El primer ministro canadiense revoluciona la red y encarna una nueva masculinidad 'cool' en las antípodas de la de Donald Trump.
Cuando el New York Post, tabloide de Rupert Murdoch, decidió hablar del nuevo mandatario canadiense en 2015, optó por este titular y por insertar una foto suya de 2006 en vaqueros y camisa desabotonada a lo Lorenzo Lamas.
No fue un caso aislado. La red no es ajena a la cosificación del décimo tercer primer ministro de Canadá (anteriormente instructor de snowboard/boxeador amateur/actor de televisión).
Es ahí donde se ha desplegado todo el fervor de la Trudeaumanía. Una fiebre viral que lo ha convertido en objeto de deseo y que se ha intensificado esta última semana, cuando unas fotos del político en su juventud y otra en la que se marcaba su trasero desplegaron el imaginario de ingenio en las fantasías eróticas de Twitter y los memes que asaltan Instagram.
Las cifras avalan su estatus de sex symbol:
Google indica que se han publicado 523.000 noticias que incluyen las palabras “Justin Trudeau hot”. Keyhole apunta que el hashtag #YoungJustinTrudeau ha conseguido más de un millón de impresiones en Twitter en los últimos tres días. Hasta el New York Times anda redido.
El año pasado utilizó al mandatario como principal estandarte del nuevo atractivo cool de Canadá, algo bastante revolucionario si tenemos en cuenta que EEUU, culturamente hablando, siempre ha tratado a su vecino con ciertos tics pedantes de urbanita que siente cierta lástima condescendiente por su simpático primo de provincias.
Bueno haciendo un inciso ; esste muchacho Justin Trudeau, tiene la belleza de su madre y espero la sensatez de su padre.
Su madre dió todo tpo de escándalos cuando decidió salir de noche a sumarse a las fiestas de los Rollings, le atraía mucho Mick Jager, para variar, su padre un señor elegante y a su edad tb atractivo, se le conocía más por los escándalos que daba su mujer, creo que se dijo que ella tenía desequilibrios mentales y realizó de su vida una fiesta. No recuerdo si se divorciaron o no. Pero para mi el apellido Trudeau saltó por las locuras de su madre más que por otras cosas.
Margaret Trudeau, la vida loca de la madre del primer ministro.
La que fuera primera dama de Canadá rompía la pista del Studio 54. Salía con millonarios y alternaba con Andy Warhol
Según Keith Richards, se lió al tiempo con Mike Jagger y Ronnie Wood
Ya se sabe: detrás de todo gran hombre siempre hay una gran mujer. Margaret Trudeau podría pasar a la historia como la mujer que rompió ese adagio:
detrás de tres grandes hombres hay una sola gran mujer.Ella: hija de ministro, esposa de primer ministro y madre de primer ministro.
La primera escena del drama político, psicológico y social de la vida de Margaret se desarrolla en 1966, en el Pacífico tropical, entre las playas y los resorts de lujo de Tahití, cuando el entonces líder del Partido Liberal, Pierre Elliott Trudeau, católico de izquierdas y soltero, quedó deslumbrado ante lo que él calificó de hippie de 18 años llamada Margaret Joan Sinclair, descendiente de la aristocracia colonial británica e hija del ex ministro de Pesca y alto directivo del gigante del cemento francés Lafarge, James Sinclair.
La última, por ahora, fue el domingo pasado, cuando los fotógrafos de todo el mundo recogieran al imagen del primogénito de Margaret y Pierre abrazando a su madre en la fiesta de la victoria en las elecciones generales canadienses.
Los Trudeau, después de 30 años, vuelven a la jefatura del Gobierno, el puesto que el ex marido de Margaret, que falleció en 2000, había ocupado durante 15 años.
Y, entre medias, el escándalo en grado sumo.
Un escándalo promovido por la propia Margaret, y con algunos puntos estelares.
Uno de ellos, la entrevista que dio Margaret -que se había convertido al catolicismo para casarse con Pierre en 1971- a la revista Playboy en la que desvelaba que, cuando era estudiante, había llevado a cabo un aborto.
Era 1979. Y allí estaba la que todavía era la mujer del primer ministro de Canadá-aunque llevaba dos años separada de su esposo- hablando de su aborto, llevado a cabo en una época en la que esa práctica estaba incluida en el Código Penal del país.
Margaret ha declarado en varias ocasiones que la reacción a la entrevista la sumió en una de las mayores depresiones de una vida marcada, precisamente, por la enfermedad mental.
Pero lo cierto es que entonces su vida era un carrusel desmadrado. Siempre lo había sido, en realidad.
Poco después de casarse con Pierre, en 1971, sus escoltar tenían que tolerar que la primera dama se hiciera porros y los fumara -ambas cosas, actividades delictivas- en actos públicos y en su residencia oficial.
