Diez claves para evitar el conflicto con la pareja cuando llega la hora de repartirse entre la familia propia y la política.
La Navidad es para pasarla en familia, pero, ¿con qué familia? ¿Con la tuya o con la mía? Lo que debería ser fácil se puede convertir en un conflicto de pareja que, además, repetimos de forma cíclica todos los años.
Más aún si nuestros padres están divorciados y ya hay que dividirse de por sí, si nuestras familias no se llevan bien y es imposible juntarlas o si hay una silla vacía y dejar a alguien solo una de las noches hace que no veamos la forma de dividirnos.
Si ha llegado el momento de hablar de cómo vamos a pasar las navidades este año, es importante no caer en los errores de siempre y tener en cuenta algunos consejos que nos ayudarán a tener esa conversación ineludible de la mejor forma posible, para que las cenas de Navidad sean eso, un rato agradable y no el motivo para una pelea monumental.
Elegir el momentoMuchas veces las peleas surgen por tener algunas conversaciones en malos momentos, como cuando llegamos estresados del trabajo, tenemos la cabeza en otra cosa o vamos con prisa.
Si lo hubiéramos hablado tranquilos, con toda nuestra atención, seguramente lo habríamos visto todo de otra manera.
Por ello el primer consejo de Iñaki Vázquez, experto en terapia de pareja, es que “tener en cuenta el estado de ánimo a la hora de negociar este tema.
No es lo mismo discutirlo metidos en un atasco, que desayunando tranquilos el domingo por la mañana después de haber hecho el amor”.
No tomar decisiones por separado
La sexóloga Ana Pastor, insiste en que una de las claves para no discutir en pareja, en general, es “sentir que se nos tiene en cuenta, que nuestra opinión cuenta, que no se nos engaña ni se nos oculta nada.
Y esto mismo es aplicable para los planes navideños”.
Por ello, “no tomar decisiones las decisiones de manera unilateral evitará malestares y posibles conflictos en pareja”.
Es decir, que no vale haber hablado con nuestra familia antes y haber hecho los planes por nuestra cuenta, y luego comunicarlos al otro con todo hecho
. Si nos dividimos es precisamente para estar juntos y las decisiones deberán tomarse conjuntamente también.
“Es importante hablar con calma, escucharse, tratar de entender los motivos del otro para defender su propuesta, y buscar, de manera conjunta, las soluciones que mejor se adapten a los dos” insiste Pastor.
Empatizar y ceder
El experto en terapia de pareja insiste en que a la hora de plantear el tema siempre será importante “ponerte en el lugar del otro y entender su posición, ser empático y valorar las circunstancias de tu pareja y su familia de un modo lo más objetivo posible”.
Es decir, que no se trata de salir victorioso y que se haga lo que más nos beneficia, sino de que ambos podamos pasar a gusto y con nuestras familias las fiestas, por lo que “se trata de ceder un poquito para ganar los dos.
No pierde nadie, gana la pareja”.
Informarse antes de hablar
No tiene sentido enfrascarse en una discusión por unos planes que a lo mejor están solo en nuestra cabeza, porque no son los que tiene nuestra familia.
Si bien la decisión debe ser conjunta, lo ideal es saber un poco qué planes hay en general con nuestros hermanos, cuñados, etc.
“Antes de enfrascarnos en una discusión con nuestra pareja sobre dónde pasamos cada uno de los días señalados de la Navidad, podemos hablar con nuestras propias familias, para saber qué planes tienen ellos, con quién más pasarán esos días, si prefieren un día para estar juntos a otros porque le dan mayor importancia… “, insiste Ana Pastor.
La experta añade que “quizás esto nos permitan sentarnos a tomar decisiones sin discutir y haciendo un calendario que se adapte a los deseos de todos”.
Echarle creatividad al asunto: Parte del problema es adaptarnos a lo socialmente establecido.
Pensamos que todo el mundo tiene que hacer lo mismo y de la misma manera, cuando todos tenemos diferentes formas de ver y disfrutar las cosas y cada familia es un mundo.
Por ello, Vázquez, insiste en que seamos creativos, “hay soluciones diferentes que quizá no se os han ocurrido y que pueden ser muy satisfactorias para los dos”.
¿Y si nos juntamos?
Es que tu madre, es que la mía… Muchas veces parte del problema es ir al territorio enemigo, ¿y si buscamos un territorio neutral?
Por ejemplo, juntar a ambas familias en nuestra casa, como la nueva familia que somos, y que se adapten ellos un poco a nosotros para variar.
Pastor aporta que si optamos por esta opción, “será fundamental una buena organización, repartirse el trabajo y, sobre todo, permitirnos disfrutar de la velada con los nuestros”.
No traer el pasado al presente
A lo mejor el año pasado nos juntamos con la mejor intención, pero la cosa no salió como esperábamos.
Pero eso no significa que no hayamos aprendido y estemos dispuestos a hacerlo mejor este año, ya que como insiste Vázquez “que otros años no haya salido del todo bien no implica que vaya a ser así en esta ocasión”.
Por ello, como en cada año nuevo, hay que pensar en dejar los errores atrás, quedándonos con las lecciones aprendidas, para volver a poner lo mejor de nuestra parte, o por lo menos, para no darle importancia a lo que de verdad no merece la pena.
Mal gusto en los regalos
Hay quien aprovecha las cenas navideñas para hacer los regalos, sobre todo si no podemos coincidir en otro momento.
Por eso, el momento regalo suele ser otro momento de conflicto, quizás por qué no se nos había avisado y quedamos mal no llevando el nuestro o porque lo que nos han regalado no encaja con nuestras expectativas o con lo que hemos regalado nosotros.
En este punto, Ana Pastor reflexiona que “sobregeneralizamos y extraemos conclusiones erróneas de ese hecho puntual que extendemos a toda la relación, y que nos generan un enorme malestar, que puede desencadenar en fuertes discusiones de pareja, sin ni siquiera detenernos a preguntar a la otra parte por qué me ha comprado eso y no otra cosa, o sin tener en cuenta cómo es y cómo se ha comportado en ocasiones similares”.
El presupuesto
Tanto si cenamos en nuestra casa o llevamos algo a la cena de nuestra familia, o lo que nos gastamos en la ropa para esa noche, en sus regalos o en la lotería que hemos decidido compartir, la Navidad también es un momento para discutir sobre los gastos. Porque quizás lo que vamos a invertir en estas fechas también puede ser un tema que comentar previamente, para que luego no surjan roces innecesarios.
“Elaborar un presupuesto realista previo, elaborado en conjunto, puede evitar que se gaste más de lo que se debe y, en consecuencia, no habrá conflicto por este motivo”, aporta Ana Pastor.