Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

7 mar 2017

Pau Donés: “Soy Peter Pan, con cáncer, pero Peter Pan”


El músico presenta '50 palos', doble álbum, gira y libro para celebrar medio siglo de vida.

Pau Donés presenta su nuevo disco, '50 palos'

Llega dando largos tragos a una litrona de lo que parece naranjada y es un suero de glucosa para aguantar la tralla de la maratón de promoción en la que se ha embarcado.
 “Para lo que hemos quedao, antes me metía de todo y por su orden y ahora me chuto azúcar puro”, bromea.
 Viene de dar una entrevista en la radio y se dispone a ofrecer una multitudinaria rueda de prensa para presentar su autorregalo de cumpleaños: 50 palos, una especie de obras completas en forma de disco, libro y gira que le tendrá rodando todo el año de teatro en teatro por España y América.
 Como si no hubiera un mañana
Así, confiesa, ha decidido vivir desde que el cáncer le bajara de “la ola” de estrella del rock y le hiciera redescubrir la vida pura y dura. He aquí a Pau Donés, puro espíritu, ángulos y ojos verdes, 66 kilos de fibra y huesos en un cuerpo de 1,85 sometido a los rigores de la enfermedad, la cirugía y la quimioterapia. Puede que está más flaco que la legendaria flaca que le catapultó a la fama hace dos décadas. Pero, quizá, también, más atractivo y auténtico que nunca.
Nunca estará ni más joven ni mejor que hoy, parece pregonar con su entusiasmo contagioso.
 No le interesa el futuro, confiesa. ¿Huida hacia adelante?
 “No, ganas de vivir la vida, de exprimir el presente, porque vivir es urgente, yo me puedo morir mañana, pero tú también, y todos, y estamos tardando en darnos cuenta”.
 El creador de pequeños himnos vitales como Grita, Bonito o Depende no es ningún ingenuo, ni ningún iluso.
 Sabe a lo que se enfrenta.
 Y porque lo sabe, quiere compartir sus sentimientos y pensamientos al respecto.
 Así escribió Humo, -“ahora que solo me queda esperar a que llegue la hora, abrázame fuerte, amor, por su fuera esta la última vez”- la canción “de amor” que le dedicó a su “mejor amante,“la vida” cuando sintió que “se le escapaba”. 
Y así lo confiesa, sin rastro de impostura en unos ojos que penetran los tuyos con lo que parece empatía e interés genuino por el otro.
 “Claro que sé que esta expectación se debe a mi enfermedad”, dice, aludiendo a su masiva presencia en los medios y al inusitado interés despertado por su disco, su libro y su gira,
 “pero también estoy gozando de esta atención con la tranquilidad de que tengo una mercancía cojonuda que ofrecer”, explica.
 Una mercancía, su producción al frente de Jarabe de palo, que podrá gustar más o menos a según qué públicos, pero cuyos estribillos y melodías se han colado en el imaginario sentimental de varias generaciones de algo que se tiene o no se tiene. 
 “El poder de emocionar a la gente.
 De que se te salte una lágrima. O de que te den ganas de llamar a tu novio y decirle ven para acá
. O de invadir lo que se te ponga por delante”, resume Donés. “Ese es el poder de la música, y de los compositores. A lo que aspiramos. 
No siempre se consigue. ¿Y usted, a qué aspira, ahora?, se le pregunta. 
Y responde: “A vivir, siempre. Sigo siendo Peter Pan, con cáncer, pero Peter Pan, y así seguiré hasta el último día”.


 

 

Gabo, el oficio del detective y la pluma del poeta................. Jorge F. Hernández....

Así pasen mil años los lectores entenderán las palabras como flores del Nobel colombiano.

El escritor Gabriel García Márquez, el 6 de marzo de 2014, en Ciudad de México, cuando cumplió 87 años. AP

Gabriel José de la Concordia García Márquez, que vino al mundo hace noventa años, llegó para contar las historias que heredó, narrar los paisajes y pasajes que vivió, sonreír el hablar pausado que parecía de versos, bailar vallenatos como si planeara por la nubes con las manos bajas extendidas y cantar boleros con los amigos en una liturgia que se improvisaba con cada sobremesa. 
Gabo se extiende en el amor infatigable de Mercedes y en el brillo entrañable de los ojos de sus hijos y las miradas de sus nietos que son sonrisas, incluso cuando los he visto tristes;
 Gabo se multiplica en los millones de lectores que siguen conversando con sus páginas en silencio, sincronizando sus propias biografías con cada párrafo que se abre como enredadera de verdes hojas, en generosa selva de su prosa y, sí, tenía toda la razón Eliseo Alberto cuando pronosticó  que dentro de quinientos años no sabemos bien a bien quién leerá el Quijote aquilatando sus palabras añejas, mientras que consta que así pasen mil años habrá no pocos lectores que entiendan perfectamente —en cualquier tipo de plataforma, idioma o dialecto— las palabras como flores de Gabriel García Márquez.

