El magistrado cita a dos profesoras del colegio donde estudia la niña enferma.
El juez del caso Nadia
investigará la paternidad de Nadia Nerea, la niña afectada por una
enfermedad genética rara. El magistrado tiene duda de que sus padres,
Fernando Blanco y Marga Garau, sean realmente sus padres biológicos. Y
ha ordenado dos diligencias para averiguarlo: ha pedido al registro
civil de Palma de Mallorca "el certificado original donde consta el
nacimiento de la pequeña" y, también, los informes del médico que
asistió al nacimiento de Nadia. Las dudas sobre la paternidad de Nadia surgieron,
presuntamente, el pasado viernes, durante el interrogatorio de los
padres como investigados por un delito de estafa. En un momento de la
declaración, Blanco insinuó que Nadian era "como una hija" para él,
según fuentes de la investigación. El hombre, con antecedentes por el
mismo delito, permanece en prisión provisional desde entonces. Marga
Garau, la madre, está en libertad, pero el juez les ha suspendido a
ambos la patria potestad. La niña permanece ahora en Palma de Mallorca
junto a su tía. La instrucción judicial sobre la supuesta estafa de los padres
de Nadia a costa de la enfermedad de la pequeña avanza. Los Mossos han
acreditado ya que la familia gastó más de 600.000 euros destinados a
ayudar a la niña en bienes para su uso y disfrute personal. Las dudas
ahora van más allá: además del asunto de la paternidad, los
investigadores quieren saber hasta qué punto la dolencia que sufre la
pequeña (tricotiodistrofia) y que ha sido diagnosticada por
profesionales sanitarios, es de la gravedad que Blanco y Garau han
manifestado públicamente. El juez ha ordenado al médico forense del juzgado que, tras recibir la
información médica de la niña, "informe sobre su estado de salud" de
manera inmediata. El titular del juzgado de instrucción número 1 de La
Seu d'Urgell, Ignacio Risueño, también ha pedido al centro escolar donde
estudia la pequeña, en Organyà (Lleida) un informe sobre sus faltas de
asistencia a clase y ha citado a declarar, como testigos, a dos
profesores del centro. Nadia disponía de una profesora de refuerzo
contratada expresamente para atenderla.
La policía advierte: cuidado si encuentras esto en tu puerta
A través de su cuenta de Twitter, avisa de qué debemos de hacer si vemos uno de estos objetos en nuestra casa.
La fuerza de las redes sociales también sirve para intentar evitar situaciones tan dramáticas como el robo en nuestros domicilios. Ese es el aviso que ha querido hacer la Policía, a través de su cuenta de Twitter, dirigido a la población. En un mensaje en dicha red social, han querido alertar sobre el peligro que puede suponer encontrarse con cartones o plásticos doblados en las puertas de nuestra casa. Y es que estos objetos doblados son en realidad "marcas" de los ladrones para saber si pueden entrar a robar.
El método de los ladrones
La Policía explica que el 'modus operandi' de los ladrones es dejar esos testigos enganchados entre la puerta y su moldura, a una altura imperceptible para sus habitantes de modo que ni se dan cuenta. A los pocos días regresan y miran si el testigo sigue en su sitio
(lo que significaría que la puerta no se ha abierto y que la casa está
vacía) o si ha desaparecido (lo que supondría que hay habitantes).
Si quieres salir del atolladero, tu estado de ánimo es tu prioridad.
Cuando tienes la sensación de darte golpes contra un muro
corres un riesgo invisible: agotar tu depósito de reacción positiva, que
te ayuda a recuperarte y a lograr lo que deseas. La buena noticia es
que se puede evitar e, incluso, prever. Veamos cómo.
