Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

21 feb 2017

La curiosa historia de un fármaco de derechas......... Daniel Mediavilla....

El Enantyum, un medicamento contra el dolor, fue el primer caso en el que España se convirtió en referencia para la aprobación de un fármaco en la Unión Europea.

El laboratorio de la farmacéutica Menarini en Badalona.
El barrio de San Roque, en Badalona, se construyó en los años sesenta. 
Allí se recogió a los damnificados de las riadas del Vallés de 1962 y a los habitantes de las barracas de Somorrostro, un poblado chabolista que el mar inundaba con frecuencia y ahora ocupa el paseo marítimo de la Barceloneta. 
Aquel vecindario pobre, construido sin los equipamientos mínimos, sigue siendo hoy noticia por el tráfico de droga, los tiroteos o el deterioro de sus espacios públicos.
Dentro del barrio, se encuentra la sede española de la farmacéutica italiana Menarini.
 Allí, durante los años noventa, cuando en buena parte de San Roque se daban cuenta de que las casas en las que vivían estaban enfermas de aluminosis, un grupo de investigadores trabajaba en la búsqueda de un nuevo fármaco, una tarea que comienza muchas veces, pero pocas acaba con éxito.
Liset Borràs, responsable de Estudios y Técnico en Farmacovigilancia de la empresa, recuerda cómo hacia 1993 un equipo liderado por dos químicos comenzó a trabajar en el nuevo producto con una técnica que estaba de moda entonces.
 En la naturaleza, hay moléculas que son idénticas, están compuestas por los mismos átomos, pero organizados de manera opuesta, como si una fuese la imagen de la otra reflejada en un espejo. 
Cuando se aplica a estas moléculas un haz de luz, una lo refleja hacia la derecha, y por eso se llama dextrógira, y la otra hacia la izquierda, conocida como levógira. 
Esa diferencia, aparentemente menor, es fundamental, porque puede determinar si, aplicada como medicamento, la molécula cura o no.
El fármaco surgió al separar las moléculas dextrógiras (de derechas) de las levógiras (de izquierdas) de un analgésico anterior
Con esa sospecha, el equipo de Menarini se puso a estudiar el Fastum, un analgésico de su propiedad basado en una molécula conocida como ketoprofeno.
 “En el ketoprofeno estaban las dos moléculas, levógiras y dextrógiras, y se pensaba que solo una tenía la capacidad analgésica”, explica Borràs. 
Después de un arduo trabajo, separando las moléculas de derechas a través de una enzima, un tipo de proteínas que regulan las reacciones químicas, lograron 100 gramos del nuevo producto. 
Se trataba del dexketoprofeno, un antiinflamatorio tan efectivo como el ketoprofeno, pero con la mitad de medicamento y, por tanto, de toxicidad.
El nuevo producto se aprobó en 1996, después de tres años de trabajo de un equipo formado por una quincena de personas. El Enantyum, como fue bautizado comercialmente, se convirtió en el primer fármaco en el que España servía de referencia para la aprobación de un fármaco.
 Por dar una idea de la relevancia del logro, desde los laboratorios de San Roque, Menarini no ha logrado volver a producir un fármaco original. 
Lo más cerca que han estado, recuerda Borràs, fue hace dos años: “Llegamos a fase 3 [la última fase de ensayos a la que se someten los fármacos antes de ser aprobados] con un medicamento para colon irritable”.
Hasta 2014, Menarini disfrutó de la patente del Enantyum, que se dispensa con receta o en hospitales para todo tipo de dolores, desde los postoperatorios, al cólico nefrítico o la extracción de una muela. Ramón Esquerdo, el responsable de la fábrica que produce el Enantyum en Badalona para todo el mundo, recuerda también como las particularidades culturales de los países favorecen el consumo de distintos formatos de la misma molécula, que va desde la clásica pastilla al inyectado. 
“En los países árabes, por ejemplo, no les gustan los medicamentos solubles”, explica Esquerdo, que produce 62 millones de paquetes de Enantyum al año, el 80% dedicado a la exportación.
 Ahora, incluso después de haber perdido la patente, siguen vendiendo su producto con la misma denominación y en sus laboratorios continúan analizando las aplicaciones de su fármaco, tratando de entender también la naturaleza del mal que combaten: el dolor. 
“El dolor es la causa más frecuente de visita al médico y hay una gran variación en los umbrales de dolor de cada individuo”, explica Remei Artigas, directora médica de Menarini España. 
“Se sabe, por ejemplo, que hay individuos con personalidades, que se llaman catastróficas, que van a sentir más dolor. 
 Y la ansiedad también es un buen predictor de si una persona va a sentir más dolor durante un postoperatorio”, apunta Martín Ballarín, director científico de Grupo Menarini Latinoamérica. 
“El dolor debería registrarse en la historia médica y no se hace”, añade.
Para tratar de comprender un problema médico subjetivo y complejo, han seguido realizando ensayos clínicos con sus fármacos y así han llegado a comercializar desde enero una segunda versión del Enantyum. 
Además del dexketoprofeno que compone esta molécula, tomando como referencia las combinaciones que se realizaban a ojo con otros fármacos en los hospitales, introdujeron un opiáceo, el tramadol, que complementan como analgésico más intenso el efecto antiinflamatorio del Enantyum y que comienza a actuar más tarde y es más duradero.
Mientras pasea por la fábrica que dirige, Ramón Esquerdo cuenta cómo su sistema de trabajo y su tecnología impide hasta la más mínima contaminación de sus productos.
 Sistemas informáticos replicados le permiten asegurar incluso que confía en mantener la producción hasta en las circunstancias más extremas.
 “Si pasa algo tan grave que haga fallar todos estos sistemas, a mí ya no me pillaréis aquí”, bromea.
 Después de esa visita, cuando se regresa al exterior, se percibe con intensidad el contraste entre lo que hay tras esas puertas y las descuidadas calles de San Roque.
 Una carretera separa dos mundos que parecen inmiscibles y muestran las contradicciones del progreso humano.