El escritor Gabriel García Márquez, el 6 de marzo de 2014, en Ciudad de México, cuando cumplió 87 años. AP


Gabo es mucho más que las mariposas amarillas que le siguen la cabellera a sus personajes o los enredos inolvidables de los amores contrariados: 
es en sí mismo una Literatura como mayúsculas, que ha de leerse con la sabia saliva de los murmullos y la conversación en voz baja, entre las sabanas de un insomnio quizá compartido y el largo paseo de toda una vida para rememorar lo que aún no se inventaba. 
Gabo es el periodista en persecución del arte del hecho, con el oficio de detective y la pluma del poeta, que no precisa poner en versos lo que le cabe en un párrafo urgente; con la adrenalina de lo efímero, narrar para que la memoria no lo olvide y apuntalarlo todo con el sazón artístico de la metáfora precisa, tan aguda que no recurre a la exageración del adjetivo, sino a la descripción exacta y así, como periodista, Gabo convirtió en novela el naufragio de un hombre cuya crónica ya había sido narrada mecánicamente por otros reporteros, y elevó a rango de las bellas artes el maquinazo sobre el acordeón, para rellenar un hueco en la página ocho de un diario condenado a volverse papel amarillo en los archivos.
Gabo es el cuentista que nos enseña a todos la suprema importancia de saber describir todo lo escrito que le sobra a la trama en su nudo, a los personajes en su perfil y al planteamiento en su contundente convicción instantánea y por ello, Gabo es el novelista que desenreda sobre una navegación de largo aliento todas las palabras que han de deshilarse para que todos los personajes se vuelvan palpables, creíbles en el espejo de su prosa con todas sus aventuras y travesías perfectamente constatables en la flor de sus respectivos finales. 
Pero Gabo es también el generoso lector del mundo, que se obsesionaba con los guiones de las historias visuales, tanto como se hipnotizaba con los hombres que desde el parapeto del poder intentaban sortear el engañoso rasero de intentar gobernar a los demás, o a los demonios de sí mismos o las dimensiones invisibles del mundo o el mercado.
El hombre que llegó al mundo hace noventa años ha de permanecer intacto en el recuerdo del lector que hoy mismo lo descubra por primera vez y en la bitácora de la inmensa gratitud que le guardan quienes ya lo venían leyendo desde hace más de medio siglo, con sus historias ensortijadas como peces de plata derretida que se vuelve a coagular a la siguiente lectura. 
Es el hombre que confesó escribir para que sus amigos lo quisieran más cada día y que evadió la banalidad de las mentiras para convertir en verdad toda fábula legible y es el hombre cariñoso que abrazaba con afecto incuestionable y procuraba ayudar sin condiciones a quienes buscaban orientación en tinta.
 Es el hombre ya sin tiempo que conquistó al mundo con la imaginación de su memoria y el recuerdo genial de sus inventos: la constancia del mundo alrededor de la vista y la invención de todos los mundos que solo se ven cuando se leen, o al cerrar los ojos con las yemas de los dedos sobre el renglón que parece moverse con cada sílaba —en cualquier idioma— para recorrer el páramo de todas sus páginas. 
Es el hombre que hoy cumple noventa años en el recuerdo de un siglo que le espera ya mañana para seguir celebrando todo lo que cuenta por haber venido a este mundo. 


 

6 mar 2017

Actores jóvenes........................................... Joaquín Reyes

Por mi experiencia puedo decir que son muy sensibles y que requieren de mucha atención, pero si han decidido adoptar uno, aquí va un pequeño testimonio.

