diferentes mafias, desde los Soprano hasta la Camorra, que, como
recordarán sus espectadores, dan o niegan la venia hasta para limpiar la
hojarasca de “sus” barrios. Que hay y ha habido Gobiernos que se
comportan como mafias, tenemos cuantiosas muestras fuera de las
ficciones. Eso sí, encima tratan de legitimarse porque “han sido
elegidos” o “aclamados”. Como si eso bastara para actuar a su antojo y
controlarlo todo. Los totalitarios se amparan a menudo en lo
que llaman “democracia directa”, a base de consultas, referendos y
plebiscitos. Del timo que esto supone numerosas veces, habrá que hablar
otro día, con el ejemplo flagrante de los convocados por el Ayuntamiento
de Madrid con un cinismo sonrojante y no muy distinto del de los
regidores del PP anteriores. Del adversario ideológico también se
aprende, cuando éste es hábil y queda impune. Lo mismo que han aprendido
de Franco sus aventajados alumnos de Junts pel Sí: fue Franco quien
inventó –en tiempos recientes y en nuestro territorio– que quien lo
atacara a él atacaba a la patria.
Va siendo hora de que los españoles que sí quieren una sociedad libre y
democrática, en la que no haya que mostrar adhesión para todo,
se den cuenta de que la que hemos tenido durante los últimos cuarenta
años (tan imperfecta y frustrante como quieran) está amenazada por
demasiados flancos. Cruzarse de brazos supone allanarles el camino a los
amenazantes. Ustedes verán qué hacen y qué votan, a la próxima. Ustedes
verán si hacen algo, o no hacen nada.
Mañana, a las 17:06 horas, se cumplen cuatro
décadas del choque de dos 'Jumbos' en la pista del aeropuerto tinerfeño,
que se llevó por delante la vida de 583 personas
Es prácticamente imposible que se vuelva a repetir una cadena de
acontecimientos como la que desembocó en la que sigue siendo, 40 años
después, la mayor tragedia de la aviación comercial.
Porque fueron
tantas las casualidades que la catástrofe del aeropuerto de Los Rodeos
es un ejemplo de manual de la ley de Murphy: si algo puede salir mal,
saldrá mal.
Y todo lo que pasó aquel domingo 27 de marzo de 1977 en la
instalación tinerfeña salió mal, rematadamente mal.
Tanto que 583
personas se dejaron la vida en la pista del aeródromo.
El parte
meteorológico anunciaba nubosidad en el norte de las Islas, pero ese
domingo amaneció despejado y con sol.
Era un día tranquilo y apacible,
ideal para comer fuera e incluso ir a la playa.
En las cafeterías y
bares de la Isla se hablaba de la mala situación económica del Club
Deportivo Tenerife, el máximo representante del fútbol isleño, que
estaba en ese momento en Segunda División -como ahora-, se estaba
planteando vender a una de sus estrellas, el ariete paraguayo Crispín
Maciel.
Los que no eran futboleros charlaban sobre lo que se denominó Laguerra del espárrago,
una verdura que se consideraba en ese momento un alimento de lujo y
cuyo precio no paraba de subir, o sobre el abaratamiento de los tomates
de exportación.
En las carteleras de los cines destacaban películas como
Karla contra los jaguares, El hombre del valle maldito o Los vividores, este último un western de Robert Altman.
Algunas se emitían en blanco y negro y otras en color. Sin que nadie se lo imaginara, la
premonición está desde primera hora en las portadas de los periódicos
locales, cuyas ediciones costaban entonces 15 pesetas. Destacan el cese
de emisiones del programa de radio La voz de Canarias libre que
el independentista Antonio Cubillo venía presentando desde su exilio en
Argelia. Cubillo, un abogado laboralista tinerfeño, huyó de la
dictadura franquista en 1962, había establecido su nueva residencia en
Argel y en 1964 había montado el Movimiento por la Autodeterminación e
Independencia del Archipiélago Canario (Mpaiac). Desde esa emisora
clandestina, aunque apoyada por Argelia, el abogado había lanzado
proclamas separatistas y contra los godos, como llamaban y llaman despectivamente los canarios a los peninsulares.
¿Y
por qué era premonitorio? Porque Cubillo y el Mpaiac iban a
protagonizar el primer acontecimiento que desencadenó la tragedia.
Pasadas las 12:20 horas, en el aeropuerto de la otra isla capitalina de
Canarias, Gran Canaria, a solo 30 minutos en avión de Tenerife, una voz
anónima, joven y masculina, llama a la centralita de las oficinas de
Iberia. La empleada que cogió la llamada se quedó paralizada, no sabía
qué hacer. Le acababan de anunciar que iban a estallar dos bombas en las
dependencias del aeropuerto de Gando. Apenas unos minutos después,
sobre las 12:30, sin tiempo para que las fuerzas de seguridad se
desplegaran, estalla un primer artefacto en una floristería situada en
la terminal.