 

El costoso estilo de vida del presidente Trump..... Silvia Ayuso

Los viajes a Florida y la familia dividida entre Washington y Nueva York disparan los gastos.

La residencia en Florida Mar-a-Lago, la "Casa Blanca de Invierno" de Trump AP
Donald Trump se subió al Marine One que el viernes lo esperaba en el jardín de la Casa Blanca llevando a dos de sus nietos, los hijos mayores de su hija Ivanka, de la mano.
 Ella, así como su esposo y asesor presidencial Jared Kushner, los seguían unos pasos más atrás. 
El helicóptero los trasladó, como es habitual, hasta la base aérea de Andrews, donde abordaron el Air Force One, el avión presidencial. La primera escala era Charleston, Carolina del Sur, para hacer una visita oficial a la empresa Boeing
. Pero el destino final de la jornada era, una vez más, West Palm Beach, Florida, sede de la residencia de lujo de los Trump, Mar-a-Lago.
  Unos viajes que no salen gratis y que acaba pagando el contribuyente. 
La cuenta: unos tres millones de dólares por fin de semana presidencial fuera de la Casa Blanca.

Al presidente republicano le gusta llamar a su residencia en Florida la "Casa Blanca de Invierno"

. O, como dijo este sábado en un tuit, la “Casa Blanca Sureña”. Allí vuelve a pasar este fin de semana.

 Van tres seguidos, de los cinco que han transcurrido desde que juró el cargo el viernes 20 de enero.

 Y, por lo que ha dicho el propio mandatario, no parece que vayan a ser los últimos. 

 

