Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

24 mar 2017

La principal causa del cáncer: el azar.............. Javier Sampedro.......

Dos tercios de los cánceres no pueden prevenirse con el estilo de vida; la detección precoz es más esencial que nunca.

Una célula cancerosa. Getty Images
Tradicionalmente se ha pensado que las mutaciones que causan el cáncer provienen de dos fuentes principales: la herencia y el ambiente (humo del tabaco, radiación ultravioleta de la luz solar y muchas otras).
 Un macroestudio coordinado por genetistas de la Johns Hopkins confirma ahora que no es así: dos tercios de las mutaciones cancerosas provienen de errores al azar en el proceso de replicación del ADN.
 Solo el tercio restante se debe a la herencia y al ambiente.
 Este hecho tiene importantes consecuencias para la prevención y tratamiento precoz de cada tipo de cáncer.


El mismo consorcio que publica estos resultados en Science, coordinado por Cristian Tomasetti y Bert Vogelstein, de la facultad de medicina pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (un nodo de la genómica internacional del cáncer), ya presentó hace dos años unas conclusiones similares
 El megaproyecto ha obtenido ahora evidencias nuevas que las refuerzan, y que revelan nuevas claves que serán valiosas para los oncólogos que tratan a pacientes.
 Se basan en un nuevo modelo matemático y en datos epidemiológicos de medio planeta.
El trabajo no implica que haya que bajar la guardia sobre los factores ambientales cancerígenos. 
“Es bien sabido”, explica Tomasetti, “que debemos evitar factores ambientales como fumar para reducir el riesgo de cáncer; pero es menos conocido que, cada vez que una célula normal se divide y duplica su ADN para generar dos células nuevas, comete múltiples errores”. 
El genoma humano tiene 3.000 millones de bases (las letras del ADN gatacca…) y, pese a que la fidelidad del sistema de replicación es muy alta (menor a un error en un millón), queda mucho margen para generar mutaciones aleatorias.
“Esos errores de copiado”, prosigue el codirector de la investigación, “son una fuente poderosa de mutaciones del cáncer que, históricamente, se ha infravalorado, y nuestro nuevo trabajo aporta la estimación de la fracción de mutaciones causada por ellos”.
Una conclusión importante es que, pese a la importancia de las campañas para evitar el tabaco, el sol, las comidas grasas y demás, el foco se vuelve con más fuerza que nunca hacia la detección precoz.
 Porque, ni aun cuando esas campañas alcanzaran un éxito del 100%, lograrían evitar el 67% de los cánceres.
 Mal que les pese a los moralistas, la gran mayoría de los cánceres no son culpa de su víctima. 
Y solo detectarlos a tiempo podrá salvar a esos inocentes.
 Y de paso a los culpables que no logran vivir a la altura de las exigencias preventivas.

 

Desmesura y estancamiento.......................... Carlos Boyero

El arranque, como es normal en su director, es brillante, pero mis decepciones con el cine de Álex de la Iglesia se van acumulando.

EL BAR
Dirección: Álex de la Iglesia.
Intérpretes: Blanca Suárez, Mario Casas, Carmen Machi.
Género: comedia. España, 2017.
Duración: 102 minutos.
Luis Buñuel utilizó inicialmente una idea de José Bergamín sobre un grupo perteneciente a la gran burguesía mexicana que inexplicablemente no puede abandonar la mansión en la que ha cenado, para realizar una película surrealista, perturbadora y extraordinaria titulada El ángel exterminador. 
 Lo consiguió con un presupuesto corto, intérpretes más que discutibles, imaginación volcánica, sabio conocimiento de la naturaleza humana, sarcasmo desaforado y su habitual mala hostia. En el cine de los últimos años Frank Darabont encerraba a los personajes en un supermercado.
 Ocurría en la espléndida e inadvertida La niebla. Pero ahí sí existía una razón con causa para el enclaustramiento. Fuera, en medio de la bruma, le estaban esperando monstruos sobrenaturales. La temática de permanecer en un aterrorizado y progresivamente degradado refugio da para mucho.

