Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

9 mar 2017

¿Y si mi hermano es un asesino?..................... Patricia Peiró

Una técnica, cuestionada en muchos países, permite encontrar sospechosos gracias a la información genética de un pariente.

Las últimas imagenes de Vetrano, minutos antes de ser asesinada.
Katrina Vetrano salió a correr el pasado 2 de agosto a un parque del barrio neoyorquino de Queens como hacía normalmente.
 Una cámara de seguridad captó los últimos instantes con vida de esta mujer de 30 años.
 Unas horas después su padre, Phil, la encontró muerta en el camino que ella solía tomar en su entrenamiento.
 El asesino, que la violó y estranguló, dejó su ADN en las manos, cuello y móvil, pero los investigadores no hallaron ninguna coincidencia entre los criminales fichados.
 La investigación llegó a encontrarse en un callejón sin salida, sin testigos ni nuevas pruebas. 
Phil Vetrano, un bombero retirado, comenzó entonces a recorrer todos los medios del país reclamando una solución de emergencia: la búsqueda de ADN familiar.
 Una prueba prohibida en algunos países.
 Se trata de un método extremo que no siempre garantiza el éxito, pero que ha servido para resolver al menos un centenar de casos en todo el mundo. 
Antonio Alonso, secretario de la Comisión Nacional para el Uso Forense del ADN explica así el proceso:
 "Cuando comparas una muestra de ADN de una escena criminal, buscas una coincidencia exacta. La búsqueda familiar consiste encontrar a un individuo con una coincidencia menor y que tiene posibilidades de estar emparentado con el sospechoso". 
A partir de ahí, se investiga el entorno de ese individuo para comprobar si alguno de sus familiares corresponde al perfil del caso.
 Esto no quiere decir que todos aquellos perfiles similares sean de parientes, y aquí reside uno de los principales escollos.
 "Si realizas esta prueba en una base muy grande, como la de Interpol o el CoDIS de Estados Unidos, te pueden salir cientos de coincidencias de personas que no tienen nada que ver", añade Alonso.
¿Cuántas posibilidades hay de que dos miembros de una familia hayan cometido un delito? 
He aquí uno de los interrogantes que plantea este método.
 Algunos de los estudios que sustentan el uso de esta práctica señalan que "parte de la criminalidad puede estar asociada al nivel socio-económico, y que familiares desfavorecidos suelen residir en áreas cercanas".
 El Departamento de Justicia de Estados Unidos apuntaba en 1999 que "el 46% de los encarcelados en ese país declaraba tener algún pariente cercano que alguna vez había sido también encarcelado". Estos dos factores aparecen señalados en este artículo, del que es coautor Óscar García, del laboratorio de Genética Forense de la Ertzaintza.
Estos dos argumentos sí que justificaron la búsqueda familiar en la investigación del asesinato de Marie Jamieson, hallada muerta en 2001 en Auckland (Nueva Zelanda) con tres puñaladas en el pecho. Un año más tarde, Anneke Bishop fue detenida en 2002 por conducción temeraria y la policía le tomó muestras del ADN.
 Esa información fue la que siete años más tarde permitió arrestar al asesino, el hermano de Bishop, Joseph Reekers.
 La policía pudo comparar su ADN con el de la escena del crimen al detenerle por robar salami en un supermercado.
 No solo fue investigado su hermano, sino también otros varones inocentes de la familia, como su hijo. 
"Uno de los motivos por los que es una técnica éticamente polémica es que acaban señaladas también personas que no han hecho nada.
 Hay otros factores a tener en cuenta, como la posible intromisión en la intimidad de las personas al revelar que forman parte de una base de datos criminal o la revelación de secretos al descubrir posibles relaciones como la existencia de un hijo ilegítimo", reconoce García. 

Una porción de pizza fue la que delató a uno de los asesinos en serie más sanguinarios de Estados Unidos, Lonnie David Franklin Jr. Apodado Grim Sleeper (un juego de palabras referente a la muerte que literalmente significa El sombrío durmiente), fue condenado a muerte el año pasado por el asesinato de una decena de mujeres, pero la policía sospecha que se tratan de muchas más. Sus crímenes comenzaron en 1988 y el último de ellos se produjo en 2007 y en todo ese tiempo el asesino coleccionó las fotografías de sus víctimas. 

 Al comparar sus muestras con las de los registros hallaron un perfil con un 50% de semejanzas con un sujeto, que resultó ser su hijo, fichado por posesión de armas. 
Así cayó uno de los monstruos más terribles de la historia criminal de Estados Unidos.