Que los presidentes se tomen un respiro de vez en cuando no es inusual.
 Ni siquiera que lo hagan por largas temporadas.
 “Los presidentes no tienen vacaciones, solo tienen un cambio de escenario”, dijo una vez Nancy Reagan al defender los frecuentes viajes de su marido y esposo, Ronald Reagan, a su rancho en California, que quedaba mucho más lejos de Washington que la Florida que privilegia el nuevo inquilino de la Casa Blanca. También a George W. Bush se le reprocharon las largas vacaciones que solía tomarse en su rancho en Crawford, Texas.
 Como ambos, Trump también mezcla trabajo —el sábado dio un mitin y se está reuniendo con candidatos a dirigir la Agencia Nacional de Seguridad (NSA)— con placer en su retiro floridano.
La diferencia es que Trump aseguró antes de asumir la presidencia que saldría muy poco de la Casa Blanca porque “hay mucho que hacer”
 Además, durante la campaña e incluso mucho antes aún de dar el salto a la política, una de las críticas favoritas a su predecesor, el demócrata Barack Obama, era el gasto que provocaban según él sus vacaciones de verano y navidades, así como sus escapadas para jugar al golf, el mismo deporte que él practicó el fin de semana pasado en Mar-a-Lago junto con el primer ministro japonés, Shinzo Abe.
 “El vacacionista habitual, Barack Obama, está ahora en Hawaii. Estas vacaciones le están costando a los contribuyentes 4 millones de dólares, mientras hay 20% de desempleo”, tuiteó Trump en diciembre de 2011.
 En agosto de ese mismo año, también criticó a la familia presidencial por viajar por separado a su lugar habitual de vacaciones, Martha’s Vineyard, y los acusó de “gastar de forma extravagante el dinero de los contribuyentes”.
Seis años más tarde, la nueva primera dama, Melania Trump, y el hijo de la pareja, Barron, suelen reunirse con el presidente en Mar-a-Lago tras pasar la semana en Nueva York, donde la esposa del republicano sigue instalada en la Torre Trump situada en pleno Manhattan, una situación que piensa mantener al menos hasta que su vástago acabe el curso.
 Una decisión que tampoco sale gratis a los contribuyentes: vigilar la Torre Trump cuesta medio millón de dólares diarios, según estimaciones de la policía local.
 Si Melania Trump mantiene sus planes de no instalarse en Washington hasta que acaben las clases, la factura podría superar los 70 millones de dólares antes de mediados de año.

 Si finalmente decidiera alargar más aún su estancia en Nueva York, la cuenta se multiplicaría. 
Y eso sin contar el estrés que supone mantener personal extra del Servicio Secreto encargado de su protección tan lejos de la Casa Blanca. 

Pero los gastos de los Trump no acaban ahí. 
Los dos hijos mayores de Trump, Donald Jr. y Eric, continúan viajando por todo el mundo en representación de las empresas que su padre dejó en sus manos antes de entrar en la Casa Blanca, en una controvertida maniobra puesto que ello implica que sigue vinculado a los intereses familiares que pueden chocar con los presidenciales. 
También están bajo protección del Servicio Secreto, que tiene que desplazarse con ellos.
 Según The Washington Post, un reciente viaje de Eric Trump a Uruguay para promover una torre residencial Trump en el país sudamericano dejó una cuenta de casi 100.000 dólares en gastos de hotel de los agentes del Servicio Secreto y personal de la embajada que lo acompañaron.
 Los dos hermanos viajaron este fin de semana, acompañados de su escolta, más lejos aún, a Emiratos Árabes Unidos, para inaugurar otro club de golf de la familia, el “Berverly Hills de Dubai”.
Según la organización conservadora Judicial Watch, las diversas vacaciones y escapadas de los Obama durante los ocho años del mandato del presidente demócrata costaron en total unos 96 millones de dólares.
 De mantener el ritmo de las primeras semanas de presidencia republicana, la cuenta de los Trump promete dispararse. 
Y eso solo contando los primeros cuatro años de mandato. 
Según el diario Politico, Judicial Watch ya planea pedir que se aclaren las cuentas de los viajes de la nueva pareja presidencial.

La estrella de Breitbart, el medio ultra que apoya a Trump, defiende la pederastia


Las declaraciones a favor de la pedofilia del incendiario Milo Yiannopoulos provocan una condena general, hasta de sus aliados conservadores.



Milo Yiannopoulos, en su mitin antiislamista en Orlando (Florida). En vídeo, sus polémicas declaraciones sobre la pedofilia.
Milo Yiannopoulos desata un incendio a cada paso que da. Católico, homosexual, poeta fracasado y ultraderechista impenitente, este provocador nato es una de las estrellas de Breitbart, el estridente medio que dirigía Steve Bannon antes de ocupar el puesto de estratega jefe de Donald Trump
 Desde esa atalaya extremista, que apoyó los postulados más explosivos del republicano, Yiannopoulos alcanzó una notoriedad que ahora se le ha vuelto en contra.
 Dueño de un humor patibulario, a sus 33 años ha cruzado un límite que difícilmente podrá superar: en unas entrevistas grabadas en vídeo ha defendido la pederastia e incluso ha bromeado con ella.
El resultado ha sido fulminante.
 La Conferencia de Acción Política Conservadora, el sancta sanctorum de la derecha estadounidense, le ha retirado la invitación a participar en su gran acto del miércoles.
 La editorial Simon & Schuster ha cancelado la publicación de su autobiografía (Dangerous), por la que había pagado un anticipo de 250.000 dólares. 
Y sus propios colegas de Breitbart, posiblemente asombrados por las dimensiones del incendio, han anunciado que dimitirán si el diletante Yiannopoulos no abandona su puesto de editor.