Como cabía esperar, su matrimonio con Pierre nunca fue muy allá. La 'hippie' y el político no encajaron bien.
Aunque tuvieron tres hijos, al cabo de cinco años la relación estaba prácticamente agotada, aunque no se separaron oficialmente hasta 1977.
El primer ministro supo manejar con una habilidad política envidiable la desintegración de la pareja y la lista interminable de amantes de su mujer que, encima, se dedicó a alardear de ellos en su segunda autobiografía, Consequences, publicada en 1982, cuando todavía le quedaban dos años hasta estar formalmente divorciada de Trudeau que, paradójicamente, quedó legalmente soltero justo el año en el que perdió el poder para siempre.
Para entonces, la imagen pública de Margaret estaba pulverizada. "Ya parecía demasiado que en 1979, a la tierna edad de 32 años, Margaret Trudeau , decidiera publicar sus Memorias.
Y, decididamente, parece demasiado que en 1982, a los 33 años, Margaret Trudeau, haya decidido que es el momento de infligir una segunda entrega a un público que la lleva sufriendo desde hace mucho tiempo".
La lista de amantes de Margaret Trudeau es como la lista telefónica de las celebrities de los setenta, pero con detalles graciosos.
O, al menos, rocambolescos. Un ejemplo: el 27 de febrero de 1977, el guitarrista de los Rolling Stones, Keith Richards, fue arrestado en la habitación de su hotel de Toronto, donde el grupo estaba grabando un disco, por posesión de heroína no sólo para consumo, sino también para venta.
Esa segunda acusación significaba 7 años de cárcel. Y justo en aquel momento, con los Rolling en Canadá, Margaret estaba teniendo un affair con el otro guitarrista del grupo, Ron Wood.
Y, según el propio Keith Richards, la todavía mujer del primer ministro del país en el que se encontraban también estaba liada con el cantante de los 'Rolling', Mick Jagger.
De hecho, la revista estadounidense 'People' publicó un reportaje en marzo de 1977 explicando que Mick Jagger tenía una nueva novia, Margaret Trudeau, que era bien conocida en EEUU después de la controversia desatada por su visita a la Casa Blanca, un año antes, en la que algunos habían declarado que su minifalda era impropia tan augusto marco.
Los Rolling son solo una pequeña parte del historial amatorio de Margaret Trudeau.
En Consequences explica cómo en 1978 tuvo una noche "de placer" en el asiento de atrás de un mercedes con el actor Jack Nicholson, que en aquella época era el novio de la actriz Anjelica Houston, hija del celebrado director de cine John Houston. "Aquella noche descubrí lo grande que es la parte de atrás de un mercedes", escribe la ex primera dama.
Claro que la madre del actual primer ministro canadiense estaba dispuesta a llevar a cabo esfuerzos considerables para tener sexo. Cuando Ryan O'Neal -casado con el ángel de Charlie Farrah Fawcett- le prohibió ir a su casa, ella saltó el muro exterior y se plantó hasta que, en una operación de acosos sexual que hoy podría ser delito, acabaron teniendo relaciones sexuales.
Como también las tuvo con el senador demócrata y ex candidato a la presidencia de EEUU, Ted Kennedy.
Y con el periodista ultraconservador de EEUU de la cadena de televisión Fox News, Geraldo Rivera.
¿Cuál era la motivación de estas juergas interminables que después iban acompañadas de episodios depresivos brutales?
En 2006, Margaret dio la respuesta
. Y no es frívola. La madre del nuevo primer ministro canadiense sufre trastorno bipolar, una enfermedad mental que se caracteriza por una volatilidad extrema de estados de ánimo.
Una persona bipolar pasa de tener una euforia ilimitada y una energía inextinguible a la mayor depresión.
Así que el telón del drama de Margaret Trudeau no ha caído.
Y no lo va a hacer mientras viva.
Dedicada a la promoción de los tratamientos de las enfermedades mentales, su lucha consigo misma continúa, más allá de sus novios o de sus escándalos.
Y ha estado con ella toda su vida. Ya lo cuenta en su libro, publicado en 2010, Changing My Mind (que puede ser traducido como 'Cambiar mi mente' o 'Cambiar de idea'): "A Maggie le pasa algo" decían a menudo mis padres a otra gente cuando trataban de entender mi comportamiento de niña (...) Había una ferocidad en Margaret Joan Sinclair.
Cuando crecí en el Vancouver de la década de los cincuenta, era a menudo caprichosa y temperamental, presta a la risa, y aún más presta a la desesperación, propensa a gesticular en exceso, a hacer mohines y a llorar cuando las cosas no eran como yo quería, o pensaba que algo no era justo, o me parecía que mis hermanos estaban abusando de mí".
Los escándalos que, según el Globe and Mail, Margaret Trudeau "infligió" a los canadienses tienen, así pues, un fondo muy serio que va más allá de las ganas de pasarlo bien al precio que sea.