Bomba en Gando
La gente
corre por todos lados despavorida en medio de la humareda y restos del
falso techo, el mobiliario, las cristaleras y las macetas de la tienda. Mientras, nueve personas que han sido alcanzadas por la onda expansiva,
entre ellas la dependienta de la floristería, tratan de incorporarse y
salir del shock. Marcelina Sánchez, la dependienta del
comercio, es la más grave al estar más próxima a la bomba. Las secuelas
le impidieron volver a caminar y provocaron recurrentes ingresos
hospitalarios e intervenciones quirúrgicas hasta su defunción en julio
de 1993, a los 41 años. En 2015, el Ministerio del Interior la reconoció
como víctima de terrorismo. los agentes de la Policía Armada -ahora
Policía Nacional- y la Guardia Civil se unen unidades especiales del
Ejército, que buscan el segundo explosivo que había anunciado el
comunicante anónimo. No aparece pero el temor a que se vuelvan a
producir más explosiones lleva a las autoridades a ordenar el cierre
total del aeropuerto de Gando y desvío de los vuelos que tenían previsto
aterrizar en Gran Canaria. Entre ellos hay dos Jumbos en pleno
vuelo: uno de KLM procedente de Amsterdam y con destino a Las Palmas y
otro de Pan American que partió de Los Angeles con destino a Grecia. La
mayoría de pasajeros tenían como objetivo pasar unas vacaciones.
Dos 'Jumbos' en el aire
La
decisión altera completamente los planes de ambos Boeing 747, que
siguieron siendo los gigantes de la aviación durante muchos años hasta
que aparecieron los Airbus 380. Sin embargo, quienes peor se lo toman
son los dos únicos controladores aéreos que había ese domingo en la
torre del aeropuerto tinerfeño de Los Rodeos. De repente, de una jornada
tranquila pasan a una situación de estrés total. No dan abasto.
El Jumbo de
la KLM holandesa aterriza primero en Los Rodeos, a las 13:38 horas.
Para ahorrar tiempo, de manera que no se excedan las horas máximas
diarias de vuelo y no tener que pernoctar en Gran Canaria, su
comandante, el capitán Jacob van Zanten, decide llenar los tanques con
55.000 litros de combustible mientras espera a que se reabra Gando. El
avión de la Pan Am toma tierra más de media hora después, a las 14:15
horas.
El cielo sigue despejado. Van Zanten, que era la imagen
comercial de KLM y había estado apartado de la rutina de los vuelos para
centrarse en las campañas publicitarias y la preparación de los futuros
pilotos, se muestra desde el primer momento desesperado por reemprender
la marcha. Desde Amsterdam, KLM le comunica que si despegaba de Las
Palmas a las 19:00 horas no excedería su límite de horas de vuelo
diarias. Por eso se niega a que los pasajeros abandonen la nave. No
obstante, 20 minutos después, recula al ver que Gando sigue cerrado.
A
eso de las 14:40 horas, poco después de que aterrice el Boeing 747 de
Pan Am, llega por fin una buena noticia, aunque a la postre solo sería
un espejismo. Gando reabre su pista y las dos aeronaves pueden empezar a
prepararse para reemprender la marcha. A las 16:30 horas, cuando
empiezan a aparecer nubes sobre el aeropuerto tinerfeño, la tripulación
estadounidense llevaba casi 11 horas trabajando y empieza a notar el
cansancio. La tripulación del KLM llevaba 9 horas, también está fatigada
y aun le queda un vuelo a Gran Canaria y otro a Amsterdam. Los Rodeos, el único aeropuerto que había
en Tenerife -solo un año después se inauguró un segundo aeródromo, el
Reina Sofía-, tenía unas instalaciones muy deficientes, incapaces de
soportar el tráfico que se concentró aquel 27 de marzo de 1977. Pero los
dos controladores y el escaso personal que había aquel domingo no
tenían más remedio que solventar la emergencia.
Operación fatal de repostaje
El
permiso para que el KLM despegara primero no llegó hasta que
prácticamente terminó la operación de repostaje. A las 16:45 horas, el
capitán firmó el registro de combustible y a las 16:00 empezó las
comprobaciones previas al inicio del vuelo. El Pan Am también recibió
autorización para la preparación de la puesta en marcha mientras el KLM
encendía los motores.
Los aviones, ordenados en fila de a uno,
toman posiciones para el despegue. Los primeros en marcharse son un
Douglas DC-8 y dos Boeing: un 727 y un 737. Los siguientes en despegar
serán el Boeing 747 de la KLM y el mismo modelo de la Pan Am. Son casi
las cinco de la tarde y ya no queda nada de las espléndidas condiciones
del tiempo con que se levantó el día. Una niebla espesa invade de
repente Los Rodeos, la visibilidad se reduce de forma drástica y las
luces de la pista no funcionan. Estas olas de nubes que invaden la
instalación forman parte de un fenómeno frecuente que se produce en esta
zona de Tenerife, perteneciente al municipio de La Laguna, a solo 7
kilómetros de la capital, Santa Cruz.
La niebla de Los Rodeos
En
este punto se dan unas condiciones climáticas particulares que hacen
que en algunas épocas del año se posen las nubes. La altitud del
aeropuerto, a poco más de 600 metros sobre el nivel del mar, hace que se
den dos tipos de fenómenos. Por un lado, los vientos alisios empujan
masas de aire húmedo y nubosidad, que se va estancando en este punto. Además, las características orográficas de Los Rodeos, que forma un
anillo montañoso, hacen que la nubosidad "no se renueve" y se acumule.