 

¿Nos hemos cansado definitivamente de Bertín Osborne?....... Jose Confuso

Tras ser anunciado como el fichaje del año, la nueva temporada de 'Mi casa es la tuya' acabó con discretos índices de audiencia.

Principios de octubre y ya ha terminado la temporada de Mi casa es la tuya.
 ¡Qué rapidez! Mientras en Antena 3 todavía no han estrenado ni Tu cara me suena -toca este viernes-, en Telecinco están ya finiquitando programas. 
No está el horno para estirar demasiado los bollos. 
Sobre todo, cuando éstos no alcanza los objetivos esperados.
 La segunda temporada del show de Bertín Osborne puede presumir de ser uno de los grandes flops del momento -junto a la decimoséptima edición de GH-.
 De líder de audiencia, de Terminator del share, a quedar disuelto en un mar de indiferencia.
 ¿Alguien ha prestado atención a esta segunda entrega del programa revelación del año pasado? Si hay algo peor que el fracaso estrepitoso es que nadie te haga caso.
 Al menos, en el primer supuesto puedes opositar a programa de culto, pero en el segundo... El asunto pinta mal.
 Para cebar esta segunda edición, Bertín ha puesto todo el campechanismo en el asador.
 Se ha convertido más que nunca en su propio personaje.
 ¡Si hasta ha creado la metacampechanía haciendo que Bustamante llamase por teléfono al omnipresente Miguel Ángel Revilla!
  Ha tirado de entrevistados entregados a la causa de hacer brillar al presentador.
 Les ha hecho entrar en su juego de ay, yo no sé cocinar y todos han mordido el anzuelo con ganas.
 ¡Si hasta en el último capítulo ha llevado a Paz Padilla exclusivamente para que hiciese la cena!
 Lástima que tanta campechanía no ha terminado de convencer al público.
 Ni sus audiencias han vuelto a ser las que fueron -años luz de los récords que batía en TVE-, ni la repercusión al día siguiente de la emisión ha destacado como antaño.
 Pero, ¿qué está pasándole al pobre Bertín?
Cualquiera que eche un vistazo a los programas de la segunda temporada se dará cuenta de que, en realidad, no ha cambiado nada. Siguen sonando las mismas músicas tristonas, siguen estando las mujeres en la cocina y los hombres hablando de cosas serias -anoche, sin ir más lejos, Chiquito de la calzada conversaba con Bertín mientras Paz Padilla cocinaba- y siguen preguntándose los mismos datos anodinos sobre la infancia de los invitados. 
Pero, mientras en Televisión Española arrasaba, en Telecinco el globo se ha desinflado con asombrosa rapidez.
 Han tenido que llamar a la puerta de La que se avecina para revitalizar los lunes por la noche
. ¿La excusa? Que Bertín se cambia de casa y todavía no ha grabado programas nuevos.
 Pero, ¿hubiese sido así de haber reventado las estadísticas?
¿Qué ha pasado para que el regreso de Osborne haya quedado tan eclipsado? 
¿Por qué no ha repetido el éxito si la fórmula no ha variado? ¿Qué ha ocurrido en este tiempo? Mejor nos lo vamos preguntando poco a poco:

¿Es esto, de verdad, una temporada? Llamar segunda temporada a cinco capítulos es de chiste. 
Más bien, Telecinco tenía las entregas ya grabadas de la primera temporada y ha querido estrenarlas para ir abriendo boca de cara al cambio de casa del presentador.
 ¿Podía haberlo montado de otra forma? Sin duda. Incluso podía haber planificado mejor el asunto y estrenar temporada por todo lo alto, no con esta sensación de saldo que ha ido cuajando semana tras semanas.

¿Han estado los invitados a la altura? Vender un estreno de temporada con Carlos Moyá y Carolina Cerezuela ya decía mucho de por donde iban a ir los tiros. 
¡Menudo bajón! Después de haber conseguido que tanto Rajoy como Pedro Sánchez se sentasen en su sofá, esperábamos algo más, la verdad.
 Sobre todo, si nos venden que Osborne tiene decenas de invitados esperando su momento. Azúcar Moreno -¿qué les queda por contar?-, Bustamante o Antonio Banderas como único reclamo internacional. 
Si, al menos, hubiese aparecido por allí Melanie Griffith...