Hay personas que van a una entrevista de trabajo como si
fueran al matadero. Han pasado por tantos “no” que inconscientemente
piensan: “será otro no”. Actúan con esa sensación de fondo y después no
consiguen el trabajo. El resultado le da un nuevo argumento para
confirmar que ellos tenía razón, que era un “no” de partida. Y puede que
hubiera un mejor candidato, que su perfil no se ajustara o quizá que su
actitud tampoco le ayudó. Esto mismo ocurre cuando queremos encontrar
una nueva pareja, lanzar un proyecto, aprender un idioma o cualquier
cosa que se nos resiste. La frustración continuada genera
residuos invisibles que se van acumulando, nos van llenando de energía
negativa y al final conseguimos que cualquiera que se acerque a nuestro
alrededor quiera salir escopetado. El motivo es sencillo:
nuestro depósito de energía interior, es decir, nuestra actitud y fuerza
con la que vivimos las cosas, impacta en la reacción que tenga el resto
hacia nosotros. Esta relación podríamos denominarla como el principio de reacción positiva: yo estoy bien, el otro tiene más probabilidades de estar también bien (esta relación no significa que sea inmediata, sino que ayuda enormemente). Un comercial amargado tendrá menos probabilidades de vender que otro que
esté ilusionado. El producto puede ser el mismo, pero la actitud con la
que lo cuenta influye en las ganas del comprador. Y todos lo hemos
vivido desde una tienda a un restaurante. En algunos te hacen sentir
como un rey y la tarjeta de crédito reluce con fuerza y en otros deseas
salir lo antes posible (y contigo también tu tarjeta de crédito). Por
ello, no es que esta crisis económica haya dejado un sinfín de conversaciones
ácidas y quejumbrosas, que lo único que atraen es precisamente de lo
que tanto se quejan: no lograr los resultados. El principio de reacción
positiva se apoya en una premisa: la actitud con la que abordamos los desafíos condiciona los resultados. Henry Ford lo resumía maravillosamente: “Si crees que puedes, tienes
razón; y si crees que no puedes, también tienes razón”. Entonces, ¿qué
podemos hacer?
Primero, tomar conciencia: la frustración acumulada o
las heridas mal cerradas tienen impacto en nuestro futuro e incluso en
aquello en lo que inicialmente no estaba ni relacionado. Como
cuando a alguien le va mal en el trabajo, llega a casa cabreado, tiene
broncas y, al final, también tiene problemas con la pareja. La
frustración en alguna de las dimensiones de nuestra vida tiene impacto
en otras. Por ello, identifiquemos señales que nos advierten que no
estamos bien como un enfado constante, malhumor o falta de ilusión
(lógicamente, estamos hablado de situaciones no patológicas, que en ese
caso requieren otras soluciones). Segundo, aceptar nuestras emociones y vivirlas aunque sean negativas. Salir del atolladero no se resuelve llenándonos de actitud positiva y punto. Eso solo ocurre en las teorías fáciles. Giorgio Nardone
sugiere dos maneras de salir de la tristeza. Una de ellas es crear un
espacio al día para darle rienda suelta y así dejamos el resto del
tiempo libre. Y otra, concentrarnos para estar muy muy tristes y
paradójicamente cuando lo hacemos, la cabeza se va al lado opuesto. Y tercero, crear espacios de reconstrucción para variar nuestra actitud: momentos spa personales,
agradecimientos diarios aunque sean pequeños y modificar nuestra
mirada. Si nos estamos dando golpes contra un muro, no vale la pena
insistir, sino cambiar la estrategia para buscar una puerta. En resumen: el principio de reacción positiva se apoya en
una idea. En la medida que nosotros estemos bien, habrá más
posibilidades de generar una reacción positiva en el resto que nos ayude
a conseguir nuestros objetivos. Por ello, para salir de los
atolladeros, además de crear planes de acción y de tareas, necesitamos
poner nuestro estado de ánimo como una de las prioridades a resolver.
En
cualquier caso, necesitamos vivir la emoción de la que nos queremos
liberar.
Este 2016 ha resultado ser otro año devastador para las
brechas de ciberseguridad, tanto en pequeñas y grandes empresas como a
nivel usuario. Los ataques a las cuentas de Yahoo, Twitter y el bitcoin han demostrado una vez más que nadie es inmune a los hackers
y que son cada vez más sofisticados. Los virus siguen reinventándose y
aumentando y se dirigen a los datos de más valor: números de la
seguridad social, tarjetas de crédito, datos de salud, correos
electrónicos y contraseñas. De cara a 2017, los expertos del foro ESET
de seguridad informática adelantan cuáles serán las amenazas a tener en
cuenta. Los ataques informáticos se centrarán el próximo año en las
aplicaciones móviles, los videojuegos, el internet de las cosas, los gadgets de la salud y las infraestructuras críticas, como la administración pública, el sistema financiero y la industria nuclear.
