Este momento Eminem de su carrera le reporta una mezcla infalible: polémica y dividendos.
Trabajo en un programa de entretenimiento, Suelta la Sopa, emitido por Telemundo para Estados Unidos.
Es un programa muy festivo y, como en toda buena fiesta, lo mejor pasa en la cocina.
Ayer desayunábamos muffins en vez de arepas y el equipo debatía excitado sobre la canción de Maluma, Cuatro Babys, cuya letra ha levantado agrias críticas por exaltar una visión machista y degradante de las mujeres.
“Estoy enamorado de las cuatro. A todas les gusta en cuatro y yo nunca fallo en 24”, dice una parte de la canción.
Otros momentos eran repetidos durante el desayuno porque son la última moda: “La segunda tiene la funda y me paga pa que se lo hunda”.
“Basta ya de hipocresía”, comento en el show Carolina Sandoval, una de sus estrellas.
“Basta de doble moral. En casa dices que te asquea la canción, que te ofende como mujer y luego en la disco te tomas una copa y estás perreando, olvidándote de lo que has dicho y cantando el estribillo”.
Guillermo, un asistente de producción, me explica que el estilo de la canción pertenece al trap, un subgénero del rap donde las letras son explícitas y siempre relacionadas con el sexo. “Maluma canta esas letras en español y por fin los oyentes entienden lo que dice”, sintetiza Guillermo.
“Lo que tiene horrorizados a los padres, es lo de siempre: cuando te haces mayor no te reconoces en tus hijos”, concluye Juan Manuel, director de contenidos del programa.
Lola Moreno, productora ejecutiva, traslada el desayuno a la reunión de guion.
Me permito exponer lo que diré al aire.
Encuentro que la letra tiene ingenio, Maluma es sexy y, probablemente, me vayan más sus colaboraciones con Ricky Martin y Shakira pero este momento Eminem de su carrera le reporta una mezcla infalible: polémica y dividendos.
¿Que glorifica la imagen de las mujeres como objetos?
Sí, como también lo hacían aquellas declaraciones del presidente Trump diciendo que a las mujeres las “agarraría por sus coños”.
El entonces candidato se disculpó repetidas veces, calificándolo de “lenguaje de vestuario masculino”
Y ganó la presidencia.
Maluma seguirá cantando junto a sus amigos malandros que las cuatro babies hacen el amor cubiertas con billetes de 100 dólares y será un éxito porque forma parte de la cultura de las redes sociales, donde todos los días nos inventamos un nuevo ángulo para explotar nuestro narcisismo y cada día nos hundimos más en su adicción.
Acumulando información desechable, ya lo llaman “infoxicación”, que va creando un tejido de convencionalismos: las mujeres tienen orificios, los hombres son mejores si son canallas, Trump gusta porque dice ser un outsider.
El cambio climático es una cosa de viejos.
Perrear y merendar pueden ser lo mismo.
El problema está en que la respuesta a lo que te irrita de todo esto es también agresiva. “El vídeo de Maluma debe ser censurado”, clama una petición en Change.org. Eso no puede ser. No se puede censurar. No se puede retirar un libro ni un disco, te guste o no. No se puede negar que Trump sea el presidente. La vida no es igual a como pasas de un Instagram a otro, subiendo el dedo y viendo la siguiente imagen. Tenemos que coexistir. Desde la experiencia, intenté andar con más de un baby y terminé haciendo el ridículo. Para mí no fue tan fácil como en el vídeo de Maluma.En una declaración a la revista GQ dijo que “todos los hombres heterosexuales deberían ser penetrados alguna vez”.
Según el diseñador y director, les ayudaría a entender mejor lo que sienten las mujeres.
“Es un esquema de cómo trabaja el mundo: uno de los dos sexos tiene literalmente la habilidad de invadir al otro”. Ford piensa que eso es algo que la mayoría de los hombres no entiende porque no lo siente. ¿Se acabaría así con el machismo?
No sé cómo se lo tomarán Maluma y sus amigos. Ford ha dicho mas cosas: no vestirá nunca a Melania Trump.
La considera una “escort glorificada, que copia discursos y tiene pésimo gusto con los hombres”.
Quizás sea una promesa difícil de cumplir porque, pese a todo, Melania es ahora la primera dama de Estados Unidos, que más que un subgénero de rap es una institución en sí misma.
Y con eso y sus medidas Carolina Herrera y Tommy Hilffiger sí que están dispuestos a vestirla.