Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

5 feb 2017

Hablemos claro de una vez sobre 'El Hormiguero'................Yolanda Domínguez ......

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Ni el propio Bertín, por mucho que se esfuerce, conseguiría hacer un programa más rancio y cuñadil que el de su amigo Pablo Motos. Chicas que bailan desnudas y cocinan para los invitados, mamás que huelen cacas, actrices enterradas vivas en ataúdes, mujeres obligadas a sufrir y llorar para subir la audiencia y entrevistas cargadas de preguntas sexistas y comentarios soeces a todas las invitadas.
 Así es El Hormiguero, un museo de los horrores de carne y hueso con emisión diaria.

Hace mucho tiempo que me recomendaron llevar una dieta sana de imágenes.
 Desde entonces procuro no acompañar mis cenas con escenas de competiciones absurdas entre machos, exhibición de cuerpos femeninos y humor casposo. 
Pero por más que intento evitarlas, las redes sociales se encargan rápidamente de hacerse eco de las perlitas del programa. 
Esta semana, la alarma ha saltado por la entrevista que le ha hecho a Mónica Carrillo, presentadora de los informativos de Antena 3, que no escarmentada con sus pasadas visitas al programa, volvió a ser humillada por Pablo Motos con motivo de la presentación de su último libro.
No suelo tomarme las cosas de modo personal, pero tras ver la entrevista en cuestión, he sentido demasiada vergüenza como mujer y como profesional como para dejarlo pasar. 
Le entrevista, como era de esperar, fue una retahíla de referencias babosas al aspecto físico de la invitada sin posibilidad de escapatoria: "Guapa, bonita", "Tú eres un mito erótico y lo sabes", "Yo incluso veo las noticias sin volumen". 
 Motos deja claro desde el principio que el único valor que tiene su invitada para él es el de ornamento.
 El premio a la pregunta más machista del año viene pocos segundos después:
 ¿Crees que los hombres te leen por lo que escribes o porque les atraes tú? Bravo Pablo, bravo
. ¿Esto lo ensayas en casa delante del espejo o te sale así, de forma natural? 
Dinos cuál es el secreto, porque cuesta creer que, con un equipo de guionistas detrás, las únicas frases que logres pronunciar delante de una mujer sean nivel neandertal en el pleistoceno medio.
 Acto seguido hablan de un fan que le pide a la presentadora un autógrafo en la playa, y antes de que ella pueda explicar nada, Pablo le pregunta: ¿tú llevas bikini o bañador?... 
Mónica intenta desviar la atención hacia su sobrino, pero Pablo ya ha entrado en bucle porque sus dos únicas neuronas (la de competir y la de babear) se están imaginando a la invitada en topless "¿de qué color es el bikini?", "¿rojo?", "¿negro?", "¿rojo?", "¿negro?", "¿rojo?", "¿negro?"... Mónica le espeta "Pablo. Conoce", en un intento fallido de que recupere el conocimiento.
nos explicamos cómo El Hormiguero se llevó en 2009 El Rose d'Or al mejor programa de entretenimiento de la tele. Hoy por hoy se lo podría llevar al programa más machista y que peor trata a las mujeres de la parrilla mediática.
Por si las tres únicas preguntas que Pablo hace a su invitada no fuesen suficientes para dejar claro quién es quién, pasan a leer varios fragmentos del libro, por supuesto escogidos por él. "Desnúdame despacio, desnuda me despierto", silbidos en el público y comentario de Motos:
 "Ahora está media España imaginándote despertándote". El nivel de baba ya llega por la rodilla, pero el presentador insiste y sigue recitando en la misma dirección.
 "Imítame en sueño, méteme en tus asuntos (riéndose y diciéndolo muy despacio), mútame sin dueño (más despacio todavía), mátame de gusto". "Tengo que tomar el aire", dice Pablo. 
Sí, hijo, sí, mejor respira un poco y ponte a achicar baba, que vas a hundir el barco con todos dentro. 
"Siempre me pones nerviosa", concluye Mónica, que no es la única que ha sentido vergüenza ajena visitando el programa
. Las actrices Kristen Stewart y Charlize Theron declararon que no se habían sentido nada cómodas en El Hormiguero, la tenista Ana Ivanovic también soportó lo suyo escuchando a Motos decir que buscaba fotos sexys suyas en internet a la vez que mostraba varias de ellas en pantalla.
 Alessandra Ambrosio tuvo que sufrir el dichoso juego de las pelotitas que suele hacer con muchas de las invitadas para darse un beso en los morros.
Para que el nivel de machismo no decayera, después de esta inmejorable entrevista, aparece Ernesto Sevilla haciendo de psicópata que mata a gente y una novia tonta que no se entera de nada pero le pide que ponga plásticos en el suelo y use posavasos. Muy en la línea del programa: los hombres son violentos y las mujeres tontas y maniáticas
. No sabemos si el director del programa también hace pruebas de machismo a la hora de elegir a sus colaboradores.
 Si no recuerdo mal, fue otro humorista, Luis Piedrahita, quien llamó "carrefurcias" a las cajeras de los supermercados, levantando las críticas de la Sección Sindical Estatal de CC.OO. de Hipermercados Carrefour.
Pero las entrevistas y los humoristas no son lo único sexista del programa.
 El Hormiguero deja claro día tras día que la ciencia es un territorio exclusivo de los hombres. Primero fue Flipi, ahora Marron y El Hombre de Negro, quienes hacen los experimentos y los trucos impresionantes. Mientras ellos se dedican a lo importante, ellas son las encargadas de hacer pruebas chorra en las que hay un requisito imprescindible: que les boten mucho las tetas. En el programa de las hormigas, está claro que las mujeres no hacen experimentos, sino que son "el experimento".
 Algunas de las pruebas que les ponen a los invitados (hombres) consisten en exhibir a mujeres objeto para que Motos no babee solo. 
A Sardá, por ejemplo, le llevaron a 4 mujeres sexys con escote y tacones que no podían "hablar en ningún momento" y tenían que bailar y cocinar para que él averiguase cuál de ellas era catalana. Pablo las llamaba "la número uno", "la número dos"... Muy ejemplar todo. 
Pablo Motos es una muy buena Maricona Mala.
 No voy a decir Gay malo porque los gays son como todos nosotros buenos malos y regulares. Pero las mariconas malas son eso ,malas y odian a las mujeres que puedan hacerles competencia.
Como Jorge Javier el de Sálvame y miles de programas más que dice que él trabaja.???¿¿¿¿ bueno, pues menudo rebote se cojió cuando Isabel Pantoja elije a Motos y no a él para su primera entrevista desde su salida de la cárcel.
Dice JJ como Mila Ximenez que está envejeciendo cada vez que se da un estirón y se nota que lo que ganó por....¿Supervivientes? se lo está gastando sobre todo en tinte, ella tb dice que trabaja mucho en Sálvame un lugar para anafalbetos que juega con los espectadores. Pues eso Jorge Javier enseñes sms como amante despechado no quita para que tu Maribel del alma mia elija a ese idiota del Hormiguero, para hacer su entrevista y es que a ti te encontré en la calle y no quiero saber nada.
Pues vaya empache se cojió ese Gran Hombre que dice que trabaja y salva la vida a los Galgos, por no ser el único amigo de Isabel Pantoja y creer que eran amigos. La Puso a parir y creo que ya se está arrepintiendo de eso....Usted viene de la cárcl, del truyo, del Talego y a mi me dejó tirado.....Ay!!! estas mariconiles malos!!! Mejor ponte tu mejor disfraz y vente al Carnaval de las Drags, pero creo que eres muy bajito y feo......eso creo yo.....pero verte así.....eso no tiene precio !!!!