Álex de la Iglesia y su ancestral coguionista Jorge Guerricaechevarría han imaginado que un grupo de gente con toque pintoresco y en el que no faltan sus amados frikis se ve atrapados en un bar castizo, y que en esa convivencia forzada, angustiosa y esperpéntica ocurren todo el rato cosas sorprendentes y salvajes.
 A diferencia de los que habitaban El ángel exterminador ellos sí pueden salir a la calle repentinamente solitaria, eso sí, con el riesgo de que tiradores invisibles les vuelen la cabeza.
Y el arranque, como es norma en la obra de este director, es brillante.
 Su cámara se mueve con estilo y poderío plasmando el cruce urbano de algunos de los desdichados que irán a visitar perennemente el bar del terror. 
Y durante un rato me entretengo, sonrío y río moderadamente con lo que dicen y hacen los moradores de un lugar que aún no se ha tornado claustrofóbico.
 Pero la historia no avanza, tienes la sensación de que los autores del guion se han divertido mucho y jaleado mutuamente con las ocurrencias, los diálogos y las situaciones en plan destroyer que van imaginando. 
Y celebras su desbordante comunicación y su previsible jolgorio, pero dudo que sea contagioso para algunos espectadores (los fans incondicionales de su cine son legión), entre los que desgraciadamente me encuentro. 

Si el encanto inicial de El bar dura poco, la parte final me resulta insoportable.
 Todo obedece al delirio y al pasote, y además se desarrolla en un lugar escasamente apetecible para la vista.
 Y no quiero imaginar que las películas también desprendieran olor. Hablo de cloacas, de gente gritando posesa en medio de excrementos.
 Tal vez el autor considere necesaria para la conclusión de la historia ese agresivo naturalismo fecal.
 Tiene derecho. Allá él.
Lamento profundamente que mis decepciones con el cine de Álex de la Iglesia se acumulen.
 Con la anterior Mi gran noche el fiasco fue notable. Aquí mantiene ese nivel.
 Solo te puede defraudar lo que alguna vez te ha encantado. 
La fuerza visual, el talento y la originalidad de este director son innegociables.
 Me han proporcionado gozo y carcajadas en películas como El día de la bestia, , La comunidad, Balada triste de trompeta y Las brujas de Zugarramurdi.
  Me molesta su genético amor por el aquelarre y el exceso torrencial como fin de fiesta, pero existen bastantes cosas en su personalidad creativa que me parecen admirables. En El bar está la intención de que vivan en delirante armonía varios géneros, pero ninguno funciona.
 Y existe algún personaje con patético protagonismo que me pone de los nervios, tal mal concebido como interpretado, ni creíble ni magnético a pesar de su vocacional u obligado histrionismo, como el mendigo satánico. 
Sigo esperando que aparezca lo mejor en el cine de este director tan prolífico, que sea capaz de aceptar lúcidos consejos de alguien razonable sobre sus guiones y el montaje de sus criaturas.

 

El Papa canoniza a los pastorcillos de Fátima............ Javier Martín .

Francisco visitará Portugal el 13 de mayo para celebrar el centenario de las apariciones.