Las 'apps' maliciosas
Las aplicaciones para móviles guardan datos personales muy valiosos para los hackers:
desde las preferencias y la localización de los usuarios hasta los
datos bancarios en aquellas que permiten compras. A lo largo del próximo
año, los cibercriminales se centrarán en explotar las debilidades de
las apps y desarrollar versiones con virus. Muchos aprovechan la urgencia que muchos usuarios tienen por descargar
las aplicaciones —como sucedió con Pokemon Go— para camuflar versiones
falsas que infectan el teléfono.
Los riesgos de la vida 'gamer'
El negocio de los videojuegos en línea continúa creciendo y los ciberataques con él. A lo largo de los últimos años se han sucedido múltiples ataques que han tenido como víctimas a los usuarios de PlayStation
y Xbox, dos de las plataformas más extendidas en el mundo de los
videojuegos. Uno de los motivos por los que la amenaza de los virus
sobrevuela a los gamers es que los usuarios aún no hacen lo
suficiente para protegerse. Según Camilo Gutiérrez, investigador de ESET
en Latinoamérica, el 53% no usa ningún tipo de antivirus y, de los que
sí lo hacen, el 36% lo desactiva cuando juega para que no afecte al
rendimiento del equipo. En febrero del año pasado, la compañía Big Fish
Games sufrió uno de los ataques más recientes: los hackers instalaron un virus en la página de facturación y pago e interceptaron así los datos bancarios de los usuarios.
El secuestro del internet de las cosas
El desarrollo creciente de coches autónomos y casas automatizadas implica también nuevos ámbitos a los que los hackers
pueden sacar partido. Se calcula que solo en 2016 ha habido 6.400
millones de dispositivos conectados a internet (móviles, televisores,
relojes, neveras) y se teme que el próximo año aumenten los delitos de secuestro de estos objetos,
es decir, que se instale un virus que bloquea, por ejemplo, una cámara
de seguridad, y se pida dinero a cambio de desbloquearla. Esto es lo que se denomina ransomware. Así, el año que viene se verá una evolución de la práctica que loscibercriminales habían llevado a cabo hasta ahora: recurrían a programas maliciosos que bloquean los equipos y exigían el pago de un rescate para liberar el disco duro.
Los 'gadgets' de la salud
Según la consultora Gartner, para 2017 habrá más de 322 millones de weareables
(como relojes inteligentes, bandas deportivas y monitores de glucosa)
conectados a Internet y de acuerdo a los expertos del foro ESET, el 39%
de las empresas de salud no sabe cómo protegerse ante un ciberataque. Esta situación plantea un escenario perfecto para los hackers, que pueden obtener datos confidenciales sobre la identidad de los pacientes.
Las infraestructuras críticas, el objetivo más atractivo
La administración pública, el sistema financiero, las centrales y redes de energía y la industria nuclear siempre han sido objetivos muy codiciados por los hackers por el valor que tiene la información que consiguen de ellas. La
amenaza que se prevee para el próximo año se debe a que la
actualización de los sistemas de protección de estas infraestructuras es
escasa.
La nube tampoco está a salvo
La compañía Check Point añade a esta lista los ataques a la
nube, donde cada vez hay más datos almacenados. Infectar con un virus a
un proveedor de servicios cloud afectaría a todos los clientes que almacenan sus datos allí, por lo que con un solo ataque los hackers consiguen acceso a los sistemas de multitud de empresas. A pesar de que las compañías de cloud computing
invierten muchísimo dinero en mejorar su seguridad, el hecho de que
cada vez más empresas opten por la nube hace que los ataques se dirijan
cada vez más hacia estas nuevas infraestructuras. Los datos del informe de Check Point
presentan un escenario complejo y alarmante sobre la seguridad en 2017. Las nuevas tecnologías ya están completamente integradas en los
negocios y los cibercriminales han adaptado sus técnicas lanzando nuevas
variantes de virus a cada minuto. Usando estas predicciones los
usuarios pueden desarrollar sus planes de ciberseguridad para mantenerse
un paso por delante de los hackers y prevenir ataques antes de que estos tengan la oportunidad de hacerles daño.