Donde más duele..................................................Isabel Valdés

Cuando el corazón ya se ha hecho insensible a los golpes y a la amenaza de cada amanecer, el maltratador utiliza a los hijos e hijas para conseguir su objetivo.

 
El hombre que ayer mató a su hija saltando con ella por la ventana del Hospital La Paz tenía antecedentes por maltrato. En la imagen, agentes de la policía en el exterior del Hospital La Paz.
Los hombres que maltratan saben dónde golpear para hacer daño, lo aprenden pronto, por eso usan la palabra como arma y dirigen sus golpes al tórax, al abdomen y a la cabeza, de modo que la ropa y el cabello cubran las lesiones y nadie vea las heridas que ocasionan. 
Y esto sólo es con relación a los golpes.
El verdadero dolor lo producen en el mediastino, en ese espacio donde antes estaba el corazón que, poco a poco, el maltratador va secando a base de desprecio, advertencias y culpas sobre la propia mujer.

Y cuando ese corazón ya se ha hecho insensible a los golpes y a la amenaza de cada amanecer, el maltratador utiliza a los hijos e hijas para conseguir su objetivo de controlar y dominar a la mujer sin necesidad de agredirla físicamente.
 Los agresores saben que es lo que más les duele y lo usan de manera egoísta para sus intereses. 
Por eso, a pesar del intento de muchos de separar el ejercicio de la paternidad de la violencia, un maltratador siempre es un mal padre, porque utiliza la violencia en contra de la mujer y contra sus hijos e hijas para causar dolor y daño más allá de los golpes. 
El pasado 3 de febrero, Vladimir V. I., de 27 años, se arrojó al vacío con su hija de un año desde la segunda planta del Hospital Infantil La Paz, en Madrid, situada a una altura de 12 metros.
El padre discutió con la madre en la habitación, y, antes de saltar por la ventana, le dijo: "Te voy a dar donde más te duele".