La protesta alcanzó tal resonancia que el propio Trump, ya presidente, tuiteó amenazas a favor de Yiannopoulos. “La Universidad de Berkeley no permite la libertad de expresión y practica la violencia sobre personas inocentes con un punto de vista diferente. ¿Retirada de fondos federales?”.
El escándalo no es algo nuevo para Yiannopoulos.
 Defensor de que los homosexuales “vuelvan al armario” e islamófobo rabioso, sus charlas han sido a menudo suspendidas por la negativa de los invitados a sentarse junto a una carga de nitroglicerina semejante.
 Twitter, tras amonestarle por sus comentarios racistas sobre la matanza de Orlando, le ha retirado la cuenta de forma permanente debido a sus ataques racistas a la actriz Leslie Jones.
 Y a principios de mes, un grupo de estudiantes de la Universidad de California en Berkeley (San Francisco) impidió con violencia una charla suya.

 

Esta vez, Trump ha preferido callar.
 El misil lanzado contra el provocador ha sido bien elegido.
 Sus palabras pertenecen a unas entrevistas hechas hace más de un año y fácilmente rastreables en la web.
 Habían pasado inadvertidas hasta que este domingo cuentas conservadoras como The Reagan Battalion, empezaron a airearlas. El efecto fue demoledor.
En las grabaciones, el editor de Breitbart dice, entre otras cosas: “La atracción sexual hacia alguien con 13 años, que es sexualmente maduro, no es pedofilia”.
 Y recordando los abusos sexuales que sufrió de niño a manos de un cura: “No daría tan buen sexo oral si no fuera por el padre Michael”.
Las disculpas ofrecidas por Yannopoulos no han servido para apagar el fuego. 
Nadie se ha tomado en serio su argumento de que se trataba de un destilado de su “habitual mezcla de sarcasmo británico, provocación y humor negro”.

Los grandes medios estadounidenses han aprovechado la ocasión para ajustar cuentas con quien nunca ha dejado de hacerlo con los más débiles.
 Su caso ha sido aireado por doquier y sus colegas conservadores le han dado la espalda.
 Para muchos republicanos las estridencias de la era Trump empiezan a ser excesivas. 
 
 

De la profundidad de ‘Eva al desnudo’ a la ligereza de ‘La La Land’

Las catorce candidaturas de la película de Mankiewicz representaban un cine quizá ahora irrepetible, ahora, la de Chazelle es una fiesta cinematográfica que acaricia y abofetea.

 

Durante 47 años, Eva al desnudo (1950) mantuvo en solitario el título de película más nominada de la historia de los Oscar. 
Sus catorce candidaturas representaban un cine quizá ahora irrepetible: la solemnidad de los grandes estudios, la densidad intelectual en el guion, la dirección de Joseph L. Mankiewicz y un reparto exquisito que aglutinó por sí solo cinco nominaciones.
No fue hasta 1997 cuando Titanic empató el récord.
 Barrió en la taquilla y en los premios, pues acabó empatando con Ben Hur (1959) en su techo de 11 estatuillas. 
Pero pese al hito técnico, las comparaciones cualitativas con Eva al desnudo resultaron odiosas para los puristas, más centrados en remarcar que fue la primera película desde Sonrisas y lágrimas (1965) en hacerse con el máximo premio sin optar al premio de guion.
Ahora, 19 años más tarde, La La Land completa el trío de plusmarquistas con una apuesta distinta, pues su presunta ligereza es su don y su látigo.
 Pero, ¿cuál ha sido el contexto que ha favorecido este aluvión de nominaciones?