A
las 16:56 horas, el KLM solicita permiso para despegar, avanza hasta el
final de la pista y efectúa un giro de 180 grados. El capitán Van
Zanten acelera motores. A las 17:02 el Pan Am se comunica con la torre
de control y recibe la orden de recorrer la pista principal, detrás del
KLM, y abandonarla por la tercera salida. Tres minutos más tarde, a las
17:05 horas, mientras el Pan Am avanza en busca de la tercera salida, el
KLM comunica a la torre que está "en el despegue". Estas palabras no están incluidas en los
protocolos y los controladores no terminan de comprenderlas. Responden
al KLM que espere. Sin embargo, la tripulación holandesa no espera pues
en ese preciso instante desde el Pan Am se intentan comunicar con la
torre y se producen interferencias. No escuchan la respuesta completa.
Los
pilotos del Pan Am siguen buscando la tercera salida pero no la
encuentran porque se la han saltado. Quizá porque no la vieron, quizá
porque apreciaron que en esa tercera salida era imposible girar y
concluyeron que no se trataba de la C3 o quizá porque contaron a partir
de la segunda y por tanto en realidad iban a tomar la C4, tal como
explicó después del choque el comandante estadounidense Victor Grubbs.
Momentos cruciales
El Jumbo
de KLM inicia la maniobra de despegue a las 17:04 horas, mientras el de
Pan Am y la torre de control siguen intercambiando mensajes en los que
queda patente que el avión norteamericano sigue maniobrando en la pista. El ingeniero de vuelo del KLM los escucha y se lo comunica a Van Zanten
pero este no parece prestarle atención y sigue adelante. El ingeniero
es el más joven e inexperto de la cabina. No insiste.
Van
Zanten era un piloto de reconocido prestigio. Había sido piloto
comercial 27 años y contaba con más de 11.700 horas de vuelo. Era el
instructor más veterano de la compañía y los años anteriores había
pasado la mayor parte del tiempo formando a nuevos pilotos. De hecho, no
había volado en los tres meses anteriores a la catástrofe.
El
KLM, sin un permiso específico para despegar y con escasísima
visibilidad, inicia la marcha. Los controladores se limitan a señalar
"pista despejada". Willem Schreuder, mecánico de vuelo de KLM, dice:
"¿No está despejado, entonces?". Van Zanten le responde: "¿Qué has
dicho?". Pero Van Zanten tiene la decisión tomada y recorre 1.300 metros
por la pista hasta superar los 200 kilómetros por hora. Entonces es
cuando avista al Pan Am, que se aproxima de frente. Los separan apenas
unos 500 metros. El comandante del Pan Am, Víctor Grubbs, acelera a
máxima potencia e intenta apartarse. "Allí está? mírenlo. ¡Maldición,
DIOS, está viniendo hacia nosotros!", dice Bragg por radio. Van Zanten
levanta el morro del avión e inicia el despegue. Se hace el silencio
Las
comunicaciones se interrumpen de repente. Los controladores llaman pero
no hay respuesta. Empiezan a temerse lo peor. Son las 17:06:50 y se
acaba de producir el impacto. La neblina actúa como silenciador pero no
impide que se escuchen las explosiones en unos kilómetros a la redonda. Hay quienes piensan que el Teide ha entrado en erupción. Pero no hay
lava, hay hierros retorcidos en la pista de Los Rodeos que nadie ve
hasta pasada media hora, cuando la neblina se abre. El KLM choca contra
la parte superior del morro del Pan Am, cae el suelo y se desliza más de
300 metros envuelto en llamas. Las más de 55 toneladas de combustible
impiden que el avión se eleve antes y hacen que se convierta en una
enorme bola de fuego que nadie ve por la neblina. Viajan 234 pasajeros y
14 tripulantes. No hay supervivientes. Mientras tanto, el Pan Am
también se encuentra en llamas. Una turbina desprendida del KLM arrasa
parte de la cabina. Hay 378 pasajeros y 16 tripulantes. Solo 70 personas
consiguen escapar a través de las grietas que se abren en la aeronave
en la parte delantera y trasera antes de que las llamas arrasen el
avión. Nueve acaban falleciendo en las siguientes horas.
Muchos
isleños se habían quedado en casa para ver el partido de fútbol entre
España y Hungría, que acabó con empate a uno, con gol del mítico
Juanito. Se empiezan a enterar por radio de que se había producido un
accidente en Los Rodeos pero la información es tan confusa que nadie
puede imaginar la magnitud de la tragedia. El esfuerzo para el rescate, identificación
y repatriación de los cadáveres fue monumental. La mayor parte de los
cuerpos estaban calcinados y muchos desmembrados. Las más de 500
personas que trabajaron en el despliegue jamás olvidarán lo que vieron
aquel día en las pistas y el hangar. Tenerife no tenía tantos ataúdes. Hubo que traer y hacer centenares a toda prisa.