Y no es algo que ocurra de manera ocasional.  
Según la Macroencuesta de 2011, cada año 840.000 niños y niñas, aproximadamente el 10% de nuestra infancia, viven en hogares donde los padres maltratan a sus madres como parte de la violencia y como advertencia de lo que les puede ocurrir si deciden dejarlos. No es casualidad que la propia cultura que justifica y minimiza la violencia de género haya creado como argumento trampa la idea que repiten muchas mujeres maltratadas para permanecer en ella: “No me separo por mis hijos”.
Es su amenaza más eficaz y el calvario al que se ven sometidas cuando se separan y comienzan a utilizarlos para intentar continuar con el control a través de cuestiones relacionadas con la custodia, las visitas, la pensión por alimentos… 
Saben que es lo que más les duele, hasta el punto de ser conscientes de que asesinar al hijo o a la hija y dejarlas vivir a ellas con el drama de la experiencia, es golpearlas cada día en lo más profundo del alma para que su dolor no tenga fin.

Y del mismo modo que es un error no pensar que un maltratador puede llegar a asesinar a su mujer porque “sólo unos pocos lo hacen”, también es un error creer que un agresor no es capaz de instrumentalizar y asesinar a sus hijos e hijas tomando como referencia el número de casos en que esto ocurre.
 La prevención pasa por adelantarse al problema, no por esperar a que este llegue a las instituciones por medio de la denuncia, sobre todo si comprobamos cómo el machismo sigue lanzando mensajes desde la impunidad contra la respuesta frente a la violencia de género y contra las mujeres.
 Ese odio es el que mueve a la violencia y el que lleva a que la conducta del violento busque “golpear” allí donde más duele.

 

Ana Belén da una lección de estilo...................... Carmen Mañana

La ganadora del Goya de Honor brilla junto a Penélope Cruz en la alfombra roja.

 
La actriz y cantante Ana Belén, a su llegada a la gala de la XXXI edición de los Premios Goya. EFE
Colores suaves, faldas sirena, escotes palabras de honor. 
Cualquiera diría que las alfombras rojas —no solo la de los Goya— viven de espaldas a las tendencias. 
Año tras año, las actrices, o sus estilistas, se empeñan en repetir una fórmula que creen segura, pero que va perdiendo eficacia con el paso del tiempo. Cada vez resultan menos memorables.

Ana Belén demostró que, en la elección de vestuario, la experiencia también es un grado.
 A sus 65 años consiguió eclipsar a un ejército de jóvenes y lozanas actrices con su diseño de Delpozo.
 No era solo que la escultórica pieza equilibraba su fragilidad, sino que contaba una historia, la de su amistad con el fundador de esta marca, fallecido en 2011.
 Durante décadas, la actriz fue su musa y nada tenía más sentido que volver a vestir su firma para recibir el Goya a toda una carrera. “Hay un diálogo con este vestido. El hilo que me une con Jesús del Pozo es fuerte”.
 A diferencia de la bella Miriam Giovanelli, Ana Belén no olvidó que la peluquería puede destruir o salvar un estilismo.
Quizá Penélope Cruz no aportó la emoción que se le supone a estos eventos, pero sí actitud.
 Con su ceñido vestido negro de Versace y un moño que emulaba una media melena, demostró que juega en otra liga.
Pero si algo caracterizó la alfombra roja de este año ha sido el diseño español, en mayor número de habitual, y por el predominio del color blanco.
 En la combinación de ambos elementos estuvo la clave de la noche: María León y Antonia San Juan, de Juanjo Oliva; Leticia Dolera, de Alicia Rueda Costura; Cayetana Guillén Cuervo, de Santos Costura; y Belén Cuesta, de Pedro del Hierro. 
Solo Paz Vega, gótica e inquietante (en el mejor sentido de la palabra), apostó por un diseño negro de Jorge Acuña.
Cristina Rodríguez también fue a contracorriente.
 Pero cuando a una la nominan por duplicado al Goya al mejor vestuario —Tarde para la ira, No culpes al karma— ya no hay nada que demostrar.
 Solo queda disfrutar.
 Por eso, se calzó un diseño bipolar de Atelier Emilio Salinas, que le permitía, literalmente, ponérselo todo: falda corta, falda larga, rasos, hombros rococó; y uniendo las dos mitades de su vestido, un lujurioso escote. 
Siendo como es una profesional de la moda, no hay duda de que eligió esta prenda a sabiendas de que desencadenaría una catarata de críticas.
 Como poco, consiguió romper la monotonía de la alfombra roja.
Compitiendo con ella en escote, Cuca Escribano.
 Baste decir que, afortunadamente, cubrió su diseño con un chal bordado con un texto reivindicativo: “Más papeles femeninos”.