Bertín sigue a la suya, relegando la presencia de las mujeres y haciendo bromas de gusto más que cuestionable

¿Le queda algo por ofrecer? Los guionistas de Mi casa es la tuya tienen un arduo trabajo por delante. 
Todo lo que hace Bertín Osborne en el programa se ha convertido en cliché.
 Ya nos sabemos lo de los chistes, lo de la cocina y lo de hacerse el tonto con los fogones.
 ¡Tampoco podemos seguir siempre así! Pase que sea la marca de la casa, no estaría de más una vuelta de tuerca y un poco de sorpresa. Igual podía aprender a cocinar, por ejemplo.
 O hacer un intercambio con Las Campos y pasar un día con Terelu mientras María Teresa cocina en casa de Bertín. ¡Innovación, por favor!
¿Y el machismo? En esas tampoco hemos evolucionado. Bertín sigue a la suya, relegando la presencia de las mujeres y haciendo bromas de gusto más que cuestionable.
 Era mucho esperar que tomase cierta consciencia de las críticas recibidas, claro.
 Evidentemente, en esta brevísima temporada tampoco ha podido desplegar tanta ofensa como cuando pasó por allí Sara Carbonero -nos hemos quedado con las ganas de ver a Paula Echevarría acompañando a David Bustamante-, pero todo nos hace pensar que la ¿tercera? temporada traerá un más y peor.
 Qué ganas, ¿verdad? #NO

 

Bertín Osborne, ¿la derecha amable?.................. Manuel Morales

'Mi casa es la tuya' aún despierta el interés de parte de la audiencia. Un misterio que ni su último invitado, Iker Jiménez, podría resolver.

Bertín Osborne e Iker Jiménez, en 'Mi casa es la tuya'.
Desde que dejó TVE para hacer lo mismo en Telecinco, Bertín Osborne ha visto reducida la audiencia de su programa de entrevistas, pero Mi casa es la tuya despierta aún el interés de, como mínimo, dos millones de personas por entrega, un 15% de audiencia. 
Un misterio que ni su último invitado, el periodista Iker Jiménez, vendedor de humo de psicofonías, podría resolver. 
En Telecinco, Bertín cambió el nombre del programa, que ahora se identifica con un logo que parece sacado de una tienda de muebles de barrio, y ha estirado la función hasta hacerla aburrida.
Quizás el éxito de Mi casa es la tuya proceda de una suma de factores: la fascinación / envidia que despierta ver lo bien que viven en sus enormes residencias aquellos que pueden, las versiones ñoñas de canciones populares y esa campechanía que, a veces, consigue sacar de sus invitados momentos divertidos porque se sienten como en casa.

Como está más a gusto Bertín es entre chascarrillos, como sucedió con el futbolista Joaquín imitando al expresidente del Betis Manuel Ruiz de Lopera.
 O con la berlanguiana madre del jugador, que contó cómo el niño vino al mundo con un problema testicular, "un huevo poco cocido", que precisaba de baños de sol diarios.
 Pero cuando los asuntos son más serios, como con el exministro José Bono, Bertín empieza a poner caras inexpresivas. 
En esas ocasiones parece desear que llegue el momento de la cocina, para tomarse un vino y chupar cabezas de gambas.
Todos sabemos cómo es este presentador después de años en televisión, él se define como "la derecha amable" y, con frecuencia, le delatan ramalazos de machismo: "Regálale el delantal a tu madre o a tu novia o a tu hermana...", le dijo al cantaor Miguel Poveda, que ha hablado de su homosexualidad.
 Cuando a Bertín le recuerdan ese deje rancio ya no es tan cordial, y la palabra "gilipollas" no se le cae de la boca.
 Con una fórmula que ya cansa por repetitiva, el programa depende cada vez más del salero del invitado.
 Sobre todo si pone una psicofonía de un cura fallecido en la que se escucha: "Tengo una lengua...".

 

8 mar 2017

Marion Cotillard transforma sus labios

La actriz ha publicado en su Instagram tres fotos con su nueva imagen.


Marion Cotillard siempre se ha mostrado contraria a la cirugía estética por eso ha sorprendido su cambio radical del que ella misma ha presumido en la redes sociales.
 La actriz francesa aparece con unos labios carnosos que no tienen nada que ver con los suyos naturales.
 Las tres fotos que Cotillard ha publicado en menos de 24 horas por las que cualquiera diría que ha sido mal intervenida de cirugía plástica corresponden en realidad a una obligada caracterización para su próximo papel en el cine en la película Rock'n Roll.