Vigilia por la virgen de Fátima en la localidad del mismo nombre en Portugal.
El papa Francisco canonizará a los niños pastores de Fátima que hace un siglo vieron aparecer a la virgen en una cueva de la localidad portuguesa. 
El anuncio realizado por el Vaticano reconoce el segundo milagro de los pastorcillos, paso previo imprescindible para la santificación de los niños.
El padre Francisco recibió en audiencia al prefecto de la Congregación para la Causa de Los Santos, según reza el comunicado de prensa, que aprobó "el milagro atribuido a la intercesión del beato Francisco Martos, nacido el 11 de junio de 1908 y muerto el 4 de abril de 1919, y de la beata Jacinta Martos, nacida el 11 de Marzo de 1910 y fallecida el 20 de febrero de 1920, niños de Fátima".
El tercer pastorcillo presente en las apariciones, Lúcia de Jesús, falleció en 2005 a los 98 años de edad y aún tiene abierto el proceso de beatificación. 
Francisco y Jacinta son beatos desde el año 2000.
La Congregación para la Causa de Los Santos es responsable de analizar los casos de santidad, después de consultar a expertos médicos, científicos y teológicos.
 Si las distintas fuentes concuerdan que no hay ninguna explicación científica para los hechos y que todo se debe a una intercesión divina, puede ser considerado un milagro, aunque en el caso de curaciones, solo el papa tiene la potestad para reconocer como tal el milagro. 
El milagro aprobado se refiere a la curación de un niño ocurrida en Brasil.
Con la aprobación del milagro acaban los trámites para la canonización de los pastores de Fátima, de la que aún no hay fecha, aunque podría coincidir con la celebración del centenario de las apariciones, cuando el papa Francisco visite el santuario portugués, el próximo 13 de mayo.
El papa llegará a Fátima en la tarde del 12 de mayo y se irá 22 horas después.
 No pisará Lisboa ni visitará ningún otro lugar.
 En la noche de ese viernes, Francisco asistirá a la procesión de las antorchas y al día siguiente será la gran celebración del centenario de las apariciones.
 Pese a ser una visita exclusivamente de carácter religioso, Francisco recibirá al presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, al primer ministro, António Costa, y también cumplimentará a cinco jefes de Estado que asistirán a las ceremonias, todos ellos de excolonias portuguesas.
Francisco será el cuarto papa que visita Fátima, después de Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI.


 

23 mar 2017

Jane Birkin: “Gainsbourg me lo dio todo... yo le dejé”

La intérprete publica un disco con versiones clásicas de sus canciones más famosas y evoca su vida junto al compositor.

Jane Birkin, tumbada en un sofá en un hotel de París.
El disco Birkin-Gainsbourg le symphonique no fue concebido como un acto de resistencia.
 Sin embargo, es lo que ha acabado siendo.
 Así lo cree Jane Birkin (Londres, 1946), a quien la vida le pasó y le sigue pasando facturas demasiado caras.
 Primero, hace tres años y medio, en forma del suicidio en París de su hija, la fotógrafa Kate Barry (fruto de su unión, cuando aún no tenía 20 años, con el compositor inglés John Barry).
 Segundo, el año pasado y aún hoy, en forma de una leucemia que los médicos han logrado controlar.
 Quedan lejos otros peajes, como la separación de Serge Gainsbourg (París, 1928-1991) tras 12 años de convivencia como pareja icónica del París de los 70 y una hija en común, Charlotte, hoy actriz.
 Separación que, admite, la marcó de por vida.