Una joven actriz en el Festival de Cannes de 2014. All Access/Sipa USA / Cordon Press
Se ha puesto de moda tener uno, y mucha gente los adopta —porque de pequeños son monísimos— pero luego se cansan de ellos y los abandonan, me estoy refiriendo a: los actores jóvenes.
Yo tengo un actor joven, se llama Blas y por mi experiencia puedo decir que son muy sensibles y que requieren de mucha atención —si no lo tienen claro no den el paso—, pero si han decidido adoptar uno, aquí va un pequeño testimonio con mi experiencia.
Blas es macho —pero no lo tengo castrado—, de pelaje alazán y constitución atlética. 
Todas las semanas lo llevo a un estreno de cine; ahí posa en el photocall —cosa que le encanta— y después ve la película —cosa que, la verdad, le aburre un poco—. 
Después, en la fiesta, se relaciona con otros actores jóvenes y casi siempre se termina emparejando —ahí lo dejo solo, porque después sabe volver a casa—.
Como es muy inquieto, le he abierto una cuenta de Instagram y… ¡le chifla! Se entretiene muchísimo haciéndose selfies —en algunos incluso sale vestido—, contestando a sus fans y haciéndose selfies.
Advertencia: tengan cuidado con los comentarios negativos de los haters, porque les pueden provocar ataques de ira y después sumirlos en la melancolía; es mejor que les filtren solo los buenos.
Al mío, leer no le gusta mucho —le ofrecí La sombra del viento lo abrió y al ver que no tenía dibujos me lo tiró a la cabeza— pero me consta que hay algunos que si salen lectores.
 Ahora, el deporte les gusta a todos —mejor si tienen nombre en inglés—: running, kitesurf, parachuting…
No suelen pronunciar muy bien las erres trabadas, sin embargo, tienen muy buen oído; silban y cantan de maravilla —la mayoría también se cimbrea fenomenal—.
Y, por último, en el tema de la alimentación son omnívoros y tienen mucho apetito; yo le alimento casi exclusivamente de batidos detox.

 

“Adelgaza, porque estás gordo”: la respuesta de Mercedes Milá a un bioquímico en televisión

El investigador estaba refutando 'La enzima prodigiosa', libro que la presentadora defiende.

 

Mercedes Milá es una de las defensoras en España de La enzima prodigiosa, un superventas sobre alimentación que sostiene que, preservando ciertas enzimas (proteínas) en el organismo se pueden prevenir enfermedades cardiacas e incluso el cáncer. 
El bioquímico José Miguel Mulet rebatió este libro en su blog en 2013, año en el que Milá lo promocionó Gran Hermano. Mulet tuvo la oportunidad de refutarlo frente a la presentadora en Chester in love este 5 de marzo.
 La respuesta de esta fue: "Que leas el libro y que adelgaces, porque estás gordo".
Mercedes Milá en Chester in Love durante la intervención del bioquímico José Miguel Mulet.

Durante la entrevista de Risto Mejide a Milá, en la que también trataron temas como su paso por Gran Hermano o la posición de la presentadora a favor de la legalización de la marihuana, Milá reconoció que le parecía "muy inteligente" lo que cuenta La enzima prodigiosa.
 "Hemos traído a alguien que piensa que te has equivocado al defender esa tesis", dijo Mejide antes de dar paso al bioquímico. Milá responde: "Me da exactamente igual".
El investigador desmonta algunas de las premisas que sostiene el libro. 
"Las enzimas prodigiosas no existen", cuenta. "No hay alimentos que tengan enzimas, las enzimas son proteínas y cuando te las comes se degradan en cachitos y no hay más". 
También desmiente algunos mitos de los que se hace eco la obra, como que la leche es mala o que clorar el agua es nocivo. "¿Sabes las vidas que ha salvado la cloración del agua?", pregunta el investigador a la presentadora.
Tras su breve exposición es cuando la presentadora, en su primera réplica, le pidió que leyera el libro y adelgazara.
 "Gracias por decírmelo, porque tengo espejo", responde el bioquímico.
 "Es curioso que me digas esto porque de toda la argumentación que he dicho lo único criticable que has encontrado es el tamaño de mi cintura".
Tras decir que Mulet ha ido a "tocarle los huevos", Milá le recomienda que no desayune zumo de naranja ni tome leche, y que tome fruta.
 Con lo último, el bioquímico está de acuerdo. "¿Por qué no puedes decir que se puede tomar fruta sin decir nada malo de la leche o sin hablar de enzimas que no existen?" pregunta.