 Bueno Ana Belén está muy bisturizada y practicamente parece la hermana gemela de la Preysler que este año no fue porque el pasado debió aburrirse mucho y ver a lla competencia femenina se nota que no es de su agrado, ella siempre :La Reina soy yo.

Noche para el tesón de Raúl Arévalo....................... Gregorio Belinchón

Los Goya premian el empeño del actor por levantar ‘Tarde para la ira’, su primera película, en una noche en la que ‘Un monstruo viene a verme’, de Bayona, obtiene nueve 'cabezones'

El actor y director Raúl Arévalo posa con el Goya a la Mejor dirección novel por 'Tarde para la ira', en la gala de los Premios Goya. JUANJO MARTÍN (EFE) TVE/Quality

Los dos grandes triunfadores de la 31ª edición de los premios Goya, Raúl Arévalo y J. A. Bayona, llevan dentro el orgullo de ser chavales de barrio.
 De barrios populares, humildes. De esos que nacieron de la inmigración que en el franquismo abandonó en masa los pueblos y arribó a suburbios y ciudades dormitorio. 
Uno creció en el barcelonés Trinitat Vella; el otro, en Móstoles. Uno recuerda el impacto que tuvo en su niñez Superman. 
 El otro no es capaz de acordarse de su primera vez en una sala, pero sí de E. T. el extraterrestre y de ser el socio 131 del videoclub Iris, donde se hinchó a alquilar películas de Bruce Lee.

Anoche sus pasos se cruzaron de nuevo.
 El primero, el barcelonés, Juan Antonio García Bayona, se llevó nueve goyas con su tercer largometraje, Un monstruo viene a verme, entre ellos el de mejor dirección, en una ceremonia celebrada a tres semanas de que empiece el rodaje de su salto a Hollywood, Jurassic World 2.
El otro, el triunfador de la gala, Raúl Arévalo Zorzo, colocó su película Tarde para la ira en lo más alto, al obtener el galardón al mejor filme.
 El palmarés lo completaron los premios a mejor guion original, dirección novel (segundo cabezón para Arévalo) y mejor actor de reparto (Manolo Solo).
Arévalo soñó durante años con dirigir una película.
 En medio se cruzó la actuación, y a ella se dedicó, goya incluido por Gordos. 
 El proyecto de Tarde para la ira es un sueño acariciado durante nueve años.
 Y ese primer largometraje cierra en cierto modo un periodo de su vida, que comenzó a sus 11 años, cuando realizó su primer corto, Super Agente 000, en el mismo corral de la casa de su abuela (en el pueblo segoviano del que procede su familia, Martín Muñoz de las Posadas) en la que se rodó una de las secuencias inolvidables de Tarde para la ira.

Venganza en 16 mm

Al arrancar la ceremonia, el presentador Dani Rovira le dedicó esta frase: “Once nominaciones a la primera.
 Raúl, mete la segunda que el cine te lo está pidiendo”. Hasta que eso suceda, Arévalo puede estar tranquilo de haber hecho la película que quería: un thriller tallado en la venganza en súper 16 mm, un formato que no se puede revelar en España. 
Por ello, al acabar cada jornada, el material volaba a Rumania.
 Lo hizo así porque creía en esa estética, porque necesitaba que hubiera grano y sudor en la pantalla, secarral castellano y vecindario madrileño, que los personajes sonaran a reales.
Y la cosa le ha funcionado porque se ha rodeado de sus amigos, actores poderosos como Antonio de la Torre, Luis Callejo, Manolo Solo, Raúl Jiménez o Ruth Díaz. 
Y porque una productora, Beatriz Bodegas, de La Canica Films, hipotecó su casa para sacar adelante un proyecto sin una televisión privada detrás.

Tarde para la ira —esa película en cuya coctelera, más bien botijo, se mezclan Gomorra, los Dardenne, Jacques Audiard, Perros de paja y Carlos Saura— es el cuarto filme de un debutante que gana el Goya a la mejor película.
 Y lo ha hecho con un presupuesto de dos millones de euros. Nada comparados con los 25 con que ha contado Bayona para rodar Un monstruo viene a verme, que se llevó la mayor parte de sus distinciones en categorías de esas que se conocen como técnicas.
Emma Suárez, otro de los rostros de una noche en la que se escucharon llamamientos al Gobierno para que apoye más al cine español, reclamaciones de una mayor presencia femenina y reivindicaciones de índole laboral en el gremio de los actores, también sabe qué es bregar por su independencia. 
Suárez hizo doblete, algo que no había logrado ningún intérprete desde Verónica Forqué en 1987. Ganó dos goyas: como actriz protagonista por Julieta, de Pedro Almodóvar, y como actriz secundaria por La próxima piel, de Isaki Lacuesta. Habían pasado 20 años desde su primer cabezón por El perro del hortelano. “¡Hagamos películas!”, gritó desde el escenario.