Birkin-Gainsbourg le symphonique es un largo paseo –con orquestación y arreglos de música clásica- por 21 de las canciones-estrella que Gainsbourg escribió para Birkin y para otras intérpretes como Juliette Gréco, Isabelle Adjani, France Gall o la mismísima Brigitte Bardot.
 Lost song, Baby alone in Babylone, Fuir le bonheur, Requiem pour un con, La chanson de Prévert, Pull marine o La javanaise se desgranan una tras otra con la inevitable dosis de melancolía/gama lluvia tras los cristales (no está la insuperable Je t'aime moi non plus, que Gainsbourg escribió para BB pero que acabó cantando Birkin).
 El disco debe su sonido al compositor japonés Nobuyuki Nakajima. 
 Esta entrevista tuvo lugar en una suite de un lujoso hotel de París mientras Dolly, la hiperactiva bulldog de la cantante, jugueteaba entre los cojines de seda.
“Los médicos han conseguido frenar la enfermedad, y cuando me dijeron que estaba curada pensé que después de salir de esa, tenía que reaccionar; ser útil en algo.
 Así que salí de mi rincón y volví a ver a la gente, lo cual está bien porque siempre he sido un animal social. Reviví, vaya”, explica la cantante y actriz (que con 20 años apareció desnuda en la película Blow-up de Antonioni).
Los 21 temas del disco han sido en cierta forma para ella como una inesperada y vivificante magdalena de Proust: se han agolpado los recuerdos, las emociones, los seres queridos, las seres idos. 
Llegó la terapia: Birkin hizo de nuevo las maletas, montó en el avión y retomó el camino de los escenarios. 
“Durante los conciertos de esta gira ves que, a menudo, la gente al principio no sitúa las canciones en estas versiones clásicas, pero de repente ves que reconoce la melodía, y entonces hay parejas que se cogen de las manos, algunos lloran, porque recuerdan, quizá recuerdan cuándo escucharon esa canción por vez primera, qué estaban haciendo entonces, con quién estaban… eso emociona”.
Ni los 70 años ni los golpes recibidos le han quitado el regusto del directo y del gran circo de las giras. 
“No me cansan nunca. 
 Ahora acabo de estar en Hong-Kong y en La Reunión, con horas y horas de avión, y estaba encantada… ¡y ahora espero pasar otra vez por España, por supuesto!”.
Ecos de Bernstein, ecos de jazz, ecos de Mendelssohn… Birkin-Gainsbourg le symphonique es, asegura su intérprete, “una comedia musical”.
 Sin embargo, uno diría que la escucha de sus melodías y la lectura de sus letras se acercan más a un drama musical. 
El tema de este disco no es otro que el amor y el desamor. “Es cierto, es cierto”, concede Jane Birkin,
 “y en realidad las canciones que yo prefiero de Serge son las que me hizo después de dejarle. 
Fue después de separarnos cuando me trató como a una gran persona, extraño, ¿no?
 Escribió para mí Baby alone in Babylone, que era un disco maravilloso sobre ruptura y tristeza, sobre el hecho de escapar de la felicidad, y no hay nada más triste que eso”.
La impronta genial y también insoportable del excesivo Gainsbourg monopoliza la conversación.
 “Desde mis veinte años hasta su muerte, me dio lo mejor de él, me dio todo pero yo le dejé.
 Se preocupó de mí hasta su muerte a pesar del daño que yo le había hecho al abandonarle, me compró un diamante tres días antes de morir, quiso ser el padrino de mi hija Lou, qué generosidad… Cuando muere alguien así, mueres un poco. 
Cuando nos encontramos yo tenía 20 años, él tenía 40. 
Me enseñó todo. Yo no sabía de nada, no sabía de música moderna o clásica, ni de pintura, ni de vida sexual, de nada.
 Él me adoptó como una especie de personaje paternal, y quedaba claro que él lo sabía todo y yo nada. 
Tenía un poco de complejo de idiota, la verdad. Pero no podía disfrutar ni de un segundo de libertad si él no estaba bien”.
El personaje Gainsbourg, el clown:
 “Él mantenía su personaje, que consistía en provocar a la gente, quemar billetes, emborracharse y parecer un machista insoportable… pero era la persona más divertida que conocí nunca, quitando a mi padre. 
También la más triste, y convencionalmente infeliz. 
Y cruel: un día me vio cantar en la sala Bataclan Avec le temps de Léo Ferré y se enfadó mucho conmigo, me dijo que no me pegaba nada”.
La última pregunta es: ¿alguna vez siente la tentación de ocultarse bajo un abrigo y una bufanda y pasar por delante de aquella casa que compartieron en la rue de Verneuil?
- Nunca. Era una cárcel.
 Una cárcel de oro. Me encantaba estar allí, pero cuando la abandoné, lo hice para siempre.
 Me hace recordar cosas, cuando mi hija Kate tenía dos y tres años, cosas tristes que pasaron después y… bueno, nada.
 Muchas gracias.