Fotograma de 'Titanic'.
“Los Óscar no son el voto del país, ni es la taquilla, ni un análisis social o cultural. 
Es Hollywood aplaudiéndose a sí mismo, votando y premiando sus propios logros”, asegura el profesor de cine en la Universidad de Nueva York (NYU), Dana Polan.
Para él, incluso Eva al desnudo jugaba un rol para la vanidosa industria. 
“Con la llegada de la televisión había una necesidad de demostrar la superioridad del cine sobre otras artes. 
Hollywood cargó contra los escenarios, con un retrato de intrigas y puñaladas traperas, y a la vez demostró que podía escribir dramas tan buenos o mejores que el teatro”, asegura.
La crítica del New York Times, no en vano, arrancaba diciendo: “El viejo y legítimo buen teatro, el templo de Tespis y del Arte, el mismo que tiró dardos envenenados contra Hollywood en su momento, ya puede estar preparado para recibirlos de vuelta”.
El comisario jefe del Museo de la Imagen en Movimiento de Nueva York, David Schwartz, considera que guiones como los de Eva al desnudo “ahora se han desplazado hacia el cine independiente.
 En esta edición están en Manchester frente al mar o Moonlight”. También recuerda que Eva al desnudo, a su vez, representaba la victoria de una actriz, Bette Davis, tras romper por vía judicial el contrato con la Warner, que la tuvo atada durante años a guiones mediocres.
 “En los 50, muchos actores empezaron a crear sus propias productoras, como Burt Lancaster o James Cagney, e intentaron no depender de un estudio”, explica Schwartz.
 Y Eva al desnudo era, también, un festín actoral que celebraba el principio del fin de ese sistema esclavista para muchas estrellas.

 
Fotograma de 'La La Land'.
 

El profesor Polan matiza, no obstante, que ese año, con las mismas virtudes que la cinta de Mankiewicz, Billy Wilder rodó El crepúsculo de los dioses, sátira sobre Hollywood que tuvo que conformarse con tres Óscar, la mitad que su análoga de las tablas, y provocó la ira del productor Louis B. Mayer.
Desde entonces hasta la llegada del Titanic de Cameron, mucho cambiaron las cosas, aunque no pasó década sin que la épica reivindicara el espíritu bigger than life de Hollywood en los Óscar. “El éxito de Titanic representa dos cuestiones simultáneamente.
 La historia, el guion y la manera de hacerse evocaba la manera antigua de hacer melodramas.
 Pero tuvo también la tecnología más puntera.
 Era el primer triunfo de la era digital, dos años después de que John Lasseter hiciera Toy Story”, argumenta el comisario Schwartz.
De las tres películas nominadas a 14 premios, Titanic es la única finalista en 14 categorías, pues Eva al desnudo hizo doblete en mejor actriz (Bette Davis y Anne Baxter) y mejor actriz secundaria (Celeste Holm y Thelma Ritter) y La La Land en el apartado de mejor canción.
 “A Hollywood le gustan las películas en las que participe mucha gente, en la que estén todos los gremios implicados.
 Titanic era épica, había costado una millonada, tenía efectos especiales, era histórica, bien interpretada y con una temática social vaga sobre la lucha de clases.
 Lo tenía todo”, explica el profesor Polan, aunque recuerda que hasta la vanidosa industria quedó un poco superada por la megalomanía de Cameron y su “soy el rey del mundo” al recoger el Oscar.
Y así llegamos a La La Land, en un Hollywood “que afronta el reto de llevar a la gente a la sala de cine frente a otros soportes. Hay algo en esta película que hace que quieras verla en pantalla grande y recupera el plan de ir al cine un sábado por la noche”, según el comisario Schwartz.

Fotograma de 'The Artist'.
Tras el epítome del Hollywood ilustrado de Mankiewicz y el delirio de grandeza de Cameron, el espíritu informal y claramente millennial de Damien Chazelle, de 32 años, se sube al mismo podio.

Pero su propuesta no es rupturista, según Schwartz, sino irresistible para los académicos.
 “Es alguien que ama a las viejas películas, pero también es una voz nueva”.
 Michel Hazanavizius jugó la misma carta hace seis años con The Artist.
Polan insiste que “La La Land es un ejemplo de ese Hollywood que huye de la realidad y se autocelebra.
 Está ambientada en el presente, pero todo tiene el sabor de los momentos pasados: el homenaje al musical clásico, el coche antiguo del protagonista, el jazz… 
Aunque sí tiene de actual su concepto de éxito, que es más empresarial que artístico”.
 Schwartz añade que, en ese viaje dicotómico entre lo sentimental y lo profesional, entre lo retrospectivo y lo presente, está parte de su secreto, pues “eso hace que la película, pese a la nostalgia, sea emocionalmente moderna y realista”.
 Porque La La Land es, en definitiva, una fiesta cinematográfica que acaricia y abofetea.
 Quizá por fin, un mensaje para el mundo desde un Hollywood que, si de algo sabe, es del reverso tenebroso del éxito.